Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María
viernes, 28 de febrero de 2025
EN MEMORIA DE SOR LUCÍA, APÓSTOL DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Por FATIMA CENTER
13 de
febrero de 2025
Hoy se
cumple el 20 aniversario de la muerte de Sor Lucía, [1] la última superviviente de los tres
niños a quienes Nuestra Señora se apareció en Fátima en 1917. Como informaron
los periódicos portugueses de la época, Lucía creía que eldía 13
de cada mes pertenecía a Nuestra Señora de Fátima y, por lo tanto, rezó para
morir el día 13 del mes y se le concedió ese don el 13 de
febrero de 2005.
Un detalle
interesante sobre el día 13 de febrero es que hace una conexión directa con el
Libro de Ester. En ese libro sagrado, todos los judíos (un tipo de los Elegidos
de Dios, o la Iglesia en el tiempo después del Nuevo Testamento) debían ser
asesinados el día 13 de Adar según un edicto del malvado Aman (un tipo del
anticristo). Ese día y mes en el calendario persa se traducen al 13 de febrero
en el calendario latino. Sin embargo, debido a la intercesión de
la reina Ester ante el rey, su pueblo fue salvado de la destrucción en "la
hora undécima", y hubo un tremendo e inesperado cambio. El día 13 de Adar
se convirtió en un día de salvación y restauración. Desde entonces, el día 14
de Adar, llamado el Día de Purim, se convirtió en una gran fiesta.
“Pero para
los judíos pareció surgir una nueva luz: gozo, gloria y danzas. Y en todos los
pueblos, ciudades y provincias adondequiera que llegaba el mandamiento del rey,
había maravillosas fiestas, banquetes y celebraciones de días santos; de tal
manera que muchos de otras naciones y religiones se unieron a sus cultos y
ceremonias” (Ester 8:16-17).
Nuestra
Señora de Fátima también dirige nuestra atención a este texto sagrado porque
Ella apareció luciendo la “Estrella de Ester” en la parte inferior de Su
vestido blanco. De hecho, ninguna figura del Antiguo Testamento prefigura más
claramente a Nuestra Señora de Fátima que Ester. Hay muchos paralelos y
prefiguraciones tipológicas entre la historia de Ester y los eventos en
Fátima. [2] La próxima vez que lea el Libro de
Ester, lo alentamos a que lo haga a través de una “Lente de Fátima”.
Sor Lucía
murió con la seguridad de la salvación eterna que le dio Nuestra Señora de
Fátima cuando Ella se apareció a los niños el 13 de mayo de 1917, la primera
aparición.
El 13 de
junio, Lucía volvió a pedir a Nuestra Señora (también en nombre de sus primos,
Jacinta y Francisco) que los llevara al Cielo. Aunque Lucía les aseguró que
serían llevados pronto, le dijeron que permanecería en la tierra por un tiempo
más.
Nuestra
Señora le dijo: “Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar.
Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien
abrace esta devoción le prometo la salvación; esas almas serán queridas a Dios,
como flores puestas por Mí para adornar su trono”.
La niña
Lucía no reconoció inmediatamente la tremenda gracia y el don que estaba
recibiendo. Estaba triste porque se quedaría sola sin sus primos. Pero nuestra
dulce Madre Celestial, en lugar de ofenderse por la reacción de la niña,
consoló a Lucía y le aseguró que no la abandonaría, diciéndole: “Mi
Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te llevará a Dios”.
No podemos
tener ninguna duda de que Nuestra Señora cumplió su promesa. Pero esas palabras
de Nuestra Señora no fueron sólo para Lucía, son también para nosotros. Ellas
constituyen el corazón y el enfoque central del Mensaje de Fátima.
Gracias,
Hermana Lucía, por haber atendido la voluntad de Dios y por los sacrificios que
has soportado por su gloria y honor y por la salvación de las almas. Requiescat
in pace.
Animamos a
todos a rezar para que algún día la Hermana Lucía sea canonizada formalmente.
