“UNA
FIRME Y VALEROSA RESISTENCIA”
Por
FLAVIO MATEOS
El
pasado 16 de noviembre S. E. Mons. Viganò ha hecho un llamamiento para construir
una alianza internacional contra el mundialismo. Aplaudimos la buena voluntad
del Arzobispo Viganò que no ceja en su empeño de luchar contra la Revolución
que con su “dictadura sanitaria”, su “ideología de género” y su “política de
cancelación” está arrasando con todo lo que resta de la civilización cristiana
y la Iglesia Católica, aún más, con el orden natural creado por Dios. Ya
quisiéramos que más obispos se unieran a sus iniciativas y su voz de alerta,
cosa que por supuesto sería muy extraño dado el estado de apostasía en que se
encuentra la jerarquía eclesiástica. Sin embargo, creemos que la única manera
de oponerse y tener chances contra una revolución, es hacerlo de manera
contrarrevolucionaria. No hay otra posibilidad. Y esto es lo que lamentablemente
no encontramos en las palabras de Viganò. El breve texto del arzobispo introduce
en su primera parte una descripción lúcida de lo que está ocurriendo desde
finales del 2019 en todo el mundo, este trastorno revolucionario que nos sacude
a todos:
“Desde hace ya dos años asistimos a un
golpe de estado por el que una élite financiera e ideológica ha conseguido
adueñarse de parte de los gobiernos del mundo y de instituciones públicas y
privadas, los medios de prensa, el poder judicial, la política y los dirigentes
religiosos. Todos ellos, sin distinción, se han vuelto esclavos de estos nuevos
amos que garantizan poder, dinero y presencia social a sus cómplices.
Derechos fundamentales que hasta ayer se
consideraban inviolables son pisoteados en nombre de una emergencia: hoy de
índole sanitaria, mañana ecológica y pasado mañana internética.
Este golpe de estado mundial priva a los
ciudadanos de toda posible defensa, dado que los poderes legislativo, ejecutivo
y judicial son cómplices de la vulneración de la ley, la justicia y su misma
razón de ser.
Es un golpe de estado mundial porque este
ataque criminal a la ciudadanía se extiende, con raras excepciones, a todo el
planeta.
Es una guerra mundial en la que los
enemigos somos todos, incluso quienes no saben ni han entendido el alcance de
lo que está sucediendo.
Una guerra que no se libra con armas, sino
con reglas ilegítimas, políticas económicas erradas e intolerables
restricciones de los derechos naturales.
Organizaciones supranacionales, financiadas
en gran medida por los perpetradores del mencionado golpe, interfieren en el
gobierno de las naciones y en la vida, relaciones sociales y salud de miles de
millones de personas.
Es indudable que lo hacen por dinero, pero
más todavía lo hacen para centralizar el poder con miras a instaurar una
dictadura a nivel planetario.
Se trata del Gran Reinicio del Foro
Económico Mundial, la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.
El plan del Nuevo Orden Mundial, en el que
una república universal esclaviza a todo el mundo y una Religión de la
Humanidad reemplaza a la fe en Cristo”.
Destaquemos
dos conceptos que nos parecen los más relevantes: 1)Es una guerra mundial y 2) El
plan del Nuevo Orden Mundial, en el que una república universal esclaviza a
todo el mundo y una Religión de la Humanidad reemplaza a la fe en Cristo. Esto
último es el viejo plan de la Masonería o, para decirlo mejor, de la Sinagoga
de Satanás que vehiculiza a las logias masónicas e implanta primero las
democracias liberales que favorecen el arribo del comunismo, para llegar al
final al reinado del Anticristo. Es indudable que los acontecimientos ocurridos
en la Iglesia en los últimos años (renuncia de Benedicto XVI, elección de
Francisco) han formado parte del aceleramiento de este plan diabólico en plena
ejecución. Hace mucho tiempo que los conspiradores globalistas desean arribar
al final de sus utópico y demencial proyecto (v.gr., 1919 parecía un año en que
tenían todo a su favor para concretarlo), pero una y otra vez han encontrado
obstáculos que lo han retrasado. Lo que muestra el aceleramiento de sus acciones
es su desesperación, pues quien mueve sus hilos es el diablo, que sabe le queda
poco tiempo. Ahora parecen querer llegar cuanto antes a su “Nuevo Orden
Mundial”, y los medios tecnológicos en sus manos parecen favorecer sin dudas
sus siniestros planes, cuya meta se han propuesto para el año 2030 (“Agenda
2030”).
Ahora
bien, esos dos puntos que hemos destacado de Mons. Viganò ya habían sido
anunciados como próximos a realizarse, y a la vez resueltos, en Fátima, cosa
que, lamentablemente, Mons. Viganò olvida o no menciona. De hecho ya nadie lo
menciona. Recordemos las palabras de la Virgen el 13 de julio de 1917 en
Fátima:
“Visteis el infierno, a donde van las almas de los
pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la
devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo os diga, se salvarán
muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero, si no dejan de ofender
a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche
iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de
que va a castigar al mundo de sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre
y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.
