UN FANTASMA
RECORRE RUSIA: ¡DUGIN!
Por FLAVIO MATEOS
Decía el gran
Chesterton que para condenar un poema, lo primero que hay que hacer es
comprenderlo, lo cual no deja de aplicarse en general a cualquier fenómeno,
hecho u obra que vamos a considerar. Mínimamente debemos buscar conocer –en la
medida de nuestras posibilidades y recabando honestamente la verdad- aquello
sobre lo que vamos a explayarnos y, si cumple hacerlo o es nuestro deber, como
es el caso del crítico, hacer la “condena”.
Rusia es un país
muy complejo. Decía Alberto Falcionelli que era el país menos conocido en
Occidente. Por lo tanto, al adentrarse en lo que está ocurriendo ahora allí,
hay que hacerlo con sumo cuidado y prevención, tratando de evitar los groseros
clichés de la prensa occidental, que todo el mundo repite como cotorras sin
verificar si lo que dicen es o no verdad.
Dejando de lado
la escandalosamente mentirosa propaganda de guerra que está desplegando el
occidente liberal a través de sus medios de prensa contra Rusia y sobre todo
contra su presidente Putin, a raíz de la acción militar que está desarrollando
en Ucrania, han salido a la palestra y algo desencajados no pocos condenadores de
Rusia y de Putin, ya sean católicos de la Tradición o católicos línea-media,
conservadores, liberales o conciliares. En todos ellos vemos por sobre todas
las cosas falta de información y mucho prejuicio. Algunos lo hacen
histéricamente, adoptando los mismos métodos liberales, otros pretendidamente
desde una cierta altura intelectual que les permitiría abarcarlo todo o casi
todo con certeza. No hace falta decir pero lo haremos, que no somos “putinistas” o cosa
semejante, porque cunde en este medio el hecho de que si uno sostiene alguna
opinión o posición determinada, aparece de inmediato el sufijo “ismo” o “ista”
con el cual ya seríamos etiquetados fácilmente. El pensamiento binario,
dualista o maniqueo –táchese lo que no corresponda- abunda cada vez más,
arrojándose a la papelera de reciclaje todos los matices del caso.
Una de las más
flojas condenas y análisis de la situación que encontramos últimamente, ha sido
escrita en la noche de su día por un profesor brasileño –otro más-, y publicada
aquí: https://www.estudostomistas.com.br/2022/02/a-guerra-na-ucrania-um-olhar-teologico.html
De entrada y
desde su título el artículo afirma dar una mirada teológica de lo que está
pasando en Ucrania. Digamos en principio que su autor es de los que piensan
–coincidentemente con los modernistas de Roma y algunos sedevacantistas- que Fátima
es una cuestión del pasado, algo perimido, caduco, fenecido, y por lo tanto
Rusia no debe ser consagrada al Corazón Inmaculado de María. De manera tal que
los hechos que ahora ocurren no deben leerse –o intentar leerse- en relación a
las profecías, mensajes y promesas de Nuestra Señora. Ahora bien, en sus
escritos –no sólo en éste- el profesor omite las palabras fundamentales que
dijo Nuestra Señora y que nosotros reproducimos en la cabecera de nuestro blog,
a saber: “Al fin mi Corazón Inmaculado
triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia y será concedido al mundo un
cierto tiempo de paz.” ¿No cree el lector, preguntamos, que amén de ser
palabras de la Santísima Virgen, en las actuales circunstancias, no son
palabras que deberían desdeñarse, olvidarse o, peor aún, ocultarse?
El profesor retomará al final de su artículo el tema Fátima, así que por ahora lo dejamos.
Empieza el
artículo diciendo lo siguiente: “O mundo
divide-se atualmente em dois grandes blocos geopolíticos: de um lado o Ocidente
(o da vitoriosa revolução marcusiana ou libertina) com seus satélites; de
outro a Rússia (hoje um czarismo republicano) e a China (hoje um
neocomunismo radicalmente capitalista) com seus satélites. Pois bem, essa
divisão e a pressão dos meios de comunicação a serviço desses dois blocos
pressionam a que todos se sintam na obrigação de aderir de algum modo a um
deles e suas ações. Mas ao menos os católicos absolutamente não temos
necessidade disso, porque nenhum dos dois blocos está a serviço de Cristo – e
ou as nações se põem sob o pavilhão de Cristo deixando-o reinar socialmente,
economicamente, politicamente, ou não passam de carniça para os demonios”.
