Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

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viernes, 10 de noviembre de 2023

GRAVÍSIMO: EL VATICANO PERMITE A HOMOSEXUALES Y TRANSEXUALES SER PADRINOS EN BAUTISMOS Y TESTIGOS EN MATRIMONIOS

 



Fuente: Infovaticana 

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe que dirige Víctor Manuel Fernández ha publicado una nota aclaratoria -a su manera- sobre seis preguntas planteadas por un obispo brasileño.

El 14 de julio de 2023, el Dicasterio recibió una carta de Monseñor José Negri, obispo de Santo Amaro en Brasil, que contiene algunas preguntas sobre la posible participación en los sacramentos del bautismo y del matrimonio por personas transexuales y personas homosexuales.

El documento publicado por el Dicasterio lleva la firma de Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, y del propio Papa Francisco. El texto, fiel al estilo de los dos argentinos, deja en manos «de la prudencia pastoral» algunos asuntos de especial calado. Desde la llegada de Tucho Fernández a Doctrina de la Fe, estamos empezando a acostumbrarnos a que en sus documentos se deje una amplia interpretación y que cada uno actúe según le venga en gana o le interese. Y esto, lejos de despejar dudas y unificar criterio, genera aún más confusión tal y como les sucedió a los cardenales que presentaron las últimas dubias.

Las siguientes respuestas reproducen esencialmente los contenidos fundamentales de lo que ya ha dicho al respecto este Dicasterio1 en el pasado.

El "Guardián de la fe"

La primera pregunta que plantea el obispo brasileño es si se puede bautizar a un transexual. Doctrina de la Fe asegura que «un transexual, que también se había sometido a un tratamiento hormonal y a una cirugía de reasignación de sexo – puede recibir el bautismo, en las mismas condiciones de los demás fieles, si no existen situaciones en las que exista riesgo de generar escándalo público o desorientación entre los fieles. En el caso de niños o adolescentes con problemas naturales transexuales, si están bien preparados y dispuestos, pueden recibir el Bautismo».

«Al mismo tiempo, es necesario considerar lo siguiente, especialmente cuando existen dudas sobre la situación moral objetiva en la que se encuentra una persona, o sobre sus disposiciones subjetivas hacia la gracia. En el caso del Bautismo, la Iglesia enseña que cuando se recibe el sacramento sin arrepentimiento por pecados graves, el sujeto no recibe la gracia santificante, aunque recibe el carácter sacramental», se lee en el documento.

Víctor Manuel Fernández señala que «así podemos entender por qué el Papa Francisco quiso subrayar que el bautismo «es la puerta que permite a Cristo Señor establecerse en nuestra persona y a nosotros sumergirnos en su Misterio»  Esto implica concretamente que «ni siquiera las puertas de los Sacramentos deben cerrarse por ningún motivo. Esto es especialmente cierto cuando se trata de ese sacramento que es «la puerta», el Bautismo […] la Iglesia no es una aduana, es el hogar paterno donde hay lugar para todos con su vida agotadora».

«En cualquier caso, la Iglesia debe recordarnos siempre vivir plenamente todas las implicaciones del bautismo recibido, que siempre debe ser comprendido y desarrollado dentro de todo el camino de la iniciación cristiana», agrega el cardenal.

Transexuales padrinos de bautismo y testigos de bodas

En relación a la pregunta de si puede un transexual ser padrino o madrina en el bautizo, responden que «en determinadas condiciones, un transexual adulto que además haya pasado por un tratamiento hormonal y una cirugía de reasignación de sexo puede ser admitido para el papel de padrino o madrina«. Acto seguido, explica el prefecto de Doctrina de la Fe que «sin embargo, dado que esta tarea no constituye un derecho, la prudencia la pastoral exige que no se permita si existe riesgo de escándalo, legitimación indebida o desorientación en el ámbito educativo de la comunidad eclesial». Es decir, deja en manos del sacerdote adoptar la decisión.

Sobre si puede un transexual ser testigo en una boda, el Vaticano responde escuetamente diciendo que «no hay nada en el actual derecho canónico universal que prohíba a una persona transexual ser testigo de una boda».

"Esta hora y el poder de las tinieblas son vuestros" (Lc 22, 53).




