Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

martes, 1 de marzo de 2022

RUSIA, PAÍS CRISTIANO ¿ES EL INSTRUMENTO DE DIOS PARA CASTIGO DEL OCCIDENTE APÓSTATA, GLOBALISTA Y SODOMITA?

 

RUSIA, PAÍS CRISTIANO ¿ES EL INSTRUMENTO DE DIOS PARA CASTIGO DEL OCCIDENTE APÓSTATA, GLOBALISTA Y SODOMITA?

  

Fotomontaje de un sitio web francés. Más que expresar una realidad, es una expresión de deseos. Si Rusia comprende con quiénes se ha metido, entonces comprenderá qué papel debe asumir en la historia.



Nuestra Señora afirmó que Rusia será el instrumento del castigo, escogido por el Cielo, para castigar el mundo entero, si no obtenemos, de antemano, el proceso de conversión de aquel pobre país”.

Hermana Lucía de Fátima

 

“Tengo la firme confianza que, con la ayuda de Dios, estará una vez más reservado a la gloriosa fraternidad de nuestras armas salvar a la sociedad moderna de la ruina segura con que la amenazan los hombres que, bajo el bello disfraz del progreso, no le preparan sino la vuelta a una nueva y espantosa barbarie”.

Carta de Francisco José, Emperador de Austria-Hungría, al Zar Nicolás I,

Abril de 1849.

 

“Hay un proverbio alemán que reza: ‘Mut verloren, alles verloren’ [cuando se pierde el coraje, todo está perdido]. Hay otro latino según el cual la pérdida de la razón es el verdadero heraldo de la destrucción. Pero, ¿qué le ocurre a una sociedad en que se produce la intersección de ambas pérdidas, la pérdida del coraje y la pérdida de la razón? Este es el cuadro que a mi juicio presenta hoy día el Occidente”.

Alexander Solzhenitsyn, Memorias (Coces al aguijón), Argos,

Barcelona, 1977, pág. 106.

 

La guerra defendible es la guerra defensiva

G. K. Chesterton, Autobiografía, 1936.

 

 

Por FLAVIO MATEOS

 

El 21 de febrero de 2022 quizás sea una fecha recordada especialmente en el futuro, tal vez inaugure la etapa final de una caída y el día inicial de un resurgimiento. Es probable, si Rusia sabe lo que hace y lo que debe hacer lo hace. En nuestra perspectiva, comienza el cumplimiento de la promesa final de Fátima. El 21 de febrero Rusia decidió reconocer a las repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk, en el margen oriental de Ucrania, una forma inteligente que encontraron los rusos –tanto en Ucrania como en Rusia- de iniciar al fin la defensa de Rusia contra la agresión del gobierno ucraniano y el insistente acecho del decadente y desesperado Occidente, a través de los países miembros de la OTAN. 


Rusia, país cristiano

 

La mayoría de las personas de esta desdichada época, cuando escuchan hablar de Rusia, lo primero que piensan es en “Comunismo”. Quizás alguno que otro, mejor formado, piense en “Cristianismo”. Sin embargo, el comunismo duró sólo 70 años y fue un episodio más –sin dudas el más terrible- de los tantos ocurridos en la larga historia de Rusia. Pero el Cristianismo está y ha estado allí por más de 1.000 años. Y no ha podido ser derrotado por el comunismo. Si no se entiende que Rusia es un país cristiano, nos quedaremos en la superficie de los hechos, tal vez hiper-informados, pero a la vez, hiper-ignorantes de lo que está pasando.

Vladímir Putin dijo que la conversión de Rusia y adopción del cristianismo por parte del príncipe Vladímir de Kiev fue “el punto de partida de la formación y desarrollo del estado ruso, el verdadero nacimiento espiritual de nuestros antepasados y la determinación de su identidad. La identidad, el florecimiento de la cultura nacional y la educación”. De manera tal que siendo el cristianismo la identidad de Rusia, el gobierno mantiene estrechos lazos con la Iglesia ortodoxa rusa. Eso determina –con todos los errores habidos y por haber- la política interior y exterior de la Rusia surgida el 31 de diciembre de 1999, cuando al filo del nuevo milenio, asumió el gobierno interino Putin. Putin entiende bien lo que decía De Maistre: “Creo y sé que ninguna institución humana es durable, si no tiene una base religiosa” (“Consideraciones sobre Francia”). Rusia tiene como base el cristianismo ortodoxo que recibió de Bizancio.

El resurgimiento religioso de Rusia es francamente espectacular. Hagamos un breve repaso, a través de datos estadísticos. Bajo el régimen soviético el 99% de las iglesias fueron cerradas y millones de cristianos fueron asesinados. En 1995 el comisionado estatal de Rusia confirmó la cifra de 200.000 sacerdotes ortodoxos rusos, monjes y monjas asesinados. Tan sólo el “aperturista” Kruschev eliminó 50.000 sacerdotes. Antes del derrumbe de la Unión Soviética, existían 67 diócesis en todo su inmenso territorio. Pero ya en el 2008 había 200 y, de 21 monasterios pasó a haber 620. De 6.893 parroquias, se han aumentado a 23.000. Mientras Europa occidental cierra, vende, destruye o convierte las iglesias en bares y discotecas, cuando no son vandalizadas o quemadas, en Rusia se han construido 28.000 iglesias en los últimos 28 años, lo que equivale a 1.000 por año, o aproximadamente 3 por día. ¡Todo un récord! En 2014, Putin pidió la restauración de los monasterios históricos de Chudov (del Milagro) y Voznesensky (Ascensión) del Kremlin, ambos destruidos por los bolcheviques. También incentivó el proyecto de reconstrucción de otra iglesia destruida por los bolcheviques en el Kremlin, lo cual es todo un símbolo de lo que debe ser la nueva Rusia, enraizada en su fe. Últimamente ha podido verse una magnífica y bellísima catedral de las Fuerzas Armadas construida en tiempo récord. Solamente Moscú cuenta con 600 iglesias. ¡Hasta han construido una iglesia en la Antártida! El 77% de la población se declara hoy cristiano ortodoxo. Hacia 2017, el 80% de los niños en la región de Moscú tomaban un curso de cristianismo, el curso llamado 'Fundamentos de la cultura ortodoxa' que es elegido voluntariamente por la gran mayoría de estudiantes y sus padres. Está claro que, dentro de este panorama, los católicos son muy pocos.

Más datos:

- Mientras el gobierno de España planea quitar la gran cruz del Valle de los caídos, el gobierno de Rusia trabaja en erigir en Vladivostok, en la costa del Pacífico, allí donde los soviéticos habían planeado erigir una estatua de Lenin, una estatua de Cristo de 70 metros de altura, más alta que la del Cristo Redentor de Brasil.

-El día 28 de julio se celebra oficialmente como el Día de la Cristianización de Rusia.


-La cultura ha sido ocupada cada vez más por la imagen religiosa. El principal estudio de T.V. de Rusia exhibe sobre su techo una inmensa imagen del Cristo Pantócrator. ¿Puede encontrarse algo parecido en Occidente? La impregnación del cristianismo llega hasta los bancos y los restaurantes. En estos últimos, por ejemplo, hay un rincón donde un icono de la Theotokos con una vela encendida espera a quien vaya a rezar antes de tomar su comida. Algunos bancos hacen promociones ofreciendo de regalo imágenes de la Theotokos. La moneda rusa, el rublo, presenta en cuatro de los seis billetes en circulación, imágenes de iglesias o monasterios cristianos. Eso en un país como el nuestro considerado “católico”, sería prohibido por discriminación. Compárese además con los billetes del dólar estadounidense, con sus notables símbolos masónicos, que exhiben orgullosamente. Veamos otro ejemplo y comparemos: “Las vallas publicitarias de la ciudad de Nueva York promueven la comunidad LGBT mientras Moscú ilustra las calles con carteles del zar (San) Nicolás. (…) 300 vallas publicitarias con citas de la correspondencia de Nicolás II y su esposa se colocaron en las calles de Rusia para "fortalecer los valores familiares". Según un representante del departamento de la Iglesia, "tiene como objetivo fortalecer los valores familiares en la sociedad rusa y también comunicar la verdad sobre la vida de la familia del zar". Las mujeres cristianas cuentan con tiendas o boutiques de ropa acorde con su religión, esto es, vestidos femeninos elegantes (nada de pantalones). Respecto de la moral sexual, un artículo periodístico nos informa que “La Iglesia de la Reina quiere que los transexuales sean sacerdotes, la Iglesia rusa sugiere que visiten a un psiquiatra”, en oposición de la Iglesia ortodoxa frente a los anglicanos de Su Majestad británica.

