Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

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sábado, 12 de julio de 2025

¿INDIFERENTES A LA NUEVA MISA?

 


Por P. ALVARO CALDERON

 

Dos ritos diferentes coexistiendo para la celebración de la misa. Realmente ¿debemos considerarlos a ambos como dos expresiones de una misma cosa? Ciertamente no es una cuestión de gustos: es la fe católica la que está en juego. Recordemos cómo debemos juzgar la misa reformada de 1969.

Muchos problemas se nos resolverían si fuéramos al menos indiferentes a la Nueva Misa. De Roma no nos piden otra cosa. De tantos católicos perplejos por la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, muchos han creído que lo malo del nuevo rito venía sólo de la manera de celebrarlo y peregrinan por las parroquias buscando Padres, siempre escasos, que celebren con piedad y no den la comunión en la mano. Otros, mejor informados, saben que la diferencia no está en los modos del sacerdote sino en el mismo rito y reclaman la Misa tradicional argumentando, con algo de hipocresía, el enriquecimiento que implica la pluralidad de ritos: el nuevo es bueno pero el viejo también ¡mejor entonces los dos!

Aunque en Roma no hay tontos, han dejado correr esta excusa para los grupos tradicionales que se ampararon en la Comisión Ecclesia Dei. Es más, a los Padres tradicionalistas de la diócesis de Campos, Brasil, les han permitido quedarse con su rito tradicional aún diciendo que la Misa Nueva es menos buena. Pero en Roma molesta nuestra Fraternidad porque no sólo no dice que es buena, sino que la combate como perversa, inquietando la perplejidad que después de cuarenta años de Concilio tantos católicos no dejan de padecer. Si al menos guardáramos indiferencia —¡que recen los otros como quieran!— de Roma nos ofrecerían dejarnos en paz. ¿Podemos ser indiferentes a la Misa Nueva?

La víspera de su Pasión, habiendo llegado la hora de ofrecer a su Padre el sacrificio redentor, Nuestro Señor hizo un pacto con su Iglesia: Hæc quotiescumque feceritis, in mei memoriam facietis (Acordaos de que he muerto por vuestros pecados, que Yo me acordaré de vosotros en la presencia del Padre). Y como Dios que es, nos dejó el inmenso misterio de la Misa, por la que su Sacrificio permanece siempre vivo, siempre nuevo, permitiéndonos asistir como ladrones arrepentidos: Memento Domine, famulorum famularumque tuarum (Acuérdate de nosotros ahora que estás en tu Reino).

La memoria viva de la Pasión que se renueva por la doble consagración gracias a los poderes del Sacerdocio, la unión misteriosa con la Víctima divina que se realiza por la comunión, es la única vía que tiene el duro corazón del hombre para volver al amor de Dios, porque nada llama tanto al amor como el saberse muy amado, y la Pasión de Nuestro Señor fue la máxima demostración de amor: nadie ama más que aquel que da la vida por su amigo. Por eso la obra de la Redención que Cristo llevó a cabo en la Cruz, no se hace efectiva para nosotros sino gracias al Sacrificio de la Misa.

Ahora bien, así como no cabe indiferencia ante la Cruz de Cristo, tampoco ante el rito que renueva su Sacrificio. Quien no está conmigo está contra Mí, dijo Nuestro Señor, y esta ley se impuso por la Pasión. Puedo pasar al lado de un vendedor si pienso que lo que ofrece no lo necesito; pero no puedo pasar al lado de un hombre herido porque él me necesita a mí. No es patente pecado la indiferencia ante el Jesús de los Milagros, pues puedo decir con San Pedro: aléjate de mí, que soy un pecador; pero es horrible traición decir: no conozco a ese hombre, ante el Jesús Crucificado. Es la Cruz de Nuestro Señor la que nos urge a tomar partido, ¡no me es lícito dejar de lado a Aquél que muere por mis pecados!

El nuevo rito creado bajo Pablo VI para sustituir el bimilenario rito romano de la Santa Misa, ha suprimido el escándalo de la Cruzevacuatum est scandalum crucis! La intención inmediata que guió la reforma de la Misa fue el ecumenismo: crear un rito suficientemente ambiguo como para ser aceptado por los protestantes más “cercanos” al catolicismo; pero la intención última ha sido suprimir la espiritualidad dolorista de la Cruz, porque su negatividad supuestamente repugna al hombre moderno.