Padrinos homosexuales

Otra cuestión planteada es si pueden dos personas homosexuales aparecer como padres de un niño, que debe ser bautizado, y que fue adoptado u obtenido por otros métodos como el vientre alquilado. Roma responde también escuetamente argumentando que «para que el niño sea bautizado debe haber una esperanza fundada de que será educado en la religión católica (cf. can. 868 § 1, 2 o CIC; can. 681, § 1, 1° CCEO)».

Por otro lado, sobre si puede una persona homosexual que convive en pareja ser padrino de un bautizado, Doctrina de la Fe explica que «de conformidad con el can. 874 § 1, 1.º y 3.º CIC, puede ser padrino o madrina quien posea aptitud para ello (cf. 1.º) y «lleva una vida conforme a la fe y al papel que asume» (cf. can. 685, § 2 CCEO). Diferente es el caso en el que la convivencia de dos personas homosexuales consiste, no en una simple convivencia, sino en una relación estable y declarada más uxorio, bien conocida por la comunidad».

De nuevo, el Dicasterio apela a que «la debida prudencia pastoral exige considerar sabiamente cada situación, para salvaguardar el sacramento del bautismo y, sobre todo, su recepción, que es un bien precioso que hay que proteger, por ser necesario para la salvación».

«Al mismo tiempo, es necesario considerar el valor real que la comunidad eclesial da a las tareas de los padrinos y madrinas, el papel que estos tienen en la comunidad y la consideración que muestran hacia la enseñanza de la Iglesia. Finalmente, también se debe tener en cuenta la posibilidad de que exista otra persona del círculo familiar que pueda garantizar la correcta transmisión de la fe católica al bautizado, sabiendo que todavía se puede asistir al bautizado, durante el rito, no sólo como padrino o madrina sino, también, como testigos del acto bautismal», se lee en la resolución de Doctrina de la Fe.

Por último, sobre si puede una persona homosexual conviviente ser testigo de una boda, el Vaticano lanza balones fuera afirmando que «no hay nada en la actual legislación canónica universal que prohíba a una persona homosexual y conviviente ser testigo de un matrimonio».

https://nonpossumus-vcr.blogspot.com/2023/11/gravisimo-el-vaticano-permite.html

 

martes, 5 de septiembre de 2023

HEREJES

 


Artículo publicado originalmente el viernes, 17 de abril de 2015

en el blog Syllabus.


  

Tenemos un partido de innovadores que está inventando la Iglesia.

 Arthur Loth, La Vérité, 23 de septiembre de 1896



Escribió Gregorio XVI en su encíclica Singulari Nos: «Es muy deplorable hasta qué punto vayan a parar los delirios de la razón humana cuando uno está sediento de novedades y, contra el aviso del Apóstol, se esfuerza por saber más de lo que conviene saber, imaginando, con excesiva confianza en sí mismo, que se debe buscar la verdad fuera de la Iglesia católica, en la cual se halla sin el más mínimo sedimento de error».

Un ejemplo lamentablemente actual de esta pestífera serie de novedades, engaños y delirios pueden encontrarse expuestos en el “pensamiento” de estos obispos y papas conciliares, a los que tan bien por su parte describió y condenó en su momento el último papa santo Pío X, y de los que damos aquí un extracto con citas del libro que “explica” lo que piensa Francisco.   


Mons. Victor M. Tucho Fernández:


“Finalmente, la jerarquía de verdades invita a distinguir entre el contenido innegociable y el modo de expresarlo. Por­que, por el modo de expresarlo, algo que es secundario termina apareciendo como central. Claro, si uno quiere tener tranquilidad doctrinal, puede repetir expresiones que nadie entiende. Nunca hay que olvidar que “una cosa es la sustancia [...] y otra la manera de formular su expresión”. El Papa ha explicado que “a veces, escuchando un lenguaje completamente ortodoxo, lo que los fieles reciben, debido al lenguaje que ellos utilizan y comprenden, es algo que no responde al verdadero evangelio de Jesucristo. Con la santa intención de comunicarles la verdad sobre Dios y sobre el ser humano, en algunas ocasiones les damos un falso dios o un ideal humano que no es verdaderamente cristiano. De ese modo, somos fieles a una formulación, somos fieles a un lenguaje, pero no entregamos la sustancia. Ese es el riesgo más grave” (EG 41). El Papa retoma así lo que enseñaba Juan Pablo II: “La expresión de la verdad puede ser multiforme, y la renovación de las formas de expresión se hace necesaria para transmitir al hombre de hoy el mensaje evangélico en su inmutable significado” (Ut Unum Sint 19).”