Pues nos parece que
se equivoca de entrada y esa equivocación determina el resto del artículo, ya
que el mundo se divide en tres bloques y no en dos: 1) La OTAN o el llamado
Atlantismo (EUA-Gran Bretaña, Europa- Israel y sus países satélites como los de
Iberoamérica, y Japón, más, hay que decirlo lamentablemente, el Vaticano), 2)
Rusia y 3) China. Que Rusia y China puedan ser socios estratégicos en ciertas áreas,
o mantener buenas relaciones comerciales y diplomáticas –lo cual es lógico,
pues comparten miles de kilómetros de fronteras y ambos son potencias
nucleares, ¿puede convenirles otra cosa que tener buenas relaciones, además de
que tienen un enemigo común en EE.UU?- eso no significa que conformen un solo
bloque, ya que cada uno de estos gigantes tiene su propia agenda, y sus
características étnicas, culturales, religiosas y políticas los vuelven
inconciliables. De hecho ya durante la etapa comunista tuvieron grandes
enfrentamientos. Si China y Rusia conformasen un solo bloque, China habría
votado contra la mayoritaria resolución de la ONU de condenar la invasión rusa
a Ucrania, y sin embargo el voto de China fue neutral –como pide el profesor
que seamos todos en esta historia-. La amalgama de China y Rusia puede llegar a
darse en una alianza circunstancial debido a la guerra, y por el hecho de que
económicamente las fortalece, pero ambos países tienen cosmovisiones diferentes
y hasta antagónicas, por eso afirmar que son un solo bloque resulta abusivo.
Acerca de que “essa
divisão e a pressão dos meios de comunicação a serviço desses dois blocos
pressionam a que todos se sintam na obrigação de aderir de algum modo a um
deles e suas ações”, esto no es cierto. Los medios occidentales –en manos de
escasas manos de los globalistas-, presionan sólo en un sentido, hacia el
bloque del satánico mundialismo LGBT. No hay presión de los medios en el otro
sentido. Además de que los medios alternativos son escasos y no tienen poder, y
los medios de prensa rusos han sido prohibidos en Europa y Estados Unidos.
Luego dice “Mas ao menos os católicos
absolutamente não temos necessidade disso, porque nenhum dos dois blocos está a
serviço de Cristo”. Pero Cristo puede servirse de una de estas naciones o
bloques. En este caso, el profesor soslaya el hecho de que Rusia es un país con
mil años de Cristianismo, y hoy por hoy es el único que construye iglesias y
donde se ven públicamente las imágenes de Cristo y la Virgen María. ¿Es que eso
puede ignorarse? Ah, los orgullosos católicos occidentales miramos con desdén a
los cismáticos rusos, ignoramos la piedad y devoción marianas que allí han
resistido y vencido la tiranía comunista, pero recordemos lo que decía San Pio
X: “¡Qué inmenso dolor experimentamos al dirigir nuestra mirada hacia las
naciones que se enorgullecen con el dictado de católicas! Sobrada razón Nos
asiste para temblar y afligirnos y temer que se realice en ellas, aquella frase
de la Escritura: el reino os será arrebatado y transferido a otro pueblo que
produzca buenos frutos.” Eso parece haber
ocurrido, simplemente porque a pesar de todo, se están dando mejores frutos
allá en el Este, que acá en este orgulloso y moribundo Occidente que no conoció
la prueba dura del comunismo, sino la lenta apostasía del confort a través del
“american way of life” y la primavera del Vaticano II.
