Por LUIS ALVAREZ PRIMO
Luego de un involuntario interregno retomo
estas notas.
“Moto in fine velocior” (el movimiento se
acelera al final), este dicho latino de raigambre aristotélica, remite por
extensión, al hecho de que los acontecimientos se suceden más rápido al final
de un proceso histórico.
El comienzo más próximo del inicuo proceso de
desestabilización política promovido por los EE.UU. y los 32 países de la OTAN
en Ucrania, podríamos ubicarlo en las jornadas del llamado Euromaidan, la ola
de manifestaciones contra el gobierno ucraniano de Viktor Yanukovich en noviembre
del 2013, cuando este se negó a firmar un acuerdo de unión entre Ucrania y la
Unión Europea- Euroatom (la Comunidad de energía atómica europea). Tras una
guerra civil que costó la vida a miles de rusos en la región ucraniana del
Donbás, el conflicto desembocó, luego de infructuosos esfuerzos rusos por
alcanzar una solución diplomática, en la Operación Militar Especial lanzada por
Vladimir Putin el 24 de febrero de 2022 ante lo que consideraba una amenaza
existencial para la Federación de Rusia.
La trágica guerra en Ucrania, que ha durado
ya más de tres años, parece estar llegando a su fin—sea por la victoria militar
o un acuerdo diplomático-político realista. Quienes la promovieron – los judíos
neoconservadores de los EE.UU. y los globalistas de la OTAN-- han sido
derrotados en todos los frentes: militar, político, económico y diplomático,
por la estrategia de desgaste que les impuso y sostuvo admirablemente la
Federación de Rusia y su líder Vladimir Putin. La hegemonía global del
decadente y corrompido imperio judeo-masónico anglo estadounidense ha cedido a
una nueva realidad geopolítica y cultural en ascenso: el multipolarismo
anticolonialista fundado en la cooperación internacional, el respeto, la
búsqueda de la paz y el desarrollo, representado por los BRICS+ que lideran
Rusia, China, India y Brasil.
La reunión entre Putin y Trump en Anchorage,
Alaska, mañana viernes 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María, a las
11.30, inaugura una real perspectiva hacia la paz en Ucrania, en la medida en
que predomine la sensatez y el realismo por parte de Trump y el gobierno que
representa. El desafío y la misión que
Putin ha asumido, propio de un extraordinario estadista como él, es delicado y
no carente de riesgos. Que Dios y la Virgen lo protejan y lo bendigan.
El genocidio del pueblo palestino en Gaza por
parte del criminal y sanguinario gobierno sionista de Benjamín Netanyahu,
acabada expresión del espíritu revolucionario judío, continúa desaforado y
enceguecido en su afán de ocupar Gaza y exterminar a los palestinos, para luego continuar su expansión en Medio Oriente
atacando a Irán nuevamente, con el apoyo del hipócrita gobierno estadounidense
de Donald Trump, cuya base electoral se erosiona día a día a medida que los
norteamericanos abren los ojos sobre su situación de oneroso y humillante
vasallaje ante el sionismo judío.