Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

miércoles, 12 de febrero de 2025

GUERRA A LA VISTA O LA TRUMPA DEL ANTIIZQUIERDISMO

 

 Donald y la Pastora.


El mesianismo americano-sionista de Donald Trump –muy bien rentado, por cierto-, por el cual el bien de “América” sólo puede ser el bien de Israel, sólo puede llevar a la catástrofe universal, siendo arrastrado por el mesianismo judío que pretende allanarle el camino al Anticristo. Así se comprende que su lema de campaña, el acrónimo MAGA Make America Great Again es en realidad MIGA, Make Israel Great Again.

La amalgama perfecta de la libertad religiosa, que ahora será puesta bajo el paraguas protector de una “pastora” sionista y delirante, lo único que hace es diluir la verdadera fe, destruir, si aún quedase, toda pretensión de Cristo Rey, para embanderar a los católicos en un conformismo bobón, emasculado, quizás también con una gorrita roja sobre la cabeza, pues al menos se ha barrido el progresismo. Hábil maniobra de los enemigos de la Iglesia católica. Ellos han traído el problema, y ahora nos traen la solución: primero nos trajeron el “coronavirus”, y luego la solución, o sea, los pinchazos… Primero nos encajaron el wokismo, ahora nos traen su solución: todo el mundo a apoyar al multimillonario empresario como un “katejon”.

“Viva la libertad, carajo”.

Pero en verdad Trump aparece cada día más como un payaso de la entidad sionista, dispuesto a que el show continúe.

Veamos esto:

[De un informe recibido]

 

Donald Trump: "Esta semana también estoy creando la Oficina de Fe de la Casa Blanca, dirigida por la pastora Paula White".

 

“¿Quién es Paula White?

– Divorciada dos veces, en su tercer matrimonio.

– Multimillonaria que hizo sus millones vendiendo el infame "evangelio de la prosperidad" neopentecostal: "Vengan a Cristo, él les dará casas, carros, salud y una buena vida en esta tierra", por supuesto, sin antes darles grande sumas de dinero que osadamente llaman "semillas de fe". Un verdadero esquema Ponzi religioso que es completamente antitético al verdadero Evangelio de Jesucristo y Sus santos apóstoles.

– Una mujer sin título de Seminario, ni siquiera tiene un título secular; ninguna formación formal, no conoce de los idiomas bíblicos, mucho menos de la historia de la Iglesia, una vendedora de humo con una "bonita cara rubia", su única gracia.

– Una sionista hasta la médula, que cree que los judíos son el verdadero "pueblo de Dios" que no tienen necesidad de venir a Cristo Jesús. Entre otras enseñanzas heréticas, ha dicho y enseña que "los Cristianos deben aprender de los judíos, no convertirlos a la Fe Cristiana".

Difícilmente, encontrarás un mayor fraude y hereje que esta.

Sin embargo, ha sido la "asesora espiritual" de Donald Trump durante más tiempo, siendo la Presidenta del Consejo Asesor Evangélico durante la campaña de 2016 de Donald Trump, y ahora, en su segundo mandato, Trump la nombra directora de la nueva agencia ejecutiva llamada la Oficina de Fe de la Casa Blanca.

Que se escuche fuerte y claro:

Esto no tiene absolutamente nada que ver con el santo depósito de Cristo, Sus apóstoles y Su santa Iglesia.

N.º 1. Las mujeres no son obispos, de hecho, se les prohíbe tajantemente.

N. º 2: Mucho menos divorciadas seriales como esta Jezabel con lápiz labial.

N. º3: Peor que eso, esto es un engendro del antievangelio, aquel que dice:

– "Te daré toda la gloria y las riquezas de las naciones, si te postras y me adoras, pues a mí me han sido entregadas" (Lucas 4:6-7).

¡¡¡El falso evangelio de los anticristos!!! Han sido advertidos.

Entienda quien pueda...”

