Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

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miércoles, 23 de abril de 2025

‘REDIMIDOS’, DE PABLO MARINI, PROPONE UNA REFLEXION A PARTIR DEL FILM DE MEL GIBSON

 



Por AGUSTIN DE BEITIA

 

“Fue traspasado por nuestras rebeldías, triturado por nuestras culpas… por sus llagas hemos sido sanados”.

Isaías 53,5

 

 Por mucho que sean conocidas las escenas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, el sentido pleno de ese sacrificio y muerte en la Cruz se ha ido oscureciendo con los años hasta ser olvidado, incluso por muchos católicos, algo que intenta remediar el profesor Pablo Marini con su último libro, Redimidos (Editorial Teodicea, 324 páginas). La obra es una formidable meditación sobre el tema, con un planteamiento tradicional, a través de La Pasión de Cristo, la extraordinaria película de Mel Gibson, filmada hace ya veinte años.

La oportunidad de esta meditación viene dada hoy por el tiempo litúrgico, claro está, pero también por los tiempos confusos que estamos atravesando, que han llevado a muchas personas de fe a una suerte de indolencia frente a este misterio.

Marini, licenciado en Filosofía y estudioso de la liturgia, tiene más de treinta años de antigüedad como profesor en distintas universidades católicas, donde ha impartido Filosofía y Teología. Es autor de más de una decena de libros, uno de ellos titulado El drama litúrgico: estudio comparativo entre el Misal Romano revisado por san Pío V y el Novus Ordo Missae de Pablo VI.

En este nuevo estudio se reconocen dos fines convergentes. Uno es comprender mejor lo que muestra el film, que es un verdadero portento, una obra de arte de gran belleza y poesía. Y para esto se dedica en la primera parte a valorar sus méritos cinematográficos y teológicos. Con el correr de las páginas queda en evidencia por qué considera que es la mejor película católica de la historia y la más católica entre las católicas. Pero el fin último del ensayo es otro, que tiene mucho menos que ver con el cine: es que el lector tome conciencia de que la Pasión de Nuestro Señor fue el más grande acto de amor, de misericordia y de justicia, jamás realizado en la historia, un acto único e irrepetible. Para eso, en la segunda parte, se aleja un paso más del comentario audiovisual, aunque sin abandonarlo por completo, para analizar la profunda catolicidad que subyace al film.

Es con esa intención que Marini viene ofreciendo charlas sobre esta película desde hace veinte años, tanto en colegios como empresas y casas de familia. El libro tiene, pues, mucho de aquella exposición didáctica sobre la cinta en cuestión, pero es más que eso: se intuye que es el fruto de una vida de estudios, de reflexión y de docencia teológica, que se nota en la erudición y en la solvencia con que discurre sobre los complejos asuntos que despuntan en el film.

Para decirlo con más claridad, el autor entra y sale de la película o, más bien, la atraviesa con su mirada, como quien ve a través de una ventana para contemplar lo que hay más lejos. Y la razón de que se valga de ella es obvia. “Las imágenes son más poderosas que las palabras para sacudirnos, para darnos cuenta de la verdad… Cristo empleaba parábolas y no teología”, arguye el profesor en algún lugar de su obra. “Y Gibson nos regala una película repleta de imágenes poderosas que nos sacuden”, añade.

El trabajo que estamos comentando no se queda atrás en belleza formal. Porque se presenta en una edición de lujo, con tapas duras y papel ilustración, que resulta un regalo para el corazón y también para la vista, que deleita con las fotografías extraídas del film o con las obras maestras de la pintura en que se inspiró el cineasta, particularmente Caravaggio, y que permite detenerse a escudriñar las líneas de tiempo, cuadros sinópticos, recuadros y croquis con que ha adornado su explicación.

DOLOR

Con su ensayo, Marini quiere recordar el papel central del sufrimiento y de la Cruz en la redención de Cristo, “algo obvio para los católicos -dice-, pero parece que no tanto”.

“Redimir”, explica, viene de redención, y redención (de “re”, de nuevo, y “émere”, comprar) significa literalmente adquirir de nuevo, pagando su precio, algo que se había poseído antes y ahora ya no. “En teología se trata del acto por el cual Jesucristo, Hijo de Dios, al precio de su sangre, arrancó al género humano de la servidumbre del pecado y del demonio y lo reconcilió con Dios”, comenta.

