RUSIA,
PAÍS CRISTIANO ¿ES EL INSTRUMENTO DE DIOS PARA CASTIGO DEL OCCIDENTE APÓSTATA,
GLOBALISTA Y SODOMITA?
Fotomontaje de un sitio web francés. Más que expresar una realidad, es
una expresión de deseos. Si Rusia comprende con quiénes se ha metido, entonces
comprenderá qué papel debe asumir en la historia.
“Nuestra Señora afirmó que Rusia será el
instrumento del castigo, escogido por el Cielo, para castigar el mundo entero,
si no obtenemos, de antemano, el proceso de conversión de aquel pobre país”.
Hermana
Lucía de Fátima
“Tengo la firme confianza que, con la ayuda
de Dios, estará una vez más reservado a la gloriosa fraternidad de nuestras
armas salvar a la sociedad moderna de la ruina segura con que la amenazan los
hombres que, bajo el bello disfraz del progreso, no le preparan sino la vuelta
a una nueva y espantosa barbarie”.
Carta de Francisco
José, Emperador de Austria-Hungría, al Zar Nicolás I,
Abril de
1849.
“Hay
un proverbio alemán que reza: ‘Mut verloren, alles verloren’ [cuando se pierde
el coraje, todo está perdido]. Hay otro latino según el cual la pérdida de la
razón es el verdadero heraldo de la destrucción. Pero, ¿qué le ocurre a una
sociedad en que se produce la intersección de ambas pérdidas, la pérdida del
coraje y la pérdida de la razón? Este es el cuadro que a mi juicio presenta hoy
día el Occidente”.
Alexander Solzhenitsyn,
Memorias (Coces al aguijón), Argos,
Barcelona, 1977, pág. 106.
“La guerra defendible es la guerra defensiva”
G. K.
Chesterton, Autobiografía, 1936.
Por FLAVIO
MATEOS
El 21 de febrero de 2022 quizás sea una fecha
recordada especialmente en el futuro, tal vez inaugure la etapa final de una
caída y el día inicial de un resurgimiento. Es probable, si Rusia sabe lo que
hace y lo que debe hacer lo hace. En nuestra perspectiva, comienza el
cumplimiento de la promesa final de Fátima. El 21 de febrero Rusia decidió
reconocer a las repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk, en el margen
oriental de Ucrania, una forma inteligente que encontraron los rusos –tanto en
Ucrania como en Rusia- de iniciar al fin la defensa de Rusia contra la agresión
del gobierno ucraniano y el insistente acecho del decadente y desesperado
Occidente, a través de los países miembros de la OTAN.
Rusia, país
cristiano
La mayoría de las personas de esta desdichada
época, cuando escuchan hablar de Rusia, lo primero que piensan es en
“Comunismo”. Quizás alguno que otro, mejor formado, piense en “Cristianismo”. Sin
embargo, el comunismo duró sólo 70 años y fue un episodio más –sin dudas el más
terrible- de los tantos ocurridos en la larga historia de Rusia. Pero el
Cristianismo está y ha estado allí por más de 1.000 años. Y no ha podido ser
derrotado por el comunismo. Si no se entiende que Rusia es un país cristiano,
nos quedaremos en la superficie de los hechos, tal vez hiper-informados, pero a
la vez, hiper-ignorantes de lo que está pasando.
Vladímir Putin dijo que la conversión de
Rusia y adopción del cristianismo por parte del príncipe Vladímir de Kiev fue “el
punto de partida de la formación y desarrollo del estado ruso, el verdadero
nacimiento espiritual de nuestros antepasados y la determinación de su
identidad. La identidad, el florecimiento de la cultura nacional y la
educación”. De manera tal que siendo el cristianismo la identidad de Rusia, el
gobierno mantiene estrechos lazos con la Iglesia ortodoxa rusa. Eso determina
–con todos los errores habidos y por haber- la política interior y exterior de
la Rusia surgida el 31 de diciembre de 1999, cuando al filo del nuevo milenio,
asumió el gobierno interino Putin. Putin entiende bien lo que decía De Maistre:
“Creo y sé que ninguna
institución humana es durable, si no tiene una base religiosa” (“Consideraciones
sobre Francia”). Rusia tiene como base el cristianismo ortodoxo que recibió de
Bizancio.
El resurgimiento
religioso de Rusia es francamente espectacular. Hagamos un breve repaso, a
través de datos estadísticos. Bajo el régimen soviético el 99% de las iglesias
fueron cerradas y millones de cristianos fueron asesinados. En 1995 el
comisionado estatal de Rusia confirmó la cifra de 200.000 sacerdotes ortodoxos
rusos, monjes y monjas asesinados. Tan sólo el “aperturista” Kruschev eliminó
50.000 sacerdotes. Antes del derrumbe de la Unión Soviética, existían 67 diócesis en todo su
inmenso territorio. Pero ya en el 2008 había 200 y, de 21 monasterios pasó a
haber 620. De 6.893 parroquias, se han aumentado a 23.000. Mientras Europa
occidental cierra, vende, destruye o convierte las iglesias en bares y
discotecas, cuando no son vandalizadas o quemadas, en Rusia se han
construido 28.000 iglesias en los últimos 28 años, lo que equivale a 1.000 por
año, o aproximadamente 3 por día. ¡Todo un récord! En 2014, Putin pidió la
restauración de los monasterios históricos de Chudov (del Milagro) y
Voznesensky (Ascensión) del Kremlin, ambos destruidos por los bolcheviques.
También incentivó el proyecto de reconstrucción de otra iglesia destruida por
los bolcheviques en el Kremlin, lo cual es todo un símbolo de lo que debe ser
la nueva Rusia, enraizada en su fe. Últimamente ha podido verse una magnífica y
bellísima catedral de las Fuerzas Armadas construida en tiempo récord.
Solamente Moscú cuenta con 600 iglesias. ¡Hasta han construido una iglesia en
la Antártida! El 77% de la población se declara hoy cristiano ortodoxo. Hacia
2017, el 80% de los niños en la región de Moscú tomaban un curso de
cristianismo, el curso llamado 'Fundamentos de la cultura ortodoxa' que es elegido voluntariamente por la gran
mayoría de estudiantes y sus padres. Está claro que, dentro de
este panorama, los católicos son muy pocos.
Más datos:
- Mientras el
gobierno de España planea quitar la gran cruz del Valle de los caídos, el
gobierno de Rusia trabaja en erigir en Vladivostok, en la costa del Pacífico,
allí donde los soviéticos habían planeado erigir una estatua de Lenin, una
estatua de Cristo de 70 metros de altura, más alta que la del Cristo Redentor
de Brasil.
-El día 28 de julio
se celebra oficialmente como el Día de la Cristianización de Rusia.
-La cultura ha sido
ocupada cada vez más por la imagen religiosa. El principal estudio de T.V. de
Rusia exhibe sobre su techo una inmensa imagen del Cristo Pantócrator. ¿Puede
encontrarse algo parecido en Occidente? La impregnación del cristianismo llega
hasta los bancos y los restaurantes. En estos últimos, por ejemplo, hay un
rincón donde un icono de la Theotokos con una vela encendida espera a quien
vaya a rezar antes de tomar su comida. Algunos bancos hacen promociones ofreciendo
de regalo imágenes de la Theotokos. La moneda rusa, el rublo, presenta en
cuatro de los seis billetes en circulación, imágenes de iglesias o monasterios
cristianos. Eso en un país como el nuestro considerado “católico”, sería
prohibido por discriminación. Compárese además con los billetes del dólar
estadounidense, con sus notables símbolos masónicos, que exhiben
orgullosamente. Veamos otro ejemplo y comparemos: “Las vallas publicitarias de
la ciudad de Nueva York promueven la comunidad LGBT mientras Moscú ilustra las
calles con carteles del zar (San) Nicolás. (…) 300 vallas publicitarias con
citas de la correspondencia de Nicolás II y su esposa se colocaron en las
calles de Rusia para "fortalecer los valores familiares". Según un
representante del departamento de la Iglesia, "tiene como objetivo
fortalecer los valores familiares en la sociedad rusa y también comunicar la
verdad sobre la vida de la familia del zar". Las mujeres cristianas
cuentan con tiendas o boutiques de ropa acorde con su religión, esto es,
vestidos femeninos elegantes (nada de pantalones). Respecto de la moral sexual,
un artículo periodístico nos informa que “La Iglesia de la Reina quiere que los
transexuales sean sacerdotes, la Iglesia rusa sugiere que visiten a un
psiquiatra”, en oposición de la Iglesia ortodoxa frente a los anglicanos de Su
Majestad británica.
Por supuesto que la situación allí es harto compleja,
complicada para los católicos y mismo la unidad nacional se sostiene en una
tolerancia hacia las religiones falsas como el islamismo, judaísmo y budismo,
pero no olvidemos que Rusia tiene más de la mitad de su territorio en Asia, y
es una inmensa mezcla de etnias, lenguas y culturas. Ante todo Putin ha sabido
lograr la unidad nacional y la estabilidad de un país extremadamente complejo.