 

¿Podríamos profundizar qué significa poner las cosas en su contexto si hablamos de cuestiones morales?

Como dijo el Papa, las cuestiones morales que planteemos tienen que estar dentro de un contexto para que sean bien entendidas. Esto implica un contexto cercano y un contexto amplio. Veamos.

El contexto amplio es el kerygma, es la invitación a encontrarse con un Dios que ama y que salva, y que por eso nos propone una vida mejor. Esto, ha dicho el Papa, es hacer “arder los corazones”, y es lo primero. Cuando la Iglesia habla excesivamente de cuestiones filosóficas o de ley natural, supuestamente, lo hace para poder dialogar sobre temas morales con el mundo incrédulo. Pero, al hacerlo, no convencemos a nadie con los argumentos filosóficos y nos perdemos la oportunidad de anunciar a Jesucristo, de hacer “arder los corazones”. En cambio, si uno hace arder los corazones o, al menos, logra mostrar el atractivo del evangelio, entonces sí las personas se disponen a conversar sobre una respuesta moral.

Pero hay también un contexto cercano, que es siempre un planteo positivo relacionado con lo que se está planteando o proponiendo. Por ejemplo, no sirve de mucho hablar en contra del matrimonio homosexual, porque la gente tiende a vernos como seres resentidos, crueles, poco comprensivos e incluso exagerados. Otra cosa es cuando nos referimos a la belleza del matrimonio y a la armonía en la diferencia que resulta de la alianza entren un varón y una mujer, y, en ese contexto positivo, brota casi sin necesidad de decirlo lo inadecuado de utilizar la misma denominación y llamar “matrimonio” a la unión de dos homosexuales.”

 

Un debate muy vivo se encendió a partir de la conversación que tuvo el Papa en octubre de 2013, en La Reppublica, con Eugenio Scalfari. Sobre todo, muchos han discutido su intercambio de frases significativas: “Usted, Santidad —dice Scalfari al Papa-, ya lo escribió en la carta que me envió: ‘La conciencia es autónoma y cada uno debe obedecer a la propia conciencia ’. Pienso que es una de las frases más valientes pronuncias por un Papa”. El Papa Francisco le respondió: “Ahora lo repito. Cada uno tiene su idea del bien y del mal, y debe elegir seguir el bien y combatir el mal como él mismo lo concibe. Eso bastaría para mejorar el mundo”. También John Henry Newman hablaba del “primado de la conciencia”, entendiendo la conciencia como el “representante de Dios en nuestra intimidad”. ¿Es así para Francisco?

Es así, por supuesto. Pero esto requiere una gran honestidad, que en el mundo de hoy es difícil de encontrar. Si usted me dice que está profundamente convencido de algo y que, después de un largo, profundo y sincero discernimiento, realmente piensa que no puede ir en contra de esa conciencia cultivada, entonces debe seguir su conciencia. De lo contrario, si usted toma todo a la ligera, si tiende a decidir según lo que le conviene, si no escucha a los demás porque es deliberadamente terco, si no ha formado con honestidad su conciencia, entonces no le recomiendo que siga esa conciencia con tanta ligereza, porque puede provocar mucho sufrimiento a los demás. Una cosa es seguir la propia conciencia y otra cosa es seguir los propios impulsos. Hoy es muy común que se confundan las dos cosas.

En Evangelii Gaudium, el Papa ha reafirmado el principio de la libertad religiosa, que incluye “elegir la religión que se estima verdadera” (255). Eso implica obediencia a la propia conciencia, aunque esta indique seguir una religión que no sea la cristiana. Pero si usted se fija bien, verá que el Papa Francisco dice esto utilizando una cita de Benedicto XVI que, quizá, no se tuvo en cuenta en su momento.”

 

 



El Papa Francisco pide a los obispos que no solo estén delante del pueblo, sino que también sepan estar en medio del rebaño o detrás de él. ¿Qué quiere decir exactamente con esto?