“Es a través del sufrimiento inaudito de la Pasión como Cristo reconquista a los hombres, sometidos por el peso del pecado, un yugo del que no pueden librarse solos y que les impide hacer de Dios el anclaje de sus vidas”, continúa.

Este impedimento, que lleva a hablar de la “naturaleza herida”, es -en sus palabras- el aspecto más tenebroso de la condición humana, “debilitada en su resistencia al mal, para apreciar la obra de Dios que vino a salvarnos, a capacitarnos de nuevo para el bien y el conocimiento de la verdad”. Y la salvación -recuerda el profesor- es la gracia, una fuerza sobrenatural que no es de este mundo.

jueves, 20 de febrero de 2025

A CIEN AÑOS DE ‘QUAS PRIMAS’, LA ENCÍCLICA QUE PUEDE ILUMINAR EL PRESENTE: ¿CRISTO, REINA O NO REINA?

 


El debate por la confesionalidad del Estado despuntó a fines del año pasado por dos iniciativas para reformar la Constitución Nacional y la de Santa Fe. La doctrina de la Iglesia codificada por Pío XI es clara y su olvido trajo consecuencias ruinosas.

 

Por AGUSTIN DE BEITIA


En el mes de diciembre de 1925, en el cuarto año de su pontificado, el papa Pío XI publicó su sexta carta encíclica, Quas Primas, dedicada a instaurar la fiesta de Cristo Rey. Achille Ratti (1857-1939), llamado el “papa de las encíclicas” porque terminó escribiendo más de una treintena, quería con este nuevo texto resaltar el carácter de esa realeza de Cristo y su doble dominio, espiritual y temporal. La enseñanza de este pontífice pronto sería dejada de lado, olvidada y luego hasta contestada por muchos católicos que han llegado a convencerse de que la fe no debe salir de la esfera privada, tal como exige ese laicismo que este documento se proponía frenar.

A cien años de la redacción de aquella encíclica, sus advertencias conservan, por tanto, una vigencia asombrosa.

Volver a ese documento tiene aún más sentido desde nuestra atribulada Argentina, donde la confesionalidad del Estado es puesta otra vez en entredicho por reformas que, según se anticipa, buscarían remover algunos de los pocos vestigios formales que aún quedan de la fe católica en nuestra Constitución Nacional, como así también en la Carta Magna de la provincia de Santa Fe.

En el caso nacional, trascendió que en una reunión entre oficialistas se planteó la posible derogación del artículo 2 de la Constitución, donde se afirma que “el gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano”. La difusión de los audios dio lugar a una fugaz polémica en las redes sociales.

En el caso de Santa Fe el proyecto para reformar el artículo 3 de la Carta Magna está más avanzado y recibió el aval -por increíble que esto sea- del propio Arzobispado. En efecto, el arzobispo Sergio Fenoy y el obispo auxiliar Matías Vecino, sostuvieron que “la provincia no es, ni puede ser, de ninguna manera católica” y pidieron “reconocer a la Iglesia dentro de la pluralidad, sin privilegios”.

UN ERROR COMUN

¿Hay razones para oponerse a estas iniciativas? ¿O acaso Iglesia y Estado deben ser asuntos separados, como se reclama con insistencia? ¿Debe la fe replegarse a la esfera interior? Y en ese caso, ¿es lógico que así sea? Debajo de estas dudas que abrigan no pocos católicos asoma una cierta idea de que aquello que debe primar es la convivencia y el respeto por los no católicos, expresiones de un “buenismo” que ha hecho suyo por desgracia nuestra ruinosa jerarquía eclesiástica.

La lectura de Quas Primas deja al descubierto la inmensidad de este error. Pío XI, a quien le tocó conducir la Iglesia católica en el turbulento período de entre guerras, empieza remitiendo a su primera carta pastoral, Ubi arcano Dei consiglio, donde ya dedicaba unos puntos al reinado de Jesucristo y a desarrollar el principio que se convertiría en lema de su pontificado Pax Christi in regno Christi (la paz de Cristo en el reino de Cristo).

El punto de partida del documento es, precisamente, la constatación de la falta de paz; es decir, se trata de una observación del estado en que se encontraba el mundo en aquel momento de principios del siglo pasado.

