Por FLAVIO MATEOS
Hemos presenciado recientemente una entrevista al Dr.
César Félix Sánchez por el popular canal de YouTube “Conoce, ama y vive tu fe”
que conduce Luis Román (https://www.youtube.com/watch?v=8L61fjYmtjg). El tema allí abordado fue la esperanza que debemos
tener de la consagración de Rusia realizada por el papa Francisco hace un año
atrás. Aunque no tengamos signos venturosos, la consagración estaría obrando.
El Dr. Sánchez, hasta donde sabemos, posee una muy
buena doctrina católica y un sano entusiasmo apostólico, al igual que su
entrevistador, pero no nos convencen las razones que pone sobre la mesa para
tener esa “¡Gran esperanza!” -como se titula el video-, basada en lo que hizo
Francisco el 25 de marzo del 2022 (tenemos una gran esperanza pero no debido a
ello, sino a pesar de ello, claro está). El Dr. Sánchez no aporta razones de
peso. Creemos que hasta ahora, salvo este caso, nadie ha venido a desplegar
ningún optimismo respecto de los resultados de lo que hizo Francisco hace más
de un año. No nos sorprende, ¿podría hacerlo? Más bien Fátima parece haber
entrado en una zona de penumbras y olvido, a pesar de los acontecimientos que
se suceden en relación a Rusia. Daremos,
pues, nuestra opinión sobre este polémico asunto, desde luego opinión que,
aunque fundada, puede discutirse.
Básicamente, la charla aludida deja de lado la cuestión
acerca de si la consagración de Francisco fue o no la que pidió la Virgen, pues
se da por sentado que sí lo fue. Dos argumentos se esgrimen en la charla sobre
los efectos de la misma: 1) “Dios escribe derecho en líneas torcidas”, 2) “Yo
digo que como no podemos estar peor, esta es la referida consagración”. Por el
primero se acepta como satisfactoria la consagración de Francisco. Por el
segundo se sugiere que como estamos en lo más bajo, de aquí en adelante sólo
cabe mejorar. Poca cosa, en verdad, un año después de la dicha consagración.
Más bien las cosas se siguen poniendo peor. Casi al mismo momento de esa
charla, Ucrania había intentado atentar contra la vida del Presidente Putin, y
Rusia amenazó con represalias.
A lo segundo manifestado, entonces, podemos sencillamente decir que, aunque estamos en una situación terribilísima, de una extrema gravedad, donde la maldad, la inmoralidad, la impiedad, la apostasía, la imbecilidad, etc. tanto de los gobernantes como de gran parte de la población cobran ya un sesgo diabólico, a pesar de eso podemos estar peor: todavía no cae fuego del cielo, Rusia y la OTAN no se están lanzando bombas atómicas, no están desapareciendo países debido a castigos naturales enviados por Dios, todavía no logran imponer la Agenda 2030, la “plandemia” tuvo que ser frenada por el gran rechazo generado y la guerra de Rusia, aún no llegan a prohibir la Misa tradicional, etc. Pero todas esas calamidades inconmensurables pueden estar a las puertas, seguramente porque las autoridades, en primer lugar de la Iglesia conciliar y luego de los países del mundo, siguen desafiando a Dios.