Por supuesto que la situación allí es harto compleja, complicada para los católicos y mismo la unidad nacional se sostiene en una tolerancia hacia las religiones falsas como el islamismo, judaísmo y budismo, pero no olvidemos que Rusia tiene más de la mitad de su territorio en Asia, y es una inmensa mezcla de etnias, lenguas y culturas. Ante todo Putin ha sabido lograr la unidad nacional y la estabilidad de un país extremadamente complejo. No es poca cosa para quien gobierna la nación más grande del planeta.

Así es que Rusia es hoy el último país que sostiene públicamente el cristianismo -si bien desde el arraigado cisma-, a diferencia de los otrora grandes sostenes del catolicismo en Occidente. Nadie puede afirmar que países como Francia, España, Italia o Argentina (póngase el país que se quiera, ¡hasta Estados Unidos!) son hoy más cristianos que Rusia. Por el contrario, han apostatado todos cayendo bajo las garras del liberalismo protestante y de la revolución comunista que del Este se trasladó hacia el Oeste, como había anunciado la Virgen en Fátima. Hoy son países anticristianos, pusilánimes, acobardados, corruptos, que matan o pervierten a sus hijos con las leyes contranatura, por amor a la sacrosanta “Democracia”. En Estados Unidos ¡hasta se permite adorar al diablo y hay registrada y legalizada una “Iglesia de Satanás”! Decía hace mucho el Padre Osvaldo Lira: “Es indiscutible que como Estado u organización política, Rusia, a pesar de vivir la inmensa mayoría de sus cristianos separados de Roma, era en tiempos de los zares más cristiana que Francia e Italia, para no nombrar sino a Estados de súbditos católicos; porque no hay peor forma del odio que la prescindencia o el desconocimiento afectados y, sobre todo, cuando va unido a la intención encarnizada de destruir aquello mismo que se aparenta desconocer”. ¿Ahora no ocurre exactamente lo mismo?

El reputado historiador Alberto Falcionelli, experto en el tema Rusia, explica en breve el origen cristiano de Rusia, en el año 988, aunque sus orígenes se remontan a los tiempos del Apóstol Andrés:

“Conversión [del príncipe Vladímir] evidentemente política cuyos efectos serán decisivos para la historia de Rusia. En efecto, escribe Stáhlin: "Esta conversión es una circunstancia de importancia histórica mundial que sobrepasa en mucho la conquista de los variegos y las influencias normandas venidas del Norte. Si Rusia ha seguido en general, y desde el principio, otras vías que Occidente, lo debe al hecho de que no ha recibido el cristianismo de la Roma occidental, sino que lo ha recibido de la Bizancio oriental, con sus ideales ascéticos cada vez más fuertemente acentuados, con la transformación cada vez más decidida de la vida intelectual en el estudio exclusivo de cuestiones y de intereses de iglesia, con su adormecimiento cada vez más acentuado en la palabra y en la forma, con su intolerancia, su gobierno y su administración de intrigas y de despotismo, sus rasgos de crueldad sombría, su servilismo cortesano y su falta de espíritu caballeresco. Rusia permaneció entonces, para no hablar sino de algunos elementos capitales del desarrollo de Europa, fuera del movimiento de las cruzadas como también del desarrollo capitalista de las ciudades que lo siguió, pues entre Bizancio y ella, Asia y la estepa han venido nuevamente a interponerse y también porque fue encerrada y circundada del lado de tierra... El Renacimiento y la Reforma, el gran empuje interior hacia la época moderna, le fueron por estas razones completamente extraños. Harnack dice de la Iglesia griega que es una religión natural. Ningún profeta, ningún reformador, ningún genio ha venido desde el siglo III después de Cristo a turbar la incorporación de la religión a la historia general. Por ello, en el transcurso del tiempo, se produjo una fusión entre la Iglesia y el Estado, fusión que sólo la Iglesia ortodoxa griega podía realizar; en efecto, desde el principio, los sacerdotes griegos todavía completamente independientes de los príncipes en razón de su origen extranjero, inculcaban a sus feligreses la idea de que todo poder principesco viene de Dios. Y tampoco es permitido abrigar la menor duda sobre el hecho de que esa religión ha dado y sigue dando, a innumerables millones de seres humanos, una confianza en Dios simple y recta, y un verdadero consuelo en el sufrimiento, y que enseña un amor fraterno lleno de piedad. No hace mucho, el conde Keyserling decía que la Rusia del simple campesino era el único país de la cristiandad que en nuestros días estuviera aún cerca de Dios, y encontraba al ruso extrañamente semejante al hindú en sus relaciones con el mundo: "que lo comprende todo igualmente, igualmente hermano de todo el mundo, igualmente desprovisto de espíritu práctico”, extrañamente semejante sobre todo en su fervor religioso” [Nota del Autor: Investigaciones recientes, debidas al barón M. de Taube, establecen, sin embargo, una primera conversión de los rusos de Kiev, por obra del príncipe Askold, al cristianismo romano. Esta conversión se situaría entre los años 836 y 882, mientras que la de Vladimir es de 988-989 (M. de Taube: Rome et la Russie avant l’invasion des Tartares, I; Paris, 19 4 8 ). 6 C. Stählin: Geschichte Russlands von den Anfängen bis zur Gegenwert (5 tomos); Berlin-Koenigsberg, 1923-1939] (…) La separación total de Rusia de Occidente y de Bizancio a causa de la invasión tártaro-mongólica, confirmará estos conceptos y estas actitudes espirituales recibidos con una religión ya hecha; y en ello reside la causa fundamental del carácter conservador de la Iglesia ortodoxa como de su falta de espíritu creador en materia teológica y filosófica”.

(Historia de la Rusia contemporánea, primera parte, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 1954, P. 110)

Se nos ocurren dos consideraciones, de las tantas que pueden hacerse, sobre el cristianismo ruso. Primero, el repliegue sobre sí misma hizo a Rusia particularizar su religión, ajena a la buena doctrina, el escolasticismo, el magisterio pontificio, aferrándose sobre todo a la liturgia, lo que además determinó una forma de conducirse en política absolutamente propia. Segundo, esto último significó una preservación a la vez que de todo lo bueno que podía darle el catolicismo, una preservación del protestantismo con sus perversas consecuencias liberales y capitalistas, que hoy desembocan en Occidente en la más desquiciada contranatura. Los rusos saben bien que cuando las sectas protestantes empezaron a penetrar los países católicos –e incluso el mismo Vaticano-, comenzó su disolución y no sólo religiosa, sino también social y política. Así es como los rusos han repelido esa deletérea invasión protestante que entre nosotros ya está volviendo protestante a la Iglesia oficial romana. Sólo cuando a partir de Pedro “el Grande” entraron en Rusia las ideas iluministas, gnósticas y democráticas de la Francia y la Inglaterra liberales, entonces esto causó los efectos de una borrachera salvaje, que culminó en la Revolución bolchevique, una orgía satánica nunca vista. Es decir que el misticismo y la piedad mal sustentados y desviados, llevaron a una religión invertida, el contra-cristianismo que significó el comunismo. La Providencia, que hasta ahí se identificaba con la nación rusa, ahora se llamaba Revolución, y su Iglesia era el Partido Comunista. Como detrás del comunismo había sobre todo un problema religioso, sólo volviendo al cristianismo Rusia podría recuperar su identidad, luego de esa enajenación oprobiosa. Eso fue lo que ocurrió a partir de la década del ’80 del pasado siglo. Rusia pudo volver al cristianismo –es decir, a la manifestación pública y oficial del cristianismo- particularmente porque mantuvo una profunda devoción a la Santísima Virgen María, y acá no dejamos a un lado que en esto tuvieron que ver las consagraciones parciales o incompletas de los papas, de Rusia al Corazón Inmaculado de María. A consagraciones incompletas, conversiones incompletas. Rusia dejó el comunismo y volvió al cristianismo, pero no dio el paso definitivo y necesario a la Iglesia Católica (de la cual por otra parte lo ignora prácticamente todo). No obstante, es claro que la recuperación religiosa fue de la mano con la recuperación del orgullo patriótico. Esa unión parece hacer a los rusos invencibles, frente a un Occidente que reniega de sus orígenes y, por lo tanto, de sí mismo. Los rusos saben por qué pelean, los occidentales ya no.

 

¿Rusia contrarrevolucionaria?

 

Sí y no. Depende. Depende de las decisiones que con estos hechos actuales y a partir de ahora, se tomen. Sabemos que hay en Rusia quintacolumnistas, cruce de intereses, y hasta compromisos que se habían adquirido con el globalismo, lo que ahora queda puesto en entredicho. ¿Rusia va a “quemar sus naves”? Está en esa encrucijada, y si no toma las decisiones que la lleven al éxito, es porque no comprende quién es su enemigo. El diablo que inició el asalto final para imponer su “Nuevo Orden Mundial” anticristiano, no se detendrá frente a las negociaciones o la diplomacia, porque ha declarado la guerra a la humanidad, y sólo Cristo y su brazo armado –consagrado a María- puede vencerlo. Es a todo o nada.