Estamos firmemente convencidos de que esto sucederá cuando la Iglesia vea
tiempos mejores, muy probablemente durante la era de paz que Nuestra Señora
profetizó que ocurrirá después de que Rusia sea consagrada correctamente a Su
Inmaculado Corazón, el Tercer Secreto sea plenamente revelado y Su Inmaculado
Corazón reine triunfantemente y sea venerado junto al Sagrado Corazón de Su
Hijo.
[1] El Fatima Center es consciente de que existe
controversia sobre si fue realmente la Hermana Lucía quien murió el 13 de
febrero de 2005. Sin embargo, aprovechamos esta fecha para recordarla. Si, de
hecho, murió otro día, no tendríamos forma de saberlo y, por desgracia, no
habría un día de aniversario para conmemorarla ni un día histórico que se
convirtiera en su festividad una vez que sea canonizada formalmente, lo que
estamos convencidos de que sucederá algún día.
[2] Para obtener más información sobre las conexiones entre Ester y
Fátima, consulte los episodios 13 al 15 de Señales y
Secretos de Marianna Bartold.
Fuente: https://fatima.org/news-views/in-memory-of-sister-lucia-apostle-of-the-immaculate-heart-of-mary/
INFAMIAS DE LA IGLESIA BERGOGLISTA
1)Baile ante las reliquias
de Santa María Goretti.
2)Pastora anglicana
concelebra y comulga (Diócesis de Chapecó, Brasil)
jueves, 20 de febrero de 2025
A CIEN AÑOS DE ‘QUAS PRIMAS’, LA ENCÍCLICA QUE PUEDE ILUMINAR EL PRESENTE: ¿CRISTO, REINA O NO REINA?
El debate por la confesionalidad del Estado despuntó a fines del año
pasado por dos iniciativas para reformar la Constitución Nacional y la de Santa
Fe. La doctrina de la Iglesia codificada por Pío XI es clara y su olvido trajo
consecuencias ruinosas.
Por AGUSTIN
DE BEITIA
En el mes de
diciembre de 1925, en el cuarto año de su pontificado, el papa Pío XI publicó
su sexta carta encíclica, Quas Primas, dedicada a instaurar la
fiesta de Cristo Rey. Achille Ratti (1857-1939), llamado el “papa de las
encíclicas” porque terminó escribiendo más de una treintena, quería con este
nuevo texto resaltar el carácter de esa realeza de Cristo y su doble
dominio, espiritual y temporal. La enseñanza de este pontífice pronto sería
dejada de lado, olvidada y luego hasta contestada por muchos católicos que han
llegado a convencerse de que la fe no debe salir de la esfera privada, tal como
exige ese laicismo que este documento se proponía frenar.
A cien años
de la redacción de aquella encíclica, sus advertencias conservan, por tanto,
una vigencia asombrosa.
Volver a ese
documento tiene aún más sentido desde nuestra atribulada Argentina, donde la
confesionalidad del Estado es puesta otra vez en entredicho por reformas que,
según se anticipa, buscarían remover algunos de los pocos vestigios formales
que aún quedan de la fe católica en nuestra Constitución Nacional, como así
también en la Carta Magna de la provincia de Santa Fe.
En el caso
nacional, trascendió que en una reunión entre oficialistas se planteó la
posible derogación del artículo 2 de la Constitución, donde se afirma que “el
gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano”. La difusión de
los audios dio lugar a una fugaz polémica en las redes sociales.
En el caso
de Santa Fe el proyecto para reformar el artículo 3 de la Carta Magna está más
avanzado y recibió el aval -por increíble que esto sea- del propio Arzobispado.
En efecto, el arzobispo Sergio Fenoy y el obispo auxiliar Matías Vecino,
sostuvieron que “la provincia no es, ni puede ser, de ninguna manera católica”
y pidieron “reconocer a la Iglesia dentro de la pluralidad, sin privilegios”.