Para impedirla vendré a pedir la consagración de
Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados.
Si atienden mis peticiones, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá
sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los
buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias
naciones serán aniquiladas. Por fin Mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo
Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún
tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la Fe.”
Dios ha
hablado con claridad en Fátima, sin embargo los hombres buscamos otro camino, y
no el que Él nos ha señalado. Destaquemos estas palabras de la Madre de Dios:
1) Si hacen lo que yo os diga, se salvarán muchas almas y tendrán paz. 2) Si
atienden mis peticiones, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no,
esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la
Iglesia. 3) Por fin Mi Inmaculado
Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y
será concedido al mundo algún tiempo de paz.
Podrían decirse hoy, más que nunca, aquellas
palabras que la Hermana Lucía le dijo al Padre Fuentes, el 26 de diciembre de
1957:
“Padre, la
Santísima Virgen está muy triste porque nadie ha prestado ninguna atención a Su
Mensaje, ni los buenos ni los malos. Los buenos continúan su camino, pero sin
dar ninguna importancia a Su Mensaje. Los malos, no viendo realmente caer el
castigo de Dios sobre ellos, continúan su vida de pecado sin atender siquiera
el Mensaje. Pero créame, Padre, Dios castigará al mundo y eso será de
una manera terrible. El castigo del Cielo es inminente.”
Es
indudable que los que se oponen a la Tiranía mundial que se está forjando,
deben intentar unirse, ayudarse, fortalecerse y combatir, para no dejarse
avasallar, pero atención, no con la idea de que debido al gran número que
podría reunirse, podría vencerse el poder de la Bestia, un poder que no le ha
sido dado sino por nuestros innumerables pecados. “Si la ofensiva es mundial, la defensa también debe serlo”, dice
Viganò, y es cierto. Pero hay que trascender el alcance meramente geográfico
para entender que la ofensiva es cosmopolita y la respuesta debe ser católica.
Es la ciudad del hombre vuelto dios, contra la Ciudad del Dios que se hizo
Hombre. Es la estirpe de la serpiente contra los hijos de la Mujer, es el
Génesis que se continúa y se prolonga hasta el Apocalipsis. Hay solo dos
banderas debajo de las cuales alistarse y pelear. No hay más.
El
siguiente párrafo del llamamiento: “Exhorto
a los gobernantes y los dirigentes políticos y religiosos, los intelectuales y
todos los hombres de buena voluntad, y los invito a asociarse en una alianza
que promulgue un manifiesto antimundialista que rechace punto por punto los
errores y desviaciones de la distopía del Nuevo Orden Mundial, a la vez que
proponga alternativas concretas para un programa político basado en el bien
común, los principios morales cristianos, los valores tradicionales, la defensa
de la vida y la familia natural, la protección de la empresa y el trabajo, la
promoción de la enseñanza y la investigación, y el respeto a la Creación”, parece
poder obtener más bien otro manifiesto testimonial, antes que una efectiva contraofensiva
contra el poder de las tinieblas que opera sobre los actuales dueños del poder
mundial. La propuesta es bastante “idealista” (por decirlo respetuosamente) y
las alternativas concretas ya están prácticamente enseñadas en la Doctrina
social de la Iglesia, ¿qué más van a inventar o proponer? Por otra parte, todo
“programa político” requiere los agentes capaces de llevarlo a cabo, y eso es
precisamente lo que hoy nos falta. Castigo del Cielo a los hombres que no han
querido perseverar en su militancia cristiana, hoy no tenemos líderes o
caudillos, y no los tendremos mientras los hombres no sepan arrodillarse ante
Dios y reconocer que Él es el Rey y ellos sus vasallos. ¿Es que acaso se
pretende que algunos políticos conservadores, liberales y de “derecha” vayan a
vencer a la Sinagoga de Satanás, al poder de la Bestia? Pretender esto es
recaer en la ilusión a la que muchos sucumbieron cuando fueron las elecciones
norteamericanas. ¿Otra vez van a cifrar sus esperanzas en Donald Trump? Desde
luego, no negamos con esto que haya alrededor del mundo políticos sinceros y
valientes que se enfrentan al actual estado de cosas, los hay y los aplaudimos,
no son todos cómplices o corruptos, pero son una ínfima minoría sin
posibilidades ni poder frente a la red global de logias y asociaciones
–secretas o no- que conspiran y cuentan con el poder financiero, militar y de
la prensa y los medios de entretenimiento, y que manejan los gobiernos, las
organizaciones internacionales, la educación y los tribunales de justicia de
acuerdo a su “agenda”.