Es asombroso, pero si a nuestra religión le quitamos el escándalo de la Cruz, cesa la persecución y los judíos son los primeros en aceptarnos el diálogo ecuménico. Ya San Pablo señalaba este misterio a los Gálatas, tentados de judaizar creyendo necesario circuncidarse:

Si aún predico la circuncisión, ¿por qué soy todavía perseguido? ¡se acabó ya el escándalo de la cruz!

Como lo muestra el librito sobre El problema de la reforma litúrgica, de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, la teología que subyace tras la misa de Pablo VI escamotea la Pasión de Nuestro Señor para quedarse solamente con las alegrías de la Resurrección: supera el Misterio de la Cruz con la nueva estrategia del Misterio Pascual. Se ha vuelto a repetir lo que pasó cuando Jesús anunció por primera vez su Pasión:

Pedro, tomándole aparte, se puso a amonestarle diciendo: No quiera Dios, Señor, que esto suceda (San Mateo, 16, 22).

Visto con ojos muy humanos, con Cristo resucitado la Iglesia puede entrar en el mercado de este mundo, que se muere por todos lados, con un producto de lujo: la esperanza de resurrección; pero con el Crucificado todos los sermones tienen que empezar como el primero de San Pedro, reprochándole peligrosamente a los poderosos de este mundo: Vosotros le disteis muerte (Hechos 2, 23). Pero, ¿cuál fue la reacción de Nuestro Señor ante el cambio de estrategia publicitaria que le proponía su Vicario?

jueves, 28 de abril de 2022

LA OFRENDA AL AMOR MISERICORDIOSO DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS

 

LA OFRENDA AL AMOR MISERICORDIOSO DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS

  


  

Por PADRE ÁLVARO CALDERÓN[1]

 

En este domingo de la Santísima Trinidad, cumbre y corona de todas las fiestas del Año litúrgico, se cumplen exactamente cien años del ofrecimiento de Santa Teresita del Niño Jesús como Víctima de holocausto al Amor Misericordioso. Y con este acto, “la Santa más grande de los tiempos modernos”, según expresión de San Pío X (“la más pequeña”, según expresión de ella misma), hacía cumbre y coronaba toda su carrera de santidad.

El 9 de junio de 1895, fiesta de la Santísima Trinidad, durante la Misa, sintetiza en ese sólo acto toda su vida. Y precisamente en esta fiesta debía ser, porque ella se ofrece al Amor misericordioso, y la Trinidad es misterio de Amor: “la caridad es el Padre, la gracia es el Hijo, la comunicación el Espíritu Santo, oh bienaventurada Trinidad”, reza una antífona de Maitines. Y es misterio de Misericordia: “quia fecit nobiscum misericordiam suam, porque usó con nosotros de su misericordia”, se canta en el Introito y en el Ofertorio.

 

“UNA LEGIÓN DE PEQUEÑAS VÍCTIMAS”

 

Pero así como en Pentecostés, el Espíritu Santo descendió como fuego no sólo para consumir en el Amor a la Santísima Virgen, sino también para encender por Ella al mundo entero; así también en el día de la Octava de Pentecostés, Santa Teresita comprende muy claramente que la gracia recibida no es sólo para ella. Apenas sale de la Misa, arrastra a su hermana Celina ante la Madre Inés, superiora del Carmelo en ese momento, y, tras breve explicación, pide permiso para ofrecerse ambas al Amor misericordioso. La aprobación es dada sin pensarlo mucho, confían completamente en su prudencia. Por la tarde de ese domingo, Santa Teresita redacta el texto de su Ofrenda: “¡Oh, mi Dios, Trinidad bienaventurada!” Son los ecos todavía de las antífonas cantadas por la mañana en Maitines: O beata Trinitas! El martes, día 11 como el día de hoy, ante la Virgen de la Sonrisa, se ofrecen juntas como Víctimas de holocausto al Amor misericordioso. Tres días después, el viernes 14, recibe la respuesta del Cielo: durante el Vía Crucis, se siente casi morir por el ardor del Amor divino.

