Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

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sábado, 30 de agosto de 2025

CONTRA CHARLATANERÍAS

 

Benedicto XVI Judaizante

 


por DON CURZIO NITOGLIA


Primera parte

INTRODUCCIÓN

La época actual es la de las charlatanerías. Una de ellas consiste en presentar a Benedicto XVI como el campeón de la ortodoxia católica. Para hacer esto se insiste en ignorar lo que ha escrito el mismo Joseph Ratzinger desde los años cincuenta hasta 2023 y, en cambio, se buscan artículos escritos por algunos ensayistas sobre Ratzinger.

Normalmente los escritos de Ratzinger nos hacen entender de manera mucho más fundamentada la naturaleza de su pensamiento que todos los ensayos que se han escrito sobre Joseph Ratzinger.

En una serie de artículos me basaré, como siempre he hecho hasta ahora, en los escritos de Ratzinger para demostrar, negro sobre blanco, su heterodoxia.

 “JUDÍOS Y CRISTIANOS” (2019)

Recientemente, han surgido discusiones sobre el modernismo del papa Bergoglio y el presunto apego a la Tradición apostólica de Benedicto XVI.

En realidad, si se estudia el tema, se evidencia que Ratzinger – incluso poco tiempo antes de dejar este mundo – mantuvo sus posiciones modernistas.

Para no aburrir al lector, me detengo en un aspecto de su teología modernizante y en ruptura con la Tradición: el de las relaciones entre Cristianismo y Judaísmo post/bíblico.

El libro Judíos y Cristianos (Cinisello Balsamo, San Paolo, 2019) redactado por el “papa emérito” BENEDICTO XVI junto con el rabino jefe de Viena ARIE FOLGER, que es perniciosamente judaizante pero de manera oculta, de modo que pueda dañar más, como “la serpiente que se esconde entre la hierba”, es más peligrosa que aquella bien visible en medio de un camino.

A partir del contenido doctrinal de este libro, se evidencia claramente:

  1. Que en el origen de la teología del Concilio Vaticano II está la doctrina judaizante de la Declaración Nostra aetate del 28 de octubre de 1965, la cual cabalísticamente abre el camino al antropocentrismo que impregna la doctrina de los 16 documentos conciliares;
  2. Que el Concilio pastoral, la Declaración conciliar Nostra aetate y la enseñanza postconciliar, desde Pablo VI (1963-1978) hasta Francisco (2013-2025), están en ruptura o en oposición de contradicción con la doctrina católica bimilenaria (desde Jesús hasta Pío XII), revelada por Dios, definida por el Magisterio dogmático y constante de la Iglesia, sostenida por la Tradición apostólico/patrística y por la enseñanza de los Doctores escolásticos desde Santo Tomás de Aquino hasta la primera mitad del siglo XX.

Por lo tanto, es más que oportuno estudiar y refutar los principios expuestos en el volumen citado.

sábado, 19 de julio de 2025

LA NEORELIGIÓN HOLOCÁUSTICA

 


“No hay negocio mejor que el negocio de la Shoá”.

 

Una contra-religión en un mundo al revés

por DON CURZIO NITOGLIA

 

Abraham H. Foxman, director de la Anti-Defamation League del B’nai B’rith, dijo: “El Holocausto no es simplemente un ejemplo de genocidio, sino un ataque casi logrado contra la vida de los hijos elegidos de Dios, y por lo tanto contra el mismo Dios” (citado en Peter Novick, Nach dem Holocaust, Stuttgart, Deutsche Verlags-Anstalt, 2011, p. 259).

Para el judaísmo talmúdico, la shoah tiene un valor religioso, puesto que Israel es el “dios” de la humanidad y Jesús un impostor. Por eso, el cristiano no puede dejar de interesarse por este falso “dogma”, que destruiría la Fe del Evangelio. Rehusarse a hacerlo significaría renegar implícitamente de la unicidad del Holocausto de Cristo, único Redentor de toda la humanidad.

La teología católica enseña que el judaísmo es responsable de la muerte del Verbo Encarnado, verdadero Dios y verdadero Hombre. Todos los Padres de la Iglesia (Tradición), basándose en la Sagrada Escritura y en el Magisterio (cf. Pío XI, Mit brennender Sorge, 1937), lo afirman.

El Doctor Oficial de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino, explica: “Aunque los judíos no pudieron matar la divinidad de Cristo, sí mataron su humanidad, que subsiste en la Persona divina del Verbo. Por tanto, el pecado de los judíos es de deicidio intentado” (In Symbolum Apostolorum, a. 4, n. 912).

Por eso concluye: “Entonces, los judíos pecaron no solo contra la humanidad de Cristo, sino como crucificadores del Dios encarnado / tamquam Dei crucifixores” (Suma Teológica, III, q. 47, a. 5, ad 3), y añade: “Judei Deum crucifixerunt / crucificaron a Dios-Hijo en cuanto que hacía subsistir en sí la naturaleza humana y la divina” (Suma Teológica, III, q. 47, a. 5, in corpore).

