Casi no se habla de otra cosa.
Entre
el constante bombardeo mediático acerca del Covid 19, que es utilizado para crear un relato y a partir del mismo ofrecer "soluciones" que en verdad son "peores que la enfermedad", ya sea la inoculación de un suero génico experimental homicida, ya el confinamiento de personas sanas, el uso de inútiles y perjudiciales mascarillas faciales o la imposición dictatorial de un pase sanitario para llevar una vida pública, los medios
masivos de difusión no dejan de divulgar y promover la ineludible Agenda 2030.
Todo
este entramado sanitario no sirve para otra cosa sino para acelerar ese proceso
(el “progreso inevitable”), que necesita controlar hasta los menores detalles
para garantizar su éxito. Reaccionarios y nostálgicos de un pasado abolido para
siempre, deben eliminarse.
Los
gobiernos de casi todos los países, las fundaciones y organismos
internacionales, el establishment “intelectual” y, por supuesto, el Vaticano y
las conferencias de obispos del mundo entero, se han sumado servilmente a la
predicación y enseñanza de esta agenda globalista, que ciertos utópicos y
prominentes millonarios, los régisseurs
del gran espectáculo –denominados eufemísticamente filántropos- han dado en llamar también “Gran Reinicio”.
Será,
nos dicen, la renovación de la humanidad. Volver a fojas cero. Un nuevo hombre
nacerá. Viviremos en paz, justicia y armonía con la “Madre Naturaleza”. Será
una “nueva normalidad”. En otras palabras, viviremos en un igualitario y
ecológico “mundo feliz”.
Patrañas
de psicópatas inmunizados de todo contacto con la realidad, que disputan a Dios
su divinidad. Será el rancio proyecto del “hombre nuevo” comunista, del
Prometeo que conquistó el mundo con la Revolución, ahora llevado a cabo con la
tecnología de punta que lleva la marca del diablo.
Agenda
significa “lo que ha de hacerse”. El poder mundial tiene su agenda y ya no la
oculta. Ha planteado sus objetivos y sus plazos. Gracias.
Dios
también tiene su agenda. Pero la Iglesia conciliar se ocupa bien de ocultarla.
Esa
agenda se llama Fátima, y a partir
de 1917 nos ha trazado una hoja de ruta donde, amén de anticipar los pasos de
los enemigos más terribles que nunca ha tenido la Iglesia, dejó sentadas las
reacciones que debían adoptarse para vencer en esta guerra sin cuartel. Una y otra
vez esa agenda, en la cual constaba que ya no habría otra más, hasta el
desenlace victorioso, se ha ocupado de repetirnos su mensaje, el cual contiene
una promesa que nadie puede desdeñar: “Al fin mi Corazón Inmaculado triunfará”.
Todos
los medios de combate, están allí, a nuestro alcance. Allí está también la
certidumbre del triunfo, y la fuerza misma que necesitamos para afrontar el
avance enemigo. Allí la verdadera esperanza. Allí el llamado a la conversión, a
la penitencia, a la oración.
La
agenda de Fátima es un agere contra
absoluto: contra el naturalismo, el gnosticismo, el liberalismo, el comunismo,
el modernismo, los errores de la iglesia del Vaticano II. Contra la infidelidad,
la herejía, el cisma, el sedevacantismo. Contra la masonería y el
cosmopolitismo. Contra las conductas inmorales y la corrupción de la inocencia
infantil. Contra el desorden del globalismo.
Agere contra
proponía el caballero victorioso San Ignacio de Loyola, en sus formidables
Ejercicios Espirituales. La regla de oro de la vida espiritual es el
contraataque. Nuestro combate es ante todo eminentemente espiritual. Pero no
encontramos a nuestro alrededor sino confusión y desolación. Y en medio de esa
desolación, por no haberse aferrado a lo ya sabido y a partir de allí haber
pasado al contraataque, no se sabe qué hacer o qué esperar. “El demonio se
vuelve terrible cuando uno duda”.
Tenemos
una agenda para cumplir, pero nosotros, ¿qué hemos hecho con ella? Nada. Los
llamados tradicionalistas han olvidado o bajado los brazos, los conservadores
conservan muy poco. Muchos se han acercado a los liberales o miran la agenda de
“la nueva derecha”, con una ilusoria y brumosa esperanza.
Pérdida
de tiempo.
Muchos
no disciernen y se olvidan por completo de Fátima. Pero Fátima no terminó. No
sólo eso, Fátima está vigente y se prepara el tiempo de María. Nuestra
alternativa está allí.
Nos
encaminamos a pasos agigantados hacia un reinado de terror comunista “5G” por
no haber obedecido los mandatos de la Virgen de Fátima. El cielo oscurece y el
horizonte aparece tenebroso. El mundo apóstata agoniza y da manotazos de
ahogado, como los náufragos del Titanic. Pero aún estamos a tiempo de acortar
el castigo y de salvar multitud de almas. Mientras un mundo de zombies es instado a “despertar” para
constituir la nueva marea ideológica del “wokismo” que cancela todo lo
políticamente incorrecto a su depredador paso, nosotros llamamos a despertar a
los dormidos católicos que aún no comprenden que sólo Ella, sólo Nuestra Señora
del Rosario de Fátima, sólo el Corazón Inmaculado de María, puede salvarnos.
Nuestro combate será eficaz bajo su estandarte, unido al Sagrado Corazón de
Jesús, que mira hacia nosotros esperando nuestra respuesta a su llamado. Nadie
puede desentenderse de esta convocatoria, nadie puede sucumbir bajo el
desánimo. Estamos convocados a trabajar por -y quizás a presenciar la- victoria
del Corazón Inmaculado.
“No hay
más salvación para nosotros que por la Virgen María; era ya el núcleo esencial
del secreto de Fátima que se encontraba así divulgado desde julio de 1917” (Frère
Michel de la Sainte-Trinité, Toute la vérité sur Fatima, La science
et les faits, t. I, CRC, 4e éd., 1986, p. 229).
Pretendemos,
desde este espacio, recordar y difundir el contenido de esa, nuestra “Agenda”:
la Agenda Fátima.
Christus
vincit, Christus regnat, Christus imperat!
LAUS
SACRATISIMAE TRINITATIS
AVE COR
MARIAE
LOS
EDITORES