Explica muy bien Rubén Calderón Bouchet el pensamiento conservador contrarrevolucionario, a partir sobre todo de Burke, fundando la doctrina contrarrevolucionaria a partir de las siguientes ideas:

-Las instituciones fundadas en la sola razón duran poco.

-Un Estado laico carece de fundamento para sostener la autoridad.

-Las ciencias no pueden hacer la felicidad del hombre, y el progreso es el resultado de una lenta conquista hecha por el esfuerzo de muchas generaciones.

Reiteradas veces Putin se ha manifestado y definido como conservador, ha sabido llevar con lenta paciencia la obra de gobierno, contra viento y marea. Su genio político se ve una vez más no sólo en lo que acaba de hacer en Ucrania, sino que ha sabido esperar el momento decisivo, cuando la propia torpe provocación del enemigo justificó sus pasos. Cuando en 2014, el golpe de estado o “revolución de color” lanzado por Washington desalojó el régimen pro-ruso de Ucrania e instaló un gobierno títere de la OTAN, tras la anexión de Crimea –mediante un plebiscito-, Putin fue criticado por no lanzarse a tomar las regiones hoy convertidas en repúblicas, que resistían con uñas y dientes a los globalistas occidentales. Hasta Alexander Dugin –que no es asesor del gobierno, como se lo señala equivocadamente- entonces criticó duramente a Putin (recibiendo a cambio su expulsión de la Universidad de Moscú, donde trabajaba). Pues bien, hoy Rusia está mucho mejor preparada en todos los sentidos para afrontar estas maniobras y, por otra parte, Estados Unidos está mucho más debilitado. Las sanciones recibidas entonces le resultaron muy difícil de sobrellevar, en cambio la situación actual de Rusia es mucho más sólida. El tiempo le ha dado la razón.

Los tres principios arriba enunciados, son negados por el pensamiento revolucionario, “porque en él predomina una fuerte predisposición a tomar ficciones por realidades; por ende ese pensamiento considera a la razón fuente creadora de instituciones y fuerza capaz de imponer sus decisiones a la misma naturaleza” (Calderón Bouchet). Por el contrario, en el conservadorismo ruso las instituciones que han sostenido la soberanía patria a lo largo de la historia se han visto favorecidas y fortalecidas desde el Estado. Acaso alguien pueda preguntar si no ocurre lo mismo en China, ya que aparece como un país fortalecido en el marco internacional. Pero esto es falso, ya que esclavizando a sus ciudadanos, la única “tradición” que sostiene el Partido Comunista Chino es la suya propia, así el dragón tiene los pies de barro. El mismo Putin en una de las tantas críticas que hizo a la URSS, señaló que su debilidad fue enfeudar el Estado y la Nación toda a un partido político, que cuando cayó hizo colapsar todo lo demás. En China hace años hay fuertes guerras internas dentro del PCCh, incluso recientemente hubo varias explosiones cerca de su sede, y a su líder al menos seis veces lo han querido asesinar. China podría seguir en su momento el derrotero de la URSS, a no ser que antes quiera utilizársela para tratar de hacer caer a Rusia.

De tal manera que Rusia opone a la utopía revolucionaria de Occidente y su “Gran Reseteo” igualitarista, un sano realismo, el sentido común y la fuerza en sus decisiones, para defender su identidad nacional. Todo esto en una era de “globalismo”, “identidad de género”, “ecumenismo religioso” y “cosmopolitismo”.

Para seguir con el conservadorismo ruso, “el hombre alcanza su plenitud en un proceso histórico determinado. Puede decirse sin paradojas: no existe el hombre, existe el francés, el inglés, el alemán, el español, etc.; los sistemas políticos son obra de la historia. Un régimen no puede ser el resultado de la momentánea decisión de una asamblea constituyente. Hacer tabla rasa del pasado es contrario a la naturaleza. “Las operaciones de mejoramiento son lentas –asegura Burke- porque se trabaja, no sobre materia inanimada, sino sobre seres vivientes de los que no se puede alterar súbitamente el estado, la manera de ser, los hábitos, sin colocarlos en una situación de miseria” (Calderón Bouchet)

Contra la cultura de la cancelación, la destrucción de la identidad, el hombre cosmopolita y apátrida (cosas en las que Putin ha comparado a los actuales EE.UU. con la antigua URSS), Rusia afirma al hombre ruso, su identidad, su valor.  Hoy por hoy, esto es absolutamente contrarrevolucionario.

Frente a Rusia está la Revolución occidental, aunque en total decadencia. De Europa se puede decir lo que Burke afirmaba ya en el siglo XVIII: “El siglo de la caballería ha pasado, se inaugura el de los sofistas, de los economistas, de los calculadores. La gloria de Europa se ha extinguido para siempre”. Los quejidos histéricos de la prensa occidental, los politiqueros y las masas desinformadas, acerca de “la invasión rusa”, los actos de solidaridad con la pobrecita Ucrania, los llamados a la paz (¿qué paz? Desde 2014 que en Ucrania no había paz. ¿La paz de los pases sanitarios, tal vez eso quieren?), muestran el lamentable estado de una Europa que dejó hace mucho de ser cristiana.

 

Paz y guerra

 

Invasión es una palabra fea, que los medios usan para inmediatamente condenar a Rusia, que habría agredido gratuitamente a un país vecino. Pero dos acepciones al menos podemos darle, según el diccionario, a la palabra: 1) Irrumpir, entrar por la fuerza, 2) Ocupar anormal o irregularmente un lugar. Cuando Argentina recuperó sus islas Malvinas, largamente usurpadas por los ingleses, los enemigos decían que Argentina había invadido las islas. Había entrado por la fuerza, sí, pero a un lugar que le pertenecía y le habían arrebatado (dejemos de lado la manera y la oportunidad de hacerlo). Mismo cuando los aliados en la Segunda Guerra, desembarcaron en Normandía se habló de la invasión de Normandía. Pero la prensa dice que era para liberar Europa. De modo tal que podemos tranquilamente decir que Rusia entró por la fuerza (invadió) Ucrania, merced a acuerdos con las nuevas repúblicas independientes que reconoció, pero para liberar a un territorio que toda la vida le perteneció, hasta que el gobierno comunista bolchevique inventó la Ucrania moderna (lo dijo Putin más de una vez), la cual desde 2014 está extraoficialmente en manos de su enemigo los EE.UU., y donde cientos de miles de ciudadanos rusos estaban siendo perseguidos y masacrados por el criminal gobierno al frente del cual funge un depravado comediante devenido político, llamado Zelenski (de origen judío, se lo ve en videos perversos y también se lo señala como cocainómano) y como si fuera poco con las amenazas de ingresar a la OTAN para así poder instalar mejor las bases misilísticas con las cuales podría atacar a Rusia. Rusia fue puesta en la alternativa de reaccionar ahora o lamentarlo para siempre. Su propia soberanía y existencia corrían un serio peligro si Ucrania al fin ingresaba a la OTAN. La de Rusia es una intervención quirúrgica, que puede terminar muy mal si no se actúa rápido y con firmeza.

Hay que recordar, además, que Ucrania está en el corazón de Rusia, ya que es allí donde nació, allí donde el príncipe Vladimir se convirtió al cristianismo. ¿Acaso Rusia puede admitir que lo que fue su cuna sea convertido en su fosa, y que toda su historia peligre por el prurito de aparecer como “civilizados”, después de que agotó todas las instancias de negociaciones y comprobó que sus adversarios no habían cumplido ninguno de los acuerdos firmados?

Rusia sabe bien quién tiene enfrente. Los criminales del deep state norteamericano son capaces de cualquier maniobra, ya fue visto en los atentados de falsa bandera del 11 de septiembre y la posterior incursión en Irak, más Libia, etc. ¿Rusia podía permitir que hicieran lo mismo con ella?

Los hipócritas países occidentales, con el “invasor serial” que son los Estados Unidos a la cabeza, luego de haber declarado una enmascarada guerra a sus ciudadanos mediante la “pandemia”, y luego de haber provocado durante años a Rusia, ahora se lamentan por la horrible guerra que Rusia querría imponerle al mundo. Desde luego el papa Francisco no podía estar ajeno a estos pedidos de paz. Este domingo 27 de febrero dijo: «¡Silencien las armas! Dios está con los que hacen la paz, no con los que usan la violencia. Porque quienes aman la paz, como dice la Constitución italiana, repudian la guerra como instrumento de agresión contra la libertad de otros pueblos y como medio de solución de las controversias internacionales». Desde luego estaba tomando parte una vez más con el globalismo anticristiano del cual es cómplice. ¿Dios no está con los que usan la violencia? ¿Pero habrá leído el papa el Antiguo Testamento? ¿Habrá escuchado hablar de la Batalla de Lepanto?

