Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

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martes, 1 de abril de 2025

1 DE ABRIL: DÍA DE LA VICTORIA.

 




Manuscrito del Generalísimo Francisco Franco.

  

Por primera vez en la Historia, el comunismo pierde una de sus sanguinarias guerras en el mundo.

La ganan los católicos.

La gana España.

Tal día como hoy, en 1939, comenzaban 36 años de paz y desarrollo pese a las sanciones y bloqueos internacionales contra los católicos.

Feliz Día a todos los españoles.

Gracias y Honor a todos los que lo hicieron posible.

viernes, 24 de noviembre de 2023

20 DE NOVIEMBRE

 


“20 de noviembre es una fecha especial. Especial para nosotros, que no nos emborrachamos en festejos electoralistas como otros lo están haciendo, para luego llorar. Nosotros estamos aquí como siempre estuvimos y esta fecha tiene un componente hispánico. Dios ha querido unir la Hispanidad entre Argentina y España en este día. 20 de noviembre, aquí donde conmemoramos la defensa de la Soberanía Nacional y 20 de noviembre en España, donde se conmemora la muerte de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española y de Francisco Franco, Caudillo de España y Caballero Cristiano. Debemos seguir en la lucha, pese a las circunstancias. Debemos seguir siendo FIRMES y DIGNOS, porque esta lucha que llevamos adelante es la causa de Dios. Lo nuestro es una lucha pura, una lucha absolutamente desinteresada por la Verdad, por el Bien, por la Belleza, y por los valores que nos han unido. Nuestra lucha es la de siempre: Dios, la Patria, la Familia. ¡Resistir para Reconquistar! ¡Viva la Patria! ¡Viva Cristo Rey!”

Dr. Alfredo López

Titular del Juzgado Federal N° 4 de Mar del Plata.

 #AcciónArgentina


viernes, 3 de noviembre de 2023

PALABRAS DEL CAUDILLO FRANCISCO FRANCO SOBRE ESPAÑA, ARGENTINA E HISPANOAMÉRICA

 


Discurso en la cena de gala ofrecida en honor del Presidente de la República Argentina, pronunciado ante el doctor Arturo Frondizi y su esposa, en el Palacio de Oriente, de Madrid, el 7 de julio de 1960.

 

Señor Presidente: 