No es poca cosa para quien gobierna la nación más grande del planeta.
Así es que Rusia es hoy el último país que
sostiene públicamente el cristianismo -si bien desde el arraigado cisma-, a
diferencia de los otrora grandes sostenes del catolicismo en Occidente. Nadie
puede afirmar que países como Francia, España, Italia o Argentina (póngase el
país que se quiera, ¡hasta Estados Unidos!) son hoy más cristianos que Rusia.
Por el contrario, han apostatado todos cayendo bajo las garras del liberalismo protestante
y de la revolución comunista que del Este se trasladó hacia el Oeste, como
había anunciado la Virgen en Fátima. Hoy son países anticristianos, pusilánimes,
acobardados, corruptos, que matan o pervierten a sus hijos con las leyes
contranatura, por amor a la sacrosanta “Democracia”. En Estados Unidos ¡hasta
se permite adorar al diablo y hay registrada y legalizada una “Iglesia de
Satanás”! Decía hace mucho el Padre Osvaldo Lira: “Es
indiscutible que como Estado u organización política, Rusia, a pesar de vivir
la inmensa mayoría de sus cristianos separados de Roma, era en tiempos de los
zares más cristiana que Francia e Italia, para no nombrar sino a Estados de
súbditos católicos; porque no hay peor forma del odio que la prescindencia o el
desconocimiento afectados y, sobre todo, cuando va unido a la intención
encarnizada de destruir aquello mismo que se aparenta desconocer”. ¿Ahora no
ocurre exactamente lo mismo?
El reputado historiador Alberto Falcionelli, experto
en el tema Rusia, explica en breve el origen cristiano de Rusia, en el año 988,
aunque sus orígenes se remontan a los tiempos del Apóstol Andrés:
“Conversión [del príncipe Vladímir] evidentemente
política cuyos efectos serán decisivos para la historia de Rusia. En efecto,
escribe Stáhlin: "Esta conversión es una circunstancia de importancia
histórica mundial que sobrepasa en mucho la conquista de los variegos y las
influencias normandas venidas del Norte. Si Rusia ha seguido en general, y desde
el principio, otras vías que Occidente, lo debe al hecho de que no ha recibido
el cristianismo de la Roma occidental, sino que lo ha recibido de la Bizancio
oriental, con sus ideales ascéticos cada vez más fuertemente acentuados, con la
transformación cada vez más decidida de la vida intelectual en el estudio
exclusivo de cuestiones y de intereses de iglesia, con su adormecimiento cada
vez más acentuado en la palabra y en la forma, con su intolerancia, su gobierno
y su administración de intrigas y de despotismo, sus rasgos de crueldad
sombría, su servilismo cortesano y su falta de espíritu caballeresco. Rusia
permaneció entonces, para no hablar sino de algunos elementos capitales del
desarrollo de Europa, fuera del movimiento de las cruzadas como también del desarrollo
capitalista de las ciudades que lo siguió, pues entre Bizancio y ella, Asia y
la estepa han venido nuevamente a interponerse y también porque fue encerrada y
circundada del lado de tierra... El Renacimiento y la Reforma, el gran empuje
interior hacia la época moderna, le fueron por estas razones completamente
extraños. Harnack dice de la Iglesia griega que es una religión natural. Ningún
profeta, ningún reformador, ningún genio ha venido desde el siglo III después
de Cristo a turbar la incorporación de la religión a la historia general. Por
ello, en el transcurso del tiempo, se produjo una fusión entre la Iglesia y el
Estado, fusión que sólo la Iglesia ortodoxa griega podía realizar; en efecto,
desde el principio, los sacerdotes griegos todavía completamente independientes
de los príncipes en razón de su origen extranjero, inculcaban a sus feligreses
la idea de que todo poder principesco viene de Dios. Y tampoco es permitido
abrigar la menor duda sobre el hecho de que esa religión ha dado y sigue dando,
a innumerables millones de seres humanos, una confianza en Dios simple y recta,
y un verdadero consuelo en el sufrimiento, y que enseña un amor fraterno lleno
de piedad. No hace mucho, el conde Keyserling decía que la Rusia del simple
campesino era el único país de la cristiandad que en nuestros días estuviera
aún cerca de Dios, y encontraba al ruso extrañamente semejante al hindú en sus
relaciones con el mundo: "que lo comprende todo igualmente, igualmente
hermano de todo el mundo, igualmente desprovisto de espíritu práctico”,
extrañamente semejante sobre todo en su fervor religioso” [Nota del Autor: Investigaciones
recientes, debidas al barón M. de Taube, establecen, sin embargo, una primera
conversión de los rusos de Kiev, por obra del príncipe Askold, al cristianismo
romano. Esta conversión se situaría entre los años 836 y 882, mientras que la
de Vladimir es de 988-989 (M. de Taube: Rome et la Russie avant l’invasion des
Tartares, I; Paris, 19 4 8 ). 6 C. Stählin: Geschichte Russlands von den
Anfängen bis zur Gegenwert (5 tomos); Berlin-Koenigsberg, 1923-1939] (…) La
separación total de Rusia de Occidente y de Bizancio a causa de la invasión
tártaro-mongólica, confirmará estos conceptos y estas actitudes espirituales
recibidos con una religión ya hecha; y en ello reside la causa fundamental del
carácter conservador de la Iglesia ortodoxa como de su falta de espíritu
creador en materia teológica y filosófica”.
(Historia de la Rusia contemporánea, primera
parte, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 1954, P. 110)
Se nos ocurren dos consideraciones, de las
tantas que pueden hacerse, sobre el cristianismo ruso. Primero, el repliegue
sobre sí misma hizo a Rusia particularizar su religión, ajena a la buena
doctrina, el escolasticismo, el magisterio pontificio, aferrándose sobre todo a
la liturgia, lo que además determinó una forma de conducirse en política
absolutamente propia. Segundo, esto último significó una preservación a la vez
que de todo lo bueno que podía darle el catolicismo, una preservación del
protestantismo con sus perversas consecuencias liberales y capitalistas, que
hoy desembocan en Occidente en la más desquiciada contranatura. Los rusos saben
bien que cuando las sectas protestantes empezaron a penetrar los países
católicos –e incluso el mismo Vaticano-, comenzó su disolución y no sólo religiosa,
sino también social y política. Así es como los rusos han repelido esa
deletérea invasión protestante que entre nosotros ya está volviendo protestante
a la Iglesia oficial romana. Sólo cuando a partir de Pedro “el Grande” entraron
en Rusia las ideas iluministas, gnósticas y democráticas de la Francia y la
Inglaterra liberales, entonces esto causó los efectos de una borrachera
salvaje, que culminó en la Revolución bolchevique, una orgía satánica nunca
vista. Es decir que el misticismo y la piedad mal sustentados y desviados, llevaron
a una religión invertida, el contra-cristianismo que significó el comunismo. La
Providencia, que hasta ahí se identificaba con la nación rusa, ahora se llamaba
Revolución, y su Iglesia era el Partido Comunista. Como detrás del comunismo
había sobre todo un problema religioso, sólo volviendo al cristianismo Rusia
podría recuperar su identidad, luego de esa enajenación oprobiosa. Eso fue lo
que ocurrió a partir de la década del ’80 del pasado siglo. Rusia pudo volver
al cristianismo –es decir, a la manifestación pública y oficial del
cristianismo- particularmente porque mantuvo una profunda devoción a la
Santísima Virgen María, y acá no dejamos a un lado que en esto tuvieron que ver
las consagraciones parciales o incompletas de los papas, de Rusia al Corazón
Inmaculado de María. A consagraciones incompletas, conversiones incompletas.
Rusia dejó el comunismo y volvió al cristianismo, pero no dio el paso definitivo
y necesario a la Iglesia Católica (de la cual por otra parte lo ignora
prácticamente todo). No obstante, es claro que la recuperación religiosa fue de
la mano con la recuperación del orgullo patriótico. Esa unión parece hacer a
los rusos invencibles, frente a un Occidente que reniega de sus orígenes y, por
lo tanto, de sí mismo. Los rusos saben por qué pelean, los occidentales ya no.
¿Rusia contrarrevolucionaria?
Sí y no. Depende. Depende de las decisiones
que con estos hechos actuales y a partir de ahora, se tomen. Sabemos que hay en
Rusia quintacolumnistas, cruce de intereses, y hasta compromisos que se habían
adquirido con el globalismo, lo que ahora queda puesto en entredicho. ¿Rusia va
a “quemar sus naves”? Está en esa encrucijada, y si no toma las decisiones que
la lleven al éxito, es porque no comprende quién es su enemigo. El diablo que
inició el asalto final para imponer su “Nuevo Orden Mundial” anticristiano, no
se detendrá frente a las negociaciones o la diplomacia, porque ha declarado la
guerra a la humanidad, y sólo Cristo y su brazo armado –consagrado a María-
puede vencerlo. Es a todo o nada.
