Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

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martes, 17 de diciembre de 2024

LA MUJER VESTIDA DEL SOL

 


El Verbo Divino tiene por Su Madre un amor infinitamente más grande que el que siente por todas Sus demás criaturas. El honor de la Inmaculada le es infinitamente querido, porque es Su Madre.

Considera, si quieres, la profunda verdad de esta afirmación sobre el honor de la Inmaculada en el contexto de estos tiempos modernos. ¿Qué honor ha rendido la Iglesia institucional a la Madre de Dios, que tantas veces vino a mostrarnos el camino para volver a Dios?  ¿Qué honor ha mostrado realmente la Iglesia a la Virgen en el siglo pasado?  ¿Qué Vicario de Cristo ha obedecido su petición?

Se dice que el Papa Pío XII dijo de Nuestra Señora de Guadalupe: «Estamos seguros de que mientras seas reconocida como Reina y Madre, México y América estarán seguros».

Piensen en estas palabras mientras observamos los horribles destrozos de la Fe y de la cultura católica en todos los países del continente americano en la actualidad. Si tan sólo el pontífice, o incluso uno de sus sucesores cumplieran con los deseos de Nuestra Señora, toda esta devastación podría haberse evitado. Y luego, piense en lo fácil que todavía podemos obtener las gracias necesarias para restaurar la gloria de la Santa Madre Iglesia siguiendo el simple mandato de nuestro Señor Jesucristo de hacer reparación al Inmaculado Corazón de María.

LA ERA DE LA APOSTASÍA

La Era de la Apostasía comenzó con la desobediencia de Lutero, que era el propio sacerdote de Lucifer, y cuya revuelta se extendió por toda la Cristiandad en el siglo XVI, dejando a su paso un pueblo huérfano, privado de la gracia, que no paraba de alardear sobre la dignidad del hombre mientras destruía asiduamente cualquier signo de la verdadera dignidad del hombre, que sólo se encuentra en el amor de nuestro Señor Jesucristo. Porque nuestra única dignidad está en el Sagrado Corazón de Jesús, que nos amó primero y nos lavó de nuestros pecados con su sangre. - Apoc. 1,5

En respuesta a esta monumental afrenta, Aquel que es amor, ¡envió al mundo su mayor amor! Es decir, Dios nos concedió a su propia Madre. Mientras el malhablado Lutero lanzaba sus despreciables blasfemias, Nuestro Señor envió a la Santísima Virgen a sus hijos del Nuevo Mundo para concederles el favor de su imagen, milagrosamente impresa en la tilma de tela de cactus de Juan Diego. Esta imagen muestra a Nuestra Señora como la «Mujer vestida de Sol» del Apocalipsis. Así, vemos a Nuestro Señor contrarrestar la vil y odiosa desobediencia de Lutero con la obediencia amorosa, y contrarrestar lo que es sucio y feo con lo que es puro y bello - Nuestro Señor contrarresta el engaño con la Verdad.

“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”

  “ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”           Por FLAVIO MATEOS   El Padre Nicholas Gruner, tenaz apóstol hasta su muerte del mensaje ...