UN ERROR
COMUN
¿Hay razones
para oponerse a estas iniciativas? ¿O acaso Iglesia y Estado deben ser asuntos
separados, como se reclama con insistencia? ¿Debe la fe replegarse a la
esfera interior? Y en ese caso, ¿es lógico que así sea? Debajo de
estas dudas que abrigan no pocos católicos asoma una cierta idea de que aquello
que debe primar es la convivencia y el respeto por los no católicos,
expresiones de un “buenismo” que ha hecho suyo por desgracia nuestra ruinosa
jerarquía eclesiástica.
La lectura
de Quas Primas deja al descubierto la inmensidad de este
error. Pío XI, a quien le tocó conducir la Iglesia católica en el turbulento
período de entre guerras, empieza remitiendo a su primera carta pastoral, Ubi
arcano Dei consiglio, donde ya dedicaba unos puntos al reinado de
Jesucristo y a desarrollar el principio que se convertiría en lema de su
pontificado Pax Christi in regno Christi (la paz de Cristo en
el reino de Cristo).
El punto de
partida del documento es, precisamente, la constatación de la falta de paz; es
decir, se trata de una observación del estado en que se encontraba el mundo en
aquel momento de principios del siglo pasado.
Retomando lo ya expresado en su primer texto, Pío XI señala que “las calamidades que abruman y afligen al género humano” -o el “diluvio de males” que sufre el mundo, como también lo llama-, se debe al alejamiento personal, familiar y de los gobernantes de Cristo y de su ley santísima. Es este alejamiento el que hace a los hombres “correr hacia la ruina y la muerte por entre incendios de odio y luchas fratricidas”, dice de modo elocuente.
LA REALEZA DE JESUCRISTO
Por MONS.
CARLO-MARIA VIGANÒ
Dios ha
otorgado esa soberanía a su Hijo Unigénito, como atestiguan con frecuencia las
Sagradas Escrituras.
En
sentido general, San Pablo afirma que Dios ha constituido a su Hijo «heredero
de todo» (Heb. 1,2). Por su parte, San Juan corrobora en muchos pasajes de su
Evangelio lo que dice el Apóstol de los Gentiles; por ejemplo, cuando recuerda
que «el Padre no juzga a nadie, sino que ha entregado al Hijo todo el poder de
juzgar» (Jn.5,22). De hecho, la prerrogativa de administrar justicia
corresponde al Rey, y quien la tiene la tiene porque está investido de poder
soberano.
La
realeza universal que el Hijo ha heredado del Padre no se debe entender
meramente como la herencia eterna mediante la cual, en su naturaleza divina, ha
recibido todos los atributos que lo hacen igual y consustancial a la Primera
Persona de la Santísima Trinidad en la unidad de la esencia divina.
La
realeza también se le atribuye a Jesucristo de un modo especial en tanto que es
verdadero hombre, el Mediador entre los Cielos y la Tierra. Es más, la misión
del Verbo Encarnado consiste precisamente en establecer el Reino de Dios en la
Tierra. Observamos que cuando la Sagrada Escritura habla de la realeza de Jesús
se refiere sin asomo de duda a su condición humana.
Él se
presenta ante el mundo como el hijo del rey David, en nombre del cual viene a
heredar el trono de su Padre, que se extiende hasta los confines de la Tierra y
se hace eterno, por los siglos de los siglos. Así fue cuando el arcángel San
Gabriel anunció a María la dignidad del Hijo: «Darás a luz a un Hijo, a quien
pondrás por nombre Jesús. Él será grande y llamado Hijo del Altísimo, y le dará
el Señor Dios el trono de David su padre, y reinará en la casa de Jacob por los
siglos de los siglos, y su reino no tendrá fin» (Lc.1,31-33). No sólo eso; los
Magos que vienen de Oriente para adorarlo lo buscan como a Rey: «¿Dónde está el
Rey de los judíos que acaba de nacer?» (Mt.2,2) La misión que el Padre Eterno
confía al Hijo en el misterio de la Encarnación consiste en fundar el Reino de
Dios en la Tierra, el Reino de los Cielos. Al fundar este Reino se concreta la
inefable caridad con que Dios ama a todos los hombres desde la eternidad
atrayéndolos misericordiosamente a Él: «Dilexi te, ideo attraxite,
miserans». «Con amor eterno te amé; por eso te he mantenido
favor» (Jer. 31:3).