El neo-modernismo, a partir de la Declaración Nostra aetate (1965), ha intentado negar la doctrina del deicidio, contenida en la Escritura y la Tradición (Revelación divina) y enseñada por el Magisterio tradicional de la Iglesia (oficio de la recta interpretación de la Revelación divina).

Una estudiosa de patrística, de origen israelita, Denise Judant, escribió: “El tono de Nostra aetate es muy diferente al de los Padres. […] Los Padres eclesiásticos, unánimemente y por lo tanto infaliblemente, acusaron al conjunto del pueblo judío de haber condenado a muerte a Jesús” (Judaisme et Christianisme, París, Cèdre, 1969, p. 87).

El católico que quiera conservar la Fe íntegra y pura, sin la cual es imposible agradar a Dios (San Pablo, Rom., X, 9; San Atanasio, Símbolo Quicumque), por el principio de no contradicción, no puede adherirse al mismo tiempo y en el mismo sentido tanto a Nostra aetate como a la Revelación divina contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición, interpretadas por el Magisterio tradicional.

La Revelación, la Fe, la Doctrina católica o se acepta íntegramente como es —y entonces ella abre el camino al Cielo si está acompañada de las Buenas Obras o la Caridad sobrenatural—, o bien, si se niega aunque sea un solo Artículo o Verdad de Fe, se la rechaza por entero, y entonces se toma el camino del Infierno, pues “sin Fe es imposible agradar a Dios” (Heb., XI, 6).

En efecto, o Jesús es verdadero Dios y verdadero Hombre y, por tanto, el judaísmo rabínico es culpable de deicidio, o bien Israel es Dios y, en consecuencia, todo atentado contra él y sus miembros es un deicidio, y la nueva religión es la de la shoah.

Tertium non datur —no hay una tercera posibilidad—. No puede ser verdadera la tercera tesis del “judeocristianismo”, según la cual Jesús es Dios, Israel también, y solo la shoah es el Mal absoluto. “¡Porque la contradicción no lo consiente!” (Dante).

Cuando Benedicto XVI, en 2009, dijo que para ejercer el sacerdocio y el episcopado en la Iglesia es necesario creer en la shoah, no solo cometió un grave abuso de poder, sino que tomó de forma aún más radical el falso camino del judaísmo talmúdico, que diviniza a Israel y niega la divinidad de Cristo.

El mundo católico no quiso entender el alcance anticrístico del caso Williamson (independientemente de la persona del obispo en cuestión), evaluando únicamente la doctrina que subyace en él.

No se trata de estar por una persona u otra, sino por Cristo (verdadero Dios y verdadero Hombre) o contra Cristo. “El que no está conmigo, está contra mí” (Mt., XII, 30).

Ahora bien, sin Jesucristo no se entra en el Reino de los Cielos. No es una cuestión personal, sino doctrinal.

Si, por ingenuidad y de buena fe, se ha caído en la trampa que lleva a la negación implícita del Cristianismo, hay que levantarse humildes, contritos y confiados, recurriendo a la Misericordia de “Aquel a quien han crucificado” (Jn., VII, 31), y refutar el falso dogma de la “religio holocaustica”.

Santo Tomás enseña que Jesucristo predicó a los judíos sin temor de herirlos (Suma Teológica, III, q. 42, a. 2): «El Profeta había anunciado que el Cristo sería para las dos casas de Israel piedra de tropiezo y escándalo (Is., VIII, 14). La salvación del pueblo debe preferirse a la paz de cualquier individuo o familia en particular. Por eso, cuando hay hombres que, por su maldad, impiden la salvación de la multitud, el que predica no debe temer ofenderlos con tal de procurar la salvación del pueblo. Ahora bien, los escribas y fariseos eran un gran obstáculo para la salvación del pueblo, tanto porque eran enemigos de la doctrina de Cristo (que era el único medio de salvación), como porque corrompían la vida del pueblo con sus costumbres desordenadas. Por tanto, el Señor, sin temor de ofenderlos, enseñaba públicamente la verdad que ellos odiaban y los reprendía por sus vicios. También nosotros, si realmente queremos el bien de los judíos, debemos predicar la verdad tal como Jesucristo la predicó y como la Iglesia —por medio de sus Doctores— nos propone creer, sin diluirla. En efecto, San Gregorio enseña que “si el escándalo viene de la verdad, hay que soportar más bien el escándalo que abandonar la verdad” (Homil. VII in Ezech.)».

Que el Espíritu Paráclito nos dé la fortaleza para continuar haciéndolo, sin diluciones ni compromisos.

Fuente:https://doncurzionitoglia.wordpress.com/2025/06/27/la-neoreligione-olocaustica/

 

jueves, 26 de junio de 2025

EL ANTICRISTO FINAL Y EL PODER POLÍTICO DEGENERADO

 



Por DON CURZIO NITOGLIA

13 de junio de 2025

 

La bestia que sube del mar y la bestia que sube de la tierra

A / La bestia que sube del mar

El capítulo XIII del Apocalipsis comienza con la visión de la “bestia que sube del mar”, la cual —según la gran mayoría de los Padres, de los Doctores escolásticos, de los teólogos y exégetas aprobados— representa al Anticristo final (M. Sales, La Sacra Bibbia commentata, cit., p. 651, nota 1).