Piden paz, pero, nos preguntamos, ¿qué tipo de paz piden? ¿La paz que da el mundo, una paz injusta, mentirosa, irenista? ¿La paz que permite matar a los niños no nacidos en el vientre de sus madres, la paz que mata a los ancianos y enfermos con la eutanasia, la que da “derechos” a los depravados sexuales, la que mata y enferma con las “vacunas”? ¿La paz del desfile del orgullo gay? ¿La paz para cerrar las iglesias y los santuarios católicos? Nosotros ciertamente no le llamamos a eso paz. Y preferimos el desfile del orgullo ruso al desfile del orgullo LGBT.

Citemos algunos principios que nos trae Santo Tomás de Aquino, acerca de la guerra y la paz:

Es bueno destruir la paz fundada en la mala concordia. Promover la discordia que rompe la concordia causada por la caridad es pecado… Pero provocar la discordia que destruya la mala concordia, es decir, la que se apoya en mala voluntad, es loable. En ese sentido fue laudable la disensión introducida por San Pablo entre quienes estaban concordes en el mal (Hc 23 6-7), ya que el Señor dice de Sí en Mt 10, 34: No he venido a traer paz, sino la espada (II-II c37 a1).

La resistencia legítima no es sedición. No se puede llamar sediciosos a quienes defienden el bien común resistiendo (al poder injusto), como tampoco se llama pendenciero a quien se defiende (a sí mismo de un atacante). El régimen tiránico no es justo… de ahí que la perturbación de ese régimen no tiene carácter de sedición... El sedicioso es más bien el tirano (II-II c42 a2).

Los que combaten con justicia son pacificadores. También los que hacen la guerra justa quieren la paz. Por eso no están en contra de la (verdadera) paz, sino contra la paz mala, la que el Señor no vino a traer a la tierra (Mt 10, 34)…  se infiere la guerra para conseguir la paz. Sé, pues, pacífico combatiendo, para que con la victoria aportes la utilidad de la paz a los que combates (II-II c40 a1).

Por supuesto, los liberales e izquierdistas de todo pelaje gustan de decir que prefieren “una mala paz a una buena guerra”, y en general se ha difundido la idea de que toda guerra es injusta. Pasamos de la “vida” como el valor supremo, a la “paz” como lo más alto que hay. Tanto una como otra palabra están tergiversadas. Respecto de tema tan grave hacía unas aclaraciones el Padre Castellani:

“Y la prueba de que ha dejado de ser católico [nuestro país, la Argentina] es que no se guía ya por los principios elementales de la moral católica en la producción de los actos más solemnes y transcendentales de su función rectora; como es eminentemente una declaración de guerra. Las razones de la famosa proclama del general Farrel cuando entró triunfalmente en la guerra europea en favor del (que iba ganando) [nota del blog: por presión yanqui Argentina, que se había mantenido neutral durante toda la guerra, declaró la guerra a Alemania poco antes de que la contienda finalizase], Derecho, Progreso y Civilización cristiana, eran, si ustedes recuerdan, de un amoralismo infantil. Pero las razones verdaderas, que estaban detrás de la proclama, eran más amorales todavía.

La única razón por la cual una nación puede aceptar el terrible flagelo de la guerra, es la justicia gravemente violada, con seguridad y no solo por conjetura, de hecho y no solo potencialmente, en el presente y no solo en el futuro, respecto de ella misma y no solo respecto de otras naciones, acerca de las cuales no tiene mandato de tutelaje.

Este principio se puede aceptar, o dejar de aceptar; pero el que lo deja, diga lo que quiera decir, no es católico.” (Decíamos ayer, 24 de febrero de 1945)

Las naciones occidentales se llenan la boca con la palabras Libertad, Democracia, Paz, Sociedad Abierta, y en base a esas palabras vacías que encubren sus agendas criminales y su amoralismo, pretenden impugnar y eliminar de la “civilización moderna” a un país que sostiene el patriotismo y la normalidad –esto es, la ley natural-. Si es como dijo Chesterton que “La guerra defendible es la guerra defensiva”, pues bien, Rusia ha realizado acciones a manera de defensa contra un enemigo que estaba aplastando a los rusos residentes allí, estaba socavando su soberanía y amenazaba llevar al mundo a una guerra mundial. Putin dijo en estos días: “El bien tiene que defenderse”. Su guerra es defendible.

 

¿Rusia es comunista?

 

Otra opinión que circula, especialmente en estas exaltadas tierras de Iberoamérica, es que Rusia “es comunista”. Opinión absolutamente carente de fundamentos y que sólo circula porque opinar es lo más fácil que hay. ¿Qué razones se dan para sostener eso? Sólo una. Dicen “Rusia apoya a Cuba y Venezuela”. Ya está. Un país es comunista si tiene buenas relaciones con países comunistas. O sea que España, que tuvo muy buenas relaciones con la Cuba comunista, también habría sido comunista. En fin… Rusia tiene una estrategia geopolítica muy inteligente. Si Estados Unidos la amenaza aliándose y colocando bases militares en sus países vecinos, ¿por qué Rusia no iba a tejer alianzas con países con los que puede servirse estratégicamente para sus fines? Pragmatismo puro. ¿En dónde entra acá la ideología? Rusia tiene también excelentes relaciones con Brasil, cuyo actual presidente dista mucho de ser comunista. ¿Entonces? ¿Quizás los que opinan que Rusia es comunista creen que ésta debería interferir en las cuestiones internas de los otros países? No es la manera de actuar de Rusia, a no ser que le convenga a su propia política, como ocurrió en Siria, e invitado por su presidente. Pero la respuesta de que  Rusia no es comunista no se da por el hecho de que sostenga o no relaciones con países que son comunistas –por otra parte, ¿acaso sólo Cuba y Venezuela son comunistas, o lo son también, cada vez más, España, Italia, Francia, EE.UU. Canadá, Australia y el resto de los países occidentales, aunque no lo declaren?- sino por su propia política interna. Acá es donde generalmente los que opinan no se sumergen y no investigan. Entre los tantísimos aspectos del comunismo, señalemos solamente el primero y más importante: su odio religioso. Leamos unas pocas declaraciones de sus máximos exponentes, palabras que fueron trasladadas religiosamente a la acción:

LENIN:

-“Toda idea religiosa, toda idea de Dios [...] es una abyección indescriptible [...] de la especie más peligrosa, una epidemia de la especie más abominable. Hay millones de pecados, hechos asquerosos, actos de violencia y contagios físicos [...] que son menos peligrosos que la sutil y espiritual idea de Dios engalanada con los ropajes «ideológicos» más elegantes”.

-“Dios es el enemigo personal de la sociedad comunista”.

-“Nuestra propaganda comprende necesariamente la del ateísmo”.

STALIN:

-“No hay neutralidad frente a la religión. Contra los propagadores de absurdos religiosos, contra los eclesiásticos que envenenan a las masas, el partido comunista no puede menos que continuar la guerra”.

-“No lo olvidaremos, no olvidaremos nunca la enseñanza de nuestro querido Lenin: la religión y el comunismo son incompatibles tanto teórica como prácticamente. Nuestra tarea es destruir toda clase de religión y de moral, pues a nuestros ojos solamente es moral lo que es útil al bolcheviquismo”.

TROYSKY:

-“¿Qué es el hombre? En absoluto se trata de un ser concluido o armonioso. No, todavía es una criatura enormemente horrible. El hombre, como un animal, no ha evolucionado siguiendo un plan, sino espontáneamente, y ha acumulado muchas contradicciones. La cuestión acerca de cómo educar y regular, de cómo mejorar y completar la construcción física y espiritual del hombre, es un problema colosal que sólo puede ser concebido sobre la base del socialismo. Producir una nueva “versión mejorada” del hombre, ésa es la tarea futura del comunismo”.

Para los revolucionarios la religión –particularmente la católica, y en Rusia la cristiana ortodoxa, a la cual persiguieron ferozmente- es un engaño, una ficción, frente a la cual se levanta la utópica ideología, un gnosticismo que habrá de hacer al “Hombre Nuevo”, en una sociedad igualitaria.

En palabras del mártir Jordán Bruno Genta: El Comunismo es una empresa satánica contra Dios y contra la naturaleza creada y redimida por el Verbo de Dios. Su objetivo concreto y final es la destrucción de la Civilización Cristiana; su verdadero móvil, un incurable resentimiento nihilista”.

De acuerdo a esta definición, el comunismo está exactamente del otro lado, en Occidente (como también en China), y no en Rusia.