Estar detrás del pueblo es dejarse guiar por el rebaño, “porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos” (EG 31). Esto es propio de esa confianza en el pueblo que mencionamos antes. El pueblo es una variada trama de relaciones, de experiencias, de historias, y entonces allí hay una inmensa riqueza que el obispo debe ser capaz de reconocer, recoger y alentar.”

jueves, 13 de julio de 2023

“TUCHO” Y EL DIABLO


 



Por FLAVIO MATEOS

 

 

“El liberalismo posee las llaves de la muerte no sólo

para esta vida presente, sino también para la futura”.

 

Cardenal Billot

 

 

“El liberalismo resulta desfavorable a la libertad porque ignora las restricciones que la libertad debe imponerse para no destruirse a sí misma”.

 

Nicolás Gómez Dávila

 

 

“Si queremos localizar a Satanás, no hemos de buscarle en el desierto, sino metido en los centros y en los puntos neurálgicos y bien disfrazado como “ángel de la luz” (II Corintios 11, 14). Solamente así se explica el misterio de la apostasía bajo formas de piedad, de la cual habla San Pablo en II Tesalonicenses 2, 3 ss.”

 

Monseñor Juan Straubinger

 

 

Fue en el Jardín del Edén, allí donde nuestros primeros padres gozaban de la amistad íntima con el Creador, y eran libres de la enfermedad y la muerte, fue allí donde surgió la peste del Liberalismo, por obra del Padre de la Mentira. Con su característica y –para Eva- novedosa y desconocida insidia, la serpiente dio a entender a la mujer que no era del todo libre, pues tenía una limitación, una prohibición, una barrera que no podía infringir. Según la serpiente la libertad de que gozaban estaba restringida injustamente, y por eso no podía ser verdadera libertad. Así es como inició la serpiente el diálogo fatal con su víctima, y la curiosa mujer cayó en la trampa. Creyendo que entonces iba a ser de verdad libre, como si no lo fuera, mediante el dulce conocimiento “del bien y del mal” –aquí nació el gnosticismo, que desdeña la fe y abraza orgullosamente “el conocimiento”- comió del fruto prohibido, y luego tentó a Adán, que también comió. Se inició así la larga cadena de los “liberados” de los mandatos divinos. La Revolución iniciada con el “non serviam” ahora se trasladaba a los humanos.

Satanás ha sido pues el primer “Libertador”.

La libertad que pregonan los liberales viene de allí, es una libertad de hacer lo que fuere sin ningún tipo de coacción exterior, es una libertad que el hombre se da a sí mismo, no la recibe de nadie (y esto a pesar de que absolutamente todo lo ha recibido de su Creador, que lo sacó de la nada). Su tendencia a exaltarla como valor primero es en verdad una auto exaltación del hombre, libre de la tutela de su Creador. La libertad liberal es un ídolo, un fin en sí mismo. Es la diosa encumbrada en la Revolución francesa y representada en la Estatua de la Libertad de Nueva York (y antes que allí, en Buenos Aires). Es el fundamento del mundo moderno y de la Iglesia modernista que se ha reconciliado con ese mundo.

Pero la libertad sin barreras, sin restricciones, se anula a sí misma, pues es un absurdo en toda criatura que es limitada. Termina en la locura que hoy estamos viendo por doquier. Ya lo había anunciado hace un siglo el Cardenal Billot: “¿Ves cómo el principio del liberalismo, por una necesidad ineluctable de su naturaleza, termina en lo que es antinatural?” (El Error del Liberalismo). El grito de libertad de los liberales es en realidad un grito de rebeldía contra lo real, porque en esto debe admitir su limitada condición. Pero es además una orgullosa revuelta contra el misterio, ya que el hombre orgulloso quiere saberlo todo y no admite que algo se sustraiga a su conocimiento. Sin embargo, es aceptando las restricciones, y por lo tanto nuestra condición de criaturas, y por ende nuestra limitación, como gozamos de la verdadera libertad, porque, detalle importante, esos límites nos son trazados por el Amor de un Padre, a quien le debemos absolutamente todo (menos el pecado, lo único que nos pertenece). Decía Chesterton: “Es la idea del misterio la que conserva al hombre sano. El misterio es la salud del espíritu y su negación es la locura” (Ortodoxia).