El Anticristo final

En lo que concierne específicamente a la cuestión del Anticristo, los Padres de la Iglesia, basándose en el Depósito de la fe revelada (San Pablo, 2.ª Tes., II, 3-12; San Juan, 1.ª Ep., II, 18-22; IV, 2; 2.ª Ep., VII; Apoc., XI, 7 ss.; XIII-XIV), enseñan unánimemente que el fin del mundo debe estar precedido por la venida del Anticristo (2 Tes.), quien es el “hombre del pecado”.

Según la interpretación común de los Padres (y de Santo Tomás de Aquino, el “Doctor Común” de la Iglesia), se trata de un hombre, no de un personaje metafórico ni de una entidad moral, ni de un diablo encarnado. Es cierto que existen anticristos iniciales (personas o fuerzas hostiles a la Iglesia, especialmente el judaísmo talmúdico o la masonería internacional a lo largo de la historia), pero también es igualmente cierto que hay un Anticristo final, quien será muerto por Cristo y precederá no de mucho al fin del mundo.

Mons. Salvatore Garofalo escribe:

«La interpretación común entre los escritores cristianos ve en el Anticristo un personaje distinto de Satanás, pero sostenido por él, que se manifestará en los últimos tiempos, antes del fin del mundo, para intentar un último ataque y un triunfo decisivo contra Jesús y su Iglesia […]. Lo que impide el desencadenamiento de esta formidable potencia es un misterioso “obstáculo/katéjon/quien detiene”, que es considerado tanto en abstracto como potencia [la Iglesia, nota del editor] como en concreto como una persona [el Papa, nota del editor]; el obstáculo impide la manifestación del Anticristo, no su acción. El Anticristo personal se revelará en la última fase de la lucha anticristiana, que se extiende a lo largo de los siglos y prepara lentamente la aparición del “hijo de la perdición” al final de los tiempos».

Desde el siglo II hasta hoy, la casi unanimidad de los Padres y escritores católicos ha visto al Anticristo como una persona individual; según Francisco Suárez, esta tesis “es cosa certísima y de fe revelada, aunque no definida”.

El profesor Enrico Norelli escribe que

«son anticristos aquellos que no confiesan a Cristo venido en la carne o bien niegan al Padre y al Hijo (2.ª de Juan, II, 2); se trata, por tanto, de herejes […], pero más allá de este rasgo vemos una predicación tradicional sobre el único Anticristo, que debe conciliarse con los muchos anticristos del presente […]. Juan (1.ª Ep., II, 18-22; IV, 1; 2.ª Ep., VII; 2.ª Ep., II, 18) muestra que la presencia del Anticristo valía como prenda de la “última hora”: ya en la tradición se trataba de una figura de los últimos tiempos».

Fausto Sbaffoni escribe que

«el Anticristo […] aparece como un personaje escatológico; es decir, como el adversario extremo de Cristo y de su Iglesia, en el tiempo del fin. En este punto el acuerdo de los autores parece unánime […]. El Anticristo final debe aún venir como antagonista de Cristo al final de los tiempos, pero ya está en acción en todos los anticristos que ya se oponen a ese Reino que ya ha sido inaugurado por Cristo».

“La bestia tenía siete cabezas y diez cuernos” (v. 1): siete y diez son números que indican plenitud, perfección. Aquí el Autor sagrado quiere significar que el Anticristo ha recibido del “dragón rojo”, es decir, de Satanás, la plenitud del poder material para perseguir a los justos.

De hecho, el Anticristo es el instrumento primero y privilegiado de Satanás o del “dragón rojo”, que acaba de ser vencido por la “mujer vestida de sol” (cap. XII). El “dragón” se ha detenido sobre “la arena del mar” (cap. XII, 18) y justo desde el mar surge de inmediato (cap. XIII, v. 1) el Anticristo.

martes, 1 de abril de 2025

ANTIJUDAISMO Y ANTISEMITISMO

 


Por DON CURZIO NITOGLIA

 

LAS CAUSAS GENERALES DEL ANTIJUDAÍSMO

 

Hoy en día se habla mucho de Antisemitismo. Pero, ¿cuáles son las causas de este fenómeno?

Ya el siglo pasado, el escritor y periodista israelí Bernard Lazare (Nîmes 1865 - París 1903) se hizo esta pregunta.

«Allí donde los judíos (...) se han instalado», se respondía, “se ha desarrollado el antisemitismo, o mejor aún, el antijudaísmo, ya que antisemitismo es una palabra inexacta” (B. LAZARE, L'Antisemitisme, Ed. Documents et témoignages, Vienne 1969, p. 11).