Explica muy bien Rubén Calderón Bouchet el
pensamiento conservador contrarrevolucionario, a partir sobre todo de Burke,
fundando la doctrina contrarrevolucionaria a partir de las siguientes ideas:
-Las instituciones fundadas en la sola razón
duran poco.
-Un Estado laico carece de fundamento para
sostener la autoridad.
-Las ciencias no pueden hacer la felicidad
del hombre, y el progreso es el resultado de una lenta conquista hecha por el
esfuerzo de muchas generaciones.
Reiteradas veces Putin se ha manifestado y
definido como conservador, ha sabido llevar con lenta paciencia la obra de
gobierno, contra viento y marea. Su genio político se ve una vez más no sólo en
lo que acaba de hacer en Ucrania, sino que ha sabido esperar el momento
decisivo, cuando la propia torpe provocación del enemigo justificó sus pasos.
Cuando en 2014, el golpe de estado o “revolución de color” lanzado por
Washington desalojó el régimen pro-ruso de Ucrania e instaló un gobierno títere
de la OTAN, tras la anexión de Crimea –mediante un plebiscito-, Putin fue
criticado por no lanzarse a tomar las regiones hoy convertidas en repúblicas,
que resistían con uñas y dientes a los globalistas occidentales. Hasta
Alexander Dugin –que no es asesor del gobierno, como se lo señala
equivocadamente- entonces criticó duramente a Putin (recibiendo a cambio su
expulsión de la Universidad de Moscú, donde trabajaba). Pues bien, hoy Rusia
está mucho mejor preparada en todos los sentidos para afrontar estas maniobras
y, por otra parte, Estados Unidos está mucho más debilitado. Las sanciones
recibidas entonces le resultaron muy difícil de sobrellevar, en cambio la
situación actual de Rusia es mucho más sólida. El tiempo le ha dado la razón.
Los tres principios arriba enunciados, son
negados por el pensamiento revolucionario, “porque en él predomina una fuerte
predisposición a tomar ficciones por realidades; por ende ese pensamiento
considera a la razón fuente creadora de instituciones y fuerza capaz de imponer
sus decisiones a la misma naturaleza” (Calderón Bouchet). Por el contrario, en
el conservadorismo ruso las instituciones que han sostenido la soberanía patria
a lo largo de la historia se han visto favorecidas y fortalecidas desde el Estado.
Acaso alguien pueda preguntar si no ocurre lo mismo en China, ya que aparece
como un país fortalecido en el marco internacional. Pero esto es falso, ya que
esclavizando a sus ciudadanos, la única “tradición” que sostiene el Partido
Comunista Chino es la suya propia, así el dragón tiene los pies de barro. El
mismo Putin en una de las tantas críticas que hizo a la URSS, señaló que su
debilidad fue enfeudar el Estado y la Nación toda a un partido político, que
cuando cayó hizo colapsar todo lo demás. En China hace años hay fuertes guerras
internas dentro del PCCh, incluso recientemente hubo varias explosiones cerca
de su sede, y a su líder al menos seis veces lo han querido asesinar. China
podría seguir en su momento el derrotero de la URSS, a no ser que antes quiera
utilizársela para tratar de hacer caer a Rusia.
De tal manera que Rusia opone a la utopía
revolucionaria de Occidente y su “Gran Reseteo” igualitarista, un sano
realismo, el sentido común y la fuerza en sus decisiones, para defender su
identidad nacional. Todo esto en una era de “globalismo”, “identidad de
género”, “ecumenismo religioso” y “cosmopolitismo”.
Para seguir con el conservadorismo ruso, “el
hombre alcanza su plenitud en un proceso histórico determinado. Puede decirse
sin paradojas: no existe el hombre, existe el francés, el inglés, el alemán, el
español, etc.; los sistemas políticos son obra de la historia. Un régimen no
puede ser el resultado de la momentánea decisión de una asamblea constituyente.
Hacer tabla rasa del pasado es contrario a la naturaleza. “Las operaciones de
mejoramiento son lentas –asegura Burke- porque se trabaja, no sobre materia
inanimada, sino sobre seres vivientes de los que no se puede alterar
súbitamente el estado, la manera de ser, los hábitos, sin colocarlos en una
situación de miseria” (Calderón Bouchet)
Contra la cultura de la cancelación, la
destrucción de la identidad, el hombre cosmopolita y apátrida (cosas en las que
Putin ha comparado a los actuales EE.UU. con la antigua URSS), Rusia afirma al
hombre ruso, su identidad, su valor. Hoy
por hoy, esto es absolutamente contrarrevolucionario.
Frente a Rusia está la Revolución occidental,
aunque en total decadencia. De Europa se puede decir lo que Burke afirmaba ya
en el siglo XVIII: “El siglo de la
caballería ha pasado, se inaugura el de los sofistas, de los economistas, de
los calculadores. La gloria de Europa se ha extinguido para siempre”. Los
quejidos histéricos de la prensa occidental, los politiqueros y las masas
desinformadas, acerca de “la invasión rusa”, los actos de solidaridad con la
pobrecita Ucrania, los llamados a la paz (¿qué paz? Desde 2014 que en Ucrania
no había paz. ¿La paz de los pases sanitarios, tal vez eso quieren?), muestran
el lamentable estado de una Europa que dejó hace mucho de ser cristiana.
Paz y guerra
Invasión es una palabra fea, que los medios
usan para inmediatamente condenar a Rusia, que habría agredido gratuitamente a
un país vecino. Pero dos acepciones al menos podemos darle, según el
diccionario, a la palabra: 1) Irrumpir, entrar por la fuerza, 2) Ocupar anormal
o irregularmente un lugar. Cuando Argentina recuperó sus islas Malvinas,
largamente usurpadas por los ingleses, los enemigos decían que Argentina había
invadido las islas. Había entrado por la fuerza, sí, pero a un lugar que le
pertenecía y le habían arrebatado (dejemos de lado la manera y la oportunidad
de hacerlo). Mismo cuando los aliados en la Segunda Guerra, desembarcaron en
Normandía se habló de la invasión de Normandía. Pero la prensa dice que era
para liberar Europa. De modo tal que podemos tranquilamente decir que Rusia
entró por la fuerza (invadió) Ucrania, merced a acuerdos con las nuevas repúblicas
independientes que reconoció, pero para liberar a un territorio que toda la
vida le perteneció, hasta que el gobierno comunista bolchevique inventó la
Ucrania moderna (lo dijo Putin más de una vez), la cual desde 2014 está
extraoficialmente en manos de su enemigo los EE.UU., y donde cientos de miles
de ciudadanos rusos estaban siendo perseguidos y masacrados por el criminal
gobierno al frente del cual funge un depravado comediante devenido político, llamado
Zelenski (de origen judío, se lo ve en videos perversos y también se lo señala
como cocainómano) y como si fuera poco con las amenazas de ingresar a la OTAN
para así poder instalar mejor las bases misilísticas con las cuales podría
atacar a Rusia. Rusia fue puesta en la alternativa de reaccionar ahora o
lamentarlo para siempre. Su propia soberanía y existencia corrían un serio
peligro si Ucrania al fin ingresaba a la OTAN. La de Rusia es una intervención
quirúrgica, que puede terminar muy mal si no se actúa rápido y con firmeza.
Hay que recordar, además, que Ucrania está en
el corazón de Rusia, ya que es allí donde nació, allí donde el príncipe
Vladimir se convirtió al cristianismo. ¿Acaso Rusia puede admitir que lo que
fue su cuna sea convertido en su fosa, y que toda su historia peligre por el
prurito de aparecer como “civilizados”, después de que agotó todas las instancias
de negociaciones y comprobó que sus adversarios no habían cumplido ninguno de
los acuerdos firmados?
Rusia sabe bien quién tiene enfrente. Los
criminales del deep state
norteamericano son capaces de cualquier maniobra, ya fue visto en los atentados
de falsa bandera del 11 de septiembre y la posterior incursión en Irak, más
Libia, etc. ¿Rusia podía permitir que hicieran lo mismo con ella?
Los hipócritas países occidentales, con el
“invasor serial” que son los Estados Unidos a la cabeza, luego de haber
declarado una enmascarada guerra a sus ciudadanos mediante la “pandemia”, y
luego de haber provocado durante años a Rusia, ahora se lamentan por la
horrible guerra que Rusia querría imponerle al mundo. Desde luego el papa
Francisco no podía estar ajeno a estos pedidos de paz. Este domingo 27 de
febrero dijo: «¡Silencien las armas! Dios está con los que hacen la paz, no con
los que usan la violencia. Porque quienes aman la paz, como dice la Constitución
italiana, repudian la guerra como instrumento de agresión contra la libertad de
otros pueblos y como medio de solución de las controversias internacionales».
Desde luego estaba tomando parte una vez más con el globalismo anticristiano
del cual es cómplice. ¿Dios no está con los que usan la violencia? ¿Pero habrá
leído el papa el Antiguo Testamento? ¿Habrá escuchado hablar de la Batalla de
Lepanto?