El gran enemigo del comunismo, Alexander Solzhenitsyn (1918-2008), que, recordemos, fue galardonado y honrado por el presidente Putin, que hizo que sus libros se leyesen en las escuelas, dijo también lo suyo (discurso en la recepción del Premio Templeton, 1984):

“En el pensamiento filosófico y en el corazón mismo de la psicología de Marx y de Lenin, el odio a Dios constituye el impulso inicial, previo a todos los proyectos políticos y económicos. El ateísmo militante no es un detalle, un elemento periférico ni una consecuencia accesoria de la política comunista: es su eje central. Para alcanzar su fin diabólico, ella necesita disponer de un pueblo sin religión y sin patria.

Debe por lo tanto abatir la religión y la nacionalidad. De hecho, esta doble política los comunistas la proclaman y la practican abiertamente. La tela de araña de atentados, tejida últimamente en torno al Papa, nos muestra hasta qué punto el mundo ateo tiene necesidad de dinamitar la religión; hasta qué punto ésta parece habérsele quedado atravesada en la garganta”.

El comunismo, como bien explica Solzhenitsyn, debe abatir la religión y la nacionalidad, para, en cambio, favorecer el mundialismo. ¿Es esto lo que ha hecho Putin en Rusia? Todo lo contrario, ha reforzado la religión, la nacionalidad y la familia. Los comunistas destruyeron iglesias y persiguieron y asesinaron a los religiosos (con excepción de un pequeño grupo que les era adicto, pero que no tenía influencia en el pueblo creyente). En la Rusia de Putin se construyen iglesias (mientras en Occidente se destruyen, profanan, queman o convierten en bares y discotecas) y hasta el mismo presidente tiene un icono de Cristo y de la Virgen en su despacho (https://www.youtube.com/watch?v=7dwqBVh4qeI). El que tiene un retrato de Lenin en su despacho es Klaus Schwab https://www.youtube.com/watch?v=EeXjEQW03uY)

Podrá discutirse si quieren lo que lo mueve a esto (no juzgamos su conciencia), pero no podrá decirse que su política es comunista, bajo ningún aspecto. Por si hiciera falta en repetidas veces el mismo Putin dejó en claro que el comunismo era cosa del pasado. Sabe bien que el comunismo llevó a Rusia al desastre. Putin conoce bien la historia de Rusia.

Otra cuestión prioritaria del comunismo, que por naturaleza es internacionalista, es -a pesar de haberse servido de ellos en su momento- abatir el patriotismo o nacionalismo, para poder construir el gobierno mundial. Un solo testimonio daremos aquí (aportamos muchos más en nuestro libro): El 19 de noviembre de 1937, durante una comida en el hotel Astor de Nueva York, Murray Butler, uno de los profetas más autorizados del British-Israel, decía a Lord Cecil: “El comunismo es el instrumento con el cual derribaremos los gobiernos nacionales en favor de un gobierno mundial, de una policía mundial, de una moneda mundial”.  (Cit. En Le nouvel ordre mundial, Pierre Virion, p. 28, 1974, Editions Saint-Remi 2012). Ese viejo proyecto mundialista está siendo llevado adelante hoy. Por lo cual el patriotismo de Rusia viene a ser un obstáculo –el obstáculo- para el cumplimiento de ese plan de gobernanza mundial.

Apuntemos también, para los que acusan a Putin de “sovietizar a Rusia”, este testimonio de un argentino hijo de rusos blancos que vive hace 25 años en aquel país:

“Totalmente falso. Si hay un pueblo que conoce en carne propia lo que es un régimen comunista, ese es el pueblo ruso. El proyecto soviético de exportación ideológica ha terminado hace ya más de un cuarto de siglo, pero esto no quiere decir que Rusia no pueda tener su propia política exterior. Putin habla claro dentro y fuera de Rusia. Putin dio la orden de revisar si lo de 1917 fue una revolución o un golpe de estado, encomendando a jóvenes historiadores una evaluación profunda, profesional y objetiva. Putin reconoció la existencia de páginas sangrientas en la historia que todos los rusos deben conocer. Putin ha abolido los festejos y el feriado del aniversario de la Revolución de Octubre. Las obras de Solyenitsyn son parte del programa obligatorio en las escuelas. Cada alumno debe saber lo que fue el Archipiélago de Gulag. Rusia vuelve a medir su grandeza a partir de sus diez siglos de historia cristiana y no sólo a partir de 1917, como era antes. Justamente por esto Putin es tan popular en Rusia y es visto por los pueblos de otros países como un pilar de los valores morales tradicionales. Putin hace mucho más de lo que habla. No necesita hacer demagogia. Sus opositores dentro y fuera de Rusia no tienen argumentos para oponerle y no les queda más que enrostrarle su pasado en la KGB y acusar al patriarca Cirilo de ser su agente. No hacen más que hacer ruido. Mientras tanto se siguen construyendo iglesias en Rusia, a pesar de que a algunos rusos autoexiliados en el exterior esto no les guste”

(Sergio Mamontoff, Eclipse de la razón “K”. Respuesta a Nicolás Kasanzew, Moscú, 17 de noviembre de 2015).

Otra cuestión de simple sentido común, es la siguiente: 1) cualquiera puede entrar a Youtube y encontrar muchísimos videos de gente que vive en Rusia, y cualquiera puede evaluar si aquello es una tiranía comunista, o no, 2) Normalmente, y eso es histórico, la gente quiere huir de los países comunistas, para eso, por ejemplo, se levantó el muro de Berlín; pues bien, ahora la gente quiere ir a vivir a Rusia, hay una gran migración de occidentales que huyen de las tiranías democrático-sodomíticas de sus países. ¿Entonces?

Terminemos este ítem con una declaración por demás significativa. Son palabras de Christian Rakovsky, alto funcionario del gobierno bolchevique, masón y muy cercano a Trotsky, cuyo testimonio fue recogido en un largo interrogatorio ante la policía secreta estalinista, el 25 de  enero de 1938 (día de la luz que anunció la Virgen en Fátima, anuncio de la Guerra mundial), que finalmente determinó su ajusticiamiento:

“Sin abatir al Cristianismo superviviente le ha de ser imposible triunfar al Comunismo. La Historia es elocuente: costó a la Revolución permanente dieciséis siglos lograr su primer triunfo parcial, al provocar la primera escisión de la Cristiandad. En realidad, el Cristianismo es nuestro único enemigo, porque lo político y económico en las naciones burguesas tan solo es su consecuencia. El Cristianismo, rigiendo al individuo, es capaz de anular por asfixia la proyección revolucionaria del estado neutral, laico o ateo, y, como vemos en Rusia, hasta lograr crear ese nihilismo espiritual que reina en las masas dominadas, pero aún cristianas; obstáculo no superado aún en veinte años de marxismo. Concedemos a Stalin que no ha sido bonapartista en lo religioso. Nosotros no hubiéramos hecho ni más ni otra cosa que él… ¡Ah!…, si Stalin también se atreve como Napoleón a cruzar el Rubicón del Cristianismo, su nacionalismo y su potencia contrarrevolucionaria se habría multiplicado por mil. Y sobre todo, si así fuera, una incompatibilidad tan radical hubiera hecho imposible toda coincidencia entre nosotros y él, aunque fuera temporal y objetiva… como la que ya debe usted ver que ante nosotros se perfila”.

“Sin abatir al Cristianismo superviviente le ha de ser imposible triunfar al Comunismo”. Nos preguntamos, quién está haciendo todo para abatir al cristianismo de la faz de la tierra, ¿Putin, o más bien Biden, Macron, Sanchez, Trudeau y el resto de los corifeos del teatro globalista?

El experto conspirador Rakovsky, pocas horas antes de morir, lo dejaba bien claro:

 Hay un fin, un único fin: el triunfo del Comunismo; que no se lo impone a las democracias Moscú, sino Nueva York; no la “Komintern”, sino la “Kapintern” de Wall Street…”

 

¿Putin perenialista?

 

Otra idea que algunos han hecho circular, es que Putin sería un representante del “perenialismo”, es decir, seguidor de intelectuales gnósticos como Guénon, Schuon o Evola, que en oposición a la visión cíclica evolutiva de la historia (esto es, progresista y new age), creen en una visión cíclica involutiva, donde hay que combatir la degradación de esta etapa decadente de la historia para pasar luego a una era mejor. Habría ahí una mezcla de gnosticismo, fascismo y evolianismo (por Julius Évola). De un lado la izquierda globalista y del otro la derecha perenialista, que difundiría una falsa idea de tradición, al hablar de una “Tradición Primordial” transmitida a través de una doctrina esotérica. Colocan en este bando a Putin, Trump, Bolsonaro, Salvini, Orban y quién sabe qué otro. Un representante de esta corriente habría sido el recientemente fallecido intelectual brasileño Olavo de Carvalho.