También admite que «el pueblo judío ha sido odiado por todos los pueblos entre los que se ha asentado» (op. cit., p. 11) y concluye que las causas generales del Antisemitismo residen en Israel y no en los pueblos que lo han combatido.

Este razonamiento no es fruto del odio racial ni del Antisemitismo, sino la observación de un autor de origen israelita con una mente lúcida y objetiva.

Ni Lazare, ni nosotros, queremos afirmar que los perseguidores de los judíos siempre tuvieron razón.

La Iglesia, por ejemplo, se ha opuesto al odio racial y a la violencia injustificada contra el judaísmo, al tiempo que recomendaba constantemente prudencia y tomaba medidas para preservar a los cristianos de la influencia judía.

Sin embargo, hay que admitir, con Lazare, que «los judíos -al menos en parte- causaron sus propios males» (op. cit., p. 11), porque normalmente el judío es un «ser insociable/ inasimilable» («insociable» p. 12), que se niega a ser asimilado por la sociedad, ya que es política y religiosamente exclusivista.

Estudiando la historia, vemos cómo los pueblos vencidos acabaron sometiéndose a los vencedores, conservando finalmente su fe.

Por el contrario, «allí donde los judíos fundaron colonias, allí donde fueron trasladados, exigieron no sólo poder practicar su propia religión, sino también no estar sometidos a las costumbres de los pueblos entre los que estaban llamados a vivir y poder gobernarse con sus propias leyes» (op. cit., p. 13). En todas partes querían seguir siendo judíos, como pueblo, como religión y como Estado, y pudieron establecer, gracias a los privilegios así obtenidos, un Estado dentro del Estado.

 

LEY MOSAICA Y LEY TALMÚDICA

 

En este punto debemos interrumpir el razonamiento de Lázare para recordar la importantísima distinción entre la Ley mosaica y la talmúdica, entre el judaísmo anterior y el posterior a Cristo.

La Ley mosaica, todo lo relativo al futuro Jesucristo, fue recogido y perfeccionado por el cristianismo; la Ley talmúdica, por el contrario, es la antítesis y la corrupción de la Ley mosaica y cristiana. El Talmud y la Cábala espuria impidieron la conversión del pueblo elegido al Mesías; la dominación de los fariseos impidió a Israel entrar en la Nueva y Eterna Alianza.

Ahora bien, el Talmudismo es una degeneración carnal de la Religión Mosaica. Pues donde el mosaicismo enseñaba que Israel fue elegido para recibir a Cristo y darlo a conocer a todas las naciones, los fariseos y los talmúdico-cabalistas afirmaban que el mundo fue creado «para estar sometido al imperio universal... de los judíos» (op. cit. p. 14). He aquí la nueva religión judía que nada tiene que ver con la Biblia y Moisés: ¡la dominación del judaísmo sobre el mundo entero!

Según esta concepción, de un lado están los judíos, los verdaderos hombres, y del otro los no judíos, los «gojim» que son como bestias y deben ser esclavos de los judíos. Cuando el Mesías vino predicando el Evangelio del Reino de los Cielos, el perfeccionamiento y cumplimiento del Antiguo Testamento, los fariseos y talmudistas, a pesar de que sabían que era el Mesías y Dios mismo, lo odiaron profundamente hasta el punto de darle muerte, porque molestaba a sus intereses.

Fue con la corrupción del mosaísmo en talmudismo cuando comenzó una persecución sistemática de autodefensa contra los judíos (cf. B. LAZARE, op. cit., p. 17). Este fenómeno se explica fácilmente; al surgir el odio y el desprecio hacia todos los pueblos no judíos, surgió la inevitable reacción de estos últimos.

Si hasta entonces sólo se habían producido estallidos de odio local, a partir de entonces se produjo un acoso sistemático contra los judíos asentados en los distintos países. Lazare sostiene que la causa de la persecución del judaísmo hay que buscarla en los principios del talmudismo y no en el comportamiento de los pueblos de acogida, que en su mayoría no hicieron más que defenderse («vim vi repellere licet»).

Bernard Lazare se pregunta: «¿Por qué se odiaba a los judíos en todos estos países y ciudades? Porque», responde, »nunca entraron en el Estado como ciudadanos, sino como privilegiados. Aunque habían abandonado Palestina, querían -por encima de todo- seguir siendo judíos, considerando todavía Jerusalén como su única patria y rechazando la asimilación por parte de los pueblos circundantes» (op. cit., p. 22).

 

EL JUDAÍSMO EN LA ÉPOCA DE LA CIVILIZACIÓN CRISTIANA

 

León XIII recordó con autoridad cómo la sociedad medieval estaba impregnada de la filosofía del Evangelio. Era inevitable, por tanto, que el judaísmo, hostil al Evangelio y a la Iglesia, se opusiera a este orden social. La Iglesia católica tuvo, por tanto, que encabezar y guiar una reacción o defensa contra el judaísmo, que podemos denominar por ello Antijudaísmo, término que debe distinguirse cuidadosamente, como veremos más adelante, del Antisemitismo.