Jesús
consagra su vida pública a proclamar y establecer su Reino, al que unas veces
se llama Reino de Dios y otras Reino de los Cielos. Con arreglo a la costumbre
oriental, Nuestro Señor expone unas fascinantes parábolas para inculcar el
concepto y la naturaleza del Reino que ha venido a instaurar. Sus milagros
tienen por objeto convencer de que su Reino ya ha venido; se encuentra en medio
de las personas. «Si in digito Dei eiicio daemonia, profecto pérvenit in
vos regnum Dei»: «Si expulso a los demonios por el dedo de Dios, sin duda que
el Reino de Dios ha llegado a vosotros» (Lc.11,20).
Hasta tal
punto ha absorbido la misión de Jesús instaurar este Reino que sus enemigos
aprovecharon la idea para justificar las acusaciones que le hicieron ante el
tribunal de Pilatos: «Si sueltas a Ése, no eres amigo del César; todo el que se
hace rey va contra el César» (Jn.19,12). Corroborando la opinión de sus
enemigos, Jesucristo confirma al gobernador romano que es verdaderamente Rey:
«Tú dices que soy Rey» (Jn.18,37).
REY EN EL
VERDADERO SENTIDO DE LA PALABRA
Es
imposible poner en duda el carácter real de la obra de Jesucristo. Es Rey.
Ahora bien, nuestra fe exige que entendamos bien el alcance y sentido de la realeza del Divino Redentor. Pío XI rechaza desde el primer momento el sentido metafórico por el que calificamos de Rey y de real todo lo que hay de excelente en una manera humana de ser o de comportarse. No; Jesucristo no es Rey en sentido metafórico. Es Rey en el sentido propio de la palabra. En las Sagradas Escrituras Jesús aparece ejerciendo las prerrogativas reales de una autoridad soberana, dicta leyes y manda castigos para los transgresores. Se puede decir que en el famoso Sermón de la Montaña promulgó la Ley de su Reino. Como verdadero soberano, exige obediencia a sus leyes so pena de nada menos que la condenación eterna. Y también en la escena del Juicio que anuncia para el fin del mundo cuando el Hijo de Dios venga a juzgar a vivos y muertos: «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria (…) separará a unos de otros, como el pastor separa a las ovejas de los cabritos (…) Entonces dirá el Rey a los que están a su derecha: “Venid, benditos de mi Padre” (…) Y dirá a los de la izquierda: “Apartaos de Mí, malditos, al fuego eterno (…) E irán al suplicio eterno, y los justos a la vida eterna» (Mt.25,31 ss.)
sábado, 15 de febrero de 2025
CARTA DEL SANEDRÍN A TRUMP: «HAS SIDO ELEGIDO PARA CUMPLIR UNA MISIÓN CELESTIAL»
“Has sido elegido, como lo fue Ciro en su
tiempo, para cumplir una misión celestial: Unir a todos los creyentes en Dios y
fomentar la cooperación ética en todas las esferas de la actividad humana”.
“Te invitamos a reunirte con los rabinos de
la Corte del Sanedrín en Jerusalén para discutir el establecimiento de una
Corte Divina Internacional (CDI) para todas las naciones. Esta corte se basaría
en los siete mandamientos universales dados a Noé y reafirmados en el Monte
Sinaí-un fundamento para la paz global y la justicia divina”.
El Naciente
Sanedrín publicó una carta abierta al presidente Donald Trump, bendiciéndolo
por poner la fe en primer plano al establecer una Oficina de la Fe en la Casa
Blanca. El Sanedrín pidió al Presidente que establezca un Tribunal Divino
Internacional para todas las naciones.