De allí en más, Santa Teresita se convierte en verdadero Apóstol de esta consagración. Así como hizo con su hermana Celina, va a arrastrar tras de sí a sus otras hermanas, a sus novicias, y va a considerar esto como la misión que le ha encomendado Dios. Así lo dice a su hermana María del Sagrado Corazón, concluyendo la carta que pasó a ser el capítulo IX de Historia de un alma: “Pero, ¿por qué estos deseos de comunicar tus secretos de amor, oh Jesús?...Sí, estoy segura de ello, y te conjuro a que lo hagas. Te suplico que abajes tu mirada divina hacia un gran número de almas pequeñas. ¡Te suplico que escojas una legión de pequeñas víctimas dignas de tu Amor!”.

¿Por qué recodar de modo tan especial un acontecimiento en la vida de uno de los tantos santos que la Iglesia ha dado al mundo? Los hechos nos responden. Después de su muerte, un verdadero “Huracán de gloria” envolvió al mundo, y fueron legiones las almas que la siguieron en su ofrenda. Cuando recién se preparaba su proceso de beatificación, San Pío X, en audiencia privada, llamó a esta carmelita “la Santa más grande de los tiempos modernos”, expresión que puede considerarse profética. La Ofrenda al Amor misericordioso no fue solamente corona en la vida de una Santa, sino que es corona de una verdadera doctrina entregada por la Providencia a nuestro siglo, lo que Santa teresita llamó “mi caminito” y los Papas denominaron el Camino de la Infancia Espiritual.

 

“DESEO SER SANTA, PERO SIENTO MI IMPOTENCIA”

 

Decimos que la Ofrenda es síntesis y corona de la vida de Santa Teresita. Pues bien, esta vida puede resumirse en un conflicto. Conflicto que tiene como uno de sus contrarios el deseo. La semilla de este deseo, dejada en su alma por el Bautismo, brotará con el temprano despertar de su razón, e irá creciendo en su vida hasta sobrepasar todo límite y ser calificado por ella misma de infinito. Así comienza su Ofrenda: “¡Oh, Dios mío, Trinidad bienaventurada, deseo amaros y haceros amar!...deseo cumplir perfectamente tu voluntad…en una palabra, deseo ser santa.” Pero este deseo chocará con su contrario, la impotencia. ¡Cuánto va a sufrir al verse incapaz de alcanzar lo deseado! Este es el drama de su vida: verse como un grano de arena ante la montaña de la santidad, cuya cumbre se pierde en las nubes. El comienzo de la Ofrenda es justamente la expresión de este conflicto: “en una palabra, deseo ser santa, pero siento mi impotencia”. Santa Teresita resuelve el conflicto. Toda su corta vida la gastará en ello. Y la Ofrenda al Amor misericordioso es la expresión luminosa de su solución.

Solucionando su problema personal, cree haber hallado el acceso a la cumbre donde la espera la Santísima Trinidad. Pero pretende haberlo hallado no sólo para ella sino para todos, y pretende haber hallado no un camino sino un atajo. De allí en más, cuando los otros hablen de escaleras a subir, ella va a hablar de ascensores; cuando los otros hablen de arduas marchas, ella va a hablar de ser llevada en brazos.

lunes, 21 de marzo de 2022

FÁTIMA, RUSIA Y EL KATEJON

 

FÁTIMA, RUSIA Y EL KATEJON

 

 


 

Por FLAVIO MATEOS

 

En este preciso momento, un recio combate tiene lugar entre el espíritu del Anticristo que trata de emerger y el poder político, en aquellos países que, proféticamente romanos, firme y vigorosamente lo reprimen (…) La presente organización de la sociedad y del gobierno, mientras sea representativa del poder romano, es aquello que lo retiene, y el Anticristo es aquél que surgirá cuando este obstáculo desfallezca

John Henry Newman,

“El tiempo del Anticristo”, en Cuatro sermones sobre el Anticristo.

 

“La providencia ha establecido quizás que es Moscú, la Tercera Roma, la que hoy asume ante el mundo el papel de κατέχον [katejon] (2 Tes 2, 6-7), de obstáculo escatológico al Anticristo. Si los errores del comunismo fueron difundidos por la Unión Soviética y terminaron imponiéndose incluso dentro de la Iglesia, Rusia y Ucrania hoy pueden jugar un papel histórico en la restauración de la Civilización Cristiana”.

