El monumento a la Virgen de Fátima
que el
volcán Cumbre Vieja no consigue tumbar
Presentamos
diversos informes de una noticia que nos parece una imagen simbólica de lo que
ocurre hoy en este mundo. La marea devoradora de lava volcánica del volcán Cumbre
Vieja (buen nombre para adosar a la iglesia conciliar, una cumbre de viejas herejías,
difundida por viejos malvados, eso es el sulfuroso modernismo pachamámico anti
tradicional) todo lo arrasa a su paso, al igual que la marea de maldad, con su
impiedad anticristiana, su contranatura, su ideología de género, su dictadura
sanitaria y todo lo políticamente correcto. Pero la marea volcánica no ha
podido arrasar el monumento a Ntra. Sra. de Fátima, erigido en gratitud y
recuerdo de cuando la iglesia de San Nicolás de Bari fue milagrosamente salvada
en 1949 de otra erupción volcánica. Recordamos al lector que San Nicolás de
Bari es el santo más amado por los rusos. Así, se vinculan una vez más Rusia y
Ntra. Sra. de Fátima. ¿Podrá ser un signo de que, merced a la Virgen de Fátima,
la actual marea devoradora del occidente apóstata y sodomita, se detendrá antes
de poder destruir a Rusia?
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Ya son más de 50 días en que el volcán Cumbre Vieja, en
La Palma, una de las islas canarias, no para de escupir su roja lava.
Se decía que podría durar entre 3 semanas y 5 meses, y ahora es más más que
menos, aunque se dice que el volcán empieza a mostrar signos de
‘agotamiento’. El tiempo nos dirá.
No obstante, en medio de la desolación que produce ver lo que eran verdes
zonas (se habla de casi 1000 hectáreas) convertidas en tierras
parduzcas humeantes, hay un punto que es luminoso, que da esperanza y que es
como una metáfora de lo que es este mundo, un monumento a Nuestra Señora de
Fátima.
La historia de ese monumento tiene que
ver también con los volcanes, y con un “milagro”, el milagro de
San Juan. Explotó el volcán entre el 24 de junio al 31 de julio de 1949,
y un día se abrió una boca regando sus pliegues de fuego al lado
oriental de la isla, dirigiéndose a la ermita de San Nicolás, de valor
artístico e histórico.
El día crítico fue el 9 de julio de
1949. Pero al día siguiente, cuando ya los vecinos habían sacado las
imágenes de la Ermita, esa rama de fuego dejó de avanzar, “lo que los
vecinos consideraron como intercesión milagrosa de la Virgen de Fátima, que
salvó este templo de siniestro”, dice la parroquia. La lava llegó hasta a
100 metros de la construcción; pero ahí paró.
La lava llegó a 100 metros de la Ermita
De hecho, el párroco de la localidad de Las Manchas, Blas
Santos Pérez, había hecho una promesa a la Virgen, de construirle ese
monumento-homenaje si salvaba a la ermita de San Nicolás de Bari del fuego. La
Virgen atendió el pedido y el monumento se construyó.
Hoy permanece a pocos metros del volcán,
intacto, como una proclama de que el fuego no puede con la Virgen sino que le
obedece, que está a sus pies. Y a la Virgen de Fátima siguen implorando hoy los
devotos, para que cese la erupción.
Ya le dicen a esa Virgen “Aquella que la lava no consigue
tumbar”. Es como un símbolo de este mundo, que da signos de desolación por
todas partes, pero donde hay monumentos de resistencia, que aumentan en amor a
la Virgen, que los ríos de putrefacción no consiguen tocar. Y al final, por
fin, su Inmaculado Corazón triunfará.
Hasta
el momento el monumento a la Virgen de Fátima en
la zona de Las Manchas en la isla de La Palma no se ha visto
afectada por la erupción volcánica. Actualmente, las bocas
volcánicas se encuentran a unos 500 metros de la imagen mariana, tal y como ha
precisado en Aleluya el Padre Domingo Guerra, párroco de El Paso.
El espacio donde se encuentra la Virgen de
Fátima no fue elegido por casualidad. El motivo se remonta al año 1949,
cuando tuvo lugar la erupción volcánica de San Juan. Aquella zona,
como ahora, estuvo amenazada por el magma: “La lava se detuvo llegando al
núcleo de Las Manchas, próxima al enclave de su parroquia,
San Nicolás de Bari, que data del año 1700”, explica
el sacerdote.
Este
templo tampoco se ha visto hasta el momento afectado por el volcán. Hace 72
años tampoco, ya que la lava se desvió por la derecha, bordeó el barrio de Las
Manchas y continuó su camino hacia el mar: “Mi compañero don Blas, que por
aquel entonces era párroco de San Nicolás de Bari, encargó construir el
monumento justo donde se detuvo la avalancha de magma y pidió una imagen de
Fátima para colocarla en ese lugar”.
De esta
manera, desde el año 1950 la Virgen de Fátima preside esta zona de la isla de
La Palma, y por la que sus vecinos sienten verdadera devoción. Tanto es así
que, cada 13 de mayo y 13 de octubre, se celebra la Eucaristía en el pequeño
altar de granito que preside el monumento: “Además también se hace un
Rosario en honor a la Virgen de Fátima”, añade el Padre Domingo Guerra.
Pocos
años después de la construcción de la imagen mariana, en 1954, fue bendecida
una Virgen de Fátima en Portugal, para luego ser traída en procesión hasta La
Palma en barco: “Llegó al muelle de Santa Cruz de La Palma, recorrió
todas las parroquias de la isla y la imagen fue depositada en la parroquia
Nuestra Señora Bonanza en El Paso, donde soy párroco”, precisa el
religioso. Incluso en la actualidad, hay una calle y un barrio en Las Manchas
dedicado a la Virgen de Fátima.
Preguntado
si hay posibilidad de que los enclaves religiosos de Las Manchas (el
cementerio, la iglesia San Nicolás de Bari y el monumento de La Virgen de
Fátima) puedan resultar dañados por la erupción volcánica iniciada en
septiembre, el Padre Domingo Guerra lo ve complicado.
“Están
en zona de emergencia pero no están tocadas por la lava. Se ha parado a
unos ochenta metros del Cementerio y a 500 metros de la iglesia de San Nicolás. Las
imágenes del templo están quitadas pero no ha afectado al edificio del templo”,
subraya.
Asimismo,
ha agregado que “no es probable que la lava llegue, porque el volcán está más
al norte y el monumento está en línea de altitud con los conos volcánicos. No
será fácil porque el magma tiene que sobreponerse a la lava creada en 1949. Las
'correntías' de lava van hacia el mar normalmente. Como hay gran cantidad
de piedras grandes, se desborda hacia los lados”, explica confiado el sacerdote
a Aleluya.
Veneración del pueblo ruso hacia las reliquias de San Nicolás de Bari.
La
ceniza del volcán de La Palma amenaza con sepultar el Monumento de Fátima, una
edificación erigida tras la erupción de San Juan (1949) en la zona de Las
Manchas, como recuerdo de un hecho que se consideró un auténtico milagro.
"Cuando el año 1949 la famosa erupción arrasó toda la comarca y amenazaba
destruir la pequeña iglesia, el párroco Blas Santos Pérez, el alcalde y otros
vecinos vieron con asombro cómo se desviaba la corriente de lava y quedaba
intacto el templo". Así plasmó el diario ABC lo acontecido por aquellos
días y la intensión de construir "en el lugar donde solamente quedó un
pino" el emblemático monumento.
El presidente ruso Vladimir Putin besa el relicario que contiene
una costilla de San Nicolás de Bari.