Nunca hay que
desesperar de las conversiones en el lecho de muerte: el caso de la abuela
centenaria
16 octubre 2022
Muchos padres -sobre todo madres-
se acercan entristecidos al padre Sebastian Walshe porque sus
hijos se han alejado de la fe y temen por su salvación eterna. Pero
él es "optimista" al respecto.
Por tres razones: una, su
propia experiencia; dos, casos como el de la abuela de su amiga
Cynthia; y tres, la petición más reiterada que dirigen al Cielo millones de
católicos todos los días, y que difícilmente quedará sin premio.
Vivencias
sacerdotales
El padre
Walshe es un canónigo norbertino o
premonstratense de la abadía de San Miguel, en la diócesis de
Orange (California), de cuyo
seminario es profesor. Es doctor en Filosofía y maestro en Teología por el Angelicum de Roma (la Pontificia
Universidad de Santo Tomás), en el cual impartió también docencia durante dos
años.
Los norbertinos deben su nombre
al monje reformador San Norberto de Xanten (1080-1134), quien,
tras su conversión en 1115 de una vida de vanagloria y pecado, fundó en 1120
una abadía en el norte de Francia, en una ermita que se le había mostrado
anteriormente (pre monstratum) en sueños. La abadía de Premontré
fue confiscada y destruida por la Revolución de 1789.
"Una de las mejores
experiencias que he tenido como sacerdote" confiesa Walshe a The Coming Home Network "es asistir a las personas en su lecho de
muerte y administrarles los últimos sacramentos",
"Soy optimista porque veo lo
que pasa", explica: "Las historias se repiten: ‘No he ido a la
iglesia durante treinta o cuarenta años’ o ‘Dejé de practicar la fe cuando era
adolescente’". Pero "queda una pequeña llamada en su corazón, y cuando
se acercan a la muerte la gracia de la conversión llega. Muchas personas
que parecían completamente alejadas de la conversión se convierten" cuando
todo hacía pensar que "ya no había esperanza".
La abuela de
Cynthia
Un ejemplo tiene entidad por sí
mismo: el de la abuela centenaria de Cynthia, una amiga suya de la
infancia y juventud en su ciudad natal, Pasadena.
Cynthia se crió con su abuela,
porque su madre había muerto y se ignoraba el paradero de su padre. En su
adolescencia, la joven se convirtió al catolicismo por medio
de una "gran familia católica", los Grimm, que eran
amigos comunes de Cynthia y del entonces aún laico Sebastian.
En efecto, los Grimm son, en todos los sentidos, una "gran familia católica". En el sentido numérico, porque tienen su origen en la figura de William C. Grimm (1927-2015), muy conocido y querido en Pasadena: cuando murió tenía 17 hijos, 168 nietos y 70 bisnietos. Pero también en el sentido de sus buenas obras, porque los Grimm son el alma del Thomas Aquinas College, donde también estudió el padre Walsh. Por ese centro han pasado 14 de los hijos del patriarca William y 51 de sus nietos. Desde su fundación en 1971, Grimm llevó allí a toda su familia y además con ellos se pudo formar enseguida un celebrado coro.