 

Lo peor de esto son los católicos que, resabiados de liberalismo, no ven el fondo del problema, y aliviados por el retroceso progresista, encuentran en Trump un personaje de acuerdo a su propia imaginación: un campeón o un obstáculo contra el mal:

“Ojo, no estoy afirmando que Trump sea el Katéjon del que habla el Apocalipsis, solo que, si de encontrar paralelismos se trata, no nos hallamos ante un personaje mesiánico o anticrístico, sino ante un obstáculo -imperfecto pero firme- frente al mal”

(https://www.religionenlibertad.com/opinion/250206/trump-clave-apocaliptica_110437.html)

Curioso lo que se dice allí, porque Trump ha sido quien más ha apoyado los propósitos mesiánicos de Netanyahu, sostenido mediáticamente por el lobby sionista-protestante. Y el designio de los judíos que hoy gobiernan en Israel es la reconstrucción del Templo para la llegada de su “Mesías”, o sea, el Anticristo. De allí que a Trump lo hayan condecorado con una medalla dorada con su imagen y la de Ciro, quien posibilitó el regreso de los judíos desde Babilonia a Jerusalén.

Por lo cual vemos que si ad intra Trump está tratando de poner la casa en orden, ad extra sigue los planes criminales y mesiánicos de los sionistas que lo han llevado al poder, y con mucha más eficacia y determinación que el senil y trastabillante ex presidente Biden.

Otro español entusiasta dice que “Lo cierto es que la importancia de Trump no está en sus políticas concretas, algunas de las cuales son estupendas y otras absurdas o inmorales. Es necesario ir más allá. Lo importante de Trump es que es una señal, un signo de victoria que, de un solo golpe, ha roto el espinazo de la modernidad.

Me explico. La esencia de la modernidad, su ideología fundamental o, mejor dicho, su religión oficial es el progresismo” (https://www.infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/2502101056-trump-y-el-espinazo-de-la-mod#more46498)

No podemos coincidir, puesto que la esencia de la modernidad no es el progresismo, sino el LIBERALISMO: El progresismo es su manifestación casi más extrema –la más extrema es el comunismo-, mientras que el conservadurismo es una expresión menos extrema. Decía Chesterton, muy atinado, que la publicación del libro de Jeremías Bentham En defensa de la usura (1787), fue lo que marcó el inicio de la Modernidad. Lo que entonces se llamó Iluminismo, no fue otra cosa que la orientación economicista de toda la existencia humana. Bajo ese signo vivimos y la palabra mágica “Libertad” no significa sino libertad para la usura, que con gobiernos de izquierda o gobiernos de derecha, con marxistas o capitalistas, siempre manda. Es lo que Pío XI llamó “Imperialismo Internacional del Dinero”.  

Por eso es errado decir, como dice el bloguero español, que “El espinazo de la modernidad se ha roto”. No, la orientación economicista, liberal, democrática, persiste, y sólo se ha puesto un freno a un estado de cosas que sólo podía llevar a la autodestrucción de un decadente imperialismo norteamericano que aún debe serle útil a Israel para pelear sus guerras. En definitiva, las cosas pueden volver a cambiar y, en el futuro, volver el progresismo.

El liberalismo progresista se propone construir una sociedad sin Dios. El liberalismo conservador se propone construir una sociedad con un falso Dios. Ni una ni otra son nuestras opciones.

Si el lector se fija, en los artículos de los católicos favorables a Trump que mencionamos, no hay una sola palabra sobre el judaísmo o el sionismo, que es, precisamente, el problema fundamental que determina todo lo que estamos discutiendo. Porque, ¿quién está detrás de las revoluciones comunistas, quién detrás de la política exterior norteamericana, quién detrás del progresismo, quién detrás de la ascensión de Trump en Estados Unidos y de Milei en Argentina?

Estamos en una guerra religiosa, no lo olvidemos.

Quien no está conmigo, está contra Mí, y quien no amontona conmigo, desparrama” (Mt. 12,30)

 

P. F. M.




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