Donald y la Pastora.
El
mesianismo americano-sionista de Donald Trump –muy bien rentado, por cierto-,
por el cual el bien de “América” sólo puede ser el bien de Israel, sólo puede
llevar a la catástrofe universal, siendo arrastrado por el mesianismo judío que
pretende allanarle el camino al Anticristo. Así se comprende que su lema de
campaña, el acrónimo MAGA Make America
Great Again es en realidad MIGA, Make Israel Great Again.
La
amalgama perfecta de la libertad religiosa, que ahora será puesta bajo el
paraguas protector de una “pastora” sionista y delirante, lo único que hace es
diluir la verdadera fe, destruir, si aún quedase, toda pretensión de Cristo Rey,
para embanderar a los católicos en un conformismo bobón, emasculado, quizás también
con una gorrita roja sobre la cabeza, pues al menos se ha barrido el
progresismo. Hábil maniobra de los enemigos de la Iglesia católica. Ellos han
traído el problema, y ahora nos traen la solución: primero nos trajeron el “coronavirus”,
y luego la solución, o sea, los pinchazos… Primero nos encajaron el wokismo,
ahora nos traen su solución: todo el mundo a apoyar al multimillonario
empresario como un “katejon”.
“Viva la
libertad, carajo”.
Pero en
verdad Trump aparece cada día más como un payaso de la entidad sionista,
dispuesto a que el show continúe.
Veamos esto:
[De un informe recibido]
Donald
Trump: "Esta semana también estoy creando la Oficina de Fe de la Casa Blanca, dirigida por la pastora Paula White".
“¿Quién
es Paula White?
–
Divorciada dos veces, en su tercer matrimonio.
–
Multimillonaria que hizo sus millones vendiendo el infame "evangelio de la
prosperidad" neopentecostal: "Vengan a Cristo, él les dará casas,
carros, salud y una buena vida en esta tierra", por supuesto, sin antes
darles grande sumas de dinero que osadamente llaman "semillas de fe".
Un verdadero esquema Ponzi religioso que es completamente antitético al
verdadero Evangelio de Jesucristo y Sus santos apóstoles.
– Una
mujer sin título de Seminario, ni siquiera tiene un título secular; ninguna
formación formal, no conoce de los idiomas bíblicos, mucho menos de la historia
de la Iglesia, una vendedora de humo con una "bonita cara rubia", su
única gracia.
– Una
sionista hasta la médula, que cree que los judíos son el verdadero "pueblo
de Dios" que no tienen necesidad de venir a Cristo Jesús. Entre otras
enseñanzas heréticas, ha dicho y enseña que "los Cristianos deben aprender
de los judíos, no convertirlos a la Fe Cristiana".
Difícilmente,
encontrarás un mayor fraude y hereje que esta.
Sin
embargo, ha sido la "asesora espiritual" de Donald Trump durante más
tiempo, siendo la Presidenta del Consejo Asesor Evangélico durante la campaña
de 2016 de Donald Trump, y ahora, en su segundo mandato, Trump la nombra
directora de la nueva agencia ejecutiva llamada la Oficina de Fe de la Casa
Blanca.
Que se
escuche fuerte y claro:
Esto no
tiene absolutamente nada que ver con el santo depósito de Cristo, Sus apóstoles
y Su santa Iglesia.
N.º 1.
Las mujeres no son obispos, de hecho, se les prohíbe tajantemente.
N. º 2: Mucho
menos divorciadas seriales como esta Jezabel con lápiz labial.
N. º3:
Peor que eso, esto es un engendro del antievangelio, aquel que dice:
–
"Te daré toda la gloria y las riquezas de las naciones, si te postras y me
adoras, pues a mí me han sido entregadas" (Lucas 4:6-7).
¡¡¡El
falso evangelio de los anticristos!!! Han sido advertidos.
Entienda
quien pueda...”
