«El exorcista» y
San Miguel Arcángel
Por GERMÁN MAZUELO-LEYTÓN
12/03/2019.
La
película «El exorcista» de 1973, llevada a la pantalla sobre un
guion de William Peter Blatty, se inspiró en un hecho verídico de posesión
diabólica en un niño de 13 años, conocido por los seudónimos Robbie
Mannheim o Roland Doe. Los detalles del exorcismo fueron
registrados en el libro Possessed de Thomas Allen.
I.
Setenta años atrás: Dominus
Robbie, era hijo único. En enero de 1949 una
tía, espiritista, con la que tenía un trato cercano le enseñó a usar la tabla
Ouija.
Poco
después los padres de Robbie advirtieron que alrededor de su hijo sucedían
cosas extrañas como ruidos inexplicables en su habitación, sonido incesante del
goteo de agua y más tarde un ruido de arañazos como garras raspando madera,
movimiento de mesas y objetos, algunos de los cuales eran lanzados por los
aires. Casi al mismo tiempo murió su tía Harriet y Robbie comenzó a usar
durante horas y horas la Ouija como un medio para contactarla. Sucesivamente se
dieron anormalidades físicas alarmantes en el cuerpo de Robbie: marcas de rasguños,
ronchas y moretones, aparecidas sin ninguna razón aparente.
Más
inquietante aún fue la transformación de su personalidad. El adolescente
retraído y oscuro, se tornó repentinamente agresivo con frecuentes arrebatos de
ira y rabietas violentas dirigidas a sus padres. Robbie comenzó a hablar en
latín, una lengua que no tenía cómo haberla aprendido. Fue entonces cuando
sus padres decidieron que necesitaban ayuda. Lo intentaron casi todo sin
resultados. Como protestantes acudieron a su pastor, quien consideraba el
exorcismo una reliquia de la Edad Media.
Finalmente
acudieron a la parroquia católica cercana a su casa. El sacerdote Albert Hughes
fue elegido para ayudar a los angustiados padres, pero resultó ser totalmente
inadecuado para la tarea. Al fracasar en su intento de liberar al adolescente
de la posesión, les sugirió que lo hospitalizaran.
Trasladaron
su residencia a Saint Louis, Missouri, donde un familiar les animó a hablar con
el Padre Raymond J. Bishop, quien a su vez lo hizo con el Padre William Bowdern
S.J. Ambos visitaron la casa de la familia donde fueron testigos de los
fenómenos. Este último indicó al Padre Bishop que tomara nota de lo que estaba
sucediendo con el muchacho, gracias a lo cual se tiene conocimiento detalle a
detalle de cómo fue el exorcismo de Robbie.
El
P. Bowdern, finalmente fue designado por el arzobispo de Saint Louis para
realizar el exorcismo, el sacerdote que fue descrito por un compañero jesuita
como totalmente intrépido, fue asistido por los sacerdotes Walter
Halloran y William Van Roo.
Desde su primera visita a la casa el 11
de marzo de 1949, el P. Bowdern puso a Nuestra Señora de Fátima en el centro de
su lucha,[1] y
fue justamente ese día cuando el sacerdote exorcista le contó a Robbie
acerca de cómo tres niños de su edad recibieron el privilegio especial de ver a
la Madre de Dios cuyo nombre es María. Esto ayudó a explicar el Avemaría al
niño, que no era católico.
La historia de Fátima fascinó al adolescente y el padre Bowdern la repitió varias veces durante los siguientes treinta y ocho días. Esto llevó a Robbie a preguntar más sobre la fe católica que finalmente lo llevó a su conversión y más tarde a la de sus padres.[2]