Mons. Carlo-Maria Viganò,

Carta del 6 de marzo de 2022.

 

“No se puede hacer ni pensar Historia sin pensar en su Fin, el cual en todo movimiento gobierna la dirección. La Filosofía de la Historia es simplemente imposible sin la Teología”.

Padre Leonardo Castellani

 

 

¿El Anticristo ya apareció? No. Eso no quiere decir sino que el Katéjon que lo retiene todavía no fue retirado. Este hecho cierto nos impone considerar qué es lo que todavía sigue reteniendo al Inicuo.

Cuando se habla del Katéjon, no suele hablarse de la Sma. Virgen María. Desde luego que San Pablo, cuando habla del Obstáculo, no hace mención de Ntra. Sra. pero, ¿acaso Ella no juega un papel cada vez más relevante, en los tiempos modernos, en su protección hacia la Iglesia militante, particularmente ante la disminución de sus poderes contra un mundo que se ha erigido con toda su soberbia como una Contra-Iglesia cada vez más explícitamente satánica? De allí que mencionemos Fátima en relación a este tema. Pero también, es necesario, y recién ahora algunos comienzan a verlo, considerar a Rusia y su papel en el curso de los acontecimientos vinculados a la Iglesia católica, a través del mensaje de Fátima. Algo de eso hemos dicho ya y queremos ampliar a partir de la guerra que se ha desatado en Ucrania.

 

“¡Es el Katéjon, estúpido!”

 

Podemos decir que, detrás de todos sus megaproyectos utópicos, detrás de todas sus agendas esplendorosas, de sus grandiosas proclamas, los revolucionarios de la era moderna no han hecho ni buscado otra cosa que –con sus mil variaciones tácticas, sus diferentes métodos, alianzas, instrumentos, proyectos, y programas, y la multiplicidad de agentes involucrados- intentar hacer desaparecer el Obstáculo, el Katéjon (ver San Pablo, Segunda carta a los tesalonicenses), para que al fin aparezca el Anticristo. Cada revolución –a sabiendas o no- le prepara el terreno, destruyendo paso a paso el orden forjado por el cristianismo, y aún lo simplemente humano, en tanto que el ser humano es la criatura por excelencia de Dios creado a su imagen y semejanza. La búsqueda constante de establecer un gobierno mundial, parece cada día más cerca de concretarse. Pero cerca no es aún haber llegado.

Antes de poder llegar a su objetivo, los revolucionarios mundialistas tienen en su mira el orden romano que civilizó la Europa, la propia Iglesia Católica como rectora espiritual y moral de los pueblos y naciones, la cultura cristiana de Occidente. Todo debe ser corrompido, destruido, demolido, borrado, “cancelado”, a fin de alcanzar el objetivo final. Están más cerca de alcanzarlo ya que la última barrera podría ser –como afirman muchas opiniones- la Ley Natural, hasta el momento sostenida y protegida –teóricamente- tanto por el Derecho Romano como por la propia Iglesia Católica y los Estados que comprenden que no pueden continuar subsistiendo si adoptan la locura de la contranatura. Pero el Derecho está casi del todo demolido por las falsas leyes contranatura adoptadas por los gobiernos liberales democráticos, y la Iglesia modernista sodomizada ya se anima a “sacar del armario” la homosexualidad como debiendo ser tolerada y respetada, más quizás pronto reconocida y recomendada oficialmente. Recordemos que el nombre “Anticristo”, que proviene de San Juan Evangelista, fue llamado por San Pablo el Á-nomos”, es decir el sin ley (cf. 2 Tes 2, 8). Los gobiernos multiplican las leyes inicuas con el fin de disfrazar su odio a la Ley, en cuanto sujeción al orden objetivo de las cosas que ha creado Dios. Como dijo alguien, el diablo quiere rehacer el Génesis a su manera.

“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”

  “ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”           Por FLAVIO MATEOS   El Padre Nicholas Gruner, tenaz apóstol hasta su muerte del mensaje ...