REINARÉ EN ESPAÑA
Por GIL DE LA PISA
La infinita distancia entre la Iglesia de Cristo y
el resto de las religiones radica en que nuestra Fe se fundamenta sobre la
Verdad -- ciertamente—pero, muy especialmente, sobre el Corazón de
Dios, sobre el Amor especial de la Santísima Trinidad a su criatura
preferida. Todo católico medianamente instruido lo sabe y,
esto, me ahorra explicaciones, pero no quiero terminar el mes del Sagrado
Corazón sin un comentario sobre esta realidad; clave para comprender la
alegría de los santos y de todo católico que viva verdaderamente su
Religión. El Catolicismo es sinónimo de felicidad,
aunque nuestra vida no sea un camino de rosas y para algunos un verdadero
“valle de lágrimas”.
Con diferencia de muy pocos días hemos
celebrado la fiesta del “Sagrado Corazón de Jesús” y la del “Inmaculado Corazón
de María”, es decir, la feliz realidad de poder contar siempre con el Amor
del Hijo de Dios, y con el de su Madre –que lo es también nuestra---.
Fue el propio Jesucristo quien quiso recordar a los
hombres ese amor especial que tiene por ellos. Eligió a Santa Margarita
María de Alacoque para que no se nos olvidase celebrar la fiesta de su
divino Corazón. Pero además nos quiso recordar una Verdad que la Jerarquía de
la Iglesia de hoy, parece empeñada en enterrar... la insoslayable
realidad de su realeza absoluta sobre todo lo creado y, en
consecuencia, la obligación de someter la Política a la Ley de Dios.
Una seudo interpretación de las palabras de Cristo:
“Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” son
utilizadas por el Modernismo imperante para justificar el miedo a
enfrentarse a los hijos de Satanás. Una cosa es que la política
deba estar en manos de los hombres como tales y, otra deducir que existe
una “parcela que pueda ser laica”. El laicismo
es una forma de orgullo satánico y, por tanto una falsedad absoluta,
una “realidad imposible”: Nada ni nadie puede estar fuera
de las normas dictadas por el Creador.
El Divino Maestro quiso dejar muy claro, en diversos
pasajes evangélicos, que si bien nada es ajeno a la FE hay una parcela
que la administra la autoridad humana y afecta a la vida
social del género humano, y nos deja una sensación de
desentendimiento: “dejad que los muertos, entierren a sus muertos”... o
la frase: “Dad la César lo que es del César...” pero, con esa
postura no crea una “parcela laica” que permitiría a los
políticos y gobernantes, poder prescindir de algún mandamiento divino. ¡En
absoluto! Todo está sometido al orden fijado por Él.
Aunque las apariciones y revelaciones a los santos
no sean dogma de Fe, es de pura racionalidad darles importancia. Por eso
conviene recordar aquí, que Jesucristo y María Santísima, nos han manifestado
en diversas ocasiones, que Dios quiere que recordemos su amor a los
hombres bajo las advocaciones “Sagrado Corazón de Jesús” y “Corazón
Inmaculado de María”. Concretamente, Jesús, le hizo una promesa al beato
Padre Hoyos: «Reinaré en España, y con más veneración que en
otras muchas partes».
Este hecho nos invita a reflexionar un poco y a
plantearnos algunas preguntas.
La primera: “¿Se tiene que cumplir esa
promesa o ya se ha cumplido? –“La respuesta tiene consecuencias muy
distintas... Si “se ha cumplido”, me invade, en el acto, el
pesimismo absoluto. Si, por el contrario, aún tiene que
cumplirse, será motivo de optimismo, al
quedarnos la esperanza de salir de esta pocilga, en la que han
convertido a España, ese rebaño de políticos, tertulianos,
demagogos, seudo católicos, indignos curas y obispos modernistas --celestinas
de Satanás--.,etc.
Saber que el Sagrado Corazón de Jesús, realizó su
promesa durante la Cruzada y los treinta y nueves años siguientes, nos dejaría
a los españoles sin ilusión. Prefiero creer que los años del régimen
franquista fue solo un “anticipo” de lo que aún nos espera el día que se
cumpla la “Promesa”.
Estamos en el mes del Sagrado Corazón y es el
momento de resaltar y destacar la infinita distancia entre nuestra Religión y
esas otras en cuyos templos no hay nada que dé calor a las almas. Percibes su
frialdad sobre todo si los comparas con nuestras iglesias. Son muchas las
conversiones debidas a esa “diferencia de calor” que capta el corazón de los
hombres consecuencia de la presencia de Cristo --en cuerpo, alma y divinidad--
en nuestros sagrarios. Por otra parte, las imágenes de María y de los Santos,
en los distintos altares de nuestras parroquias, son algo más que un adorno.
Antes de que finalice el mes del Sagrado Corazón
quiero hacer llegar a los lectores la invitación a imitar a nuestros soldados
durante la Cruzada que, generalmente, llevaban sobre el pecho el
“Detente”, (la imagen de corazón de Jesús “con la invocación “En
Vos confío”). El nombre le vino de la frase: “Detente enemigo, el
Sagrado Corazón de Jesús está conmigo”.) Entonces, el pueblo tenía
Fe, y no se avergonzaba de ella, lo cual suponía, además, un “conocimiento, una
cultura en materia religiosa, mientras que hoy ha desaparecido aquella Fe
y --lo que es infinitamente peor--, ese mínimo conocimiento de las verdades de
la Religión Católica. Todo lo que hagamos por dar marcha atrás y regresar a los
tiempos de la España Católica es cumplir mínimamente las obligaciones
de escritor comprometido con la Verdad y los valores humanos.
Me voy a permitir un breve comentario sobre la
realidad Hispanoamericana. La Sinagoga de Satanás odia tanto a las naciones
nacidas del Imperio español, como a la propia España y son exactamente
igual, objetivo prioritario de liquidación, en cuya
consecución tiene un éxito brillante. Desde Cuba, el cáncer marxista ha
invadido Centro América, Venezuela, Bolivia, Perú,-- ahora Colombia--.
Chile, Argentina..., pero resiste Ecuador, la primera
nación del Mundo, consagrada al Sagrado Corazón, por el presidente
mártir de la Masonería, D. Gabriel García Moreno. ¡Es significativo! No nos
cansemos de dirigirnos frecuentemente a Dios con la jaculatoria: ¡Sagrado
Corazón de Jesús, en Vos confío!