Fátima, Rusia,
y Roma la sacrílega
Por GERMÁN MAZUELO-LEYTON
14/05/2018
Dos
caras de la misma moneda: mientras
el cardenal Reinhard Marx, presidente de la Conferencia de Obispos de Alemania,
expresa sendas alabanzas a la obra de Karl Marx, otro cardenal, el arzobispo de
Nueva York, Timothy Dolan «bendice» con su presencia el evento «Gala Met»,
patrocinado por el Museo Metropolitano de Arte, en una exhibición blasfema
denominada «Cuerpos celestiales: la moda y la imaginación católica».
Para
el evento, la Santa Sede, facilitó más de cuarenta objetos invaluables,
procedentes de la sacristía de la Capilla Sixtina, se utilizaron imágenes sagradas
de las formas más blasfemas, colocando los ornamentos sacerdotales católicos
tradicionales junto a la sacrílega «indumentaria» con el aval del cardenal
Gianfranco Ravasi presidente del Consejo Pontificio para la Cultura y de la
Pontificia Comisión de Arqueología Sagrada y admirador de la francmasonería.
También
participó el coro de la Capilla Sixtina, y no podía estar ausente el padre
James Martin, S.J.
Dios
tenga piedad por este sacrilegio que se verifica con el patrocinio de la
Jerarquía católica.
I.
Las profecías de Fátima
Fátima
es, de las pariciones modernas, sin lugar a dudas, la más profética de ellas.
Nuestra
Señora dijo: «Si hicieran lo que yo les voy a decir se salvarán muchas
almas y tendrán paz».
Los
pedidos generales fueron: 1) Conversión; 2) Rezo cotidiano del Santo
Rosario para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra. 3) Rezar
mucho y hacer sacrificios por los pecadores, pues muchas almas van al infierno,
por no tener quien se sacrifique y pida por ellas; 4) En la visión final del 13
de octubre de 1917 Nuestra Señora presentó silenciosamente el Escapulario del
Carmen, un gesto que indica que Ella quiere que todos lo llevemos; 5) La
Comunión Reparadora de los primeros sábados.
En
particular, para impedir el castigo del mundo por medio de la guerra, el hambre
y las persecuciones contra la Iglesia y el Santo Padre: Vendré a pedir
la consagración de Rusia a Mi Corazón Inmaculado y la Comunión Reparadora de
los primeros sábados.
El
13 de junio de 1929 en Tuy, España, Nuestra Señora, en una aparición imponente
y sublime, que representaba a la Santísima Trinidad, Ella dijo a la Hermana
Lucía: Ha llegado el momento en que Dios pide que el Santo Padre haga,
en unión con todos los obispos del mundo, la consagración de Rusia a Mi Corazón
Inmaculado.
En las revelaciones de Fátima hay un marcado acento sobre la pecaminosidad del mundo, y es importante observar cómo se relaciona esto con las ideas que se apuntan arriba para ayudar al mundo a recobrar la conciencia de su propia pecaminosidad. Nuestra Señora dejó en claro por sobre cualesquier duda, que lo más importante es la enmienda de la vida. Dijo la Señora que si el mundo no se convierte, se acercará a la humanidad un tiempo de gran pena, un clima trágico de oscuridad y destrucción.
II.
Marx al servicio de Satanás
Los
escritos de Marx exponen el propósito verdadero del comunismo: el exterminio de
la religión y la abolición de todas las libertades bajo una dictadura
única-mundial; que el enemigo último del marxismo no es el capitalismo, sino
Dios mismo: No es la religión la que crea al hombre, sino el hombre que crea
la religión.
Por
eso el comunismo, es esencialmente, y por último una guerra contra la religión,
no es una ideología política, ni un sistema social, sino la guerra del infierno
contra Dios.
Fátima
es la aparición mariana clave de nuestros días, porque el mensaje de
nuestra Señora no puede ser comprendido completamente sin conocer el comunismo
ateo.[1]
«Lucifer
lanzó el primer golpe, el primer grito de revolución. Ese grito repercute hasta
hoy: “Non serviam” – “¡No serviré!” – (Jr 2, 20). Es decir, “No me inclinaré,
no obedeceré a esa criatura unida al Creador, que Dios quiere crear. Yo soy un
ángel, soy un espíritu puro, soy el más espléndido de todos los ángeles, ¡no
voy a aceptar esa propuesta!” Y cuando él gritó “¡No serviré!”, ese grito
produjo una impresión enorme sobre los otros ángeles. Y se estableció en el
Cielo la primera de todas las revoluciones».[2]
La
rebelión contra Dios se manifestó en la era apostólica bajo la forma del
gnosticismo, en la Edad Media bajo el dualismo gnóstico de los albigenses,
irrumpió a comienzos de la Edad Moderna (siglo XVI) con Martín Lutero que
proclamó tener fidelidad a Dios y a Nuestro Señor, pero rechazó a la Iglesia.