¿Cómo podemos llamar a esta teoría? ¿Conspiranoia? ¿Fake news? Porque si en todo hay que tratar de dilucidar lo verdadero de lo falso, en este caso, tenemos aseveraciones que se vierten sin aportar la menor prueba que la sustenten. Nos parecen más bien elucubraciones intelectuales que algunos gustan de hacer porque, como sabemos, el intelectual prefiere tener sus esquemas o teorías donde la realidad pueda embutirse y explicarse con mayor prolijidad. Pero, insistimos, se lanzan estas afirmaciones sin aportar ninguna prueba de que las cosas sean así. Lo más lejos que se llega, para aportar algo concreto que sostenga esta teoría, es tirar al bulto un leit motiv socorrido por los mass media liberales occidentales, a saber: que Alexander Dugin sería “el hombre que está detrás de Putin”, algo así como “su cerebro” o el que le sopla la letra. El apuntador de Putin. Pues bien, ese es otro lugar común de la prensa occidental anti-rusa, pues si uno investiga un poco, se encuentra con que no hay absolutamente ninguna prueba de ello, ni la menor señal, tan sólo un “se dice” o “dicen que”. Dugin es un conservador que tiene ideas encontradas, mezcla verdades con errores, Nietszche, Evola, Heidegger, fascismo y comunismo aparecen por allí. Cierto que fue profesor en la Universidad de Moscú, pero a partir de 2014 se distanció de la política del gobierno ruso –de hecho ese año fue expulsado de la Universidad, tras haber criticado duramente a Putin, llamando a su régimen “cesarismo”-. El historiador Ilyá Budraitskis explica que Dugin se decepcionó con Putin porque éste simplemente se dejaba guiar más por la praxis política que por la ideología (https://nuso.org/articulo/el-de-putin-es-en-esencia-un-proyecto-conservador/). Que haya intelectuales o ideólogos que intenten influir en estos gobernantes, eso sí lo creemos, incluso que pueda haber alguna coincidencia parcial de ideas, pero que estos gobernantes se dejen conducir por ellos y decidan sus políticas de acuerdo a estos gurúes, ya es otra cosa muy distinta. Debe demostrarse. Y se demuestra simplemente viendo la obra de gobierno, en la cual se ve su visión del mundo. Putin lleva más de veinte años en el gobierno, creemos que es suficiente tiempo para evaluarlo. Creemos además que se exagera al hablar de la influencia de esos personajes, especialmente por parte de la prensa liberal occidental, que quiere caracterizar a los conservadores de manera simplista, casi caricaturesca. Putin, en todo caso, y hablando de su gobierno, puesto que en definitiva lo que importa son los hechos que descubren su pensamiento, tiene más cosas en común con Franco que con Hitler o Mussolini.

Traemos a cuento algo sí pertinente sobre las ideas que sostiene Putin:

“Un elemento clave de la cosmovisión de Putin no es solo su compromiso con la Iglesia Ortodoxa Rusa como institución, sino también su admiración por tres filósofos cristianos rusos de los siglos XIX y XX: Nikolai Berdiaev, Vladimir Soloviev e Ivan Ilyin, a quienes a menudo cita en sus discursos. Los gobernadores regionales de Rusia incluso recibieron instrucciones de leer las obras de estos filósofos durante sus vacaciones de invierno de 2014.

El mensaje clave de estos filósofos es el papel mesiánico de Rusia en la historia mundial y su necesidad de preservarse a través de la ortodoxia y la restauración de sus fronteras históricas.

Al estudiar las causas de la tragedia rusa del siglo XX, Ilyin escribió:

La revolución rusa es un reflejo de la crisis religiosa que estamos viviendo ahora, un intento de establecer un sistema público y estatal anticristiano ideado por Friedrich Nietzsche y realizado económica y políticamente por Karl Marx. Este virus anticristiano fue exportado a Rusia desde Occidente...

Al perder nuestro vínculo con Dios y la tradición cristiana, la humanidad se ha vuelto moralmente ciega y se ha apoderado del materialismo, el irracionalismo y el nihilismo."

En opinión de Ilyin, la forma de superar esta crisis moral global es que la gente vuelva a los “valores morales eternos”, que definió como “fe, amor, libertad, conciencia, familia, patria y nación” pero sobre todo “fe y amor”.

Para que Rusia vuelva a ser grande, el pueblo ruso debería creer en Dios. Esta fe fortalecerá sus mentes y su fuerza de voluntad. Los hará lo suficientemente fuertes como para superarse a sí mismos”

 https://russian-faith.com/trends/putins-christian-vision-n883

¿Algo más traen los acusadores para probar que Putin sería “perenialista”? No. Y suponiendo que surgiese algún día una prueba de que en algún momento Dugin llegó a ser uno de los asesores de Putin, ¿cuáles serían las acciones de gobierno o declaraciones de Putin que probasen que es un perenialista? En bien de la verdad, quisiéramos se nos explique. Porque eso que se dice es bastante ambiguo. Por si fuera poco, se habla además de una “coalición” que habría entre los mencionados gobernantes. ¿Qué pruebas se dan de la conformación de esa “coalición”? Ninguna. Que haya buenas relaciones o algunos acuerdos estratégicos, ¿significa que se trata de una “coalición”? Putin tiene buenas relaciones tanto con Trump como con Maduro, ¿entonces? Entonces se trata de pragmatismo estratégico, porque le conviene a Rusia. No hay allí nada de ideología o “esoterismo”. Podemos en cambio aportar una prueba de que los gnósticos evolianos odian a Putin y lo acusan de comunista  (http://centroevolianodeamerica.blogspot.com/2022/02/el-significado-de-ucrania-por-juan.html) Así que, lo sentimos, pero Putin no es uno de ellos.

El profesor también afirma, y en esto concordamos, que Rusia es un instrumento de Dios para castigo del Occidente apóstata. Ahora bien, él dice que Putin puede ser un nuevo Atila, rey de los hunos. La comparación nos parece bastante inadecuada. Acá hay una omisión importantísima, y se trata de Rusia, que, no lo olvidemos, es un país cristiano. Atila era un rey bárbaro que gobernaba a un pueblo asiático conquistador y depredador. Putin, cristiano, es europeo –se olvida siempre, ¡Rusia es también Europa!- y si a alguien debiéramos compararlo –mutatis mutandis- es a Constantino, que se convirtió y llevó a la Iglesia a su correspondiente lugar en el Imperio y la ciudad, en tiempos en que ningún Imperio o Estado protegía a la Iglesia católica (como sucede también ahora). Ya mencionamos en otro artículo la llamativa coincidencia de fechas, lo recordamos ahora al pasar: fue un día 13 de junio cuando se publicó el edicto de Milán (fruto de la victoria de Constantino) que reconocía y daba libertad a los cristianos. Fue también un 13 de junio cuando la Virgen pidió la consagración de Rusia a su Corazón Inmaculado. Y fue un 13 de junio de 2013 cuando Putin se animó a decir lo que hasta entonces –excepto Churchill en los años 1920- ningún gobernante se animaba a decir en público: que el gobierno de la revolución bolchevique era mayoritariamente judío. Es decir, desde entonces pueden vincularse mejor los “errores de Rusia” que esparciría por el mundo, y sus autores. Esta clara afirmación (recibida con duras críticas por parte de algunos medios judíos), más allá de los compromisos que Putin pudiera tener para sobrevivir en su gobierno, nos permite colocar este combate contra el comunismo en un terreno teológico, pues se comprende mejor su naturaleza.

Pero no nos basamos para hacer la analogía tanto en cuestión de fechas, como, simplemente, en las palabras de Ntra. Sra. de Fátima, palabras que, por supuesto, los “antisistema” que pululan por Internet desconocen o no le prestan importancia y el profesor que hemos citado escandalosamente omite citar: “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz”.

Les preguntamos, ¿no son las presentes circunstancias y lo que está por venir, lo que nos hace pensar que estamos cerca del cumplimiento de esta profecía? Si Rusia no se convierte en el transcurso de esta guerra que está empezando, ¿cuándo va a ser?

 

¿Putin globalista?

 

Otra especie que circula por la Internet, porque, como dijimos, opinar es gratis y todo el mundo dictamina sin necesidad de investigar, leer, informarse, cotejar la información, etc. Especialmente en los medios tradicionalistas o “disidentes” se opina que los globalistas lo tienen todo controlado, que son omnipotentes y ya no hay obstáculos para la pronta instalación del Nuevo Orden Mundial y la aparición del Anticristo. Lo tienen todo abrochado. Punto. Se acabó.

Entre otras cosas algunos sostienen que, como hace falta la guerra para que venga el gobierno mundial, entonces Putin habría actuado de acuerdo a esos planes, siendo prácticamente un peón de Klaus Schwab, que viene a ser el poderosísimo Lex Luthor de estos tiempos. Así que Putin habría durante más de veinte años fortalecido el patriotismo y la religión en Rusia, para ahora, a propósito, destruir todo mediante el globalista “Great reset” (¡!).

