Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

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jueves, 26 de junio de 2025

EL CORAZÓN DE JESÚS, A PESAR DE SU INMOVILIDAD Y SILENCIO APARENTES EN EL SAGRARIO, NO ESTÁ OCIOSO NI CALLADO

 


Por D. FELIX SARDA Y SALVANY

 

 Y la virtud del Señor estaba allí para sanarlos (Lc. 5,17)

He aquí una pregunta que a no pocos cristianos y, diré más, piadosos, dejará perplejos: ¿Qué hace y qué dice el Corazón de Jesús? ¡No habían parado mientes en que en el Sagrario hay quien pueda hablar y hable!, ¡quien pueda obrar en el Sagrario virtud! ¿Verdad que para muchos cristianos la idea del Sagrario es esto: Un lugar de mucho respeto, porque en él habita un Señor muy alto, muy grande, muy poderoso, todo majestad, pero muy callado y muy quieto? Y no es que no crean que Jesucristo en el Sagrario esté todo entero como en el Cielo. Creen ciertamente que está allí con divinidad y alma y cuerpo y por consiguiente con ojos que ven, con oídos que oyen, con manos que se pueden mover, con boca que puede hablar... Sí, la fe de todo esto la tienen, pero es una fe que se quedó sólo en la cabeza y no bajó al corazón y mucho menos a la sensibilidad. Es una fe que, por quedarse allí estancada, apenas se ha convertido en luz de aquella vida, en criterio, en calor, en amor, en persuasión íntima, en entusiasmo, en impulsor de acción y de acción decidida. Le pasa a esa fe lo que a las semillas de plantas grandes sembradas en macetas pequeñas. Por muy fecunda que sea la semilla, por mucha agua y luz con que la regaléis, si no dais a sus raíces tierra y lugar para su expansión, no conseguiréis sino una planta raquítica y encogida.

Y hay cristianos que hacen eso mismo con su fe, de tal modo la ahogan en su rutinario modo de ver y entender que, sin que se pueda negar que tienen fe, ésta apenas si da señales de vida y de influencia. Me he convencido hace tiempo de que el mal de muchísima gente no es no saber cosas buenas, sino no darse cuenta de las cosas buenas que saben. Mucha ignorancia hay, y de cosas religiosas es una ignorancia que espanta; pero con ser tan grande, es mucho más la que yo llamaría falta de darse cuenta. Y prácticamente, creo, que es causa más frecuente de la indiferencia religiosa y de tanta clase de pecados públicos y privados, como hoy lamentamos, la falta de darse cuenta, que la falta de saber. La mayor parte de los cristianos que viven sin cumplir con ninguno de los preceptos que su religión les impone, saben que tienen obligación de oír Misa los domingos y fiestas, de confesar y comulgar una vez al año, etcétera; todos esos tienen fe en la Misa, en la Confesión, en la Comunión, en la autoridad docente de la Iglesia, y, sin embargo, no practican, ni se inquietan por no practicar. Yo creo que su mal está en que han metido su fe en la maceta de sus rutinas, de sus comodismos, de sus idiosincrasias, de su egoísmo, ya dije la palabra, de su egoísmo, porque éste es el único interesado en tener encerrada y ahogada la fe en el alma. Así como la humildad y la caridad, si no son la sabiduría, son los elementos que mejor preparan para recibirla y fomentarla, la soberbia y el amor propio, que son los componentes del egoísmo, entorpecen, inutilizan y paralizan la ciencia adquirida. El remedio, por consiguiente, estará en tratar de hacer añicos esa maceta para que la fe, como las raíces de la planta cautiva, se extienda libre por toda su alma, y se convierta en amor, y en obras y en hábitos de vida recta cristiana. Y en nada se echa de ver tanto esa falta de darse cuenta, como en la conducta de los cristianos con respecto a la santa Eucaristía. Todos saben lo que allí hay, pero ¡qué pocos se dan por enterados! ¡Qué feliz sería yo si consiguiera con mis escritos despertar en algunos cristianos el sentido de darse cuenta de la Eucaristía! ¡Qué feliz si por resultado de estas lecturas algunos cristianos se levantaran decididos a ir al Sagrario para ver lo que allí se HACE y para oír lo que allí se DICE por el más bueno y más constante de nuestros amadores! Porque sabedlo, cristianos, el Corazón de Jesús no está en el Sagrario ni callado ni ocioso

 

lunes, 16 de junio de 2025

EN EL SAGRADO CORAZÓN, HALLAREMOS LA MÁS AMOROSA FORTALEZA

 


I

 

En nada se conoce tanto la profunda miseria del hombre como en su debilidad. Nuestra alma ha quedado, después de la culpa original, tan flaca y endeble, que cualquier esfuerzo del enemigo basta para derribarla, si no tiene al lado una fuerza superior que la sostenga. Puede asimismo tan poco para obrar el bien, que cualquier leve dificultad la amilana y arredra. ¿Queréis ser fuertes en medio de vuestra debilidad? acudid a buscar la fortaleza en el Sagrado Corazón de Jesús.

