Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

lunes, 21 de marzo de 2022

GUERRA DECLARADA – I

 

GUERRA DECLARADA – I

 




Por MONS. RICHARD WILLIAMSON

Comentarios Eleison #766

19 de marzo de 2022

 

El mundo entero necesita la Consagración de Rusia,

Que dará paso a una era de paz y de piedad.

Y así, entre Rusia y Ucrania ha estallado la guerra. Ya, por supuesto, un número de comentaristas más o menos impíos están vertiendo una corriente de comentarios políticos y estratégicos más o menos bien informados, pero lo que los seguidores de Nuestro Señor Jesucristo necesitan tener es una visión de los acontecimientos desde el punto de vista de Dios Todopoderoso, porque sólo Él puede haber permitido que las partes en conflicto lleguen a este punto. Lo que sigue es un intento -distante de ser infalible- de dar la más breve idea de lo que Él pudo haber tenido en mente cuando permitió que esta guerra finalmente estallara.

Cuando Dios creó libremente el mundo, el propósito principal de su generosidad fue poblar su cielo creado con criaturas capaces de compartir su propia felicidad infinita. Entre la variedad de criaturas del mundo que eligió -ángeles, hombres, animales, vegetales, minerales- sólo a dos las dotó del libre albedrío necesario para que compartieran esa dicha. Los ángeles, al ser inmateriales, usaron o abusaron de su libre albedrío inmediatamente después de su creación para decidir libremente si querían compartir esa dicha o no. No tenían un cuerpo material, como el de los hombres, para hacer que su decisión fuera hacia atrás y hacia adelante, y así, desde ese primer momento de su existencia, sellaron su destino eterno.

Los hombres, en cambio, vivirían una vida en la tierra con alma y cuerpo, promediando finalmente 70 años de existencia para decidirse, siempre libremente, entre el Infierno y el Cielo, entre las seducciones del mundo, la carne y el Diablo, y los llamados y las gracias de Dios. Adán y Eva cayeron, dañando gravemente a todos los demás seres humanos con el pecado original. Dios tomó la naturaleza humana, una vez, como Jesucristo, para superar ese daño por medio de la única y sola Iglesia, que Él fundó al morir, como hombre, en la Cruz. De esa Iglesia, y sólo de ella, depende en consecuencia el cumplimiento del propósito de Dios al crear el mundo.

Ahora bien, los hombres pecan y suscitan el odio, por ejemplo con la guerra, pero Dios es amor, y por eso castiga el odio y suscita el amor para mantener a los hombres en el camino del Cielo. Por lo tanto, Él no quiere la guerra, pero quiere permitirla para que los hombres entren en razón. Por eso la Escritura dice que la guerra es el castigo de nuestros pecados (Santiago, IV, 1, etc.). Así, en la Segunda Guerra Mundial, Dios utilizó, especialmente en el titánico enfrentamiento entre Alemania y Rusia, a los nazis para castigar a los comunistas y a los comunistas para castigar a los nazis. Y en Occidente, en el resto de los años 40, inmediatamente después de la guerra, los hombres debidamente escarmentados prestaron atención a Dios, hablando, por ejemplo, a través de los milagros de las palomas que rendían homenaje a los pies de las estatuas de Nuestra Señora de Fátima. Pero en la década de 1950 el pecado volvió a resurgir, y en la década de 1960 Occidente se puso a la cabeza del mundo en la traición a la Iglesia por el Vaticano II.

Y desde el Vaticano II toda la humanidad ha cometido una serie tan larga de crímenes en su guerra contra Dios, que uno se estremece al pensar en el castigo que la Tercera Guerra Mundial debe traer sobre todos nosotros, si se llega a eso. En el momento de escribir estos “Comentarios”, los combates se limitan a Ucrania, pero Occidente, desde hace siglos, en particular desde 1809, se ha puesto bajo el control de una raza de hombres que desean absolutamente la Tercera Guerra Mundial, porque cuentan con que les traiga esa dominación del mundo que creen que les corresponde absolutamente, como seres muy superiores al resto de la humanidad que no es más que ganado a sus ojos. Esta gente hará todo lo que esté en su mano muy poderoso para que la lucha en Ucrania se convierta en la Tercera Guerra Mundial. Si tendrán éxito o no esta vez depende totalmente de los planes del Señor Dios para la limpieza de Su Iglesia. Ellos no lo conocen, pero Él los conoce, y “se ríe de ellos y se burla de ellos”, y “les hablará con su cólera, y los molestará con su furia” – Salmo II, 4,5. Occidente es igualmente culpable, si no más, por darles poder.

Lo que nos queda es rezar a Nuestra Señora de Fátima – “Sólo yo puedo ayudaros ahora” – para obtener para nosotros la mitigación del ya inevitable Castigo. Ella tiene planes maravillosos para el futuro de Rusia, tan pronto como el Papa y los obispos católicos realicen su tan solicitada Consagración a Ella.

Kyrie eleison.

 

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