Retomando lo ya expresado en su primer texto, Pío XI señala que “las calamidades que abruman y afligen al género humano” -o el “diluvio de males” que sufre el mundo, como también lo llama-, se debe al alejamiento personal, familiar y de los gobernantes de Cristo y de su ley santísima. Es este alejamiento el que hace a los hombres “correr hacia la ruina y la muerte por entre incendios de odio y luchas fratricidas”, dice de modo elocuente.

sábado, 9 de noviembre de 2024

PANDEMIA: EL REVISIONISMO SE ABRE PASO CON PREGUNTAS INCÓMODAS

 

Una grotesca sobreactuación puso de cabeza al mundo entero bajo el paraguas de “la ciencia”.

 

 


Por AGUSTIN DE BEITIA

 

A casi cinco años de la aparición de los primeros casos de neumonía en China, que luego se llamó covid y más tarde se declaró “pandemia”, la ocasión se presta para revisar aquella grotesca sobreactuación que puso de cabeza al mundo bajo el paraguas de “la ciencia”.

El tiempo transcurrido desde fines de 2019 invita a analizar cómo una enfermedad que muchos ni siquiera se hubiesen enterado de que tenían, o que nunca tuvieron, llevó a confinar a la humanidad toda en sus hogares, con toques de queda y vigilancia personalizada.

Volver la vista atrás tiene, entonces, sentido para indagar hasta qué punto se están reconsiderando las alevosas medidas adoptadas en aquel momento. ¿Hay tal cosa como un revisionismo?

El interés por reexaminar lo sucedido, en efecto, parece estar abriéndose paso a pesar de la censura. Es posible incluso que la corriente revisionista sea más amplia de lo que al sistema le gustaría admitir, aunque menos profunda de lo que debería ser a esta altura.

¿Por qué más amplia de lo que parece? Porque una rápida indagación sobre el tema confirma que los grandes medios están reaccionando con preocupación al ver acumularse los estudios críticos.

Lucas Engelmann y Dora Vargha, que se interesaron sobre este asunto, son de aquellos que tienden a ver un reflujo en las investigaciones sobre el tema. Así lo reflejaron en una nota publicada en la agencia Associated Press en febrero de este año: “Covid: hay una fuerte corriente de revisionismo pandémico en los grandes medios de comunicación y es peligrosa”.

Engelmann es profesor asociado de Sociología e Historia de la Biomedicina en la Universidad de Edimburgo, mientras que Vargha es profesora de Historia y Humanidades Médicas en la Universidad Humboldt de Berlín.

En esa nota, ambos profesores observan ahora una “fuerte corriente de miradas críticas”, surgida a partir de “una proliferación de investigaciones públicas, informes sobre lecciones aprendidas y análisis a posteriori”.

A juicio de los autores, el efecto de todo esto es que se va abriendo paso a las opiniones antes marginales hacia la corriente principal.

Como ejemplo de esa revisión dicen, por ejemplo, que “reevaluar cuán razonable fue el confinamiento es ahora una constante en los medios, particularmente en el Reino Unido”. Pero no son sólo los encierros porque también mencionan los pedidos de investigación sobre las muertes atribuibles a las “vacunas” del covid.

domingo, 12 de noviembre de 2023

LA BATALLA POR EL SENTIDO COMÚN

 


CORRECCIÓN POLÍTICA: INTOLERANCIA Y NEGACIÓN FORZADA DE LA REALIDAD

 

Por AGUSTIN DE BEITIA

 

Hace pocos días, la escritora británica J.K. Rowling, la autora de la saga de Harry Potter, quedó envuelta en otra controversia que ilustra bien el horizonte delirante al que se encamina la humanidad por aceptar los dictados de la “corrección política”. El Ministerio de Justicia británico había posteado en la red social X, antes llamada Twitter: “Repite después de nosotros: las mujeres trans son mujeres”. A lo que ella respondió con un lacónico y valiente “no”.

La medida de su valentía no radica sólo en haber dicho “no”, sino en haberlo dicho en momentos en que se debate en Gran Bretaña nada menos que la posibilidad de tipificar como delitos de odio los ataques a la identidad de género. “Con mucho gusto iría a la cárcel si se considerara delito dirigirse a alguien con el “género equivocado”, fue su comentario, que le granjeó el repudio de muchos lectores.