Piden paz, pero, nos preguntamos, ¿qué tipo
de paz piden? ¿La paz que da el mundo, una paz injusta, mentirosa, irenista?
¿La paz que permite matar a los niños no nacidos en el vientre de sus madres, la
paz que mata a los ancianos y enfermos con la eutanasia, la que da “derechos” a
los depravados sexuales, la que mata y enferma con las “vacunas”? ¿La paz del
desfile del orgullo gay? ¿La paz para cerrar las iglesias y los santuarios
católicos? Nosotros ciertamente no le llamamos a eso paz. Y preferimos el
desfile del orgullo ruso al desfile del orgullo LGBT.
Citemos algunos principios que nos trae Santo
Tomás de Aquino, acerca de la guerra y la paz:
Es bueno destruir la paz fundada en la mala
concordia. Promover la discordia que rompe la concordia causada por la caridad
es pecado… Pero provocar la discordia que destruya la mala concordia, es decir,
la que se apoya en mala voluntad, es loable. En ese sentido fue laudable la
disensión introducida por San Pablo entre quienes estaban concordes en el
mal (Hc 23 6-7), ya que el Señor dice de Sí en Mt 10, 34: No he venido a
traer paz, sino la espada (II-II c37 a1).
La resistencia legítima no es sedición. No se puede llamar
sediciosos a quienes defienden el bien común resistiendo (al poder injusto),
como tampoco se llama pendenciero a quien se defiende (a sí mismo de
un atacante). El régimen tiránico no es justo… de ahí que la
perturbación de ese régimen no tiene carácter de sedición... El sedicioso es
más bien el tirano (II-II c42 a2).
Los que combaten con justicia son pacificadores. También los que
hacen la guerra justa quieren la paz. Por eso no están en contra de la (verdadera) paz,
sino contra la paz mala, la que el Señor no vino a traer a la tierra (Mt
10, 34)… se infiere la guerra para conseguir la paz. Sé, pues, pacífico
combatiendo, para que con la victoria aportes la utilidad de la paz a los que
combates (II-II c40 a1).
Por supuesto, los liberales e izquierdistas de
todo pelaje gustan de decir que prefieren “una mala paz a una buena guerra”, y
en general se ha difundido la idea de que toda guerra es injusta. Pasamos de la
“vida” como el valor supremo, a la “paz” como lo más alto que hay. Tanto una
como otra palabra están tergiversadas. Respecto de tema tan grave hacía unas
aclaraciones el Padre Castellani:
“Y la prueba de que ha dejado de ser católico
[nuestro país, la Argentina] es que no se guía ya por los principios
elementales de la moral católica en la producción de los actos más solemnes y
transcendentales de su función rectora; como es eminentemente una declaración
de guerra. Las razones de la famosa proclama del general Farrel cuando
entró triunfalmente en la guerra europea en favor del (que iba ganando) [nota
del blog: por presión yanqui Argentina, que se había mantenido neutral durante
toda la guerra, declaró la guerra a Alemania poco antes de que la contienda
finalizase], Derecho, Progreso y Civilización cristiana, eran, si ustedes
recuerdan, de un amoralismo infantil. Pero las razones verdaderas, que estaban
detrás de la proclama, eran más amorales todavía.
La única razón por la cual una nación puede
aceptar el terrible flagelo de la guerra, es la justicia gravemente violada,
con seguridad y no solo por conjetura, de hecho y no solo potencialmente, en el
presente y no solo en el futuro, respecto de ella misma y no solo respecto de
otras naciones, acerca de las cuales no tiene mandato de tutelaje.
Este principio se puede aceptar, o dejar de
aceptar; pero el que lo deja, diga lo que quiera decir, no es católico.” (Decíamos
ayer, 24 de febrero de 1945)
Las naciones occidentales se llenan la boca
con la palabras Libertad, Democracia, Paz, Sociedad Abierta, y en base a esas
palabras vacías que encubren sus agendas criminales y su amoralismo, pretenden
impugnar y eliminar de la “civilización moderna” a un país que sostiene el
patriotismo y la normalidad –esto es, la ley natural-. Si es como dijo Chesterton
que “La guerra defendible es la guerra defensiva”, pues bien, Rusia ha
realizado acciones a manera de defensa contra un enemigo que estaba aplastando
a los rusos residentes allí, estaba socavando su soberanía y amenazaba llevar
al mundo a una guerra mundial. Putin dijo en estos días: “El bien tiene que
defenderse”. Su guerra es defendible.
¿Rusia es comunista?
Otra opinión que circula, especialmente en estas
exaltadas tierras de Iberoamérica, es que Rusia “es comunista”. Opinión absolutamente
carente de fundamentos y que sólo circula porque opinar es lo más fácil que
hay. ¿Qué razones se dan para sostener eso? Sólo una. Dicen “Rusia apoya a Cuba
y Venezuela”. Ya está. Un país es comunista si tiene buenas relaciones con
países comunistas. O sea que España, que tuvo muy buenas relaciones con la Cuba
comunista, también habría sido comunista. En fin… Rusia tiene una estrategia
geopolítica muy inteligente. Si Estados Unidos la amenaza aliándose y colocando
bases militares en sus países vecinos, ¿por qué Rusia no iba a tejer alianzas
con países con los que puede servirse estratégicamente para sus fines? Pragmatismo
puro. ¿En dónde entra acá la ideología? Rusia tiene también excelentes
relaciones con Brasil, cuyo actual presidente dista mucho de ser comunista.
¿Entonces? ¿Quizás los que opinan que Rusia es comunista creen que ésta debería
interferir en las cuestiones internas de los otros países? No es la manera de
actuar de Rusia, a no ser que le convenga a su propia política, como ocurrió en
Siria, e invitado por su presidente. Pero la respuesta de que Rusia no es comunista no se da por el hecho
de que sostenga o no relaciones con países que son comunistas –por otra parte,
¿acaso sólo Cuba y Venezuela son comunistas, o lo son también, cada vez más,
España, Italia, Francia, EE.UU. Canadá, Australia y el resto de los países
occidentales, aunque no lo declaren?- sino por su propia política interna. Acá
es donde generalmente los que opinan no se sumergen y no investigan. Entre los
tantísimos aspectos del comunismo, señalemos solamente el primero y más
importante: su odio religioso. Leamos unas pocas declaraciones de sus máximos
exponentes, palabras que fueron trasladadas religiosamente
a la acción:
LENIN:
-“Toda idea religiosa, toda idea de Dios
[...] es una abyección indescriptible [...] de la especie más peligrosa, una
epidemia de la especie más abominable. Hay millones de pecados, hechos
asquerosos, actos de violencia y contagios físicos [...] que son menos
peligrosos que la sutil y espiritual idea de Dios engalanada con los ropajes
«ideológicos» más elegantes”.
-“Dios es el enemigo personal de la sociedad
comunista”.
-“Nuestra propaganda comprende necesariamente
la del ateísmo”.
STALIN:
-“No hay neutralidad frente a la religión.
Contra los propagadores de absurdos religiosos, contra los eclesiásticos que
envenenan a las masas, el partido comunista no puede menos que continuar la
guerra”.
-“No lo olvidaremos, no olvidaremos nunca la
enseñanza de nuestro querido Lenin: la religión y el comunismo son
incompatibles tanto teórica como prácticamente. Nuestra tarea es destruir toda
clase de religión y de moral, pues a nuestros ojos solamente es moral lo que es
útil al bolcheviquismo”.
TROYSKY:
-“¿Qué es el hombre? En absoluto se trata de
un ser concluido o armonioso. No, todavía es una criatura enormemente horrible.
El hombre, como un animal, no ha evolucionado siguiendo un plan, sino
espontáneamente, y ha acumulado muchas contradicciones. La cuestión acerca de
cómo educar y regular, de cómo mejorar y completar la construcción física y
espiritual del hombre, es un problema colosal que sólo puede ser concebido
sobre la base del socialismo. Producir una nueva “versión mejorada” del hombre,
ésa es la tarea futura del comunismo”.
Para los revolucionarios la religión
–particularmente la católica, y en Rusia la cristiana ortodoxa, a la cual
persiguieron ferozmente- es un engaño, una ficción, frente a la cual se levanta
la utópica ideología, un gnosticismo que habrá de hacer al “Hombre Nuevo”, en
una sociedad igualitaria.
En palabras del mártir Jordán Bruno Genta: “El Comunismo es una empresa satánica contra
Dios y contra la naturaleza creada y redimida por el Verbo de Dios. Su objetivo
concreto y final es la destrucción de la Civilización Cristiana; su verdadero
móvil, un incurable resentimiento nihilista”.
De acuerdo a esta
definición, el comunismo está exactamente del otro lado, en Occidente (como
también en China), y no en Rusia.