Esa locura liberal y naturalista, con su evacuación del misterio, particularmente desde la liturgia, penetró en la Iglesia con el concilio Vaticano II, imponiendo la “libertad religiosa”, que nos ha llevado a esta irrefrenable demencia en Occidente. El liberalismo ha infestado hasta lo más profundo el clero, más allá de la centenaria y exitosa infiltración masónica, o precisamente a raíz de ello, entre otros factores. El liberalismo se respira, se huele, se siente en el ambiente. Todo lo invade y lo sofoca, todo lo falsea, todo lo pervierte. Las modernas encíclicas papales parecen salidas de las logias. El conservadorismo y la línea media están resabiados de liberalismo. Gran parte del “tradicionalismo” está impregnado de liberalismo. Ese es el motivo de la falta de reacción ante el avance de la Revolución.

Y ahora, la Iglesia conciliar surgida de la Revolución de octubre de 1962 se apresta  a llevar hasta sus últimas consecuencias el programa liberal judeo-masónico en la Revolución de octubre del 2023-2024, el Sínodo. El demoledor e infatigable Francisco –“lo que haz de hacer, hazlo rápido”- no da puntada sin hilo y ahora, antes de salir de escena –o de la escena del crimen, habría que decir-, para encabezar la demolición final ha traído al centro de la escena a su más obsecuente discípulo: Monseñor Víctor “Tucho” Fernández (conocido también como Monseñor “Besuqueiro”, en breve será Cardenal), el cual parece dispuesto a seguir las instrucciones para no dejar nada católico en pie. Es el non plus ultra en el terreno de la apostasía. La osadía de los enemigos de la Iglesia se anima cada vez más, y ya se atreven a decir las cosas claramente, como un obispo que próximamente vestirá la púrpura cardenalicia, Mons. Américo Aguiar, auxiliar del patriarcado de Lisboa y organizador de las JMJ: “Nosotros no queremos convertir a los jóvenes a Cristo ni a la Iglesia Católica ni nada de eso, en absoluto”. Que un obispo diga esas palabras en la tierra donde se apareció la Santísima Virgen María en Fátima para pedir la conversión de los pecadores, mostrando incluso el infierno a donde iban las almas que se condenaban, ya es el colmo de los colmos, pues parece directamente un desafío del Diablo, y que los cardenales y obispos permanezcan callados –como ocurrió tras la Revolución conciliar- directamente lleva a concluir que estamos próximos a alguna grandísima catástrofe de proporciones bíblicas porque de no ser así la Iglesia de Cristo dejará de existir en un plazo muy próximo, convirtiéndose –ella sí- en una asamblea de afeminados protestantes.





Este desdichado personaje llamado “Tucho” Fernández, que parece surgido de una hórrida película de Pasolini o de un rancio programa cómico televisivo argentino de los años 1980 (televisión judaica, por supuesto), ha dicho unas palabras que sólo alguien inconsciente o audaz hasta el ridículo, ha podido proferir. Pero esas palabras, expelidas quizás con un hálito fétido en un ámbito por demás inconveniente para las mismas, pues fueron lanzadas al aire nada menos que dentro de la mayor catedral gótica de Hispanoamérica, han sido ya bastante difundidas, pero merecen ser consideradas atentamente. Porque sólo pueden denotar que surgen de la boca de un intruso, de un okupa, de un irresponsable y de un enemigo de la Iglesia. Un personaje digno de merecer ser juzgado con la mayor severidad por la Santa Inquisición, en su época de gloria. ¡Y es él quien está ahora a cargo de la antigua “Inquisición”!

Luego de afirmar en un sermón dominical (en la Catedral de La Plata, el 5 de marzo) que hay que aprender a mirar la belleza de las personas “más allá de su orientación sexual” (¡!), el ahora prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe  (será la “fe” de Palito Ortega, tal vez), se despacha con lo que sigue:

“Ustedes saben que durante muchos siglos la Iglesia fue en otra dirección. Sin darse cuenta fue desarrollando toda una filosofía y una moral llena de clasificaciones…clasificar a la gente para ponerle rótulos: éste es así, éste es asá, éste puede comulgar, éste no puede comulgar, a éste se le puede perdonar, a éste no. Terrible que nos haya pasado eso en la Iglesia, ¿eh? Gracias a Dios el Papa Francisco nos ayuda a liberarnos de esos esquemas”.