La razón del Antijudaísmo es la oposición secular del judaísmo talmúdico a Nuestro Señor Jesucristo y a Su Iglesia, que tuvo que defenderse para no sucumbir. Lazare escribe de nuevo: «Por el mero hecho de que negaban la divinidad de Cristo, los judíos se posicionaban como enemigos del orden social, ya que este orden social se fundaba en el cristianismo» (op. cit., p. 59). Un ejemplo de los conflictos que podían surgir entre el pueblo judío y el orden social cristiano es el relativo a la usura. Durante toda la Edad Media y hasta el siglo XV, la Iglesia prohibió los préstamos con interés, pero para el judío esta prohibición no era vinculante: «Los judíos, que en aquella época pertenecían en su mayoría a la clase mercantil (...), se aprovechaban de esta licencia y de la situación económica de la gente entre la que vivían» (op. cit., p. 62).

«Pueblo enérgico, vivaz, de orgullo infinito, que se consideraba superior a todos los demás pueblos; el pueblo judío quería convertirse en una potencia. Tenían instintivamente un gusto por la dominación (...). Para ejercer este tipo de autoridad, los judíos no tenían elección de medios. El oro les daba un poder que todas las leyes religiosas y políticas les negaban. (...) Los poseedores de oro se convirtieron en los amos de sus amos (...)» (op. cit., p. 64).

Naturalmente, los talmudistas ejercieron una gran influencia a la hora de inculcar este amor al oro en las almas de sus correligionarios. Dando importancia sólo a los actos exteriores y despreocupándose de la pureza de intención, afligieron el alma judía, presentándole como único fin de la vida una felicidad natural y material a alcanzar en la tierra.

lunes, 17 de marzo de 2025

DEL JUDEO/CRISTIANISMO AL MUNDIALISMO ANTICRISTICO

 


Por DON CURZIO NITOGLIA

 

Preámbulo

 

Hasta Pío XII (1958)

 

ANTES DEL VATICANO II, la distinción y oposición entre el cristianismo y el judaísmo talmúdico o postbíblico era pacífica, como la que existe entre un círculo y un cuadrado. De hecho, el cristianismo cree en la divinidad de Jesús mientras que el judaísmo postbíblico la niega y la considera una blasfemia herética.

 

La revolución teológica judaizante

 

Desgraciadamente, la distinción no sólo se desvaneció lentamente (con JUAN XXIII, † 1963) sino que fue anulada con Nostra Aetate (1965) y el magisterio de JUAN PABLO II (1978-2005) y BENEDICTO XVI (2005 - 2013).

Así, de la distinción se pasó a la confusión y homologación doctrinal y teológica de contrarios (Cristo y la negación de Cristo).

 

Revolución teológica judaizante práctica

 

Sin embargo, quedaba por dar un paso más. Las declaraciones del rabinato y del alto clero a este respecto son de una gravedad sin precedentes, pero son reales y hay que tomar nota de ellas. Una vez concluida la nivelación doctrinal, tenía que llegar la nivelación práctica: sobre todo política (1948, el Estado de Israel / 1993, su reconocimiento por el Vaticano) y económico-financiera (la crisis del dólar y del euro).

 

El nuevo orden mundial.

 

Desde 2001 hasta 2011 hemos asistido al levantamiento constante y progresivo (casi disimulado y no alardeado explícitamente) de la 'Torre de Babel' del 'Nuevo Orden Mundial' con una 'República Universal' (EEUU/Israel) y un 'Templo Universal» (Asís I-III, 1986-2001).

 

De la doctrina de «Nostra Aetate» a la acción conjunta judeo-cristiana.

 

Precisamente en los últimos tiempos se habla abierta y explícitamente de una segunda fase de acción conjunta judeo-cristiana (ya no sólo de conversaciones), que debe preludiar un Nuevo Orden Económico/Político Mundial, todo ello a la luz de la Shoah y de Nostra Aetate, que son tan correlativos como padre e hijo.

Ofrezco al lector las siguientes consideraciones con la esperanza de que los cristianos abran los ojos y no caigan víctimas de la globalización religiosa y económico/política, que es la peor tiranía, disfrazada de «democracia», imaginable.

El siguiente párrafo es un comentario sobre esta segunda fase, para mostrar cómo desde la Shoah y Nostra Aetate hemos llegado ahora a la fase final de la realización económica/financiera del Nuevo Orden Mundial deseado por los rabinos y clérigos neomodernistas.