«Estimado Honorable Presidente Donald Trump,
«¡Que Hashem [Dios, literalmente 'el
nombre'], el Creador, le bendiga a usted y a su nación! Extendemos nuestra más
sincera gratitud por llevar la fe a la vanguardia de la cultura estadounidense
y mundial mediante el establecimiento de la Oficina de la Fe en la Casa Blanca.»
El
presidente anunció la semana pasada en el Desayuno Nacional de Oración que
crearía una Oficina de la Fe en la Casa Blanca dirigida por la pastora Paula
White. White es una abierta defensora de Israel que ha estado al frente de la
defensa del Estado judío desde el 7 de octubre. A principios de la semana
pasada, White se reunió durante cuatro horas con el Primer Ministro Netanyahu.
La carta del Sanedrin
continuaba:
«Su reconocimiento de la importancia de la
religión en la vida pública es un paso hacia la restauración de los valores
morales y el liderazgo espiritual en el mundo».
A continuación, el
Sanedrín enumeró el Código Moral Universal:
«El Libro del Génesis
tiene un profundo mensaje de unidad y propósito divino para la humanidad a
través de tres principios fundamentales:
1. Un Dios - Reconocer la
causa de todas las causas (Génesis 1:1).
2. Un Primer Hombre - Para
afirmar la igualdad de derechos básicos de la humanidad (Génesis 1:26).
3. 3. Una Ley Básica -
Para establecer principios universales de justicia (Génesis 2:16).
«Sin un
marco moral constructivo, la humanidad desciende a la violencia y la
destrucción, como ejemplifica el asesinato de Abel por Caín (Génesis 4:8). Cada
nación tiene fuerzas y recursos únicos, pero ninguna es autosuficiente. Sin un
Código Ético Común Universal, los pueblos recurren a la guerra y a la opresión
para obtener lo que necesitan. Con tal código, las naciones se dedican al comercio
espiritual y a una carrera por la virtud.
«El
Primer Mandamiento y las Siete Leyes de Noé»
La
primera vez que la palabra «mandamiento» aparece en la Biblia es cuando Hashem
ordenó a Adán: «Y el Señor Dios ordenó al hombre, diciendo: De todo árbol del
jardín puedes comer libremente». (Génesis 2:16) Este versículo alude a las
siete leyes universales que forman la base del comportamiento ético de toda la
humanidad. Estas leyes reflejan siete de los Diez Mandamientos.
Estos
principios éticos fueron reafirmados en el Monte Sinaí cuando Hashem se reveló
al mundo, y nuestros antepasados fueron testigos de este acontecimiento divino.
Las
tradiciones judía, cristiana, musulmana y todas las tradiciones monoteístas
reconocen la revelación divina en el Monte Sinaí como un momento fundacional de
la historia.
Cuando
Hashem entregó la Torá a los Hijos de Israel, proporcionó una norma ética para
todo el mundo. Esta norma se conoce como los Siete Mandamientos de Noé, que
forman la base de la moralidad universal.
Cuando una persona acepta
las Siete Leyes Noájidas, recibe bendiciones divinas:
1.
Una Neshamá (Alma) - El alma que anima el cuerpo y
conecta a la persona con Hashem.
2. Justo entre las
naciones - Una persona que respeta estas leyes es considerada justa y honrada
ante Hashem.
3. Aquellos que siguen
estos principios merecen un lugar en el más allá.
«Adjunto a esta carta, hemos incluido el Código Ético Común Universal
(CCEU), que describe los beneficios de adoptar los Siete Mandamientos de Noé».
El
papel de la ética en los negocios
«Un hombre de negocios que
se compromete a ser honesto y bueno a los ojos de Hashem buscará socios dignos
de confianza.
--¿Con quién preferiría
hacer negocios? ¿Un ateo que puede engañar y estafar? ¿O alguien comprometido
con Hashem, que defiende la honestidad y la integridad?
--El propietario de un
negocio contratará a trabajadores leales y comprometidos con el éxito de la
empresa.