Luego de
reconocer que Occidente llegó al último grado de corrupción, en lo cual no puede
dejar de concordarse, el artículo citado dice que “A Rússia, como disse, é um
czarismo de novo tipo, republicano-oligárquico, mas ainda cesaripapista e
pan-eslavista, com uma legislação decididamente menos má que a ocidental quanto
aos costumes, mas, insista-se, má, além de que ali, como aliás pouco mais ou
menos no Ocidente, é grande o número de abortos e de divórcios e é alto o grau
de devassidão, de prostituição e de alcoholismo”.
Acá encontramos
la acusación de los males de Rusia: “como más o menos en occidente, el número
de abortos y divorcios es alto y el grado de libertinaje, prostitución y
alcoholismo es alto”.
Esto es cierto y
es de lamentar, Rusia no es un país ideal. Ahora bien, no se lo puede decir así
sin más, sin poner las cosas en contexto. Todo eso que se menciona está
enquistado en la sociedad rusa hace más cien años, no es algo que apareció y
fomentó el actual gobierno. Por el contrario, el gobierno de Putin –que,
recordemos, no es un príncipe católico- desde un comienzo se ha abocado a
luchar contra esos males, en la medida de sus posibilidades, logrando hacer
caer en picada el número de todas esas lacras, a diferencia de los países de
Occidente que propician no sólo eso sino la homosexualidad, el “matrimonio”
igualitario y un millón de degeneraciones más (la última noticia que nos llega
de Francia señala que “la justicia francesa autoriza a un hombre a ser
reconocido como la madre de su hijo” (sic). ¿Quieren más? En esa misma Francia,
otrora “primogénita de la Iglesia” la “justicia” obliga a un municipio remover
una estatua de la Virgen María porque atenta contra el principio de laicidad.
Rusia, por el contrario, se enorgullece de sus imágenes de la Virgen María y
hasta su presidente tiene un icono de Ella en su despacho.
Debido a la necesidad de mejorar la demografía, y porque ha ido
avanzando el tradicionalismo religioso y cultural, la política en favor de la
familia, es uno de los soportes de la Rusia actual:
“A diferencia de lo que acontece en Europa donde la familia se va
reduciendo a su mínima expresión –abortos, anticonceptivos, homosexualidad y
tantas otras aberraciones-, la política familiar hoy predileccionada en la
Rusia de Putin comporta dos tendencias complementarias: una material o
financiera, de apoyo económico a las familias numerosas, y otra psicológica y
simbólica, centrada en una intensa propaganda en pro de la familia numerosa y
en el apoyo a la natalidad. El esfuerzo financiero que el Estado ruso lleva
adelante es excepcional. A partir del segundo hijo, la ayuda a cada nuevo nacimiento
no baja de los 9.000 euros. Dicha ayuda económica por hijo beneficia a 4,6
millones de familias. El aborto, que era totalmente libre en la época
soviética, ha sido reglamentado por el Estado, al tiempo que se prohíbe la
publicidad en su favor, bajando así de manera impresionante la cantidad de
afectados. (…) En el año 2008 el Estado estableció una fiesta de la familia,
del amor y de la fidelidad, que se celebra el 8 de julio, cuyo comité nacional
es presidido por la señora Medvedev la esposa de quien reemplazó a Putin tras
su primer gobierno. Asimismo, la ceremonia religiosa completa al matrimonio
legal”. (Alfredo
Sáenz, en La misión de Rusia en el actual cambio de época, Foro ediciones,
Capax Dei, Guadalajara, 2019 págs. 22-23.)