El gran enemigo del comunismo, Alexander
Solzhenitsyn (1918-2008), que, recordemos, fue galardonado y honrado por el
presidente Putin, que hizo que sus libros se leyesen en las escuelas, dijo
también lo suyo (discurso en la recepción del Premio Templeton, 1984):
“En el pensamiento filosófico y en el corazón
mismo de la psicología de Marx y de Lenin, el odio a Dios constituye el impulso inicial, previo a todos
los proyectos políticos y económicos. El ateísmo militante no es un detalle, un
elemento periférico ni una consecuencia accesoria de la política
comunista: es su eje central. Para alcanzar su fin diabólico,
ella necesita disponer de un pueblo sin religión y sin patria.
Debe por lo tanto
abatir la religión y la nacionalidad. De hecho, esta doble política los comunistas
la proclaman y la practican abiertamente. La tela de araña de atentados, tejida
últimamente en torno al Papa, nos muestra hasta qué punto el mundo ateo tiene
necesidad de dinamitar la religión; hasta qué punto ésta parece habérsele
quedado atravesada en la garganta”.
El comunismo, como bien explica Solzhenitsyn,
debe abatir la religión y la nacionalidad, para, en cambio, favorecer el
mundialismo. ¿Es esto lo que ha hecho Putin en Rusia? Todo lo contrario, ha reforzado
la religión, la nacionalidad y la familia. Los comunistas destruyeron iglesias
y persiguieron y asesinaron a los religiosos (con excepción de un pequeño grupo
que les era adicto, pero que no tenía influencia en el pueblo creyente). En la
Rusia de Putin se construyen iglesias (mientras en Occidente se destruyen, profanan,
queman o convierten en bares y discotecas) y hasta el mismo presidente tiene un
icono de Cristo y de la Virgen en su despacho (https://www.youtube.com/watch?v=7dwqBVh4qeI).
El que tiene un retrato de Lenin en su despacho es Klaus Schwab https://www.youtube.com/watch?v=EeXjEQW03uY)
Podrá discutirse si quieren lo que lo mueve a
esto (no juzgamos su conciencia), pero no podrá decirse que su política es
comunista, bajo ningún aspecto. Por si hiciera falta en repetidas veces el
mismo Putin dejó en claro que el comunismo era cosa del pasado. Sabe bien que
el comunismo llevó a Rusia al desastre. Putin conoce bien la historia de Rusia.
Otra cuestión prioritaria del comunismo, que
por naturaleza es internacionalista, es -a pesar de haberse servido de ellos en
su momento- abatir el patriotismo o nacionalismo, para poder construir el
gobierno mundial. Un solo testimonio daremos aquí (aportamos muchos más en nuestro
libro): “El 19 de noviembre de 1937, durante una comida en el hotel Astor de
Nueva York, Murray Butler, uno de los profetas más autorizados del
British-Israel, decía a Lord Cecil: “El
comunismo es el instrumento con el cual derribaremos los gobiernos nacionales
en favor de un gobierno mundial, de una policía mundial, de una moneda mundial”. (Cit. En Le
nouvel ordre mundial, Pierre Virion, p. 28, 1974, Editions Saint-Remi 2012).
Ese viejo proyecto mundialista está siendo llevado adelante hoy. Por lo cual el
patriotismo de Rusia viene a ser un obstáculo –el obstáculo- para el cumplimiento de ese plan de gobernanza
mundial.
Apuntemos también, para los que acusan a Putin de “sovietizar a Rusia”,
este testimonio de un argentino hijo de rusos blancos que vive hace 25 años en
aquel país:
“Totalmente falso. Si hay un pueblo que conoce
en carne propia lo que es un régimen comunista, ese es el pueblo ruso. El
proyecto soviético de exportación ideológica ha terminado hace ya más de un
cuarto de siglo, pero esto no quiere decir que Rusia no pueda tener su propia
política exterior. Putin habla claro dentro y fuera de Rusia. Putin dio la
orden de revisar si lo de 1917 fue una revolución o un golpe de estado,
encomendando a jóvenes historiadores una evaluación profunda, profesional y
objetiva. Putin reconoció la existencia de páginas sangrientas en la historia
que todos los rusos deben conocer. Putin ha abolido los festejos y el feriado
del aniversario de la Revolución de Octubre. Las obras de Solyenitsyn son parte
del programa obligatorio en las escuelas. Cada alumno debe saber lo que fue el
Archipiélago de Gulag. Rusia vuelve a medir su grandeza a partir de
sus diez siglos de historia cristiana y no sólo a partir de 1917, como era
antes. Justamente por esto Putin es tan popular en Rusia y es visto por los
pueblos de otros países como un pilar de los valores morales tradicionales.
Putin hace mucho más de lo que habla. No necesita hacer demagogia. Sus
opositores dentro y fuera de Rusia no tienen argumentos para oponerle y no les
queda más que enrostrarle su pasado en la KGB y acusar al patriarca Cirilo de
ser su agente. No hacen más que hacer ruido. Mientras tanto se siguen
construyendo iglesias
en Rusia, a pesar de que a algunos rusos autoexiliados en el exterior esto no
les guste”
(Sergio Mamontoff, Eclipse
de la razón “K”. Respuesta a Nicolás Kasanzew, Moscú, 17 de noviembre de 2015).
Otra cuestión de simple sentido común, es la
siguiente: 1) cualquiera puede entrar a Youtube y encontrar muchísimos videos
de gente que vive en Rusia, y cualquiera puede evaluar si aquello es una
tiranía comunista, o no, 2) Normalmente, y eso es histórico, la gente quiere
huir de los países comunistas, para eso, por ejemplo, se levantó el muro de Berlín;
pues bien, ahora la gente quiere ir a vivir a Rusia, hay una gran migración de
occidentales que huyen de las tiranías democrático-sodomíticas de sus países. ¿Entonces?
Terminemos este ítem con una declaración por
demás significativa. Son palabras de Christian Rakovsky, alto funcionario del
gobierno bolchevique, masón y muy cercano a Trotsky, cuyo testimonio fue
recogido en un largo interrogatorio ante la policía secreta estalinista, el 25
de enero de 1938 (día de la luz que
anunció la Virgen en Fátima, anuncio de la Guerra mundial), que finalmente
determinó su ajusticiamiento:
“Sin abatir al
Cristianismo superviviente le ha de ser imposible triunfar al Comunismo. La Historia es
elocuente: costó a la Revolución permanente dieciséis siglos lograr su primer
triunfo parcial, al provocar la primera escisión de la Cristiandad. En
realidad, el Cristianismo es nuestro único enemigo, porque lo político y
económico en las naciones burguesas tan solo es su consecuencia. El
Cristianismo, rigiendo al individuo, es capaz de anular por asfixia la proyección
revolucionaria del estado neutral, laico o ateo, y, como vemos en Rusia, hasta
lograr crear ese nihilismo espiritual que reina en las masas dominadas, pero
aún cristianas; obstáculo no superado aún en veinte años de marxismo.
Concedemos a Stalin que no ha sido bonapartista en lo religioso. Nosotros no
hubiéramos hecho ni más ni otra cosa que él… ¡Ah!…, si Stalin también se
atreve como Napoleón a cruzar el Rubicón del Cristianismo, su nacionalismo y su
potencia contrarrevolucionaria se habría multiplicado por mil. Y sobre todo, si
así fuera, una incompatibilidad tan radical hubiera hecho imposible toda
coincidencia entre nosotros y él, aunque fuera temporal y objetiva… como la que
ya debe usted ver que ante nosotros se perfila”.
“Sin abatir al Cristianismo superviviente le ha de ser imposible triunfar
al Comunismo”. Nos preguntamos, quién está haciendo todo para abatir al
cristianismo de la faz de la tierra, ¿Putin, o más bien Biden, Macron, Sanchez,
Trudeau y el resto de los corifeos del teatro globalista?
El experto conspirador Rakovsky, pocas horas antes de morir, lo dejaba
bien claro:
“Hay un fin, un único fin: el
triunfo del Comunismo; que no se lo impone a las democracias Moscú, sino Nueva
York; no la “Komintern”, sino la “Kapintern” de Wall Street…”
¿Putin perenialista?
Otra idea que algunos han hecho circular, es que Putin sería un representante del “perenialismo”,
es decir, seguidor de intelectuales gnósticos como Guénon, Schuon o Evola, que
en oposición a la visión cíclica evolutiva de la historia (esto es, progresista
y new age), creen en una visión cíclica involutiva, donde hay que combatir la
degradación de esta etapa decadente de la historia para pasar luego a una era
mejor. Habría ahí una mezcla de gnosticismo, fascismo y evolianismo (por Julius
Évola). De un lado la izquierda globalista y del otro la derecha perenialista,
que difundiría una falsa idea de tradición, al hablar de una “Tradición
Primordial” transmitida a través de una doctrina esotérica. Colocan en este
bando a Putin, Trump, Bolsonaro, Salvini, Orban y quién sabe qué otro. Un
representante de esta corriente habría sido el recientemente fallecido
intelectual brasileño Olavo de Carvalho.
¿Cómo podemos llamar a esta teoría? ¿Conspiranoia?