--Un trabajador preferirá
trabajar para un empleador que le garantice un trato justo y ético. Al alinear
las relaciones económicas con la moral divina, los negocios y la ética se
entrelazan, fomentando la prosperidad y la confianza.
La
moneda Ciro-Trump y su papel histórico
«En 2017, el Sanedrín Naciente
acuñó una moneda especial con tu imagen en una cara y la de Ciro el Grande en
la otra. Esto simbolizaba tu papel histórico, comparado con el de Ciro, que fue
elegido por Hashem para cumplir una misión divina.
«Los chinos apreciaron
tanto esta idea que reprodujeron y vendieron millones de copias de estas
monedas y otros productos en los que aparecía tu imagen junto a la de Ciro el
Grande.
«Habéis sido elegidos,
como lo fue Ciro en su tiempo, para cumplir una misión celestial:
Unir
a todos los creyentes en Dios y fomentar la cooperación ética en todas las
esferas de la actividad humana.
Un
llamamiento para establecer un Tribunal Divino Internacional - IDC
» Le invitamos a reunirse
con los Rabinos de la Corte del Sanedrín en Jerusalén para discutir el
establecimiento de una Corte Divina Internacional (IDC) para todas las
naciones. Este tribunal se basaría en los siete mandamientos universales dados
a Noé y reafirmados en el Monte Sinaí, una base para la paz mundial y la
justicia divina.
«Que Hashem os bendiga con
sabiduría, fuerza y éxito en vuestra misión divina».
Los rabinos del Sanedrín
firmaron la carta:
Rabino Daniel Stawsky
Hacohen
Rabino Meir Halevi
Rabino Erel Segal-Halevi
Rabino Ben Abrahamson
Rabino Roee Zaga
Rabino Boaz Melet
Rabino Nadav Sofy
DEL "MITO DE LA SUSTITUCIÓN" A LA RELIGIÓN NOÁQUIDA
Por
Michel Laurigan
La crisis que actualmente
sacude la Iglesia de Dios, vista desde los cielos, se inscribe necesariamente
en el combate multisecular entre la Iglesia y la Sinagoga de Satanás (Ap 2, 9).
A este respecto, el siglo
XIX fue testigo de la elaboración de un nuevo plan de asalto contra la
ciudadela católica, estrategia revelada en 1884 por Elías Benamozegh.
Este rabino cabalista de Livorno, maestro del pensamiento judío contemporáneo,
propuso entonces no borrar de la superficie de la tierra el catolicismo sino
"transformarlo" según los criterios de la ley noáquida (2).
¿Fue el Vaticano II un
intento de aplicar este plan? Esa es la cuestión que Michel Laurigan aborda en
el presente artículo.
El lector percibirá toda
su actualidad consultando en los documentos del presente número de La Sal de la
Tierra el mensaje dirigido a la B' nai B' rith por Mons José Doré, arzobispo de
Estrasburgo.
Le Sel de la Terre, nº 40.
Otoño, 2003
"Pondré enemistades
entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia" (Gn 3, 15).
Con
motivo de la entrega del premio Nostra Aetate (3) el
20 de octubre de 1998 en la sinagoga Sutton Place (Nueva York) que conceden
conjuntamente Samuel Pisar y el Centro para el Entendimiento entre judíos y
cristianos de la universidad del Sagrado Corazón de Fairfield (EE.UU), el
cardenal Jean M. Lustiger, arzobispo de París, hizo una declaración (4) de
título prometedor: El mañana de judíos y cristianos. Esta declaración, cuya
importancia a nadie escapó en su momento, aún hoy merece nuestra atención.
Frente a los adalides del mundo judaico, el cardenal presentó un panorama
histórico de las relaciones judeocristianas e hizo un profundo análisis de la
obra de salvación de la humanidad. Se podía esperar que recordase algunos datos
de la teología católica sobre la historia de la salvación. Lejos de ello, fue
más bien el debut de una nueva teología de la historia. Unas pocas citas del
cardenal permitirán entender la gravedad de sus observaciones e introducirán
este estudio.