 

2011 LA SEGUNDA FASE GLOBALISTA DEL GIRO JUDEO/CRISTIANO:

 LA CULMINACIÓN DE LA GLOBALIZACIÓN:

 

PAPA WOYTJLA

 

JUAN PABLO II -en su Discurso al Cuerpo Diplomático del 24 de febrero de 1980- había comenzado a sentar explícitamente las bases para la construcción del Nuevo Orden Mundial al decir:

«La justicia y el desarrollo van de la mano de la paz. Son partes esenciales de un Nuevo Orden Mundial aún por construir. Son un camino que conduce a un futuro de felicidad y dignidad humana».

lunes, 10 de febrero de 2025

DE LORD BALFOUR A LA SOLUCIÓN FINAL DE GAZA

 


Por DON CURZIO NITOGLIA

 

Introducción

Los tristes acontecimientos actuales en Palestina y especialmente en la Franja de Gaza tienen su origen en el nacimiento del sionismo (Basilea 1897). Por lo tanto, para comprender plenamente lo que está sucediendo hoy en Tierra Santa, es necesario recorrer las etapas históricas y doctrinales del movimiento sionista.

Los 107 años del sionismo

Empecemos con la lista de los distintos aniversarios de la historia del sionismo y del Estado de Israel: 127 años del 1er Congreso de Basilea (29-31 de agosto de 1897); 107 años de la «Declaración Balfour» (2 de noviembre de 1917); 77 años de la Resolución 181 de la ONU (29 de noviembre de 1947) a favor de la fundación del Estado de Israel (15 de mayo de 1948) y 57 años de la Guerra de los 6 Días (junio de 1967; cf. M. OREN, The Six-Day War. Junio de 1967: en los orígenes del conflicto árabe-israelí, Milán, Mondolibri, 2004).

Herzl y Weizmann

Chaim Weizmann (1874-1952) consiguió en 1907 hacer realidad el sueño que Theodor Herzl (1860-1904), el fundador del sionismo, había cultivado (sin poder verlo): obtener el apoyo de una potencia europea para el nacimiento del Estado de Israel en Palestina, apoyando la inmigración progresiva de colonos judíos en Palestina y la creación de colonias judías.

Weizmann nació en Polonia, pero pronto se trasladó a Manchester, Inglaterra, donde, en 1906, entabló amistad con el entonces Primer Ministro británico Arthur James Balfour (1848-1930) y David Lloyd George (1863-1945); ellos fueron los primeros en apoyar el proyecto sionista. Así pues, si Herzl concibió el sionismo, Weizmann lo hizo realidad. Por lo tanto, se puede decir que entre ambos existe la misma relación que entre Marx y Lenin: el primero concibió el marxismo en 1848 y el segundo le dio vida con la Revolución bolchevique en 1917.

Incluso Weizmann logró obtener el apoyo de Gran Bretaña, que entonces era la superpotencia mundial (véase A. FOA, Diaspora. Storia degli ebrei nel Novecento, Bari, Laterza, 2009, p. 113).

La «Declaración Balfour

La «Declaración» que el entonces Ministro de Asuntos Exteriores británico Lord Arthur Balfour emitió al Presidente de la Federación Sionista Británica Lord Lionel Walter Rothschild (2 de noviembre de 1917), durante el gobierno británico dirigido por Lord Benjamin Disraeli (1804-1881), concediendo la «creación» (no la «reconstrucción», como habían exigido los sionistas) de un «hogar nacional para el pueblo judío en Palestina», fue obtenida gracias a la habilidad de Weizmann. Veamos cómo.

De Kenia a Palestina

Theodor Herzl aceptó la idea propuesta por Uganda de dar a los judíos una nueva tierra en Kenia y en el VI Congreso Sionista de Basilea (1903) la presentó a la asamblea, obteniendo el 63% de los votos a favor del proyecto. Londres estuvo de acuerdo, pero al cabo de unos meses Herzl murió con sólo 44 años en 1904 y la «propuesta de Kenia» quedó en entredicho. En 1905, en el VII Congreso Sionista de Basilea, se optó por Palestina, donde las finanzas judías, con una previsión impresionante, habían comprado muchas tierras sin ceder demasiadas.

El “problema árabe”

Nadie quiso dejar claro lo que pensaba del «problema árabe», a pesar de que el 92% de la población palestina era árabe y esto habría creado un problema para la futura fundación de un Estado judío en Palestina, que en un 92% era... árabe (cf. A. MARZANO, Storia dei sionismi, Roma, Carocci, 2017, p. 85).

Los árabes en el texto de la «Declaración Balfour» ni siquiera fueron nombrados; sin embargo, más tarde se consideró que tenían derechos civiles y religiosos, pero no derechos nacionales (cf. A. MARZANO, cit., p. 85), como era el caso de los judíos.

Hoy en día (el autor citado escribía en 2002) de los 11 millones de habitantes que viven en Palestina, unos 6 millones son palestinos y unos 5 millones judíos, pero la tierra pertenece en un 80% a los judíos y sólo en un 20% a los palestinos, que siguen siendo un «pueblo sin Estado» (cf. X. BARON, Los palestinos. Génesis de una nación, Milán, Baldini & Castoldi, 2002).

