DE NUEVO VIGANÒ
Por S.E. MONS. RICHARD
WILLIAMSON
Comentarios Eleison #749
Católicos,
¡despierten! Estamos a las puertas
De que
la ley nos prohíba comer o beber.
Del
arzobispo italiano Carlo Maria Viganò, que vive en la clandestinidad por temor
a su vida, llega otra declaración admirable para decir lo que todo eclesiástico
serio debería decir para defender y proteger a las propias ovejas de Nuestro
Señor de una banda de lobos asesinos, que ahora se regodean en la parálisis
efectiva de los que deberían ser sus pastores. Y si estos “pastores” realmente
creen y predican la conformidad con los lobos, ¿realmente no pueden ver la toma
de poder dictatorial de estos lobos? ¡Qué ceguera! Verdaderamente, “Sólo yo puedo ayudarlos ahora” – ¡Nuestra Señora,
en 1973! He aquí el resumen habitual de las palabras claras y veraces
del Arzobispo, cuando se dirigió, sin duda por medios electrónicos, a una
reunión de protesta celebrada en Turín el 18 de octubre contra el “Pase Verde”
que se impone para demostrar que uno ha sido inoculado –
La
élite globalista ha proclamado sin ambages la sociedad que quiere crear. En los
documentos sobre la Agenda 2030 del Foro Económico Mundial leemos: “No poseo
nada, no tengo privacidad, y la vida nunca ha sido mejor”. La propiedad
privada, en el plan de los globalistas, tendrá que ser abolida y sustituida por
una renta universal que permita a la gente comprar sólo lo que la élite ha
decidido venderle. La Agenda 2030 también incluye el dinero electrónico, con la
obligación de comprar y vender con una tarjeta vinculada al “Pase Verde” y al
crédito social.
La
dictadura sanitaria y la ya inminente dictadura ecológica, legitiman de hecho
un sistema de evaluación de nuestro comportamiento, como el que ya está en
vigor en China. Cada uno de nosotros tendrá una determinada puntuación, y si
alguien no se vacuna o come demasiada carne, se le reducirán los puntos, y
dejará de tener acceso a determinados bienes y servicios. Estos tiranos quieren
privarnos de nuestros propios medios de subsistencia, obligándonos a ser lo que
no queremos ser, a vivir como no queremos vivir y a creer en cosas que
consideramos una herejía blasfema.
“Hay
que ser inclusivos”, nos dicen; pero se lanzan contra nosotros, discriminándonos
porque queremos permanecer cuerdos, porque consideramos normal que la familia
esté compuesta por un hombre y una mujer, porque queremos preservar la
inocencia de nuestros hijos, porque no queremos matar a los niños en el vientre
materno ni a los ancianos en sus camas de hospital. “Respetamos todas
las culturas y tradiciones religiosas”, especifican; y es cierto que todos
los ídolos y supersticiones encuentran un lugar en el Panteón ecuménico de la
nueva Religión Universal deseada por la masonería y la iglesia bergogliana.
Pero hay una religión que está prohibida: la verdadera Religión que Nuestro
Señor enseñó a los Apóstoles, la Religión que la Iglesia nos propone para
creer. La mentira reina, y no hay ciudadanía para la verdad.
Sin
embargo, nuestra protesta contra el Pase Verde no debe detenerse en la
consideración de este hecho concreto, por ilegítimo y discriminatorio que sea,
sino que debe ampliarse al conjunto. Debemos saber identificar los objetivos de
la ideología globalista y los responsables de este crimen contra la humanidad y
contra Dios. Si no comprendemos la amenaza que se cierne sobre nosotros,
limitándonos a protestar sólo por un detalle de todo el proyecto, no podremos
montar una resistencia fuerte y valiente.
Sin embargo, tenemos algo que
los globalistas no tienen. Tenemos la Fe, la certeza de la promesa de Nuestro
Señor: “Las puertas del infierno no prevalecerán”. Invoquemos a la Santísima
Virgen, la Janua Coeli, la Puerta del Cielo. Que Aquella que en el Libro del
Apocalipsis abate la cabeza de la antigua Serpiente sea nuestra Reina y nuestra
Líder en la batalla, en vista del triunfo de su Corazón Inmaculado.