Bueno, creemos en las conspiraciones, hablamos bastante del tema en nuestro libro,  pero matizamos la realidad porque ésta es mucho más compleja. Pero hay algunos que simplifican todo para poder quedarse tranquilos, porque “ellos saben”. Por ejemplo, una mujer brasileña difunde en una red social, con total irresponsabilidad, esta especie: “Tanto Zelensky como Putin son dos caras de esa misma moneda corrupta y genocida llamada Nuevo Orden Mundial. Ambos responden al mismo amo, a los que se consideran dueños del mundo. Los “innombrables”. Listo, ¿para qué informarse, investigar, si hay gente que ya lo sabe todo? Les basta subir una foto de Zelensky y Putin, cada uno de ellos rodeado por judíos, para “demostrar” que ambos son lo mismo, dos peones de los “hermanos mayores”. Quizás si subimos la foto de Putin rodeado de chinos, deduzcamos que está manejado por los chinos. Si subimos la foto de Francisco Franco al lado de Hitler, podremos demostrar que Franco era nacional-socialista, sin dudas. ¡Ay, qué fácil es entender los hechos, con ese esquema mental! Además de la reductio ad hitlerum, existe también la reductio ad judeum. Otro publica una foto de Putin estrechando la mano de Schwab, para demostrar que Putin sería un peón del pelado alemán. En fin. Por el hecho de que Putin perteneció hace treinta o cuarenta años a la KGB, entonces siempre tiene que ser miembro de la KGB. Por el hecho de que hace treinta años pasó por la institución fundada por Schwab, eso significa que hace todo lo que Schwab le ordena hacer. Así dice la misma mujer en otro lugar: “Putin no es agradable, hace parte de la élite (inclusive fue Young Global Leader, como dice Klaus Schwab)”, o “Putin es élite. Mas tiene su propia Agenda”. ¿En qué quedamos, está con Schwab o tiene su propia Agenda? Por favor, pongan argumentos concretos, reales, contra Putin, si quieren criticarlo, no lo que hizo hace cuarenta años, si es agradable o antipático o cualquier otra nimiedad. Putin estuvo diecisiete años sin ir a las reuniones del Foro Económico Mundial de Davos, y eso porque creó su propio foro económico, en San Petersburgo. La última vez que fue al Foro de Davos advirtió que el llamado “Gran Reset” va a traer grandes problemas. Por supuesto que le dio la mano a Schwab y se mostró amable. Pero está yendo para otro lado, y es más bien Schwab el que teme a Putin en esta historia. Por eso la histeria destructiva de todos los globalistas ha estallado ahora, descubriéndose en sus propósitos de quitar el obstáculo ruso a sus planes de gobernanza mundial.  

No negamos que en esos tiempos modernos, para llegar al poder, en cualquier país hay que atravesar instancias y esferas de relaciones nada santas. Putin no es un carmelita descalzo. Sin embargo, lo que debe evaluarse es su desempeño como gobernante, porque el árbol se conoce por sus frutos (no por sus fotos). Sobran casos de gente que anduvo metida en la masonería, y luego volvió sobre sus pasos. En la historia de los zares de Rusia encontramos también varios ejemplos de ambivalencias y rectificaciones. Gobernar hoy un país, especialmente uno tan complicado como Rusia, requiere inteligencia, prudencia, cuidado. Es fácil “hacerse el indio” si uno es un anónimo opinante de internet. Pero cuando se tienen responsabilidades sobre millones de personas, esas boutades pueden costar muy caro. Hasta acá hemos visto que la política de Putin en Rusia –en tanto se lo han permitido las circunstancias- ha sido fortalecer el patriotismo, la familia, las instituciones naturales, a partir de las propias tradiciones, indisolublemente ligadas al cristianismo. Si eso tiene algo que ver con el globalismo anticristiano judaico, que alguien venga y me lo explique. Y también a los rusos, que año tras año vienen apoyando a este presidente.

Para abordar el tema de Putin y los judíos, hemos dedicado muchas páginas en nuestro libro, cosa que ahora no podemos hacer. Sólo señalaremos que ha sabido usar por necesidad –“la necesidad tiene cara de hereje”- a ciertos grupos judíos, mientras que se ha desembarazado de los oligarcas judíos no dispuestos a responderle a él, que estaban expoliando a Rusia en los años 1990. No sólo los quitó de su poder sino que los encarceló o los expulsó del país. Nos preguntamos si otro gobernante en todo el mundo se ha atrevido a hacer lo mismo. ¿Imaginamos a un presidente de Argentina, poniendo en prisión a Eduardo Elsztain?

Como noticia de última, un medio dice que “Oligarcas de la elite rusa se pronuncian contra la guerra de Putin” (https://www.lavanguardia.com/internacional/20220301/8090119/oligarcas-miembros-elite-rusa-pronuncian-guerra-putin.html) Como apunta el periodista Rafael Palacios que da esta noticia: “Cuando los medios oficiales os hablen de los "oligarcas rusos" suelen omitir un dato que sí da, al final, y con la "boca pequeña", este artículo de La Vanguardia: la mayor parte son judíos. Igual que Zelensky. No en vano, Ucrania y Kazajistán son la patria del reino Jázaro, que se convirtió al judaísmo en el siglo VII y dio lugar a los judíos jázaros o askhenazis.”

 

Los hechos y el relato

 

Si no se conoce un poco de lo que es Rusia, se cae en un fácil reduccionismo maniqueo. Ahora los mass media que durante dos años nos han venido bombardeando sin piedad sus mentiras sobre la pandemia, son coherentes y nos trasladan a un escenario donde Rusia vendría a ser el agresor malvado, Putin el nuevo Hitler o Stalin que desea una guerra mundial (Putin es el nuevo virus, sin dudas), Ucrania una pobre víctima (¡el nuevo George Floyd!) y los EE.UU. y los países occidentales que le obedecen –es decir, que dependen del Deep State que lo controla- vienen a ser los garantes de la democracia, la libertad (gayfriendly, claro), la paz y la seguridad en todo el mundo.

La propaganda de guerra viene trabajando desde hace años contra Rusia. Pero ahora ha “salido del closet” y se muestra sin pruritos en su desfachatez. La plandemia los ha estado entrenando muy bien en reconocer todo lo que amenaza a la mentira, para eyectarlo de inmediato. Uno de los medios que está a la cabeza de eso es Infobae, con artículos donde presenta a Putin como no podía ser menos, un oprobioso dictador en tiempos democráticos (acá) o presenta a Rusia obsesionada con Ucrania insinuando que esto tiene su continuidad con el holodomor comunista en tiempos de Stalin (acá) mientras que el centenario diario La Nación habla del machismo de Putin (¡por supuesto!, no es un  afeminado como el canadiense Trudeau) (acá). Si no supiéramos que estamos en una guerra, nos enteraríamos al ver la clase de acción llevada a cabo por la prensa. Por ejemplo, nos enteramos que la cadena española A3Noticias hizo pasar una explosión en China en 2015 como si fuera un bombardeo ruso en Kiev hoy. Otro medio informativo mostró imágenes de un supuesto bombardeo ruso cuando en realidad se trataba de imágenes de un videojuego (¡!). Otro presenta la despedida de una familia como si huyese del ataque ruso cuando en realidad marchan a Rusia para huir de los ataques ucranianos, etc., etc.

Nada dicen estos medios prostituidos de los laboratorios biológicos que controla el Pentágono en Ucrania, y que son los que está destruyendo Rusia: https://telegra.ph/Qu%C3%A9-hacen-los-laboratorios-biol%C3%B3gicos-secretos-estadounidenses-en-Ucrania-02-26

El mapa con los laboratorios biológicos de EEUU en Ucrania: https://ua.usembassy.gov/embassy/kyiv/sections-offices/defense-threat-reduction-office/biological-threat-reduction-program

Los enemigos de Rusia son los que toman iniciativas como ésta, no suficientemente destacada: “La administración Biden lanzó un nuevo fondo internacional de $2.5 millones para promover la aceptación de la homosexualidad y el transexualismo y etiquetar a los opositores de la agenda LGBT como “antidemocráticos”. De acuerdo con la descripción de los programas bajo el nuevo fondo, los programas financiados por la nueva iniciativa deben trabajar para etiquetar la oposición a la agenda LGBTQI+ como “antidemocrática” y caracterizar los mensajes de sus oponentes como “desinformación”. El fondo, llamado Global LGBTQI+ Inclusive Democracy and Empowerment Fund, o GLIDE Fund, se anunció el mes pasado y es administrado por la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado.http://catapulta.com.ar/?p=12171

Lo mismo que hacen lo ingleses con nosotros: “El Enviado Especial del Primer Ministro del Reino Unido para los Derechos LGBT+, Lord Nick Herbert, visitó la Argentina esta semana y se reunió con sus funcionarios del Gobierno Argentino y con organizaciones de la sociedad civil. La organización civil local Kidz inauguró en la Embajada Británica en Buenos Aires la app QUIR de información para el colectivo LGBT+. El viaje forma parte de las actividades que este año desarrollará Lord Herbert con el objeto de impulsar medidas ambiciosas de promoción de los derechos LGBT+ antes de la conferencia Safe To Be Me (Sin temor a ser yo mismo) que tendrá lugar en Londres.