Protestantismo prosionista

Los protestantes ingleses del siglo XIX habían lanzado la idea del retorno de los judíos a Palestina con vistas a su conversión (cf. A. MARZANO, cit., p. 75). Habían aumentado el número de peregrinaciones a Palestina y su percepción del problema de los lugares de Tierra Santa era cada vez más favorable a un retorno de los judíos a Palestina.

miércoles, 5 de febrero de 2025

EL VÍNCULO INDISOLUBLE ENTRE LA SHOAH Y EL CONCILIO VATICANO II – DEL “CASO WILLIAMSON” (2009) AL ACUERDO HOLOCAUSTICO-MODERNISTA (2017)

 



Por DON CURZIO NITOGLIA

[Artículo del año 2017].

  

I

 

LA NEO-RELIGION HOLOCÁUSTICA MODERNISTA


Abraham H. Foxman (Director de la Liga antidifamatoria de la B´naiB´rith) ha dicho: “El holocausto no es simplemente un ejemplo de genocidio, sino un ataque casi conseguido a la vida de los hijos elegidos de Dios, y por ello a Dios mismo”[1]

Para el judaísmo talmúdico, la shoah tiene un valor religioso porque Israel es el “dios” de la humanidad y Jesús un impostor. Por ello el cristiano no puede desinteresarse de este falso “dogma” (escondiéndose bajo la excusa de que es solo una cuestión histórica de la cual la Iglesia no se ocupa…), lo cual destruiría la fe del Evangelio. Rehusarse a hacerlo significaría renegar implícitamente la unicidad del holocausto de Cristo único Redentor de la humanidad entera.

La Teología católica enseña que el judaísmo es responsable de la muerte del Verbo Encarnado, verdadero Dios y verdadero Hombre. Todos los Padres de la Iglesia (Tradición) fundándose en la Escritura y el Magisterio, que es el intérprete oficial de las dos fuentes (Tradición y Escritura) de la divina Revelación (cfr. Pio XI, Mit brennender Sorge, 1937) lo afirman[2].

El neomodernismo, a partir de la declaración Nostra aetate (1965) ha buscado negar la doctrina del deicidio, contenida en la Escritura y en la Tradición (Revelación Divina) y enseñada por el Magisterio tradicional de la iglesia (oficio de la recta interpretación de la Revelación divina).

El católico que quiere conservar la fe integra y pura, sin la cual es imposible agradar a Dios (S. Pablo, Rom. X, 9), no puede adherir, por el principio evidente de no contradicción, a Nostra aetate y al mismo tiempo a la revelación divina, contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición, interpretada por el Magisterio tradicional.

La Revelación, la Fe, y la Doctrina católica, o se le acepta íntegramente como es y entonces ella abre el camino al cielo si está acompañada de las buenas obras o de la caridad sobrenatural, o por el contrario, si se niega un solo artículo o verdad de Fe, se la rechaza por entero, y entonces se halla el camino para el infierno, porque “sin la Fe es imposible agradar a Dios” (Hbr. XI, 6).

En efecto, o Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, y por lo tanto el judaísmo rabínico es culpable del deicidio, o por el contrario Israel es Dios y por lo tanto todo atentado contra él y lo que le pertenece es deicida y la nueva religión es aquella de la shoah.  Tertium non datur (no hay una tercera opción). Es imposible tener como tercera tesis la del “judeo-cristianismo”, que es “hacer cuadrar el círculo”, según la cual Jesús se ha dicho Dios, Israel lo es realmente y la shoah es el “Mal absoluto”, otra contradicción en los términos porque el mal es la privación del bien y no es un absoluto.

Cuando Benedicto XVI, en el 2009, ha dicho que para ejercitar el sacerdocio y el episcopado en la iglesia es necesario creer en la shoah (cfr. el “caso Williamson”) no solo ha cometido un gran abuso de poder, sino que ha tomado de manera todavía más radical la falsa vía del judaísmo talmúdico, que diviniza a Israel y niega implícitamente la divinidad de Cristo.

El ambiente católico tradicionalista no ha querido comprender el alcance anticrístico del “caso Williamson” (sin tener en cuenta la persona del obispo en cuestión), rehusándose a valorar la doctrina que está en juego ahí. No se debe hacer una cuestión personal sino doctrinal: “quien no está conmigo está en contra de Mí” (Mt., XII 30). Ahora bien, sin Jesucristo no se entra en el Reino de los cielos[3].

 

Vaticano II a la luz de la shoah según Ben Horim

 

Aunque según el ex ministro de la embajada de Israel en Italia, encargado de las relaciones con la Santa Sede de 1980 a 1986, Nathan Ben Horim (Nuevos horizontes entre hebreos y cristianos, Padua, Mensajero, 2011), la nueva relación entre judaísmo y cristianismo se debe “a tres eventos: la shoah[4], el nacimiento del estado de Israel y el concilio Vaticano II” (ibídem, p. 11).

sábado, 21 de diciembre de 2024

EL CASO NETANYAHU: NEOCONSERVADURISMO Y NEOSIONISMO

 



por DON CURZIO NITOGLIA

 

 Neoconservadurismo contra Siria y Rusia

 

Hoy en día se habla comúnmente de "transatlantismo", "occidentalismo" y "Magna Europa" para indicar el mundo que va desde el Atlántico Occidental hasta el Estado de Israel y que formaría "el imperio del bien" contra "el imperio del mal", representado por los regímenes autoritarios de Medio Oriente y la Rusia de Putin.

