Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

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sábado, 16 de agosto de 2025

DOMINUS JESUS O LA “ORTODOXIA” DE LA IGLESIA CONCILIAR

 



A propósito de los festejos de algunos por el 25 aniversario de esta desdichada declaración.

 

Editorial de Le Sel de la terre N° 35, Invierno 2000-2001

 

Dominus Jesus y los elementos de Iglesia

 

En la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe Dominus Jesus, del 6 de agosto de 2000, leemos lo siguiente:

Por la expresión subsistit in, el Concilio Vaticano II quiso proclamar dos afirmaciones doctrinales: por una parte, que a pesar de las divisiones entre cristianos, la Iglesia de Cristo continúa existiendo en plenitud en la sola Iglesia católica; por otra parte, «que numerosos elementos de santificación y de verdad subsisten fuera de sus estructuras [1]», es decir, en las Iglesias y comunidades eclesiales que no están todavía en plena comunión con la Iglesia católica (56).

El texto hace referencia a una nota (56) que es la siguiente:

Contraria al significado auténtico del texto conciliar es, pues, la interpretación que saca de la fórmula subsistit in la tesis de que la única Iglesia de Cristo podría también subsistir en Iglesias y comunidades eclesiales no católicas. «El Concilio había, por el contrario, escogido la palabra subsistit precisamente para poner de relieve que existe una sola “subsistencia” de la verdadera Iglesia, mientras que, fuera de su conjunto visible, existen solamente elementa ecclesiae que – siendo elementos de la misma Iglesia – tienden y conducen hacia la Iglesia católica.» (A propósito del libro Iglesia: carisma y poder, del padre Leonardo Boff. Notificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe: AAS 77 [1985] 756-762.)

Estos textos no constituyen una enseñanza nueva. Es incluso el nudo de la herejía conciliar sobre el ecumenismo [2].

Existen ciertamente en las comunidades cristianas separadas de la Iglesia católica vestigios de la Iglesia católica: por ejemplo, los protestantes han conservado la Sagrada Escritura (a menudo más o menos alterada), los cismáticos orientales (falsamente llamados «ortodoxos») han conservado los sacramentos, etc.

La primera operación de la «nueva teología» consistió en cambiar el vocabulario. Se intercambió la palabra «vestigios» tradicionalmente utilizada para designar estas realidades, pero considerada demasiado negativa porque hace pensar en «ruinas», por la expresión «elementos de la Iglesia [3]».

Este cambio de vocabulario no es inocente. La palabra «vestigio» expresaba una verdad importante, a saber, que la realidad robada a la Iglesia católica por la comunidad cristiana deja de ser una realidad viva, se convierte en una «ruina».
Es verdad que la Sagrada Escritura, leída en el sentido que conoce la Iglesia católica, es santificante; es verdad que los sacramentos recibidos en comunión con la Iglesia católica nos justifican, pero ya no es lo mismo cuando estas realidades están incluidas en una falsa religión.

Por ejemplo, un bautismo recibido de un ministro protestante, suponiendo que sea válido, es de por sí un signo de que se acepta la herejía protestante. La participación activa en cualquier ceremonia religiosa de una comunidad herética o cismática es de por sí una marca de pertenencia a la herejía y al cisma: «La asistencia activa en las acciones litúrgicas comporta de por sí una cierta profesión de fe [4].»

sábado, 25 de marzo de 2023

LA MADRE DEL SALVADOR Y LA ANUNCIACIÓN

 


Por R.P. REGINALD GARRIGOU-LAGRANGE

 

 

El día de la Anunciación señala un gran progreso de la gracia y de la caridad en el alma de María.

 

Conveniencia de la Anunciación

 

Como lo explica Santo Tomás (1) convenía que el anuncio de la Encarnación fuese hecho a María, para que fuese instruida y pudiese dar el consentimiento. Por él, dicen los Padres, concebía espiritualmente al Verbo, antes de concebirlo corporalmente. Dio este consentimiento sobrenatural y meritorio, añade Santo Tomás, en nombre de la humanidad, que tenía necesidad de ser regenerada por el Salvador prometido. Convenía también que la Anunciación fuese hecha por un ángel, como embajador del Altísimo. Un ángel rebelde había sido la causa de la perdición y de la caída, un ángel santo, el más elevado de los arcángeles, anuncia la redención (2).

Convenía también que María fuese instruida del misterio que se iba a realizar en ella, antes que San José, pues era superior a él por su predestinación a la maternidad divina. Convenía, en fin, que la Anunciación se hiciese por una visión corporal acompañada de una iluminación intelectual, porque la visión corporal, en estado de vigilia, es más segura que la visión por la imaginación que se hace algunas veces en sueño, como aquella con que fue favorecido San José, y la iluminación sobrenatural de la inteligencia indicaba infaliblemente el significado de las palabras anunciadas (3). La alegría y la seguridad sucedieron al temor y al asombro, cuando el ángel dijo a María: No temas, María, porque has encontrado gracia delante de Dios. He aquí que concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le darás el nombre de Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo... El Espíritu Santo vendrá sobre ti y te hará sombra la virtud del Altísimo. Y por eso lo santo que nacerá de ti, será llamado Hijo de Dios (Luc, I, 30-35). El ángel añade una señal y la razón del suceso: Ya Isabel, tu parienta, ha concebido también un hijo en su vejez., y éste es su sexto mes, en ella que es llamada la estéril: porque no hay cosa alguna imposible para Dios (ibíd., I, 36-38).

“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”

  “ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”           Por FLAVIO MATEOS   El Padre Nicholas Gruner, tenaz apóstol hasta su muerte del mensaje ...