Es cierto que desgraciadamente aún no se ha podido lograr la prohibición
del aborto (introducido hace cien años por los comunistas), pero el rechazo
activo de la Iglesia ortodoxa, que presiona para su prohibición total, y su
creciente influencia sobre el gobierno que impulsa una política natalista lo
han hecho mermar año tras año (como aconteció con la esclavitud, desaparecida
gradualmente tras el surgimiento del cristianismo), de hecho los abortos se
han reducido ocho veces en Rusia en los últimos 25 años. Son apenas veinte años de la nueva Rusia, contra setenta de comunismo
y hay muchos resabios difíciles de quitar en una sociedad que, no lo olvidemos,
no es católica. Hay una forma mentis
muy arraigada y el conservadorismo no se refleja en todas las capas de la
sociedad. Pero está claro que para Putin es una prioridad que las familias
tengan muchos hijos, pues Rusia es un país con escasa población: “Cada paso que damos y cada nueva ley o
programa gubernamental que adoptamos debe ser examinado desde el punto de vista
de nuestra principal prioridad nacional: la preservación y el aumento de la
población de Rusia.” En septiembre de 2016, Putin designó en el cargo
oficial de “delegada del derecho de los niños” en Rusia a Anna Kouznetsava,
madre de seis hijos, decididamente enemiga del aborto, esposa de un clérigo
ortodoxo, fundadora de la asociación de beneficencia “Pokrov” (intercesión)
para ayudar a los niños abandonados, cuyo objetivo es el cambio a largo plazo
de la mentalidad de los rusos, inclinándolos más hacia el matrimonio y la
fecundidad, sobre todo a través de la educación escolar.
Siguiendo con el artículo mencionado, llega al fin lo que sería la
terrible amenaza de Rusia para el mundo: “Quanto à invasão atual da Ucrânia, poderia
alegar-se a favor de Putin que ele apenas reage às provocações ocidentais e
ucranianas. Não por nada a invasão da Ucrânia se deu quando o presidente dos
EUA já não era Donald Trump (com quem Vladimir Putin tinha
bom relacionamento), mas o belicista Joe Biden. Não nos apressemos,
todavia, a concluir isso. Não esqueçamos que, como bom czar e pan-eslavista que é, e influído pela mesma ideologia
gnóstica de um Alexandr Dugin – segundo o qual não só a Rússia deve de fato
invadir e retomar a Ucrânia mas a Argentina deve invadir e retomar as Malvinas
(enquanto, completa-o Trump, os EUA devem invadir e retomar o
México...) –, Putin invadiu a Ucrânia não como um ato de defesa
propriamente dito, porque, com efeito, a Ucrânia havia provocado mas não
atacado a Rússia.”
Cuando no se
tiene mucho que decir contra Putin, se convoca a la escena al fantasma de Dugin
(a estas alturas el apreciado lector habrá entendido el sentido irónico del
título de nuestro artículo), esa especie de ogro o neo-Rasputín que influiría malévolamente
en la dirección de los asuntos de Rusia, y particularmente en Putin; “como bom
czar e pan-eslavista que é, e influído pela mesma ideologia gnóstica de um
Alexandr Dugin”. Perdón, pero, preguntamos, ¿dónde consta que Putin está
influido por la ideología gnóstica de Dugin? ¿En qué obras de gobierno o
discursos se refleja el “duginismo” de Putin? ¿Qué pruebas hay de que Putin
esté siguiendo a Dugin? ¿Cuál sería el gnosticismo de Putin? Dugin, a estas
alturas un personaje marginal en Rusia, aunque mediático en Occidente, ha
servido más bien para dividir que para unir la élite que rodea a Putin, ya que
nacionalistas y cristianos ortodoxos le tienen ojeriza, y como dice un sitio
web pro-ruso: “Alexander Dugin, el “cardenal gris del Kremlin” en la propaganda
occidental, fue despedido del Departamento de Sociología de la Universidad
Estatal de Moscú en 2014 luego de sus desquiciados llamados a exterminar a los
ucranianos, una retórica que es fundamentalmente la antítesis del nacionalismo
ruso y su amor por los ucranianos como nación, parte inseparable de la etnia de
toda Rusia (no es que Dugin alguna vez se haya identificado como un
nacionalista ruso)”. Dugin escribió un libro llamado “Putin contra Putin”,
donde resulta muy crítico con el lado conservador-liberal del líder del
Kremlin. Está claro que Dugin pretende que Putin sea una cosa de su gradado,
cosa que Putin no lo es. Ahora, a pesar de que ciertas cosas que dice Dugin son
lúcidas y muy ciertas, respecto de lo que ocurre ahora con Ucrania, es probable
que intente “llevar agua para su molino”, y los medios occidentales le dan
cabida para intentar hacer ver a Putin como “un peligroso extremista” que
quiere llevar el mundo hacia un neo-fascismo-bolchevique o algo parecido. Pero
lo importante acá es establecer ciertamente quiénes son realmente los
intelectuales que influyen en Putin, y entre ellos no figura Dugin. Putin –que
aunque admire el zarismo, no es precisamente un “zar”- tiene un pensamiento
conservador-liberal eslavista, basado sobre todo en clásicos representantes del
conservadorismo ruso como Boris Chicherin, Vladimir Soloviev, Pyotr Struve, Pyotr
Stolypin e Ivan Ilyin, este último es el autor más citado en todos sus
discursos (para más detalles ver el artículo de Paul Robinson que publicamos en
nuestro blog). Sin dudas hay personajes de diversas corrientes, algunas erradas
y confusas, que merodean alrededor de la corte o el gobierno, en cualquier
país, y eso ha sucedido siempre en Rusia. Y hay fuerzas o quintacolumnistas que
quieren arrastrar a Rusia en uno u otro sentido. Pero de allí a realizar
afirmaciones que no se prueban, es otro cantar.
