“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”
Por FLAVIO MATEOS
El Padre Nicholas Gruner, tenaz apóstol hasta su muerte del
mensaje de Fátima, ha sido muy enfático en su visión de la situación actual:
“Las cosas no pueden continuar así indefinidamente. El mundo está al
borde de algo de suma importancia, sea para bien o para mal – o el Triunfo del
Inmaculado Corazón de María prometido, o el descenso final hacia la III Guerra
Mundial. Estamos muy cerca del final
de nuestro curso, de una manera u otra.”
El problema acá es que hay católicos que ignoran, olvidan o niegan
que el triunfo del Corazón Inmaculado de María vendrá con la consagración de
Rusia y su conversión. Olvidan las palabras –que son una promesa- de
Nuestra Señora. Cuando la Virgen dice “Al
fin mi Corazón Inmaculado triunfará”, ellos ponen ese “al fin” al final de
toda la historia, es decir, junto a la Parusía de Nuestro Señor. Sin embargo
eso es erróneo, ya que Ntra. Sra. luego de decir esas palabras, continuó: “El Santo Padre me consagrará Rusia que se
convertirá y será dado al mundo un tempo de paz”. Por lo tanto, allí será
el triunfo del Corazón Inmaculado. Si fuese la Parusía, ¿qué sentido tendría
hacer la consagración de Rusia? ¿Y por qué no lo habría dicho la Virgen? Si
fuese la Parusía, sería disminuir su importancia decir solamente “será dado al
mundo un tiempo de paz”. ¿Es que María no iba a mencionar el gran triunfo de Su
Hijo?
Por si alguien dudase de creer a las palabras de la Sma. Virgen,
veamos esta otra promesa: el 19 de agosto de 1917 dijo a los niños de Fátima: “El último mes, yo haré el milagro a fin de
que todo el mundo crea”. El 13 de septiembre de 1917 les dijo: “Sí, en octubre, yo haré el milagro para que
todos crean”. Y, efectivamente, un mes más tarde, el 13 de octubre de 1917,
la Virgen hizo el más portentoso milagro de todos los tiempos, del cual fueron
testigos directos 70.000 personas, más otras 30.0000 en los alrededores de la
Cova de Iría. Eso está perfectamente documentado, atestiguado y hasta los
mismos anticlericales tuvieron que reconocerlo. Nuestra Señora cumple lo que
promete.
Ahora bien, parece que hoy los católicos, a pesar de ello, no
creyesen en las promesas de la Virgen, pues cuando Ella dice que Rusia será
consagrada, se convertirá y habrá un tiempo de paz, con el triunfo de su
Inmaculado Corazón, los católicos miran hacia otro lado y buscan otra salida.
Es como cuando Nuestro Señor les anunció a los Apóstoles su resurrección, no
obstante lo cual ellos no creyeron o lo olvidaron completamente.
Generalmente se interpreta que el triunfo del Corazón Inmaculado será
uno (y por lo tanto puede decirse que el mismo) con el triunfo final de Cristo
en su Parusía. Dicen algunos que “el triunfo del Corazón Inmaculado será el
mismo triunfo del Sagrado Corazón de Jesús pues ambos corazones están en
perfectísima unión”. Sí, es verdad que ambos corazones están en perfectísima
unión, pero a pesar de eso Dios ha querido que la Iglesia tenga dos devociones
que si bien se complementan, son distintas. Una cosa es el Sagrado Corazón de
Jesús y otra el Corazón Inmaculado de María. Son dos devociones distintas, sus fiestas
se celebran en fechas distintas, aunque ambas tienden a lo mismo. Ambos deben
ser exaltados, y unidos, pero distinguidos, en cuanto cada devoción tiene sus
propias particularidades y sus propias aplicaciones a determinados momentos de
la historia. Donde está Jesús, está María, y viceversa, pero Jesucristo quiere
que su Madre sea exaltada por Sí Misma y que nada pueda disminuir u opacar esa
exaltación pública y universal (de toda la Iglesia y no de un puñado de
tradicionalistas, como ocurre ahora). Esto es lo que Él dijo a Sor Lucía en una
revelación de 1936. Cuenta ella: “Interiormente he hablado al Señor de este
asunto. Y hace poco le preguntaba por qué no convertía a Rusia sin que Su
Santidad hiciese esta consagración”. La respuesta de Nuestro Señor fue la
siguiente:
“‘Porque quiero que toda
Mi Iglesia reconozca
esa consagración como un triunfo del Inmaculado Corazón de María,
para después extender su culto y poner, al lado de la devoción de Mi Corazón
divino, la devoción a este Corazón Inmaculado.’”