"Vuestra visita renueva en nosotros una honda emoción a la que el español es sensible desde hace siglos: la emoción de América. El simple hecho de que seáis argentino os ha abierto las puertas de nuestra casa y de nuestro corazón con un ímpetu entrañable. Pero además sois el ilustre Presidente de la República Argentina, el primer Presidente –en funciones- de vuestra nación que viene a España, y ésta es una honra singular que nos dais y por la que os expresamos desde aquí nuestra rendida gratitud. Venís de Argentina, la gran nación en donde la solera de lo español está viva y actuando sobre las gentes que, llegando de muy diversos países, han querido poblar el suelo de vuestra patria. Vuestro propio nombre, de noble resonancia itálica, que enriquece vuestra argentinidad –como enriquece nuestras raíces españolas el ser hijos de Roma-, es un símbolo de la fuerza de ese crisol en donde todo acaba fundiéndose en lo hispánico; primero, a través de la lengua, y después, del espíritu y la cultura que alientan detrás de ella. La ocasión en que habéis llegado a España no puede ser mejor para volveros a decir algo que los españoles sentimos y consideramos como la inicial base de nuestro entendimiento. Habéis llegado, en efecto, en el año en que se celebra el ciento cincuenta aniversario de la Independencia argentina. Pues bien, señor presidente, queremos deciros que os felicitamos por esa gran fiesta, que deseamos hacer nuestra y celebrar como tal. Hoy, al cabo de siglo y medio, contemplamos aquellos sucesos despojados de la pasión que naturalmente les rodeó, desnudos de las palabras violentas que, a veces, les acompañaban. Y los vemos como un acontecimiento eminentemente hispánico, como un pleito interior y familiar, casi una guerra civil entre los españoles peninsulares y los criollos o españoles de América, es decir, los descendientes de aquellos conquistadores que ya habían sido, en realidad, los primeros americanos. Recordamos muy bien que cuando en España, por la invasión napoleónica, la soberanía estaba vacante y el país había perdido su rumbo histórico, fueron los Cabildos de América, herederos de los Municipios castellanos, los que se consideraron depositarios del poder político. Y no olvidamos que el símbolo máximo de la naciente Argentina, el glorioso general San Martín, era un criollo de Yapeyú que había vivido veintidós años en España y había sido oficial de la Caballería española no solo en Orán y el Rosellón, sino en la jornada heroica y victoriosa de Bailén, junto a los lanceros que rindieron al gran Dupont. Por todo ello, el general San Martín vino a encarnar en su propia persona el pleito entre españoles que fue la Independencia americana. Partiendo de esta comprensión inicial, nos sentimos más entrañablemente cerca de la Argentina y reencontramos en ella hondas raíces hispánicas, desde nuestra lengua común, en la que redescubrimos pronunciaciones, vocablos y giros completos de la más pura casta española, más olvidados en España, hasta un estilo de vida que volverá a ser cada vez más parecido entre nosotros, pasando por la cultura, tradiciones y costumbres y por creaciones humanas características como el campero argentino, es decir, el gaucho, caballero de la Pampa que, junto al huaso, el llanero y el charro, es el trasunto americano del hombre a caballo del campo español. Nuestro contacto está vivo, no limitado al pasado. Durante muchos años, fiel, terca y silenciosamente, los españoles se han seguido embarcando para la Argentina, dejando abierta así una cena por la que ha ido fluyendo la sangre fuerte y sana de ese ser modesto, pero tan importante para la vida de nuestro país, que vosotros llamáis, con expresión familiar no exenta de ternura, “el gallego”. Por esa vía, en el último siglo, dos millones de emigrantes españoles han ido a enriquecer el caudal humano de la población argentina. Ese “gallego”, es decir, ese español y argentino a un tiempo, es la “cabeza de puente” que España tiene tendida sobre vuestra patria; pero una “cabeza de puente” sentimental que nos sirve para sentir mejor vuestros problemas e inquietudes y para seguir manteniendo con una virtualidad máxima esa dimensión irrenunciable del alma española que es nuestra dimensión americana. Vos mismo, señor Presidente, habéis enumerado en repetidas ocasiones esas inquietudes. Como son las nuestras también y como a ellos hemos dedicado nuestros mejores esfuerzos en los últimos veinte años, no solamente nos sentimos solidarios con vosotros en ese plano abierto al futuro, sino que estamos a vuestro lado, efectivamente, dispuestos al trabajo y, si es necesario, a la lucha. Me refiero, en primer lugar, a una gran valoración de la economía de cada país, hecha de forma armónica y sobre nuevas estructuras básicas, de modo que se ponga en pie todo el potencial económico de la nación. Después, a una justa distribución de las riquezas promovidas que supere los grandes desniveles sociales que se dan en muchos países. Mas como asistimos a un gran despliegue de la Historia Universal, nos damos cuenta de que la obtención de esa prosperidad no puede servir solamente a nuestro hombre nacional, sino que debería ser una prosperidad solidaria o interdependiente con la de otros países, y lo lógico es que esa interdependencia se articule en grandes bloques regionales unidos no solo por las razones geográficas, sino por las analogías de cultura. En este sentido, España ve en el movimiento interamericano un núcleo de enormes posibilidades en cuyo futuro se encuentra decididamente interesada. Y vemos con vosotros –y por ello hemos luchado sin desmayo- la necesidad de someter todos estos urgentes valores materiales a la primacía del espíritu, que, en nuestro caso, señor presidente, es el espíritu de la religión cristiana, de la fe que Hispanoamérica ha heredado de España en una gran operación espiritual que ha permitido que hoy cerca de la mitad de los católicos del mundo recen a Cristo en español. En esta creencia y en la cultura por la que el mundo americano participa de la civilización occidental en calidad de parcela joven y poderosa de la misma, Argentina, como vos habéis dicho en toda América, es el país de la fe y de la esperanza, Dejadme añadir que también es el país de la caridad, porque en esa virtud se resumen el amor y la justicia hacia los desheredados y los pobres que son vuestra preocupación y la de tantos países americanos. Y así reunís las tres virtudes teologales de nuestra religión, de la religión en cuyo nombre Juan de Garay, hace trescientos ochenta años, plantó una cruz sobre el vacío solar de la ciudad de Santa María del Buen Aire."

 

Fuente:

https://historiatradicion.blogspot.com/2021/01/palabras-del-caudillo-francisco-franco.html?m=1

 


lunes, 1 de mayo de 2023

EL GRAN OBJETIVO

 


Por GIL DE LA PISA ANTOLÍN

 

El gran objetivo, ¡el supremo objetivo!,  de Satanás,  perseguido por medio de su Sinagoga –ese super poder  mundial que lleva las riendas del gobierno de España  desde la  muerte del Caudillo– no es otro que eliminar el Valle de los caídos y derribar la Cruz más imponente del mundo pues le recuerda la única derrota sufrida en los últimos siglos… La Cruz del Valle le resulta insoportable por todo lo que significa. Y lo tiene como paso previo –y visible– a la aniquilación de España como nación. A nosotros nos queda la esperanza y la confianza en el Sagrado Corazón de Jesús pues prometió proteger a nuestra patria como su reino predilecto. No creo, pues, que vaya consentir ni lo primero ni lo segundo y, tanto la Cruz como España, seguirán siendo testimonio permanente del poder divino. Eso sí, todo español bien nacido debe ayudar con sus oraciones a que así sea.