¿Fake news? Porque si en todo hay que tratar de dilucidar lo verdadero de lo
falso, en este caso, tenemos aseveraciones que se vierten sin aportar la menor
prueba que la sustenten. Nos parecen más bien elucubraciones intelectuales que
algunos gustan de hacer porque, como sabemos, el intelectual prefiere tener sus
esquemas o teorías donde la realidad pueda embutirse y explicarse con mayor prolijidad.
Pero, insistimos, se lanzan estas afirmaciones sin aportar ninguna prueba de
que las cosas sean así. Lo más lejos que se llega, para aportar algo concreto
que sostenga esta teoría, es tirar al bulto un leit motiv socorrido por los
mass media liberales occidentales, a saber: que Alexander Dugin sería “el
hombre que está detrás de Putin”, algo así como “su cerebro” o el que le sopla
la letra. El apuntador de Putin. Pues bien, ese es otro lugar común de la
prensa occidental anti-rusa, pues si uno investiga un poco, se encuentra con
que no hay absolutamente ninguna prueba de ello, ni la menor señal, tan sólo un
“se dice” o “dicen que”. Dugin es un conservador que tiene ideas encontradas,
mezcla verdades con errores, Nietszche, Evola, Heidegger, fascismo y comunismo
aparecen por allí. Cierto que fue profesor en la Universidad de Moscú, pero a
partir de 2014 se distanció de la política del gobierno ruso –de hecho ese año
fue expulsado de la Universidad, tras haber criticado duramente a Putin,
llamando a su régimen “cesarismo”-. El historiador Ilyá Budraitskis
explica que Dugin se decepcionó con Putin porque éste simplemente se dejaba
guiar más por la praxis política que por la ideología (https://nuso.org/articulo/el-de-putin-es-en-esencia-un-proyecto-conservador/). Que haya
intelectuales o ideólogos que intenten influir en estos gobernantes, eso sí lo
creemos, incluso que pueda haber alguna coincidencia parcial de ideas, pero que
estos gobernantes se dejen conducir por ellos y decidan sus políticas de
acuerdo a estos gurúes, ya es otra cosa muy distinta. Debe demostrarse. Y se
demuestra simplemente viendo la obra de gobierno, en la cual se ve su visión
del mundo. Putin lleva más de veinte años en el gobierno, creemos que es
suficiente tiempo para evaluarlo. Creemos además que se exagera al hablar de la
influencia de esos personajes, especialmente por parte de la prensa liberal
occidental, que quiere caracterizar a los conservadores de manera simplista,
casi caricaturesca. Putin, en todo caso, y hablando de su gobierno, puesto que
en definitiva lo que importa son los hechos que descubren su pensamiento, tiene
más cosas en común con Franco que con Hitler o Mussolini.
Traemos a cuento algo
sí pertinente sobre las ideas que sostiene Putin:
“Un elemento clave de
la cosmovisión de Putin no es solo su compromiso con la Iglesia Ortodoxa Rusa
como institución, sino también su admiración por tres filósofos cristianos
rusos de los siglos XIX y XX: Nikolai Berdiaev, Vladimir Soloviev e Ivan Ilyin,
a quienes a menudo cita en sus discursos. Los gobernadores regionales de Rusia
incluso recibieron instrucciones de leer las obras de estos filósofos durante
sus vacaciones de invierno de 2014.
El mensaje clave de
estos filósofos es el papel mesiánico de Rusia en la historia mundial y su
necesidad de preservarse a través de la ortodoxia y la restauración de sus
fronteras históricas.
Al estudiar las
causas de la tragedia rusa del siglo XX, Ilyin escribió:
“La revolución rusa es un reflejo de la crisis religiosa que estamos
viviendo ahora, un intento de establecer un sistema público y estatal
anticristiano ideado por Friedrich Nietzsche y realizado económica y
políticamente por Karl Marx. Este virus anticristiano fue exportado a Rusia
desde Occidente...
Al perder nuestro
vínculo con Dios y la tradición cristiana, la humanidad se ha vuelto moralmente
ciega y se ha apoderado del materialismo, el irracionalismo y el nihilismo."
En opinión de Ilyin,
la forma de superar esta crisis moral global es que la gente vuelva a los
“valores morales eternos”, que definió como “fe, amor, libertad, conciencia,
familia, patria y nación” pero sobre todo “fe y amor”.
“Para que Rusia
vuelva a ser grande, el pueblo ruso debería creer en Dios. Esta fe fortalecerá
sus mentes y su fuerza de voluntad. Los hará lo suficientemente fuertes como
para superarse a sí mismos”
https://russian-faith.com/trends/putins-christian-vision-n883
¿Algo más traen los
acusadores para probar que Putin sería “perenialista”? No. Y suponiendo que
surgiese algún día una prueba de que en algún momento Dugin llegó a ser uno de
los asesores de Putin, ¿cuáles serían las acciones de gobierno o declaraciones
de Putin que probasen que es un perenialista? En bien de la verdad, quisiéramos
se nos explique. Porque eso que se dice es bastante ambiguo. Por si fuera poco,
se habla además de una “coalición” que habría entre los mencionados
gobernantes. ¿Qué pruebas se dan de la conformación de esa “coalición”?
Ninguna. Que haya buenas relaciones o algunos acuerdos estratégicos, ¿significa
que se trata de una “coalición”? Putin tiene buenas relaciones tanto con Trump
como con Maduro, ¿entonces? Entonces se trata de pragmatismo estratégico,
porque le conviene a Rusia. No hay allí nada de ideología o “esoterismo”. Podemos
en cambio aportar una prueba de que los gnósticos evolianos odian a Putin y lo
acusan de comunista (http://centroevolianodeamerica.blogspot.com/2022/02/el-significado-de-ucrania-por-juan.html) Así que, lo
sentimos, pero Putin no es uno de ellos.
El profesor también
afirma, y en esto concordamos, que Rusia es un instrumento de Dios para castigo
del Occidente apóstata. Ahora bien, él dice que Putin puede ser un nuevo Atila,
rey de los hunos. La comparación nos parece bastante inadecuada. Acá hay una
omisión importantísima, y se trata de Rusia, que, no lo olvidemos, es un país
cristiano. Atila era un rey bárbaro que gobernaba a un pueblo asiático
conquistador y depredador. Putin, cristiano, es europeo –se olvida siempre,
¡Rusia es también Europa!- y si a alguien debiéramos compararlo –mutatis
mutandis- es a Constantino, que se convirtió y llevó a la Iglesia a su
correspondiente lugar en el Imperio y la ciudad, en tiempos en que ningún Imperio
o Estado protegía a la Iglesia católica (como sucede también ahora). Ya
mencionamos en otro artículo la llamativa coincidencia de fechas, lo recordamos
ahora al pasar: fue un día 13 de junio cuando se publicó el edicto de Milán
(fruto de la victoria de Constantino) que reconocía y daba libertad a los
cristianos. Fue también un 13 de junio cuando la Virgen pidió la consagración
de Rusia a su Corazón Inmaculado. Y fue un 13 de junio de 2013 cuando Putin se
animó a decir lo que hasta entonces –excepto Churchill en los años 1920- ningún
gobernante se animaba a decir en público: que el gobierno de la revolución bolchevique
era mayoritariamente judío. Es decir, desde entonces pueden vincularse mejor
los “errores de Rusia” que esparciría por el mundo, y sus autores. Esta clara afirmación
(recibida con duras críticas por parte de algunos medios judíos), más allá de
los compromisos que Putin pudiera tener para sobrevivir en su gobierno, nos
permite colocar este combate contra el comunismo en un terreno teológico, pues
se comprende mejor su naturaleza.
Pero no nos basamos
para hacer la analogía tanto en cuestión de fechas, como, simplemente, en las
palabras de Ntra. Sra. de Fátima, palabras que, por supuesto, los “antisistema”
que pululan por Internet desconocen o no le prestan importancia y el profesor
que hemos citado escandalosamente omite citar: “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará
Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz”.
Les preguntamos, ¿no
son las presentes circunstancias y lo que está por venir, lo que nos hace
pensar que estamos cerca del cumplimiento de esta profecía? Si Rusia no se
convierte en el transcurso de esta guerra que está empezando, ¿cuándo va a ser?
¿Putin globalista?
Otra especie que
circula por la Internet, porque, como dijimos, opinar es gratis y todo el mundo
dictamina sin necesidad de investigar, leer, informarse, cotejar la
información, etc. Especialmente en los medios tradicionalistas o “disidentes” se
opina que los globalistas lo tienen todo controlado, que son omnipotentes y ya
no hay obstáculos para la pronta instalación del Nuevo Orden Mundial y la
aparición del Anticristo. Lo tienen todo abrochado. Punto. Se acabó.
Entre otras cosas
algunos sostienen que, como hace falta la guerra para que venga el gobierno
mundial, entonces Putin habría actuado de acuerdo a esos planes, siendo
prácticamente un peón de Klaus Schwab, que viene a ser el poderosísimo Lex
Luthor de estos tiempos. Así que Putin habría durante más de veinte años
fortalecido el patriotismo y la religión en Rusia, para ahora, a propósito,
destruir todo mediante el globalista “Great reset” (¡!).