«El
primer gran acto de rebelión política organizada contra Dios. Fue una
consecuencia de la negación y de las rupturas del siglo XVI, del enfriamiento
de la fe del siglo XVII, de la exaltación de la razón del siglo XVIII, y de la
explotación de esta rebelión por el poder de la Francmasonería».
La
ideología atea y violentamente antirreligiosa de la Iluminación fue la base del
ataque moderno contra la Civilización Cristiana y es la base ideológica sobre
la cual Marx modeló su doctrina corrupta del comunismo ateo.
La
rebelión contra Dios tuvo así su culmen, en la Revolución Comunista de Rusia, y
es en esa oportunidad culminante de la historia, cuando Dios intervino en ella
mediante los sucesos de Fátima en 1917. En el mismo instante en que se había
desatado el Anticristo, no sólo en contra de la verdadera religión sino en
contra la profunda idea de Dios y contra la misma sociedad.
El
«azote satánico» como denominó al comunismo el Papa Pío XII [3],
se convirtió en una especie de «religión», atribuyendo a la materia cualidades
espirituales, e incluso creadoras y divinas. Dios ha sido expulsado de su trono
y en su lugar se coloca el hombre atribuyéndose el ser dios. Éste declara como
Lucifer: «no serviré».
En
1917, la Virgen se apareció y dio la voz de alarma precisamente al mismo tiempo
que Lenín y Trotsky llegaban a Petrogrado e iniciaban la revolución comunista.
Cuando
con la victoria bolchevique, el «Dragón Rojo» surgió en el
oriente europeo, en Leningrado, (entonces Petrogrado), en el otro extremo de
Europa, en Fátima, apareció la «Mujer vestida del Sol».
«Precisamente
en el mismo instante en que la extremidad oriental de Europa se había desatado
el Anticristo” no sólo en contra de la Verdadera Religión, sino
también contra la profunda idea de Dios y contra la misma sociedad, mediante la
más terrible mortandad de la historia, he aquí aparecer en la extremidad
occidental de la misma Europa a la grande y eterna enemiga de la
serpiente infernal».[4]
No
fue escuchada la petición de nuestra Señora a Sor Lucía. Rusia no se convirtió.
Vino la II Guerra Mundial y los errores de Rusia se esparcieron por
todo el mundo.
La
consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, de acuerdo al pedido de
nuestra Señora, significa una ceremonia simultánea por todos los obispos y el
Papa: «Si atendieran mis peticiones Rusia se convertirá y habrá paz».
«Ellos
[un futuro Papa no identificado en unión con los obispos del mundo] lo harán,
pero será tarde. Rusia ya habrá extendido sus errores en todo el mundo».
Nuestra
Señora de Fátima ha venido a desenmascarar al dragón rojo del
ateísmo comunista, a señalarlo como castigo de Dios y a aplastarle la
cabeza. Esta es la gran promesa de Fátima, la cual se cumplirá con toda
certeza.[5]
III.
Roma
Con
motivo del segundo centenario del nacimiento de Karl Marx, el cardenal Reinhard
Marx, que lidera el «nuevo paradigma» católico en lo que se refiere a moralidad
sexual, aplaude las enseñanzas del padre del comunismo y afirma que Marx influyó
inequívocamente en la doctrina social católica, y que el «Manifiesto
Comunista» le ha «impresionado» encontrando los escritos señalados
«fascinantes», «de una gran energía y un gran lenguaje».