 Pero mientras llega esa ayuda vemos a los hijos de Satanás servir con todo entusiasmo a su padre, burlándose de los españoles e insultándoles con esa chulería tan propia suya y haciendo cuanto les sale de las narices sin que, nosotros,   hagamos nada para mostrarnos dignos herederos de las generaciones antepasadas, creadoras del mayor Imperio y civilizadoras de medio mundo. No olviden que fuimos dueños de la quinta parte del globo terráqueo y engendramos veinte naciones tan modernas y cultas como las europeas.

sábado, 12 de marzo de 2022

ESPAÑA FUE EL PRIMER DESTINO DE LA IMAGEN PEREGRINA DE FÁTIMA, HIZO MILAGROS Y FRANCO LE DEVOLVIÓ LA VISITA

 

ESPAÑA FUE EL PRIMER DESTINO DE LA IMAGEN PEREGRINA DE FÁTIMA, HIZO MILAGROS Y FRANCO LE DEVOLVIÓ LA VISITA

 


 Imágenes del diario ABC sobre la visita de Franco a Portugal, donde se le ve rezando ante la Virgen de Fátima acompañado de su esposa.

  

Por  CARMELO LÓPEZ-ARIAS

 

La primera imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima, esculpida según las indicaciones de Sor Lucía, fue coronada solemnemente el 13 de mayo de 1947, trigésimo aniversario de las apariciones, por el arzobispo de Évora, Manuel Mendes. Recorrió el mundo y visitó 64 países hasta el año 2000, cuando fue entronizada definitivamente en la basílica, de donde solo ha salido en 2015 y 2016 para visitar algunos conventos de religiosas contemplativas. Se han construido trece réplicas para que puedan continuarse los itinerarios.

El privilegio español

El primer país que visitó la imagen original fue España, en 1948, convirtiéndose en signo de la hermandad entre España y Portugal: una hermandad en la fe católica de ambos pueblos que sirvió además para reflejar la hermandad entre sus dos dirigentes de la época, Francisco Franco y Antonio de Oliveira Salazar, ratificada año y medio después con un hecho excepcional, como fue la oración del Generalísimo ante la imagen durante su única estancia oficial propiamente dicha fuera del país.

La única visita oficial de Franco

En efecto, durante sus años como jefe de Estado, Francisco Franco solo salió tres veces de España, y las dos primeras fueron breves. El 23 de octubre de 1940, para la entrevista con Adolf Hitler en la frontera de Hendaya con el fin de evitar la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial. Y el 12 de febrero de 1941, para el encuentro en la localidad transalpina de Bordighera (fronteriza con la Francia no ocupada del mariscal Philippe Pétain) con Benito Mussolini, donde terminó de definirse la posición española al respecto.

La de Portugal fue distinta. Duró desde el sábado 23 al miércoles 27 de octubre de 1949, y estuvo cargada de acontecimientos. Franco habló en el Palacio Nacional de Mafra ante el presidente de la República, Óscar Carmona, el primer ministro Salazar y el gobierno y demás autoridades lusas. Y fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Coimbraa propuesta de la Facultad de Derecho. Ambos discursos tuvieron un marcado contenido social de raíz cristiana y críticas al comunismo: ante los intentos de solucionar los problemas sociales «por los cauces capitalistas o por la vía materialista de los marxismos fracasados», Franco propuso la filosofía social «que hace siglos viene proclamando la Iglesia católica, apostólica y romana». «Hemos de volver», dijo, «a las fuentes puras de nuestro Evangelio» para dar al hombre «no solo los derechos que en una especulación puramente materialista, como capital humano, no se le podrían discutir, sino aquellos otros superiores que le debemos en cuanto es nuestro prójimo, hecho a imagen y semejanza de Dios».

sábado, 4 de diciembre de 2021

AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR, Y A DIOS TAMBIÉN EL CÉSAR

 

AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR,

Y A DIOS TAMBIÉN EL CÉSAR


 

 

Por FLAVIO MATEOS

 