“Si la alternativa es el discurso obligado y la negación forzada de la realidad y de la importancia del sexo, que venga el caso judicial”, añadió Rowling. Conviene retener esto de la “negación forzada de la realidad”.

Lo cierto es que lo de Rowling no es, ciertamente, un caso aislado. Hace pocos días también un hombre biológico ganó el concurso de belleza Miss Portugal. Hay que ver la alegre salutación que las otras concursantes le prodigaron, como si fuera algo normal.

COMO ACTUA

Las últimas semanas han sido pródigas en ejemplos sobre cómo la “corrección política” actúa como un condicionamiento mental.

Ahí está el conflicto bélico en Medio Oriente y su sesgada cobertura mediática, que mucho debe al temor a ser considerado “antisemita”. Un argentino podría preguntarse: Pero ¿cómo? La reacción estatal ante el terrorismo, ¿no era acá “terrorismo de Estado”? ¿Es entonces “legítima defensa”? Y también: ¿en qué quedamos? Los excesos estatales, ¿son entonces un atenuante o son un agravante? Bueno, depende. ¿De qué? De lo que diga la “corrección política”. Tenemos que estar dispuestos a creer en una cosa y también en su contraria, en forma simultánea.

En Argentina, hoy mismo, hay un adoctrinamiento para que todos repitan que en los años setenta hubo aquí “terrorismo de Estado”. En estos días, precisamente, se busca aprobar un proyecto de ley que condene a los negacionistas de este discurso único. Estela de Carlotto acaba de exhortar a Google a que también censure a los disidentes en las redes.

Pero el condicionamiento mental se desborda a otros asuntos. Se vio también en la condena impuesta a los jueces Javier Anzoátegui y Luis María Rizzi por ordenar, en uno de sus fallos, que se investigue el accionar de médicos y funcionarios de defensa pública que indujeron a practicarse un aborto a una joven de 18 años que había sido víctima de abuso.

Los jueces lo ordenaron en un “excursus” de su fallo, incuestionable, en el que llamaban “manual de salvajadas inhumanas” al protocolo de atención de víctimas de abuso y tachaban de “sicarios” y “asesinos a sueldo” a los médicos que practicaron el aborto. ¿Y qué otra cosa es la obsesión con el aborto? Pero la corrección política cayó sobre ellos no sólo con una condena, sino también con un adoctrinamiento: la obligación de asistir a uno de los cursos previstos por “la ley Micaela”.

Esta intolerancia llevó hace unos años a la fiebre iconoclasta que recorrió toda América con el derribo de estatuas de Cristóbal Colón, y luego se metió con la literatura, con la intención de expurgar y reescribir partes “políticamente incorrectas” de textos de autores clásicos o muy famosos: Shakespeare, Mark Twain, Dante Alighieri, Agatha Christie, Ian Fleming, Orwell, Samuel Beckett, y la propia Rowling, entre otros.

Y así escuelas y universidades sacan libros de sus programas de estudios, editoriales modifican novelas para no dañar sensibilidades. Y ahora se está imponiendo la idea de introducir un “lector de sensibilidades”, que revise las obras antes de que sean publicadas.

Hay toda una forma de ver las cosas que entra en un cono de sombra hasta desaparecer. Como sucede con el festejo del 12 de octubre, que fue renombrado para cambiar su sentido. Para atraer la atención sobre “la diversidad cultural”, y no sobre lo que nos une, que es lo que nos trajo España: una misma lengua, una misma fe. Nada menos.

Pero tal vez el ejemplo más extremo de este “torniquete” fue la pandemia, que fue apenas un ensayo, un ejercicio global, de los extremos a los que lleva esta imposición de un discurso único, que no admite fisuras ni cuestionamientos, que no admite sopesar argumentos ni admite cribarlos para ver si tienen sentido. Fue una demostración de control social y de poder. El poder de excluir a los disidentes de los bancos, cines, iglesias, y hasta de transitar libremente.

¿QUE ES?

Ahora, si es evidente que todo esto es obra de la “corrección política”, más arduo resulta determinar concretamente de qué se trata esta coerción un tanto evanescente, quiénes están detrás y por qué resulta tan difícil oponerse.

martes, 1 de agosto de 2023

MEINVIELLE, PROFETA INCOMPRENDIDO

 

Palabras del Padre Sánchez Abelenda.