A veces ocurre
que se construye un esquema intelectual de fácil aplicación a la realidad,
mediante el cual creemos entender rápidamente todo, perfectamente clasificado.
El problema es que “el árbol se conoce por los frutos”. La obra de gobierno de
Putin y sus palabras desde hace más de veinte años están ahí para evaluarlos.
Ha habido diferentes etapas, y ha habido una evolución, pero se puede encontrar
una coherencia. No es lo ideal, por supuesto, pero ¿dónde estarían los frutos
“gnósticos” o su esoterismo? ¿Dónde la tiranía, la persecución, los gulags, el neo-paganismo,
el bolcheviquismo, el imperialismo avasallador y todo lo que se les ocurra que
debemos temer? ¿Es que Rusia pretende invadir el mundo entero para corromperlo,
como los EE.UU. y sus aliados, o simplemente quiere que la dejen en paz? Sucede
que hay quienes primero afirman “este árbol es tal” y entonces luego todos los
frutos que produzca, serán de acuerdo a la definición que se ha dado del árbol.
¿No sería mejor ir a observar la realidad, en toda su complejidad, antes que
simplificarse y facilitarse las cosas? Evidentemente que las ideas de Putin
pueden coincidir en ciertos aspectos con Dugin, porque éste en cierto momento
gozó de algún predicamento, pero de allí a que éste sea el “ideólogo” o
“asesor” de Putin, es otro asunto. Y eso debería ser demostrado. Por el
contrario, lo que es sabido –lo explicamos en un artículo anterior- es que
Dugin se decepcionó con Putin, y ahora a raíz de lo que está ocurriendo,
aparece nuevamente en los medios occidentales (no en los rusos, en los cuales
su presencia es prácticamente nula). Pero realmente, ¿representa a Putin?
Por cierto,
respecto de esta otra afirmación de que “Ucrânia havia provocado mas não
atacado a Rússia.”: desde hace ocho años los ucranianos venían matando rusos en
la zona de Donbass, y Ucrania incumplió los acuerdos de Minsk, cabe entonces
preguntarse, ya agotadas todas las instancias diplomáticas, ¿debía Rusia
quedarse de brazos cruzados, viendo además como la OTAN instalaba sus bases
misilísticas y escudos anti-misiles en Ucrania, poniendo en grandísimo peligro
los 150 millones de habitantes de Rusia? ¿Sabiendo además que había en Ucrania
varios laboratorios de armas biológicas de los norteamericanos? ¿Acaso Rusia no
jugó demasiado limpio con quienes nunca lo han hecho? No nos engañemos, esta
guerra comenzó hace ocho años y el que la inició fue Estados Unidos. Y si vamos
a la raíz todo esto comenzó cuando desapareció la Unión Soviética, y Estados
Unidos comenzó su expansionismo hacia el Este. Demos gracias al Cielo porque si
entonces Rusia se hubiese incorporado a la OTAN –como algunos pretendían- el
Nuevo Orden Mundial satánico habría llegado hace mucho tiempo.