(Carta de Sor Lucía al Padre
José Gonçalves del 18 de mayo de 1936, citada en P. Antonio Maria Martins S.J.,
Novos Documentos de Fátima, Livraria Apostolado da Imprensa, Porto,
1984, pág. 172; Cf. Frère Michel de la Sainte Trinité, The Whole
Truth About Fatima, Vol. II, Immaculate Heart Publications, Buffalo, Nueva
York, 1989, pág. 631.)
Jesucristo juzga que aún no se ha exaltado como se debe a María,
que la devoción a su Inmaculado Corazón no se ha impuesto en todo el mundo como
desea y conviene, por lo tanto eso se habrá de dar y con un impresionante
milagro, aunque lamentablemente tarde pues no habrá podido evitarse tanto
sufrimiento debido a los pecados, tantas catástrofes y guerras y sobre todo
tantas almas que se pierden, especialmente por la infidelidad de la Jerarquía
eclesiástica.
Rusia, así como la Roma desde Constantino difundió el culto a
Nuestro Señor Jesucristo, servirá para extender el culto al Corazón Inmaculado.
En este país que ha salido del comunismo, los iconos de Nuestra Señora son
públicos, numerosos, presentes en la vida cotidiana y hasta lo hay en el
despacho del presidente Putin, que cuando tuvo su ya lejano encuentro con el
papa Francisco en el Vaticano, llevó de obsequio precisamente un icono de
María, al cual besó ante el rostro mismo de quien desde el primado romano se ha
encargado de ofender reiteradas veces la devoción mariana. Por supuesto que la
devoción de los rusos no es precisamente ortodoxa y debe ser corregida. Por eso
además cuando Rusia se convierta –mediante la intervención del Papa de Roma, en
un futuro no muy lejano, estimamos- también adoptará el dogma de la Inmaculada
Concepción, cosa que hasta ahora no han hecho, pues con respeto lo aceptan sólo
como una “opinión teológica”, lo cual entristece a la Santísima Virgen.
Sostener hoy la devoción al Corazón Inmaculado, íntegramente
abrazada y defendida, es la mayor
incorrección política, es ir
absolutamente a contracorriente. Nadie espera hoy milagros. “Se ha dicho con razón: ‘La hora desesperada
es la hora de Dios…’ Así es; pero con tal que nos volvamos a Él con una
confianza ciega y tanto mayor cuanto más se esfuman los socorros humanos. ¡Cuán
saludable es para el alma el luchar algunas veces en situaciones aparentemente
sin salida, donde encuentra tan hermosa ocasión de elevar hasta el heroísmo la
virtud teologal de la esperanza! (…) ¿Quién no ve cuán indispensable es, en
semejantes circunstancias, una fe inexpugnable en el amor de Dios? Sólo ella
puede elevar hasta el Cielo la santa virtud de la esperanza” (La fe en el amor de Dios, por una
Hermana de la Providencia, Editorial Apostolado de la Prensa, Madrid, 1956).
Contra los que pregonan una falsa esperanza para el mundo, contra
los que promueven un “gran reseteo”, una “fraternidad universal”, un “Nuevo
Orden Mundial” o cualquier proyecto globalizador y sinárquico, como también
contra los que buscan acuerdos traidores con los enemigos de la Iglesia
católica que son los liberales y modernistas enquistados en Roma, y contra los
que han olvidado las promesas de la Virgen en Fátima, hay que repetirlo una y
otra vez: la Santísima Virgen María es
nuestra única esperanza, en Ella se encuentra la solución y sólo Ella puede
ayudarnos.
El Hermano Michel de la Trinité explicitaba lo fundamental de las
apariciones de Fátima, diciendo:
“El secreto del secreto, es la voluntad de Dios
de acordarnos todo por la mediación de María, en respuesta a nuestra devoción a
su Corazón Inmaculado. No solamente los bienes espirituales, sino también la
paz temporal, y eso para el mundo entero. ¿Se ha remarcado que una de las
palabras de Nuestra Señora, contada fielmente por Lucía a su párroco el día
siguiente de la aparición, decía ya la misma cosa, con el mismo vigor, el mismo
exclusivismo? “Continuad rezando el rosario todos los días…para obtener la paz
del mundo y el fin de la guerra, porque
ella sola os podrá socorrer”.
Dicho de otra forma: no hay más salvación para nosotros que por la Virgen María; era ya el
núcleo esencial del secreto de Fátima que se encontraba así divulgado desde
julio de 1917”.
(Frère Michel de la Sainte-Trinité, Toute la
vérité sur Fatima, La science et les faits, t. I, CRC, 4e éd., 1986,
p. 229.)
¡Viva el Sagrado Corazón de Jesús y el Corazón
Inmaculado de María!