En el
momento de entrar en el tercer milenio de la era cristiana, ha comenzado una
nueva época en la historia de la humanidad. Se está dando una vuelta de página
en la historia de la humanidad. En las relaciones judeocristianas, los
cristianos por fin abrieron sus ojos y sus oídos al dolor y a la herida de los
judíos. Quieren llevar el peso sin transferirlo a otros y no pretenden aparecer
como inocentes (5).
¿Cuál es
el pecado en virtud del cual cristianos deben llevar una carga? El cardenal se
encarga de responderlo en el capítulo titulado "La elección y los
celos", que debería citarse por entero al describir tan erradamente la
historia de la salvación.
La
elección recae sobre el pueblo judío infiel; jamás ha sido revocada en razón
del "escogimiento del pueblo elegido". Los celos, es cosa de los
cristianos:
Los celos frente a Israel son tales, que rápidamente asumió la
forma de una reivindicación de herencia. ¡Eliminar al prójimo, esto es, a
alguien diferente de uno mismo! Los paganos convertidos tuvieron acceso a la
Escritura y a las fiestas judías. Pero un movimiento de celo humano, muy
humano, los condujo a poner al margen, o bien fuera, a los judíos (es
decir, a su judaísmo (6), sus prácticas, sus ritos, sus creencias).
En
efecto, dice el cardenal, "la cantidad y la fuerza de los paganos
convertidos vino a trastornar, invertir la economía de la salvación." Este
movimiento tendió a vaciar la existencia judía de su contenido concreto, carnal
e histórico, concibiendo la vida de la Iglesia bajo la figura de una realización
definitiva de la esperanza y de la vida judaica (7). Así se
desarrolló la “teoría de la sustitución” (8).
El
cardenal Lustiger avanza, intentando probar que los cristianos desposeyeron a
los judíos de su papel de pueblo elegido y de pueblo
sacerdotal, portador de la salvación a los hombres:
Cuando
Constantino garantizó a los cristianos una tolerancia que equivalía a un
reconocimiento del cristianismo en la vida del Estado y lo estableció como
religión del Imperio, los judíos fueron violentamente marginados. Éste era un
modo simplista y grosero de rechazar los tiempos de la redención (9) y
su trabajo de parto.
El
mito (10) de la sustitución del
pueblo cristiano por el pueblo judío se alimentaba, pues, de un secreto e
inconfesable ataque de celos, y legitimaba la apropiación de la herencia de
Israel, cuyos ejemplos podrían multiplicarse. Para citar sólo uno: la
pretensión de los reyes de Francia de ser descendientes de David, que determinó
a sus consejeros a hacer celebrar sus consagraciones según el ceremonial de los
reyes de Israel, tal como nos lo narra la Biblia y se había hecho en
Bizancio (11).
Hacia el
fin de su panorama histórico y de su singular teología de la historia, el
cardenal tranquiliza a los auditores. Las épocas han cambiado: el tiempo del
menosprecio se extingue para dar lugar al del aprecio (12). Pronto
la herencia será devuelta a su legítimo propietario, el pueblo judío, verdadero
Israel, que vuelve a convertirse en pueblo sacerdotal (13), que
traerá la auténtica salvación a las naciones, la paz a los gentiles y… aquella
unidad de que el mundo tiene necesidad. Su conclusión remata en esta esperanza:
La
Iglesia Católica condensó esta toma de conciencia en la declaración Nostra
Aetate del Concilio Vaticano II, que desde hace treinta años viene dando lugar
a numerosas tomas de posiciones, especialmente bajo el impulso del papa Juan
Pablo II. Pero a esta nueva comprensión aún le cabe transformar profundamente
los prejuicios e ideas de tantos pueblos pertenecientes al espacio cristiano,
cuyo corazón no está todavía purificado por el espíritu del Mesías. La
experiencia histórica nos lo muestra: se precisa una larga
"paciencia" y un gran esfuerzo de educación "para poseer el
alma" (Lc 21, 8). Con todo, el rumbo emprendido es irreversible.