Allí fueron a buscarla los Santos, criaturas débiles y de carne ruin y flaca como la nuestra, y gracias a eso fueron fuertes y obraron maravillas. Recorramos la historia de la Iglesia, y veremos a tiernas jóvenes y a pobres ancianos, burlarse de todo el Poder de los enemigos de Cristo, y hacerse superiores a los halagos, a los tormentos y a la muerte. Los claustros y los desiertos, la vida doméstica y las mismas cortes y campamentos, están llenos de hombres y mujeres que en la flor de su edad y en medio de todas las seducciones, fuertes para renunciarlo todo y seguir a Jesucristo, hasta elevarse a la mayor dignidad.

¡Alma mía! Nada hicieron ellos que no lo puedas tú, si te procuras los mismos auxilios.

¿Dónde se hallan éstos? acude al Sagrado Corazón.

 

II

 

Eres débil y flaca, alma mía, porque quieres. Sí, porque quieres. ¿Qué disculpa tendría el niño, que no pudiese levantarse del suelo, por no querer alargar su mano a la que le tiende su buena madre? Por eso son frecuentes tus caídas y tropiezos, por eso sientes abatimiento y desconfianza ante la más pequeña dificultad. ¡Quizás para mayor desgracia has presumido algo de tu propio valer, y con necia arrogancia has creído poder prescindir de todo amparo!

Acude, acude, alma mía, a Dios, tu ayudador y poderoso auxilio, y estás salvada. Nada podrán contra ti los más fieros enemigos, nada las más borrascosas pasiones. Sentirás agilidad, ligereza, facilidad para toda obra buena y para todo costoso sacrificio.

¡Oh Corazón de Jesús, fortaleza de los débiles y caídos! mi corazón anda, de continuo, desalentado y acude a Vos para que lo sostengáis. Dadme la mano, Señor, como la disteis a tantos que por Vos se levantaron del lodo y subieron a la cumbre de virtud, como la disteis a Magdalena, a Pablo, a Agustín.

¿Qué podría el más valeroso si Vos lo abandonaseis? Pero ¿qué no podrá el más débil si Vos le fortalecéis? ¡Oh, Dios mío fortaleza mía! hacedme fuerte con Vos, para con Vos reinar eternamente victorioso. Medítese, y pídase la gracia particular.

 

MES DE JUNIO, D. Félix Sardá y Salvany, Librería Editorial Santa Catalina, Bs.As., 1940.

  

viernes, 30 de diciembre de 2022

AÑO DEL SEÑOR 2023

 

2023: 

¡RESISTIR FIRMES EN LA FE!

¡A CRISTO POR MARÍA!




“Debemos vencer la terrible sugestión del mal y ser más bien nosotros los que dominamos al demonio al punto de obligarlo a no corrompernos la vida, como la luz hace huir a las tinieblas y la llama disuelve el hielo, obligándolo a derretirse. Si todos los cristianos conservaran íntegro y fuerte su carácter, representarían en el mundo el ejército del bien y lo obligarían a rendirse. Un solo grupo de soldados en perfecto uniforme, con el paso marcial y las armas adecuadas, se impone ante un gran gentío de desaforados; ahora bien, nosotros somos el ejército del Señor, vestidos y armados por Él, y debemos imponernos al mundo con nuestra vida, con nuestro hábito y con nuestras obras santas. Sólo así el mundo no prevalece y el maldito reino del mal está vencido”.

Padre Dolindo Ruotolo

 

“¡Oh, Cristianos! Tiempo es de defender a vuestro Rey y de acompañarle en tan grande soledad, que son muy pocos los vasallos que le han quedado y mucha la multitud que acompaña a Lucifer; y lo que es peor, es que se muestran amigos en lo público y véndenle en lo secreto; casi no halla de quien se fiar”.

Santa Teresa de Jesús

 

“María se manifiesta no solamente como Virgen Poderosa y consoladora en las horas de angustia para la ciudad terrestre y la vida corporal, sino que se muestra sobre todo como Virgen auxiliadora, fuerte como un ejército en orden de batalla, en las épocas de devastación de la Santa Iglesia y de agonía espiritual de sus hijos. Ella es la reina de la historia del género humano, no solamente para los tiempos de angustia, sino también para los tiempos del Apocalipsis (…)

“La que aplasta la cabeza del Dragón infernal en su Concepción Inmaculada y en su Maternidad virginal, la que ha sido glorificada incluso en su cuerpo y que reina en el Cielo con su Hijo, Ella domina como soberana todos los tiempos de nuestra historia y particularmente los tiempos más tremendos para las almas, a saber, los de la venida del Anticristo y aquellos en que sus diabólicos precursores prepararán esta venida”.

Padre Calmel

 

“Ensanchemos los corazones oprimidos y demos gloria a Dios, que ha querido mostrarnos en su Madre benditísima dos cosas hoy día tan dignas de eterno recuerdo: la necesidad de luchar y la seguridad de vencer. Primero la lucha, y ésta incansable; luego la victoria, y ésta segura, porque está prometida; y al fin la corona, y ésta inmortal e imperecedera como la de María”.

Padre Sardá i Salvany

“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”

  “ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”           Por FLAVIO MATEOS   El Padre Nicholas Gruner, tenaz apóstol hasta su muerte del mensaje ...