A 50 AÑOS DE LA MUERTE DE UN SACERDOTE QUE LUCHÓ CONTRA LA DERIVA DE LA IGLESIA

 

Escritor prolífico y contrarrevolucionario, tenaz adversario del tercermundismo, fue perseguido, encarcelado y amenazado de muerte. Hoy sufre también el desprecio de la jerarquía eclesiástica, alineada ya con sus acusadores.

 

Por AGUSTÍN DE BEITIA

 

En una mañana plomiza y fría, una gran cantidad de fieles, muchos con el corazón partido, según dirían años más tarde, se congregaron el viernes 3 de agosto de 1973 en la iglesia de Nuestra Señora de la Salud, en el barrio porteño de Versalles, para asistir a una misa de cuerpo presente por el sacerdote Julio Meinvielle.

Nada menos que doce sacerdotes concurrieron a la misa exequial, que fue presidida por el arzobispo Juan Carlos Aramburu en un templo abarrotado, el mismo que había sido erigido cuatro décadas antes, sobre las bases de un pequeño oratorio, solo por el tesón del propio Meinvielle (1905-1973).

El sacerdote había sido, en las décadas del 30 y el 40, un querido párroco del lugar y los fieles no lo olvidaban. Eso explicaba la gran concurrencia de aquella jornada, tanto más inusual por ser un día laboral.

El “padre Julio”, como aún muchos lo llaman allí, había aportado su impronta y en parte también su actual fisonomía al barrio. No solo había construido la iglesia sino también el Ateneo Popular de Versalles, un par de plazas y hasta el mercado barrial. Entendía que era esta una forma concreta de ayudar a construir la civilización cristiana, en escala local.

Meinvielle desarrolló esa misión pastoral con el mismo fervor con que se volcó a una intensa actividad intelectual que lo llevó a estar en el centro de las discusiones de ese tiempo.

Apologista, teólogo, filósofo, consagró su vida a denunciar la revolución moderna de los enemigos de la Iglesia contra el orden cristiano.

Era un integrista, en una época en que el integrismo era todavía un ideal, y no un complejo, para la mayor parte del Episcopado argentino. Un contrarrevolucionario, en un tiempo de creciente convulsión. Escritor prolífico, cuando no profético, era además un polemista tenaz. Había corregido, por ejemplo, a los más publicitados pensadores modernistas católicos del momento.

Con los años también se había erigido, finalmente, como un referente obligado dentro del clero en materia de tomismo.

REFERENTE

Sus cátedras sobre el pensamiento de Santo Tomás de Aquino habían formado a más de una generación. Primero, a través de los famosos Cursos de Cultura Católica, razón por la cual hay quien lo ve como uno de los artífices del renacer de la fe en la Argentina de principios del siglo pasado. Y, después, a través de los llamados “Grupos de la Suma”, clases que daba a los jóvenes, los fines de semana, en la Santa Casa de Ejercicios Espirituales de la calle Independencia, a la cual había sido destinado en los últimos años como capellán.

jueves, 13 de octubre de 2022

EL MUNDO, UNIDO EN UN “ROSARIO DE HOMBRES”

 


Por AGUSIN DE BEITIA

 

Bajo un cielo cambiante, con algunos ratos de sol, y con un ruido de fondo estruendoso de un festejo popular que increíblemente las autoridades de la Ciudad hicieron confluir en el mismo lugar, una multitud de fieles se congregó este sábado en la porteña Plaza de Mayo para unirse al mundo en un Rosario sólo de hombres que se desplegó en más de 150 ciudades de 30 países.
La multitud reunida en la icónica plaza, frente a la catedral metropolitana de Buenos Aires, fue estimada por los organizadores entre 1,5 y 2 mil personas, aunque otros, más entusiastas, hablaron de entre 4 y 5 mil personas.
En un discurso leído antes de la oración, se adelantó el propósito de este ruego, que es alcanzar las promesas hechas por la Virgen del Rosario a Santo Domingo de Guzmán: “Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas”.

Ese discurso inicial puso la lucha del cristiano de hoy en la perspectiva de aquellos que libraron la Batalla de Lepanto contra el turco: “morir a nosotros y al mundo”. Porque, como se dijo en esas palabras introductorias a la oración mariana, “nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio”.