En pocas
palabras, se trata de que los cristianos celosos se apropiaron de la herencia
de los judíos, suplantándolos en el papel de pueblo de Dios e instrumento de
salvación del mundo; de la admisión y confesión de esta falta en el siglo XX,
después de la toma de conciencia que tuvo lugar en el Concilio Vaticano II en
cuanto a que esa herencia debe ser devuelta a los judíos desposeídos; y de la
necesidad de reparar la falta cometida, dando tiempo al tiempo a fin de cambiar
el espíritu de los cristianos. El movimiento de la historia es irreversible.
Más
recientemente, en el año 2002, el cardenal Lustiger intervino en un congreso
judío europeo (14), en un congreso judío mundial (15) y
ante el Comité Judío Norteamericano (16) exponiendo una
"reflexión sobre la elección y la vocación de Israel y sus relaciones con
las naciones".
Su
judeocristianismo sincretista (16) parece agradar a las élites
del judaísmo, sin que nadie en el mundo católico se conmueva realmente por la
heterodoxia de su pensamiento.
¿Cómo
puede ser que un cardenal se permita reescribir la historia de la salvación
hacia fines del siglo XX, al punto de negar toda la obra redentora de
Jesucristo continuada por su Iglesia? ¿Cómo se operó la subversión espiritual
del siglo XX? ¿Fue en el Concilio Vaticano II, como sugiere el cardenal
Lustiger? Si la Iglesia ya no es el verdadero Israel, ¿qué ocurre con en esta
nueva teología de la historia? Este estudio intenta responde a estas
importantes preguntas.
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CRUCIFIXIÓN BLANCA
• La ‘Crucifixión blanca’ es una pintura
de Marc Chagall, de 1938.
• Marc Chagall, ‘Moishe Shagal’ hasta su serpentino cambio de nombre, nació en Bielorrusia en
el seno de una familia de judíos
jasídicos, radicales del Talmud y de la magia de la Cábala
–el ‘Chabad’ es su dinastía prominente–.
• En el libro de 2010,
‘El Jesuita: Conversaciones con Jorge Bergoglio’, el entonces Cardenal
Bergoglio confirmó que ES SU PINTURA FAVORITA.
• En la Cruz se lee
la habitual inscripción latina INRI,
pero justo debajo, en escritura hebrea del idioma arameo:
«Yeshu HaNotzri Malcha D'Yehudai».
• En tan sutil y
subversiva inscripción no se nombra a Jesucristo por su nombre hebreo, Yeshua (ישוע),
sino con la grafía talmúdica Yeshu (ישו), a quien consideran un hechicero.
• Pero es que el ‘Toledot Yeshu’, versión judía de la vida de
Jesús, confirma que dicha grafía deriva del acrónimo de la archimaldición
hebrea ‘Imaj
Shemo Vezijró’… «𝚂𝙴𝙰 𝙱𝙾𝚁𝚁𝙰𝙳𝙾 𝚂𝚄 𝙽𝙾𝙼𝙱𝚁𝙴 𝚈 𝚂𝚄 𝚁𝙴𝙲𝚄𝙴𝚁𝙳𝙾».
HERESIARCA
• En Noviembre de 2024 el
Vaticano inauguró y co-patrocinó la exposición de esta obra
en Roma durante 2 meses, a la que sin falta
asistió el Papa Francisco en Diciembre.
• Obviamente, la calificación de
este sinvergüenza vaticano como ‘heresiarca’,
se queda desmesuradamente corta…
Fuente: https://t.me/tirachinass/4864
ENCÍCLICA DE FRANCISCO DILEXIT NOS : ¿EL SAGRADO CORAZÓN AL SERVICIO DE LA FRATERNIDAD UNIVERSAL MASÓNICA?
ENCÍCLICA DE FRANCISCO DILEXIT NOS : ¿El Sagrado Corazón al servicio de la fraternidad universal masónica? P. FLAVIO MATEOS ...