Lo peor de
esto son los católicos que, resabiados de liberalismo, no ven el fondo del
problema, y aliviados por el retroceso progresista, encuentran en Trump un
personaje de acuerdo a su propia imaginación: un campeón o un obstáculo contra
el mal:
“Ojo, no
estoy afirmando que Trump sea el Katéjon del que habla el Apocalipsis, solo
que, si de encontrar paralelismos se trata, no nos hallamos ante un personaje
mesiánico o anticrístico, sino ante un obstáculo -imperfecto pero
firme- frente al mal”
(https://www.religionenlibertad.com/opinion/250206/trump-clave-apocaliptica_110437.html)
Curioso lo que se dice allí, porque Trump ha sido quien más ha apoyado los propósitos mesiánicos de Netanyahu, sostenido mediáticamente por el lobby sionista-protestante. Y el designio de los judíos que hoy gobiernan en Israel es la reconstrucción del Templo para la llegada de su “Mesías”, o sea, el Anticristo. De allí que a Trump lo hayan condecorado con una medalla dorada con su imagen y la de Ciro, quien posibilitó el regreso de los judíos desde Babilonia a Jerusalén.
Por lo cual vemos que si ad intra Trump está tratando de poner la casa en orden, ad extra sigue los planes criminales y mesiánicos
de los sionistas que lo han llevado al poder, y con mucha más eficacia y
determinación que el senil y trastabillante ex presidente Biden.
Otro español entusiasta dice que “Lo cierto es que
la importancia de Trump no está en sus políticas concretas, algunas de las
cuales son estupendas y otras absurdas o inmorales. Es necesario ir más
allá. Lo importante de Trump es que es una señal, un signo de victoria
que, de un solo golpe, ha roto el espinazo de la modernidad.
Me explico. La esencia de la modernidad, su
ideología fundamental o, mejor dicho, su religión oficial es el
progresismo” (https://www.infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/2502101056-trump-y-el-espinazo-de-la-mod#more46498)
No podemos coincidir, puesto que la esencia de
la modernidad no es el progresismo, sino el LIBERALISMO: El progresismo
es su manifestación casi más extrema –la más extrema es el comunismo-, mientras
que el conservadurismo es una expresión menos extrema. Decía Chesterton, muy
atinado, que la publicación del libro de Jeremías Bentham En defensa de la
usura (1787), fue lo que marcó el inicio de la Modernidad. Lo que
entonces se llamó Iluminismo, no fue otra cosa que la orientación economicista
de toda la existencia humana. Bajo ese signo vivimos y la palabra mágica “Libertad”
no significa sino libertad para la usura, que con gobiernos de izquierda o
gobiernos de derecha, con marxistas o capitalistas, siempre manda. Es lo que
Pío XI llamó “Imperialismo Internacional del Dinero”.
Por eso es errado decir, como dice el bloguero
español, que “El espinazo de la modernidad se ha roto”. No, la orientación economicista,
liberal, democrática, persiste, y sólo se ha puesto un freno a un estado de
cosas que sólo podía llevar a la autodestrucción de un decadente imperialismo
norteamericano que aún debe serle útil a Israel para pelear sus guerras. En
definitiva, las cosas pueden volver a cambiar y, en el futuro, volver el progresismo.
El liberalismo progresista se propone construir una
sociedad sin Dios. El liberalismo conservador se propone construir una sociedad
con un falso Dios. Ni una ni otra son nuestras opciones.
Si el lector se fija, en los artículos de los
católicos favorables a Trump que mencionamos, no hay una sola palabra sobre el judaísmo
o el sionismo, que es, precisamente, el problema fundamental que determina todo
lo que estamos discutiendo. Porque, ¿quién está detrás de las revoluciones
comunistas, quién detrás de la política exterior norteamericana, quién detrás
del progresismo, quién detrás de la ascensión de Trump en Estados Unidos y de Milei
en Argentina?
Estamos en una guerra religiosa, no lo olvidemos.
“Quien no está conmigo, está contra Mí, y
quien no amontona conmigo, desparrama” (Mt. 12,30)
P. F. M.