Eso ha dicho el grotesco obispo Tucho. Veamos: “…durante muchos siglos la Iglesia fue en otra dirección”, el Monseñor tiene la osadía de afirmar que durante muchos siglos la Iglesia estuvo equivocada, fue “rígida”, como diría su mentor Bergoglio. Confesión de que su mandamás está llevando la Iglesia en una dirección distinta hacia la cual se dirigió durante “muchos siglos” (en verdad esa nueva eclesiología surgió en el Vaticano II, ahora estamos recogiendo sus frutos). Por lo que sigue después, está hablando prácticamente de la Iglesia desde que la fundó Nuestro Señor Jesucristo. Y sigue: “Sin darse cuenta fue desarrollando toda una filosofía y una moral llena de clasificaciones”, acá no acusa a la Iglesia de maldad, sino de inadvertencia, de falta de seso para ver que se estaba volviendo rígida y discriminadora, y la acusación no va hacia tal o cual tendencia o escuela dentro de la Iglesia, sino a la Iglesia misma, nada menos. Continúa: “…clasificar a la gente para ponerle rótulos: éste es así, éste es asá,”. Además de ser esto un disparate, cuando quiere Tucho rotula. En una reciente entrevista a la revista progresista “Vida Nueva”, dice: “Especialmente me molestaba que se prestara mucha atención a ciertos problemas doctrinales y menos a otros. Por ejemplo, a quienes, sin ser lefebvristas, se distanciaban del Concilio Vaticano II, no se les cuestionaba demasiado”. Está diciendo allí que debió cuestionarse más a los que se distanciaban del sacrosanto e intocable e infalible Vaticano II. Y que está bien cuestionar a los “lefebvristas”. ¿No está allí clasificando a la gente, poniéndole rótulos? Sigue: “ éste puede comulgar, éste no puede comulgar, a éste se le puede perdonar, a éste no”. Con estas palabras Mons. Tucho acusa directamente a N. S. Jesucristo, quien dio a los Apóstoles el poder de atar o desatar, puesto que no se entra al Banquete celestial sin el vestido de bodas de la gracia. Pero Tucho no hace otra cosa que seguir a su maestro Francisco que afirma siempre que quiere una Iglesia para todos, sin importar la condición o disposiciones de la persona. Se trata de la Iglesia=Humanidad, una entidad meramente terrenal y un espectáculo apto para todo público, cuya finalidad es la unidad del género humano y la paz en este mundo. Jesucristo puede ser puesto al margen por algunos, pues no es estrictamente necesario. Somos todos hermanos, “Fratelli tutti”. En esa misma línea decía otro pérfido personaje de la misma escuela de demolición anticristiana, al nuevo Arzobispo de Buenos Aires García Cuerva, que quisiera que en la puerta de las iglesias hubiese un cartel que dijese “Entrada libre”. Y en estos días otro heresiarca el alemán Marx –otro amigo de la sodomía- dice que una Iglesia sólo para cristianos es una herejía…

Remata Tucho su orgullosa exposición, con estas palabras que suponen un alivio, diríase el canto a una nueva primavera de la Iglesia: “Terrible que nos haya pasado eso en la Iglesia, ¿eh? Gracias a Dios el Papa Francisco nos ayuda a liberarnos de esos esquemas”. De modo tal que, sí, debemos entenderlo de una buena vez,  Francisco es un “Libertador”, es el hombre a quien Dios eligió para ayudarnos a liberarnos de la opresión que durante siglos los fieles hemos sufrido por parte de la Iglesia, con sus rígidos esquemas, sus prohibiciones, sus preceptos y sus mandatos.