Casi finalmente:
“Não obstante, insista-se em que os católicos não devemos apoiar nenhum dos
blocos em conflito. Devemos antes de tudo lembrar que o mundo – o mundo em que
não reina Cristo – é um de nossos três inimigos (os outros dois são o demônio e
a carne). Devemos depois compreender que o atual dilaceramento do mundo em dois
blocos perigosamente antagônicos resulta da apostasia das nações, um dos sinais
dados por Cristo para sabermos que o mundo marcha para o fim.”
Rusia no pelea
por el Reinado Social de Cristo, es obvio. Pero pelea –con sus deficiencias- por
el orden natural en peligro, un orden natural que es obra de Dios y sin el cual
no puede existir ni la Iglesia ni el Reinado de Cristo. Frente a Rusia está el
mayor imperio del mal de la historia, ¿alguien puede dudarlo al ver la
destrucción que ha causado en el mundo, en la Iglesia misma, los crímenes sin
fin, la ideología de género, corrupción de los niños, todo un sistema basado en
mentiras y crímenes que está llegando a querer cambiar la naturaleza del hombre?
En Estados Unidos es legal la adoración de Satanás, que cuenta con su propia
iglesia. Y se trata de un imperio del mal que quiere extenderse al mundo
entero, y esclavizarnos a todos, hasta que aparezca el Anticristo. Por lo tanto
Rusia (que no es China), enarbolando la bandera de Patria, Familia y Religión,
y aunque lo haga en pro de sus propios intereses internos, está conspirando
contra el Nuevo Orden Mundial internacionalista que está destruyendo las
patrias, las familias y la religión. Ese Gobierno Mundial buscado por
Occidente, daría al fin como fruto la aparición del Anticristo. Entonces,
¿podemos decir que eso no nos concierne, y que allí no va ningún interés de
nuestra parte?
Y todo esto tiene
que ver con Fátima, y el párrafo final del artículo: “E volta o fatimismo, ou
seja, isto de a Rússia espalhar seus erros. Já o fez, e hoje o Ocidente é que
espalha seus erros por toda a antiga Rússia (da qual era parte a Ucrânia). Por
exemplo, acabo de ver o líder dos católicos ucranianos relembrar Fátima e falar
de martírio. Curioso: alguém já o viu criticar o estado da Ucrânia atual, um
dos países mais libertinos de todo o mundo? Que erro a Rússia ainda pode
espalhar na Ucrânia? – Em “Fátima e a Rússia de Putin”, opúsculo meu que
publiquei em Estudos Tomistas II, já disse tudo o que tinha por
dizer sobre este abusivo uso de Fátima, o qual o mais das vezes esconde um
anticomunismo cinquentista: é como se o mundo tivesse parado na década de 1950
e ainda perdurasse o namoro de tantos católicos com uma democracia liberal que
se fazia de escudo contra o comunismo (como se os líderes ocidentais não
tivessem, eles mesmos, entregado metade do mundo à URSS ao fim da Segunda
Guerra). O muro de Berlim caiu e o mundo ocidental tornou-se libertino, mas os
fatimistas preferem continuar o idílio liberal dos anos 1950 e para tal
alimentam um abuso religioso".
Veamos: “E volta
o fatimismo, ou seja, isto de a Rússia espalhar seus erros”. ¿El “fatimismo" consiste en eso, o sólo en eso? Que haya alguien que plantea las cosas de ese
modo, ¿significa que todo “fatimista” habla de eso? Evidentemente no. Hay allí
una injusta generalización (¿no es lo propio del sabio distinguir?). Es claro
que Rusia ya esparció sus errores, que pudrieron todo el Occidente. Pero, ¿el
mensaje de Fátima se queda allí? No. Sigue el profesor: “O muro de Berlim caiu
e o mundo ocidental tornou-se libertino, mas os fatimistas preferem continuar o
idílio liberal dos anos 1950 e para tal alimentam um abuso religioso.” Ambiguo.