Es
que la secta roja, buscó por todos los medios instrumentalizar a la Iglesia
convirtiéndola en auxiliar de la Revolución marxista promoviendo la Teología
de la Liberación, con un plan hábilmente desarrollado enfatizando en
que el Reino no es para la otra vida, sino para esta, empleando
un lenguaje seductor y una táctica gradualista a fin de presentar a la
Revolución y al cristianismo como movimientos paralelos que convergían en el
amor por los pobres. Propuesta que sedujo a muchos sacerdotes e
intelectuales cristianos a la causa revolucionaria. En efecto, muchos
sacerdotes y pastores seguidores del Modernismo que estaban en busca de una
nueva evangelización que acentuara la preferencia por los pobres,
se afiliaron acríticamente a las filas del marxismo sin darse cuenta que
colaboraban con los enemigos de Cristo, la Iglesia, el Estado y la sociedad
cristiana, porque creían que proclamaba la redención del proletariado; de hecho
si la proclamaba para atraer a las masas y a los intelectuales, pero su fin
verdadero era someter y despojar a todas las naciones y pueblos gentiles,
comunizándolos bajo el imperio y dominio de un gobierno mundial.[6]
Así,
podemos afirmar que los errores de Rusia han superado no solo el
mundo, sino humanamente hablando, a la misma Iglesia, en
particular como se está haciendo evidente durante el actual pontificado, muy en
contra de la doctrina perenne de la Iglesia, como lo enseñara el Papa Pío XI en
la Encíclica de 1937, Divini Redemptoris , afirmando que el comunismo es
un «flagelo satánico» e «intrínsecamente perverso»:
«Queremos,
por tanto, exponer de nuevo en breve síntesis los principios y los métodos de
acción del comunismo ateo tal como aparecen principalmente en el bolchevismo,
contraponiendo a estos falaces principios y métodos la luminosa doctrina de la
Iglesia y exhortando de nuevo a todos al uso de los medios con los que la
civilización cristiana, única civitas verdaderamente humana, puede
librarse de este satánico azote y desarrollarse mejor para el verdadero
bienestar ele la sociedad humana».[7]
«Toda
la verdad sobre Fátima. El Tercer Secreto» es la monumental obra de 850
páginas de Fray Michel de la Sainte Trinité, profundo estudio en el que
concluye consistente y convincentemente en que el Tercer Secreto es una grave
advertencia de apostasía dentro de la misma Iglesia Católica y una acusación
seria a aquellos miembros de la Jerarquía Eclesiástica que han promovido la
disidencia y la herejía.
En
las conclusiones de su estudio sobre el Tercer Secreto el reconocido erudito
del Mensaje de Fátima, sintetiza de la siguiente manera:
Al
llegar al final de nuestra investigación, podemos discernir, casi con certeza,
los elementos esenciales del secreto final de Nuestra Señora: mientras «en
Portugal, se conservará siempre el dogma de la Fe», en muchas naciones, tal vez
en casi todo el mundo la Fe se perderá. Los pastores de la Iglesia faltarán
gravemente a los deberes de su oficio: por culpa suya, las almas consagradas y
los fieles en gran número se dejarán seducir por errores perniciosos repartidos
por todas partes. Será el momento de la batalla decisiva entre la Virgen y el
diablo. Una oleada de desorientación diabólica se cernirá
sobre el mundo. Satanás mismo se introducirá hasta la cumbre más alta de la
Iglesia. Él cegará las mentes y endurecerá el corazón de los pastores, y Dios
los entregará a sí mismos como un castigo por negarse a obedecer las peticiones
del Inmaculado Corazón de María. Esta será la gran apostasía predicha para los
«últimos tiempos»; «el falso cordero» y «el falso profeta»
traicionarán a la Iglesia para beneficio de «la bestia», de acuerdo a la
profecía del Apocalipsis.
Monseñor
Antonio de Castro Mayer, declaraba el 30 de junio de 1988: Es
lamentable ver la ceguera de tantos cohermanos en el episcopado y el
sacerdocio, que no ven o no desean ver la crisis actual, ni la necesidad de
resistir al modernismo gobernando momentáneamente, para ser fieles a la misión
que Dios nos ha confiado.
Que
la Santísima Virgen, nuestra Madre, que en Fátima nos advirtió maternalmente de
la gravedad de la situación actual, nos conceda la gracia de poder, con nuestra
actitud, ayudar e iluminar a los fieles de tal manera que se distanciarán de
estos errores perniciosos, de los que son víctimas, engañados como lo son por
muchos de los que han recibido la plenitud del Espíritu Santo.
_____
[1] Cf.: LEONARD, PABLO, Se
oculta la totalidad del mensaje de Fátima.
[2] CORREA DE OLIVEIRA, Dr. PLINIO,
de una conferencia el 11-8-1995.
[3] PIO XII, Encíclica Divini
Redemptoris, 19-03-1937.
[4] SHEEN, Mons. FULTON J, La
Virgen y Rusia.
[5] MURA, P. GÉRARD, Fátima,
Roma, Moscú.
[6] Cf.: PINAY, MAURICE, Complot
contra la Iglesia.
[7] PAPA PIO XI, Encíclica
Divini Redemptoris, n° 7.
Fuente: https://adelantelafe.com/fatima-rusia-y-roma-la-sacrilega/