El occidentalismo o la cultura de la modernidad europea y angloamericana se presenta comúnmente como una civilización superior o incluso única respecto a otras del pasado y del presente, que es transversal al mundo, va del Atlántico al Mediterráneo, y aspira dominar el globo queriendo conquistar geográficamente el resto del mundo (ver lo que Israel ha hecho desde el 7 de octubre en Palestina para pasar al Líbano, luego a Siria e intentar acabar, posiblemente, con Irán, después de haber rodeado a Rusia con la OTAN, distraído por Ucrania) para exportar intelectualmente la democracia, que con la modernidad y sobre todo con Popper tomó el lugar del Summum Bonum de la escolástica medieval.

Popper es partidario de una sociedad abierta, tolerante, democrática y no conservadora. El tiranicidio o "asesinato selectivo", según él, sólo es lícito si es democrático (ver Gadafi y Saddam), es decir, si derroca regímenes monárquicos y dictatoriales, mientras que una vez instaurada la democracia, ya no es lícito rebelarse en contra. Todos deben ser bienvenidos excepto aquellos que no son sinceramente democráticos, para quienes la democracia debe ser impuesta - incluso por la fuerza - si la "Diosa Democracia" así lo desea.

Popper influyó - a través de Russell Kirk - grande y prácticamente primero en la administración Reagan y luego en la de los dos Bush y todavía ejerce una gran influencia en el mundo político, aunque disminuida por la presidencia de Obama.

El 19 de septiembre de 2002, el periódico francés Le Monde escribía: «La escuela neoimperialista norteamericana: «La actual campaña contra Irak sirve para sustituir el mundo post-otomano por una nueva organización basada en la democracia tal como la entiende Estados Unidos […]». Se siente investido de una misión divina de proselitismo democrático, empleando su formidable máquina de guerra [...]. El 11 de septiembre de 2001 fue una oportunidad para llevar la democracia liberal a los países árabes. [...] Según Bush, Estados Unidos debe llevar la "salvación" democrático-liberal a Oriente Medio, incluso mediante el uso de la fuerza [...] Estados Unidos ha comprendido que ha fracasado en su política de cooperación con los moderados Países árabes, en los que todavía reina la dictadura o el autoritarismo. Necesitamos derribar a Irak para llegar a Irán y Siria. Irak es como el Japón de 1945, un país que tras la derrota (de Saddam) pedirá ser educado en los principios democráticos. […] En 1945 no se trataba sólo de deshacerse del poder imperial japonés que era económicamente competitivo con los Estados Unidos; se trataba de reconstruir la política y la sociedad japonesas a imagen y semejanza de América [...]. Bush dejó claro que la guerra contra Irak sólo tiene sentido si trae democracia liberal y pluralista a esa región [...]. La desaparición de Saddam debe marcar el comienzo de una "nueva era" en Oriente Medio".

El occidentalismo actual se basa también en la incomprensión del "judeo/cristianismo", como en la de la "Magna Europa". De hecho, así como la metafísica clásica greco-romana y la metafísica escolástica del cristianismo medieval son irreconciliables con la modernidad empirista anglo-estadounidense de la Ilustración; por tanto, el cristianismo es irreconciliable con el judaísmo posbíblico, que niega los dos dogmas fundamentales del primero: la SS. Trinidad y la divinidad de Cristo.

No hace falta decir que los puntos fuertes del occidentalismo son los EE.UU. e Israel, mientras que la vieja Europa representa sólo un continente ahora conquistado y americanizado (después de las dos guerras mundiales) preparado como base aérea para futuros bombardeos de guerras preventivas contra el nuevo "imperio del mal." El único bastión que parece resistir es Rusia.

Esta división maniquea (el estilo "Watchtower" de los Testigos de Jehová) fue teorizada por un profesor estadounidense de origen judío, Samuel Huntington, en un libro de 1993 titulado El choque de civilizaciones y el nuevo orden mundial (traducción italiana, Milán, Garzanti, 2000), que fue rebajado a la práctica ideológica y de guerra por los "intelectuales" neoconservadores de la administración de George W. Bush, dada la simplicidad y propaganda de su título.

Huntington reduce, simplifica y estandariza la civilización árabe de Oriente Medio a unas pocas características (fundamentalismo islamista, qaedista y wahabí) y guarda silencio sobre todas las demás (cultura árabe tomada de China y la India, metafísica escolástica árabe medieval...). Por eso, lo caricaturiza y lo pinta de colores oscuros como el "mal absoluto" contra quien la democracia americana y occidentalista debe luchar hoy para llevar la paz, la libertad y el liberalismo al mundo entero.

“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”

  “ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”           Por FLAVIO MATEOS   El Padre Nicholas Gruner, tenaz apóstol hasta su muerte del mensaje ...