Bueno, creemos en las
conspiraciones, hablamos bastante del tema en nuestro libro, pero matizamos la realidad porque ésta es
mucho más compleja. Pero hay algunos que simplifican todo para poder quedarse
tranquilos, porque “ellos saben”. Por ejemplo, una mujer brasileña difunde en
una red social, con total irresponsabilidad, esta especie: “Tanto Zelensky como Putin son dos caras de
esa misma moneda corrupta y genocida llamada Nuevo Orden Mundial. Ambos
responden al mismo amo, a los que se consideran dueños del mundo. Los
“innombrables”. Listo, ¿para qué informarse, investigar, si hay gente que ya lo
sabe todo? Les basta subir una foto de Zelensky y Putin, cada uno de ellos
rodeado por judíos, para “demostrar” que ambos son lo mismo, dos peones de los
“hermanos mayores”. Quizás si subimos la foto de Putin rodeado de chinos,
deduzcamos que está manejado por los chinos. Si subimos la foto de Francisco Franco
al lado de Hitler, podremos demostrar que Franco era nacional-socialista, sin
dudas. ¡Ay, qué fácil es entender los hechos, con ese esquema mental! Además de
la reductio ad hitlerum, existe
también la reductio ad judeum. Otro
publica una foto de Putin estrechando la mano de Schwab, para demostrar que
Putin sería un peón del pelado alemán. En fin. Por el hecho de que Putin
perteneció hace treinta o cuarenta años a la KGB, entonces siempre tiene que
ser miembro de la KGB. Por el hecho de que hace treinta años pasó por la
institución fundada por Schwab, eso significa que hace todo lo que Schwab le
ordena hacer. Así dice la misma mujer en otro lugar: “Putin no es agradable,
hace parte de la élite (inclusive fue Young Global Leader, como dice Klaus
Schwab)”, o “Putin es élite. Mas tiene su propia Agenda”. ¿En qué quedamos,
está con Schwab o tiene su propia Agenda? Por favor, pongan argumentos
concretos, reales, contra Putin, si quieren criticarlo, no lo que hizo hace
cuarenta años, si es agradable o antipático o cualquier otra nimiedad. Putin
estuvo diecisiete años sin ir a las reuniones del Foro Económico Mundial de
Davos, y eso porque creó su propio foro económico, en San Petersburgo. La
última vez que fue al Foro de Davos advirtió que el llamado “Gran Reset” va a traer
grandes problemas. Por supuesto que le dio la mano a Schwab y se mostró amable.
Pero está yendo para otro lado, y es más bien Schwab el que teme a Putin en
esta historia. Por eso la histeria destructiva de todos los globalistas ha
estallado ahora, descubriéndose en sus propósitos de quitar el obstáculo ruso a
sus planes de gobernanza mundial.
No negamos que en esos tiempos modernos, para
llegar al poder, en cualquier país hay que atravesar instancias y esferas de
relaciones nada santas. Putin no es un carmelita descalzo. Sin embargo, lo que
debe evaluarse es su desempeño como gobernante, porque el árbol se conoce por
sus frutos (no por sus fotos). Sobran casos de gente que anduvo metida en la
masonería, y luego volvió sobre sus pasos. En la historia de los zares de Rusia
encontramos también varios ejemplos de ambivalencias y rectificaciones. Gobernar
hoy un país, especialmente uno tan complicado como Rusia, requiere
inteligencia, prudencia, cuidado. Es fácil “hacerse el indio” si uno es un
anónimo opinante de internet. Pero cuando se tienen responsabilidades sobre millones
de personas, esas boutades pueden
costar muy caro. Hasta acá hemos visto que la política de Putin en Rusia –en
tanto se lo han permitido las circunstancias- ha sido fortalecer el
patriotismo, la familia, las instituciones naturales, a partir de las propias
tradiciones, indisolublemente ligadas al cristianismo. Si eso tiene algo que
ver con el globalismo anticristiano judaico, que alguien venga y me lo
explique. Y también a los rusos, que año tras año vienen apoyando a este
presidente.
Para abordar el tema de Putin y los judíos,
hemos dedicado muchas páginas en nuestro libro, cosa que ahora no podemos hacer.
Sólo señalaremos que ha sabido usar por necesidad –“la necesidad tiene cara de
hereje”- a ciertos grupos judíos, mientras que se ha desembarazado de los oligarcas
judíos no dispuestos a responderle a él, que estaban expoliando a Rusia en los
años 1990. No sólo los quitó de su poder sino que los encarceló o los expulsó
del país. Nos preguntamos si otro gobernante en todo el mundo se ha atrevido a
hacer lo mismo. ¿Imaginamos a un presidente de Argentina, poniendo en prisión a
Eduardo Elsztain?
Como noticia de última, un medio dice que “Oligarcas
de la elite rusa se pronuncian contra la guerra de Putin” (https://www.lavanguardia.com/internacional/20220301/8090119/oligarcas-miembros-elite-rusa-pronuncian-guerra-putin.html)
Como apunta el periodista Rafael Palacios que da esta noticia: “Cuando los
medios oficiales os hablen de los "oligarcas rusos" suelen omitir un
dato que sí da, al final, y con la "boca pequeña", este artículo de
La Vanguardia: la mayor parte son judíos. Igual que Zelensky. No en vano,
Ucrania y Kazajistán son la patria del reino Jázaro, que se convirtió al
judaísmo en el siglo VII y dio lugar a los judíos jázaros o askhenazis.”
Los hechos y el relato
Si no se conoce un poco de lo que es Rusia,
se cae en un fácil reduccionismo maniqueo. Ahora los mass media que durante dos años nos han venido bombardeando sin
piedad sus mentiras sobre la pandemia, son coherentes y nos trasladan a un
escenario donde Rusia vendría a ser el agresor malvado, Putin el nuevo Hitler o
Stalin que desea una guerra mundial (Putin es el nuevo virus, sin dudas),
Ucrania una pobre víctima (¡el nuevo George Floyd!) y los EE.UU. y los países
occidentales que le obedecen –es decir, que dependen del Deep State que lo controla- vienen a ser los garantes de la
democracia, la libertad (gayfriendly, claro), la paz y la seguridad en todo el
mundo.
La propaganda de guerra viene trabajando
desde hace años contra Rusia. Pero ahora ha “salido del closet” y se muestra
sin pruritos en su desfachatez. La plandemia
los ha estado entrenando muy bien en reconocer todo lo que amenaza a la
mentira, para eyectarlo de inmediato. Uno de los medios que está a la cabeza de
eso es Infobae, con artículos donde presenta
a Putin como no podía ser menos, un oprobioso dictador en tiempos democráticos (acá) o presenta
a Rusia obsesionada con Ucrania insinuando que esto tiene su continuidad con el
holodomor comunista en tiempos de Stalin (acá)
mientras que el centenario diario La
Nación habla del machismo de Putin (¡por supuesto!, no es un afeminado como el canadiense Trudeau) (acá).
Si no supiéramos que estamos en una guerra, nos enteraríamos al ver la clase de
acción llevada a cabo por la prensa. Por ejemplo, nos enteramos que la cadena
española A3Noticias hizo pasar una
explosión en China en 2015 como si fuera un bombardeo ruso en Kiev hoy. Otro
medio informativo mostró imágenes de un supuesto bombardeo ruso cuando en
realidad se trataba de imágenes de un videojuego (¡!). Otro presenta la
despedida de una familia como si huyese del ataque ruso cuando en realidad
marchan a Rusia para huir de los ataques ucranianos, etc., etc.
Nada
dicen estos medios prostituidos de los laboratorios biológicos que controla el
Pentágono en Ucrania, y que son los que está destruyendo Rusia: https://telegra.ph/Qu%C3%A9-hacen-los-laboratorios-biol%C3%B3gicos-secretos-estadounidenses-en-Ucrania-02-26
El mapa
con los laboratorios biológicos de EEUU en Ucrania: https://ua.usembassy.gov/embassy/kyiv/sections-offices/defense-threat-reduction-office/biological-threat-reduction-program
Los
enemigos de Rusia son los que toman iniciativas como ésta, no suficientemente
destacada: “La administración Biden lanzó un nuevo fondo internacional de $2.5 millones para promover la aceptación
de la homosexualidad y el transexualismo y etiquetar a los opositores de la agenda
LGBT como “antidemocráticos”. De acuerdo con la descripción de los
programas bajo el nuevo fondo, los programas financiados por la nueva
iniciativa deben trabajar para
etiquetar la oposición a la agenda LGBTQI+ como “antidemocrática” y
caracterizar los mensajes de sus oponentes como “desinformación”. El fondo,
llamado Global LGBTQI+ Inclusive Democracy and Empowerment Fund, o GLIDE Fund,
se anunció el mes pasado y es administrado por la Oficina de Democracia,
Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado.http://catapulta.com.ar/?p=12171
Lo mismo que hacen lo ingleses con nosotros: “El Enviado Especial
del Primer Ministro del Reino Unido para los Derechos LGBT+, Lord Nick Herbert, visitó
la Argentina esta semana y se reunió con sus funcionarios del Gobierno
Argentino y con organizaciones de la sociedad civil. La organización civil local Kidz inauguró en
la Embajada Británica en Buenos Aires la app QUIR de información para el
colectivo LGBT+. El viaje forma parte de las actividades que este año desarrollará
Lord Herbert con el objeto de impulsar medidas ambiciosas de promoción de los
derechos LGBT+ antes de la conferencia Safe To Be Me (Sin temor
a ser yo mismo) que tendrá lugar en Londres.