El Reino Unido y la Argentina trabajan en estrecha colaboración en lo que respecta a los derechos LGBT+. Como copresidentes de la Coalición por la Igualdad de Derechos – organización intergubernamental compuesta por 42 Estados Miembros, organizaciones multilaterales y unas 120 organizaciones de la sociedad civil – el Reino Unido y la Argentina encabezan la acción mundial relativa a este tema.

A lo largo de 2022, Lord Herbert visitará países de todos los rincones del mundo para recabar apoyo a los derechos LGBT+ e impulsar medidas ambiciosas con anterioridad a la conferencia Safe To Be Me de junio. El Reino Unido ayudará a los países a transitar su propio camino hacia la igualdad, ofreciendo apoyo para crear las condiciones que permitan una mayor libertad e igualdad. (http://catapulta.com.ar/?p=12395)

Veamos otra noticia. El influyente “filosofo” judío francés Bernard Henry Levy, ya desde el 18 de febrero llamaba a Europa a enviar más armas a Ucrania

“Conocido por sus diversos compromisos internacionales, desde Libia hasta Ucrania, Bernard-Henri Lévy hizo un llamado a Europa para fortalecer su apoyo militar al gobierno ucraniano, mientras la tensión está en su apogeo. ¿Aceite en el fuego? Mientras la tensión está en su apogeo en el este de Ucrania, Bernard-Henri Levy pidió a Europa el 18 de febrero que refuerce aún más su apoyo militar a Ucrania, aunque Moscú lo perciba como una “amenaza”. “Aquí están las viejas armas con las que el ejército ucraniano tendrá que enfrentarse, si llega, al ataque de Putin. No es suficiente”, escribió BHL en Twitter, subtitulando una foto de 2020 en la que aparece junto a soldados. “Nosotros, Europa, necesitamos apoyar mucho más al [presidente ucraniano] Zelensky”, agregó. Bernard-Henri Levy ya había apoyado el golpe de Estado de 2014, que terminó con la caída del presidente Viktor Yanukovych, en particular apareciendo entre los manifestantes de Maidan.

 https://francais.rt.com/international/95921-pas-suffisant-bhl-appelle-europe-armer-davantage-ukraine

Europa necesita apoyar más, dice este personaje, al presidente ucraniano, un perverso actorzuelo que fue puesto para pudrir bien podrido ese país y así usarlo como plataforma para invadir Rusia. Véase un video escabroso de este personaje Zelensky, el “bueno de la película”: https://t.me/rafapalreal/17767

Sí, es un golpe demasiado bajo. Ya sabemos a quienes está enfrentando Rusia.

 

Hipótesis de la Guerra de Occidente contra Rusia

 

Escribió el papa Benedicto XV, en su Motu proprio Bonum Sane, del 25 de julio de 1920:

“El advenimiento de una República Universal, anhelada por todos los peores elementos de desorden y confiadamente esperados por ellos, es una idea que está madura para su ejecución. De esta república, basada en los principios de la absoluta igualdad de los hombres y en la comunidad de las posesiones, estarían proscriptas todas las distinciones nacionales, ya tampoco serían ya reconocidas la autoridad del padre sobre sus hijos, o el poder público sobre los ciudadanos, o el de Dios sobre la Sociedad humana. Si estas ideas se ponen en práctica, inevitablemente vendrá un reinado de terror sin ejemplo. Ya, aun ahora, una gran parte de Europa está pasando por esa experiencia dolorosa y Nos vemos que se intenta extender ese terrible estado de cosas a otras regiones”.

Las palabras del papa son actualísimas, como que describen bien lo que pretende el enemigo de Dios, la Contra –Iglesia. Ahora bien, fueron escritas hace ciento dos años, y si entonces –tras la Primera Guerra mundial, la disolución de las monarquías, el arribo del comunismo y la formación de la Sociedad de Naciones- muchos creían que estaban dadas las condiciones para un gobierno mundial, sin embargo éste no se produjo. Surgieron, por un lado, las luchas intestinas de los globalistas, y por el otro reacciones patrióticas y nacionalistas. En este 2022 del Señor, ha venido a ocurrir lo mismo. Rusia es esa reacción, que toda persona sensata debería apoyar.

Es interesante señalar respecto del método que el enemigo usa para querer llegar a esta gobernanza mundial, la República universal del terror. El Padre Denis Fahey cita a Léon de Poncins:

“El supremo ideal judío consiste en la transformación del mundo en una Sociedad de Responsabilidad Limitada. El capital de esta empresa será la tierra y tendrá por objeto la explotación de toda la raza humana. Israel, ayudado quizás al principio por unos pocos testaferros proporcionará el Consejo de los Dictadores para administrar los asuntos de la Compañía. Dos métodos están siendo empleados para alcanzar este fin. El primero consiste en la americanización, que tiene el inconveniente de ser relativamente lento. El segundo, que es rápido, brutal y dictatorial, es el comunismo.

…El progreso no consiste en la sustitución de la burguesía capitalista por el proletariado comunista. El progreso consiste en sustituir, el aún limitado capitalismo de Europa y de Norteamérica, en las que todavía existe un cierto grado de libertad política, por el capitalismo mundial con un poder político despótico”. (La alianza de la finanza judía con el comunismo, reproducción parcial del libro del Padre Denis Fahey El Cuerpo Místico de Cristo y la Reorganización de la Sociedad, cit. en Patria Argentina N° 349, 22 de diciembre de 2017).

El comunismo soviético falló y cayó; la americanización falló y está terminando de caer (falló, decimos, porque no todo el mundo se plegó y por lo tanto todavía no se llegó a ese gobierno mundial tanto tiempo buscado). A la URSS se la dejó caer, porque se había vuelto obsoleta y demasiado onerosa. Era mejor apoyar el comunismo chino. A Estados Unidos se lo hundió internamente con toda la degeneración LGBT y sus gobernantes socializantes, que destruyeron su economía. ¿Qué podría pretender la élite mundial, el poder sin nombre que se maneja en las sombras? Pues que EE.UU.-Europa y Rusia se destruyan entre sí, para que luego de la gran catástrofe, surja China como la síntesis que al fin se imponga en absolutamente todo el mundo. Una simbiosis de comunismo y capitalismo deshumanizado y esclavizante. Claro que China parece tener su propia agenda, de allí que haya disputas internas dentro del mismo partido comunista y que hasta Soros, que siempre se mostró admirador del modelo chino, ahora salga diciendo que allí hacen falta más libertades. Sólo Dos sabe en qué irá a parar todo ello.

Lo cierto es que tras la política agonal del “ancien régime”, se pasó luego a la política-juego de las democracias liberales (cfr. Gueydan de Roussel, Las tres fases políticas). Rusia ha estado a mitad de camino entre una y otra. Pero al final de la política-juego, que se está acabando, llega la política metafísica, cuyo arquetipo ya no es el combatiente ni el espectador, sino el testigo o mártir. La guerra puede ser el final de eso ya moribundo, el liberalismo partidocrático. Por eso desde ahora habrá de correr sangre y el testimonio vertido por un ideal supremo, dará lugar nuevamente a la edad de la política agonal. Nosotros lo llamamos la sexta edad de la Iglesia, a partir del triunfo del Corazón Inmaculado de María. Si Rusia cae, estará libre el camino para el arribo del Anticristo. Pero la Virgen hizo una profecía y una promesa, que no dejarán de cumplirse. Es el comienzo del fin del gran castigo.

Decía la Hna. Lucía al Padre Agustín Fuentes (26 de diciembre de 1957):

“Ella [la Virgen] me dijo que el diablo está empeñado en una batalla decisiva contra la Virgen. Y una batalla decisiva es la batalla final, donde un bando será victorioso y el otro sufrirá la derrota. Por lo tanto, de ahora en adelante debemos elegir los bandos. O estamos con Dios o estamos con el diablo. No hay otra posibilidad.”

Y Nuestro Señor a la Hna. Lucía (Carta al Padre Gonçalvès, 18 de mayo de 1936): “¡El Santo Padre! Reza mucho por el Santo Padre. Él la hará [la consagración de Rusia], pero será tarde. Sin embargo el Corazón Inmaculado de María salvará a Rusia, ella le está confiada.”

 

¡Viva el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María!

UN LIBRO PARA ESTE TIEMPO

  “Fátima y Rusia”, por Flavio Mateos. Disponible en todo el mundo a través de Amazon y Mercado Libre.   Tomo I - 438 páginas ·     ...