"Frente a un modelo de hombre vacío de Dios y de sentido, nosotros tenemos un modelo infinitamente perfecto, e infinitamente hombre. Frente a una sociedad que destruye las relaciones de familia y hasta el mismo concepto de la Patria, nosotros levantamos en una Cruz al Rey que muere por su Iglesia”, decía ese texto inaugural.
“La opción que se nos plantea hoy desde una sociedad cada vez más secularizada y anticatólica -leyó el orador- es precisamente incompatible con nuestro modelo, que es Cristo”.

Luego de esas palabras iniciales, pasadas las 11 de la mañana, los feligreses se pusieron de rodillas, en una imagen impactante, para comenzar a rezar ante dos estatuas de la Santísima Virgen María, una de Nuestra Señora del Rosario y otra de la Virgen de Luján, tal como sucedió el pasado 28 de mayo, cuando la convocatoria fue nacional.

El recogimiento se vio afectado por el ensordecedor sonido ambiente, que provenía de un festejo popular que tenía lugar sobre unas gradas dispuestas apenas a unos metros de distancia, frente al Palacio de Gobierno de la Ciudad. Allí, personas con atuendos tradicionales del altiplano bailaban y cantaban al son de una música cuyo volumen ahogó por largos momentos la oración.
Un contrapunto de sonidos entre las dos convocatorias que, dicho sea de paso, es inexplicable que se haya producido. Porque ambas movilizaciones debieron pedir sus respectivos permisos al gobierno de la Ciudad y no era muy difícil de prever que se iba a producir ese entorpecimiento, más grave y dañino en lo que respecta a este acto de devoción católica, que es la fe de nuestra nación. Pero es un contraste que le dio, de alguna forma, su nota a la jornada. El contraste entre el mundo y la fe, entre la esfera y la cruz.

Como sea, fue conmovedor otra vez ver cómo hombres mayores se esforzaban por mantenerse postrados hasta que no resistían más, para luego perseverar en la oración de rodillas. A uno y otro lado, sacerdotes estuvieron disponibles para confesiones.

Mientras se recorrían las cuentas de los misterios gozosos, las reflexiones preparadas para la ocasión invitaron a meditar sobre “la obediencia de la fe”, el “amor fraterno”, “la pobreza de espíritu”, “el amor a la ley de Dios” y “el deseo y la búsqueda de Dios”.

Al finalizar el rosario, los fieles peregrinaron alrededor de la Plaza de Mayo con la imagen en andas de la Virgen del Rosario. Otra vez volvieron a resonar los gritos de “Viva Cristo Rey” y “Viva la Argentina católica”. El recorrido terminó en el interior de la catedral, donde esta vez, además de verse al arzobispo emérito de La Plata, monseñor Héctor Aguer, que había estado al frente del rosario en mayo, se hizo presente monseñor Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires, quien dio la bendición final.

El rosario se ofreció “en reparación por las muchas ofensas cometidas contra el Inmaculado corazón de María, por el fin del aborto en el mundo, porque sepamos llevar la cruz que Dios nos ha regalado en nuestro breve tránsito por la Tierra, por la castidad que nos atañe, y especialmente por nuestros hermanos perseguidos”.
En particular se mencionaron los casos de Nicaragua, China, Oriente Medio, Nigeria y tantos otros lugares, pero también se aludió a “nuestra San Luis, que hoy mismo está sitiada, sin poder celebrar la liturgia pública, con las imágenes de nuestra Madre ocultas y a resguardo” por un encuentro Plurinacional de Mujeres. Otro ejemplo de ese contraste entre el mundo y la fe que también estuvo presente este sábado en la Plaza de Mayo.

 

Fuente:https://www.laprensa.com.ar/521210-El-mundo-unido-en-un-Rosario-de-hombres.note.aspx

 

 

martes, 17 de mayo de 2022

ROSARIO DE HOMBRES

 

ROSARIO DE HOMBRES

 

 



Por AGUSTÍN DE BEITIA

 

Una cruzada que llega a la Argentina

 

­Las imágenes que llegan desde el exterior son impactantes: decenas, o incluso cientos, de hombres que de pronto se ponen de rodillas en las plazas y empiezan a rezar el Rosario a la Virgen María. Esta demostración de fe pública que se viene extendiendo por diferentes países de tradición católica, comenzó a replicarse ahora en la Argentina gracias a la iniciativa de un grupo de laicos de diferentes parroquias. En Buenos Aires, la cita es el próximo sábado 28, a las 11, en la Plaza de Mayo.