“Libertador” fue también Lutero, por supuesto. Todos los herejes han surgido para ser “libres” y “liberar” a los cristianos de la tiranía de Roma. Santo Tomás de Aquino explicaba que el ideal propuesto por el jefe de la Contra-Iglesia, Satanás, es la “libertad”. Nada nuevo bajo el sol ahora, a no ser que estos enviciados enemigos de la Iglesia ocupan todos los puestos de la misma y están decididos a hacer de ella una Iglesia “trans”, dispuesta a desfilar orgullosamente desnuda ante los ojos del mundo, luego de haber fornicado con los poderes de la tierra.

Pero si Francisco ama las sorpresas, Dios va a complacer esa ansia de sorpresas. Por supuesto que no será agradable para él ni para los “Nefarious” que se han enseñoreado de Roma. No será nada agradable para ellos, claro que no.

Los hijos de la Virgen no podemos sorprendernos del todo, porque creemos en su promesa y esperamos: “Al fin mi Inmaculado Corazón triunfará”.   

 

miércoles, 5 de julio de 2023

EL PASTOR BESUQUEIRO - ANTONIO CAPONNETTO

 


Lo que sigue es un capítulo de mi libro “El último gobierno de Sancho”, Buenos Aires, Bella Vista Ediciones, 2022. Su destinatario acaba de ser nombrado por Bergoglio, nada menos que Prefecto para la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. Herejes, apóstatas, blasfemos, sacrílegos y servidores de la contranatura festejan su designación. Los católicos estamos de duelo. Oremos.

ANTONIO CAPONNETTO

 

 

El Pastor Besuqueiro

 

Apenas pudo el sanguíneo Helios asomar desafiante en el cielo argento, tras emanciparse de sus edípicos padres Hiperión y Tea, tostó la testa monda y lironda del Gobernador, quien a la sazón se hallaba rumiando el último “Avemaría” del primero de los Gloriosos.

En rascarse la oreja izquierda con la mano diestra andaba (guardando recato este juglar sobre otras rascaduras), cuando de pronto llególe a los oídos un crepitar de cuerdas desafinadas, cuyo responsable era un ente carnoso, de fisonomía tan híbrida que desconcertó al Primer Insulano.

-“Ya me decía mi señor Don Quijote que los ciclanes existen”, le farfulló Sancho a su Edecán de Turno.

- ¿Quiénes son los ciclanes, Esplendencia? Aquí sólo se conoce el ciclón de San Lorenzo, de quien es devoto a rajatabla Iscariote I. -¡Cállate zopenco! Se nota que no eres un analfabeto como yo. Si no, hubieras escuchado cantar al divino Homero, acerca de aquella raza temible de monstruos unitesticulares, como los chanchos monórquidos.

-¡A la pucha, Majestad!, me sorprende usted con su refinamiento idiomático. ¿Acaso ha tomado clases con el Conde Diego Armando?

-Cuanto sé de estas bestias sin atributos normales en sus partes pudendas, lo he aprendido en el chiquero de mi finca; que a quien tiene porqueriza/lo educará su nodriza; y entre mucha cochiquera/no es necesaria la escuela, y en el corral, de bedel/trabajaba Baradel[1] y...

Interrumpiendo la conocida e irrefrenable adicción a la paremiología del Máximo Regidor, el Edecán le espeta con cierta premura de súbdito diligente:

-“Su Magnificencia, dispense usted, pero el ciclano éste, o como se diga, quiere verlo. Dice llamarse Tucho, tener un obispado en la aldea La Guita, y se siente perseguido por los reaccionarios de la susodicha comarca”.

-No sabía que aún quedaban reaccionarios en estos confines. ¿Son de Tacuara? ¡Que pase! Aquí no se le niega el asilo a naides, sea hermafrodito, obispo, farinelli o metropolita. Que a cada quien yo escucho/aunque se tenga por Tucho...

Fue así que ingresó en la Sala de Primeros Auxilios Institucionales, un pelado torvo de chomba gris, calvicie sospechosamente lustrosa, gestos amadamados, boca achupetada y párpados abricerrados. A juzgar por el hedor que emanaban sus bragas, era posible adivinar que, en el trayecto hasta la Comandancia, el infeliz se había desgraciado o padecía el síndrome crónico de colitis emotiva.

UN LIBRO PARA ESTE TIEMPO

  “Fátima y Rusia”, por Flavio Mateos. Disponible en todo el mundo a través de Amazon y Mercado Libre.   Tomo I - 438 páginas ·     ...