FÁTIMA ACTUALIZADA POR SOR ELENA AIELLO: COMUNISMO, MODERNISMO, CASTIGO
DIVINO Y EL TRIUNFO DE MARÍA
Por SÍ SÍ NO NO
La Beata sor Elena Aiello
Monseñor Francesco Spadafora
fue el director espiritual de la Beata sor Elena Aiello (1895-1961), fundadora de
las Hermanas Mínimas de la Pasión, que desde el 2 de marzo de 1923 hasta 1961
revivió de manera dolorosísima la Pasión de Jesús y tuvo unas revelaciones
privadas, las cuales son una “precisión del secreto de Fátima” -como escribe el
mismo Spadafora[1]– y, por tanto, de la lucha perenne entre
la Virgen y la serpiente (Gén., III, 5), la
ciudad de Dios y la ciudad de Satanás (San Agustín, De Civitate Dei), con la periódica y aparente, pero
efímera prevalencia de las fuerzas del mal[2].
La “sinagoga de Satanás” contra la
Iglesia de Cristo
Escribe Spadafora: “En la
lucha violenta, sangrienta y sin cuartel que el judaísmo llevará a cabo contra
la Iglesia, no sucumbirá esta, sino aquel. La persecución acompañará siempre a
la Iglesia, que saldrá vencedora y purificada de ella. San Juan parte del
enemigo entonces actual (estamos alrededor del 90 d.C.). El verdadero peligro no es tanto la violencia desde el exterior
como la desunión interna, la flexión de la pureza de doctrina y la relajación
de las costumbres. La Iglesia ha sido y será siempre perseguida
por las fuerzas del mal, pero ha salido y saldrá siempre victoriosa y
purificada: su arma invencible es la oración [y no la “acción radical”, como va
despotricando recientemente algún “cembalum tinniens” (1 Cor., XIII, 1), ndr], la fidelidad inmutable a su
Fundador y a la doctrina evangélica. El mensaje de Fátima está perfectamente en
línea con el Apocalipsis de San Juan” (F. Spadafora, Fátima y la peste del socialismo, Roma, Giovanni Volpe
Editore, 1974, pp. 15-17).
El verdadero peligro
La “sinagoga de Satanás” (Apoc., II, 9) o “contra-iglesia”[3] ha perseguido siempre a Cristo y a
su Iglesia hasta alcanzar su vértice. Especialmente con el Concilio Vaticano II
(1962-1965) y la reforma de la Misa (1969), el plan de la “secta secreta
/ foedus clandestinus” modernista, como la llama San Pío
X en el Motu proprio Sacrorum antistitum (1
de septiembre de 1910), de erosionar la Iglesia desde el interior se ha hecho
realidad de manera impresionante y misteriosamente inicua[4]. El verdadero peligro hoy no es el
comunismo o el Isis, que han producido y producen mártires con su persecución
cruenta, sino el americanismo modernista[5], que produce apóstatas y depravados con
su corrupción doctrinal y moral interna en el ambiente católico y eclesial.
Fátima 1917-1958
Spadafora, tras haber resumido el contenido de las revelaciones de Fátima de 1917, añade el mensaje que sor Lucía recibió el 28 de mayo de 1958: “después de la segunda mitad del siglo XX, Satanás reinará en los puestos más altos, conseguirá introducirse hasta las cumbres de la Iglesia, en ninguna parte del mundo hay orden. Dios castigará al mundo con mayor severidad que lo que lo hizo con el diluvio universal. También para la Iglesia vendrá el periodo de sus mayores pruebas: cardenales se opondrán a cardenales, obispos a obispos. Satanás marchará entre sus filas y en Roma sucederán grandes cambios. La Iglesia será ofuscada. Una gran guerra se desencadenará después de la segunda parte del siglo XX. Fuego y humo caerán del cielo. Dios castigará muy pronto al mundo. Muchas naciones desaparecerán de la faz de la tierra. Naciones sin Dios serán el flagelo elegido por Dios para castigar a la humanidad, el demonio está entablando la batalla decisiva contra la Virgen, provocando la caída de las almas religiosas y sacerdotales (Fatima e la peste del socialismo, Roma, Giovanni Volpe Editore, 1974, pp. 9-12).