El Domingo 22do. después de Pentecostés se lee en la Misa el pasaje del Evangelio donde N.S. dice una de sus frases más citadas, pero menos cumplidas. Luego de que le mostrasen una moneda del tributo, donde se halla inscripto el perfil del César, responde: “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Distinguidas quedan las dos esferas, la de lo temporal y la de lo espiritual. Sin embargo, si bien distintas, no están separadas o no deben estarlo, como ocurre en los tiempos modernos. Cuando el Estado se separa de Dios, el Estado se convierte en Dios. Esto es simple de probar, pues lo mismo ocurre con el hombre singular, que desechado Dios –y la Iglesia- de su vida, él mismo actúa como fin último de sí mismo, tendiendo a hacer siempre su omnímoda voluntad, en vistas de que se respete su “sacrosanta libertad” en todo y para todo (generalmente para pecar). Cuánto más esto ocurre con el poder absoluto de los Estados, y el poder privado que domina sobre los Estados, no hace falta demostrarlo. El resultado es la tiranía del diablo, que domina al hombre mediante el estímulo de su egoísmo y sus bajas pasiones, en definitiva: del pecado.

Ahora bien, que todo el orden terreno debe estar sometido a su Creador y Redentor, y esto lo incluye al César, a los Imperios, Reinos y Naciones, no sólo lo han señalado los Papas en la época donde la Iglesia era más fuerte ante los poderes mundanos –época que finaliza con la muerte de Bonifacio VIII, un día 11 de octubre de 1303-, sino también en los tiempos turbulentos de la revolución (“La causa de la religión debe serles más querida que la del trono”, Gregorio XVI). Pero es que el mismo Jesucristo lo ha dejado en claro, “separados de Mí no podéis hacer nada” (Jn. 15,5), “No tendrías sobre Mí ningún poder, si no te hubiera sido dado de lo alto” (Jn. 19,11). Y no sólo eso, sino que hemos visto las consecuencias catastróficas de no obedecerlo, dando al César lo que es de Dios y a Dios, la espalda. Cuando en 1689, el Sagrado Corazón pide, por medio de Sta. Margarita María de Alacoque, que el Rey de Francia se consagre al Corazón Divino, que haga pintar su imagen en los estandartes y grabarla en las armas reales, y que levante un templo en su honor ante el cual se consagre toda la corte, para que el Rey y Francia salgan victoriosos contra todos los enemigos de la Iglesia, Dios está hablando claramente: Él es el soberano, de quien depende todo poder, Él quiere ser amado por sus criaturas, no sólo privadamente sino públicamente por los Estados, muy particularmente entonces por la Francia católica gravemente amenazada. Estos pedidos fueron desatendidos y exactamente cien años después llegó la Revolución masónica de 1789, cuyas consecuencias sufre hasta hoy el mundo entero.

Una de esas consecuencias fue el Concilio Vaticano II –que se inaugura un 11 de octubre de 1962-, que canceló oficialmente la sumisión que deben los Estados y sus gobernantes a Jesucristo Rey de las naciones (cfr. Dignitatis Humanae). “El mal del Concilio –afirmó Mons. Lefebvre- es la ignorancia de Jesucristo y de su Reino” (Itinerario espiritual, Prólogo). Pero como había pasado antes de la Revolución francesa, también el Cielo avisó previamente, esta vez mediante el mensaje –sobre todo por el Tercer secreto- de la Sma. Virgen en Fátima. Pero eso no fue todo, ya que nuevamente Dios dejó claras instrucciones, en 1929, para que fuera consagrada Rusia al Corazón Inmaculado de María. Es inevitable trazar un paralelo, porque el mismo Jesucristo lo hizo: Francia no fue consagrada y vino la revolución, Rusia no fue consagrada y hoy nada parece quedar en pie. Lo peor todavía, un colapso mundial jamás vivido en la historia, parece estar por llegar.

Dejemos que el César lleve su retrato en las monedas, reales o virtuales –alguna vez será la efigie del Anticristo- y hagamos que el rostro de Jesús, rechazado y olvidado del mundo, esté grabado donde él más quiere: en nuestro corazón. Sólo así, dando a Dios lo que es de Dios, volverá el César un día a dar a Dios su reino y sus banderas. Para eso, muy especialmente, debemos rezar por la restauración de la Iglesia –ocupada por sus enemigos- y por la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María, como lo ha pedido nuestra Madre del Cielo. Para que esa nación que tanto ama a María, y que alguna vez fue el origen de la tempestad comunista que hoy llega a nuestras ciudades, se vuelva un instrumento de su predilección, y sea enteramente de Cristo.

 

¡Viva el Sagrado Corazón de Jesús y el Corazón Inmaculado de María!

 

 

 

“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”

  “ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”           Por FLAVIO MATEOS   El Padre Nicholas Gruner, tenaz apóstol hasta su muerte del mensaje ...