¿De qué fatimistas habla? ¿Todos los fatimistas continúan anclados en los años
1950? El autor parece más bien uno de los militantes “anti-Fátima” –cooperador involuntario
con los modernistas que han querido destruir Fátima-, para los cuales Rusia no
debe ser consagrada ni convertirse (explicamos largamente en nuestro libro este
tema y ya incluimos en nuestro blog un artículo al respecto de si Rusia debe o
no ser consagrada).
Brevemente, el
mensaje de Fátima del 13 de julio, dice así:
“[Dios] está a punto de castigar al mundo por sus
crímenes, por medio de la guerra, el hambre y las persecuciones a la Iglesia y
al Santo Padre. Para evitar esto, vendré a pedir la Consagración de Rusia
a Mi Corazón Inmaculado y la Comunión reparadora de los Primeros
Sábados. Si Mis peticiones son atendidas, Rusia se convertirá y habrá paz,
si no, ella [Rusia] esparcirá sus errores por el mundo, provocando guerras y
persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados; el Santo
Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas.”
Veamos:
1)
Esparcirá sus
errores por el mundo: ya cumplido, pero esos errores cobran nuevas formas y
perfeccionan su maldad: el odio a Dios adopta formas cada día más perfectas y
contra la natura y los medios de difundir los errores son más sofisticados e
intrusivos.
2)
Provocando guerras
y persecuciones a la Iglesia: ¿eso acabó, o estas guerras no son consecuencia
de aquellos errores aceptados por Occidente?
3)
Los buenos serán
martirizados; el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán
aniquiladas. ¿Esto se acabó, o continúa y aún será peor?
En una carta de
mayo de 1936 a su confesor, la Hermana Lucía escribió sobre este retraso en
realizar la consagración:
“Íntimamente he hablado con Nuestro Señor
sobre el tema, y recientemente le
pregunté por qué no convertiría a Rusia sin que el Santo Padre hiciera esa
Consagración”. El Señor respondió: “Porque quiero que toda Mi Iglesia
reconozca esa Consagración como un Triunfo del Inmaculado Corazón de María,
para que luego extienda su culto y ponga la Devoción a este Inmaculado Corazón
junto a la Devoción a Mi Sagrado Corazón. ”
El triunfo
deseado de Nuestro Señor del Corazón Inmaculado de María, su honra, y la devoción
a ese Corazón junto a la de su Sagrado Corazón, serán evidentes para todos
cuando Rusia sea consagrada y se convierta. ¿Esto dejará de suceder, quedando
sólo en palabras o en un fracasado deseo que Nuestro Señor sería incapaz de
hacer que se cumpla? No. Porque de hecho en ese mismo mensaje del 13 de julio
de 1917, la Virgen dijo: “Al fin mi Corazón Inmaculado triunfará. El Santo
Padre me consagrará Rusia y será concedido al mundo un cierto tiempo de paz.”
Si Rusia va a ser
consagrada como pidió la Virgen, y tras ello vendrá un tiempo de paz (de
verdadera paz, no la paz que da y pide el mundo), entonces ahora que estamos
entrando en una guerra que la involucra a Rusia, es cuando más debemos tener
presentes el mensaje de Nuestra Señora, y seguir la devoción a su Corazón
Inmaculado, y rezar y hacer rezar por la consagración de Rusia para que sea lo
antes posible, evitando de ese modo el mayor daño posible. Esto es lo que
realmente importa, esto es lo que resolverá todo lo que está pasando, esto es
lo que debe decirse.
“Quien no está conmigo, está contra Mí, y
quien no amontona conmigo, desparrama” (Mt. 12,30). Cuidado, porque
impugnar u ocultar las palabras de la Virgen, en una aparición y mensaje que
han sido aprobados oficialmente por la Iglesia, significa no sólo una
imprudencia, sino sumarse a la irresponsable desobediencia que desde lo más
alto de la Iglesia se ha dado como respuesta a las demandas de Nuestra Señora, teniendo
que sufrir a cambio los terribles y correctores castigos que aún no cesan de
caer sobre el mundo entero.
¡Viva el Sagrado Corazón
de Jesús y el Corazón Inmaculado de María!