La idea de sumarse a la cruzada del Rosario, que nació en Polonia y se repitió en Irlanda, España, entre otros lugares, surgió en nuestro país hace una semana y en algunas ciudades se puso en marcha más rápido de lo previsto. En Mendoza, por ejemplo, sin tomarse demasiado margen para la difusión, convocaron a un encuentro que tuvo lugar ayer. Y lo mismo hicieron otros grupos en Malargüe, Bariloche y Tigre.

Según una reconstrucción de la productora Faro Films, en Mendoza la ocurrencia de hacer algo así fue de Sebastián Ríos. "Escribió de forma espontánea un mensaje de WhatsApp con lo que era un deseo, sin imaginar que se iba a replicar y organizar tan rápido", contó a Faro Films Fabian Brandelise, colaborador y administrador del grupo inicial.

"Dijimos: aunque vayamos 2, 3 o 5 es necesario comenzar, pensando en la promesa de Cristo, que donde hay dos o más reunidos en mi nombre ahí estoy yo", continuó Brandelise. Enseguida comenzaron a recibir llamados, que "vertiginosa y providencialmente empezaron a multiplicar esta iniciativa por otras ciudades", asegura.

Sin conexión con esa iniciativa, en Buenos Aires surgía por esa fecha la misma idea entre un grupo de amigos y sacerdotes, inspirados en la cercana experiencia española. El contacto con los otros grupos del interior del país solo fue posterior. Aquí, los impulsores de la idea pronto le cedieron la posta a Segundo Carafí para que se encargara de la organización.

En diálogo con La Prensa, Carafí cuenta que él también se sorprendió de la rápida y favorable respuesta que obtuvieron, señal de que era un anhelo compartido en silencio. "Lanzamos un flyer en las redes y explotó", asegura.

Carafí aclara que la convocatoria en Buenos Aires es impulsada por un grupo de jóvenes laicos que pertenecen a diferentes parroquias y que no responde a ninguna organización. Acompañan, sí, grupos provida, estudiantiles y sacerdotes.

"Ese día habrá sacerdotes guiando la oración", precisa también. "Son varios los que invitamos y muchos los que nos escribieron a partir de la convocatoria", añade.

¿Cuál es la propuesta? En primer lugar, "seguir el mandato de la Virgen María que nos dice: conviértanse, recen el Rosario. Y luego "que los hombres tomen el lugar que les corresponde como cabezas y líderes espirituales de sus familias, den testimonio y dirijan el rezo del Rosario en plazas públicas", responde.

"Queremos revalorizar el papel de los hombres en la sociedad", explica Carafí a la pregunta de por qué solo varones. "El hombre hoy está castigado por los medios, por la clase política, culpabilizado por su condición de hombre y discutido su papel como padre de familia".

"Pediremos por la protección de la familia de los ataques de ideologías anticristianas y su restitución como célula básica de la sociedad; por nuestra Santa Madre Iglesia y por nuestra patria, para que Argentina recupere la fe y vuelva a Dios", apunta.

En una Argentina sofocada por el secularismo, donde a los católicos se los quiere hacer sentir avergonzados de su fe y de sus valores, que no son otros que los que fundaron esta nación, y donde los políticos hace rato que se alejaron de esa fe, la cruzada mundial del "Rosario de hombres" puede ser un bálsamo. "Acá lo que venimos a decir es: no tengamos vergüenza de expresar lo que somos", coincide Carafí.

La cruzada del Rosario quiere ser, en primer lugar, una invocación a la Virgen María por la conversión personal de nuestros corazones, y en segundo lugar un testimonio de fe.

"Por eso tiene sentido salir a recuperar las calles, defender la fe en tiempos hostiles hacia la cruz, resistir la presión de que la fe debe ser vivida puertas adentro de nuestros hogares o iglesias", dice Carafí, quien, además, recuerda: "la fe se acrecienta cuando se comparte"..

 

https://www.laprensa.com.ar/515528-Rosario-de-hombres.note.aspx

 

“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”

  “ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”           Por FLAVIO MATEOS   El Padre Nicholas Gruner, tenaz apóstol hasta su muerte del mensaje ...