El Reino Unido y la
Argentina trabajan en estrecha colaboración en lo que respecta a los derechos
LGBT+. Como copresidentes de la Coalición por la Igualdad de Derechos – organización intergubernamental
compuesta por 42 Estados Miembros, organizaciones multilaterales y unas 120
organizaciones de la sociedad civil – el Reino Unido y la Argentina encabezan la acción mundial relativa a este
tema.
A lo largo de 2022,
Lord Herbert visitará países de todos los rincones del mundo para recabar apoyo
a los derechos LGBT+ e impulsar
medidas ambiciosas con anterioridad a la conferencia Safe To Be Me de junio. El
Reino Unido ayudará a los países a transitar su propio camino hacia la
igualdad, ofreciendo apoyo para crear las condiciones que permitan una mayor
libertad e igualdad. (http://catapulta.com.ar/?p=12395)
Veamos
otra noticia. El influyente “filosofo” judío francés Bernard Henry Levy, ya
desde el 18 de febrero llamaba a Europa a enviar más armas a Ucrania
“Conocido
por sus diversos compromisos internacionales, desde Libia hasta Ucrania,
Bernard-Henri Lévy hizo un llamado a Europa para fortalecer su apoyo militar al
gobierno ucraniano, mientras la tensión está en su apogeo. ¿Aceite en el fuego?
Mientras la tensión está en su apogeo en el este de Ucrania, Bernard-Henri Levy
pidió a Europa el 18 de febrero que refuerce aún más su apoyo militar a
Ucrania, aunque Moscú lo perciba como una “amenaza”. “Aquí están las viejas
armas con las que el ejército ucraniano tendrá que enfrentarse, si llega, al
ataque de Putin. No es suficiente”, escribió BHL en Twitter, subtitulando una
foto de 2020 en la que aparece junto a soldados. “Nosotros, Europa, necesitamos
apoyar mucho más al [presidente ucraniano] Zelensky”, agregó. Bernard-Henri
Levy ya había apoyado el golpe de Estado de 2014, que terminó con la caída del
presidente Viktor Yanukovych, en particular apareciendo entre los manifestantes
de Maidan.
https://francais.rt.com/international/95921-pas-suffisant-bhl-appelle-europe-armer-davantage-ukraine
Europa
necesita apoyar más, dice este personaje, al presidente ucraniano, un perverso
actorzuelo que fue puesto para pudrir bien podrido ese país y así usarlo como
plataforma para invadir Rusia. Véase un video escabroso de este personaje Zelensky,
el “bueno de la película”: https://t.me/rafapalreal/17767
Sí, es un
golpe demasiado bajo. Ya sabemos a quienes está enfrentando Rusia.
Hipótesis de la Guerra de Occidente contra
Rusia
Escribió el
papa Benedicto XV, en su Motu proprio Bonum
Sane, del 25 de julio de 1920:
“El
advenimiento de una República Universal, anhelada por todos los peores
elementos de desorden y confiadamente esperados por ellos, es una idea que está
madura para su ejecución. De esta república, basada en los principios de la
absoluta igualdad de los hombres y en la comunidad de las posesiones, estarían
proscriptas todas las distinciones nacionales, ya tampoco serían ya reconocidas
la autoridad del padre sobre sus hijos, o el poder público sobre los ciudadanos,
o el de Dios sobre la Sociedad humana. Si estas ideas se ponen en práctica,
inevitablemente vendrá un reinado de terror sin ejemplo. Ya, aun ahora, una
gran parte de Europa está pasando por esa experiencia dolorosa y Nos vemos que
se intenta extender ese terrible estado de cosas a otras regiones”.
Las palabras
del papa son actualísimas, como que describen bien lo que pretende el enemigo
de Dios, la Contra –Iglesia. Ahora bien, fueron escritas hace ciento dos años,
y si entonces –tras la Primera Guerra mundial, la disolución de las monarquías,
el arribo del comunismo y la formación de la Sociedad de Naciones- muchos
creían que estaban dadas las condiciones para un gobierno mundial, sin embargo
éste no se produjo. Surgieron, por un lado, las luchas intestinas de los
globalistas, y por el otro reacciones patrióticas y nacionalistas. En este 2022
del Señor, ha venido a ocurrir lo mismo. Rusia es esa reacción, que toda
persona sensata debería apoyar.
Es interesante
señalar respecto del método que el enemigo usa para querer llegar a esta
gobernanza mundial, la República universal del terror. El Padre Denis Fahey
cita a Léon de Poncins:
“El supremo ideal
judío consiste en la transformación
del mundo en una Sociedad de Responsabilidad Limitada. El capital de esta
empresa será la tierra y tendrá por objeto la explotación de toda la raza humana.
Israel, ayudado quizás al principio por unos pocos testaferros
proporcionará el Consejo de los Dictadores para administrar los asuntos de la
Compañía. Dos métodos están siendo
empleados para alcanzar este fin. El primero consiste en la americanización,
que tiene el inconveniente de ser relativamente lento. El segundo, que es
rápido, brutal y dictatorial, es el comunismo.
…El progreso no consiste en la sustitución de la burguesía capitalista
por el proletariado comunista. El progreso consiste en sustituir, el aún
limitado capitalismo de Europa y de Norteamérica, en las que todavía existe un
cierto grado de libertad política, por el capitalismo mundial con un poder
político despótico”. (La alianza de la
finanza judía con el comunismo, reproducción parcial del libro del Padre Denis
Fahey El Cuerpo Místico de Cristo y la
Reorganización de la Sociedad, cit. en Patria Argentina N° 349, 22
de diciembre de 2017).
El comunismo
soviético falló y cayó; la americanización falló y está terminando de caer
(falló, decimos, porque no todo el mundo se plegó y por lo tanto todavía no se
llegó a ese gobierno mundial tanto tiempo buscado). A la URSS se la dejó caer,
porque se había vuelto obsoleta y demasiado onerosa. Era mejor apoyar el
comunismo chino. A Estados Unidos se lo hundió internamente con toda la degeneración
LGBT y sus gobernantes socializantes, que destruyeron su economía. ¿Qué podría
pretender la élite mundial, el poder sin nombre que se maneja en las sombras?
Pues que EE.UU.-Europa y Rusia se destruyan entre sí, para que luego de la gran
catástrofe, surja China como la síntesis que al fin se imponga en absolutamente
todo el mundo. Una simbiosis de comunismo y capitalismo deshumanizado y
esclavizante. Claro que China parece tener su propia agenda, de allí que haya
disputas internas dentro del mismo partido comunista y que hasta Soros, que
siempre se mostró admirador del modelo chino, ahora salga diciendo que allí
hacen falta más libertades. Sólo Dos sabe en qué irá a parar todo ello.
Lo cierto es que tras
la política agonal del “ancien régime”, se pasó luego a la política-juego de
las democracias liberales (cfr. Gueydan de Roussel, Las tres fases políticas). Rusia ha estado a mitad de camino entre
una y otra. Pero al final de la política-juego, que se está acabando, llega la
política metafísica, cuyo arquetipo ya no es el combatiente ni el espectador,
sino el testigo o mártir. La guerra puede ser el final de eso ya moribundo, el
liberalismo partidocrático. Por eso desde ahora habrá de correr sangre y el
testimonio vertido por un ideal supremo, dará lugar nuevamente a la edad de la
política agonal. Nosotros lo llamamos la sexta edad de la Iglesia, a partir del
triunfo del Corazón Inmaculado de María. Si Rusia cae, estará libre el camino
para el arribo del Anticristo. Pero la Virgen hizo una profecía y una promesa,
que no dejarán de cumplirse. Es el comienzo del fin del gran castigo.
Decía la Hna. Lucía al Padre
Agustín Fuentes (26 de diciembre de 1957):
“Ella [la Virgen] me dijo que el diablo está empeñado
en una batalla decisiva contra la Virgen. Y una batalla decisiva es la batalla
final, donde un bando será victorioso y el otro sufrirá la derrota. Por lo
tanto, de ahora en adelante debemos elegir los bandos. O estamos con Dios o
estamos con el diablo. No hay otra posibilidad.”
Y Nuestro Señor a la
Hna. Lucía (Carta al Padre Gonçalvès, 18 de mayo de
1936): “¡El Santo Padre! Reza mucho por
el Santo Padre. Él la hará [la consagración de Rusia], pero será tarde. Sin
embargo el Corazón Inmaculado de María salvará a Rusia, ella le está confiada.”
¡Viva el Sagrado
Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María!