Por
otra parte, el único manifiesto antimundialista que teme –ciertamente le
horroriza- la Sinagoga de Satanás y sus secuaces es la proclamación clara
del Reinado social de Jesucristo. Es lo que enseñó el Sagrado Corazón de
Jesús en Paray-le-Monial y el Corazón Inmaculado de María en Fátima. Ambas
apariciones son netamente contrarrevolucionarias. A la Revolución sólo puede
oponérsele la Contrarrevolución.
Luego
Mons. Viganò parece un poco simplista al proponer o esperar una alianza de
naciones: “La Alianza
Antimundialista habrá de agrupar a las naciones que deseen librarse del
yugo infernal de la tiranía y afirmar su soberanía, estableciendo acuerdos de
mutua colaboración con las naciones y los pueblos que compartan sus principios
y el anhelo común de libertad, justicia y bien”. Hay que decir que ya hay
naciones que están sosteniendo su propia agenda y en cuanto pueden mantienen
distancia y se oponen a la agenda globalista del Nuevo Orden Mundial, por caso
Rusia y algunos países del Este europeo. Pero sucede que el enfrentamiento no
puede ser sino sigiloso, cauteloso e indirecto. Los poderes de los que
gobiernan en las sombras son tan grandes, que pueden hacer tambalear o quebrar a
cualquier gobierno o país, por no decir que asesinar a cualquier gobernante o
llevar al mundo a una tercera guerra mundial. La política internacional es
infinitamente compleja. Rusia –mencionamos el país que se olvida que está en
las antípodas de la agenda anglosajona-sionista y está llamado a cumplir un
papel relevante en los próximos tiempos- no puede ir más allá en su
resistencia, y por el momento mantiene su agenda geopolítica respecto del
“Covid” (no impone las restricciones ni la vacuna, como se hace en prácticamente
todo Occidente, y no ha aceptado las “vacunas” que están causando estragos en
los países anglosajones), pero de oponerse abiertamente e intentar ponerse de espaldas
al mundo entero, una serie de sanciones, embargos, ataques mediáticos y
desestabilización interna –pues hay los quintacolumnistas que son los más
peligrosos- crearían una situación inestable en aquel país, y de hecho ya a
raíz de la “pandemia” han abierto una brecha en el muro del Kremlin. Una
actitud de abierto enfrentamiento por parte de Rusia desencadenaría una serie
de medidas contra este país que lo afectaría gravemente en sus actuales
proyectos de fortalecimiento frente a un conflicto militar que se avizora en el
horizonte. Cuando fue el conflicto de Crimea las sanciones económicas lanzadas
contra Rusia hicieron que bajasen sus exportaciones en un 50%. La economía rusa
no puede permitirse entrar en crisis o ser amenazada de una asfixia económica o
tecnológica, ante el coloso chino o norteamericano que pisan fuerte en el
horizonte de un conflicto mundial, y si bien los Estados Unidos están en franco
declive, aún sigue siendo la mayor potencia económica junto con el gigante
comunista asiático. Imaginemos un país donde el poder político esté menos
afianzado que en Rusia, y entenderemos qué margen de acción pueden tener los
gobernantes que no actúen con precaución. Las provocaciones que recibe Rusia en
sus fronteras, que podrían llevar a una devastadora guerra mundial, serían
mayores aún de formarse la referida “Alianza”. Por otra parte, ¿cuántos países
pueden considerarse “soberanos”? ¿Cuántos no tienen gobernantes cobardes? Verdaderamente
los gobernantes de las naciones, por el poder exterior y/o por su propia
impotencia y/o traición, se encuentran tremendamente limitados en su accionar.
Por
supuesto que pueden tomarse iniciativas como las que señala luego Viganò: “Deberá poner al descubierto los crímenes de la
élite, identificar a los responsables, denunciarlos ante los tribunales
internacionales y poner coto a su excesivo poder y su nefasta influencia.
Asimismo, deberá impedir la actuación de los lobbies, ante todo combatiendo la corrupción de las
autoridades y de quienes trabajan en el mundo de la información, así como
inmovilizando el dinero destinado a desestabilizar el orden social”. Pero lo
siguiente es muy general y puede ser interpretado de diversos modos: “En los países cuyos gobiernos sean
siervos sumisos de la élite, habrán de crear movimientos de resistencia popular
y comités de liberación nacional, con representantes de todos los sectores de
la sociedad que propongan reformas radicales en la política inspiradas en el
bien común y firmemente contrarias al proyecto neomaltusiano del plan
mundialista”.
“Habrán de crear movimientos”, ¿quiénes? ¿Qué
tipo de resistencia? ¿Cómo se llevarían a cabo esas reformas radicales? Téngase
en cuenta además que la mayoría de las poblaciones de todos los países está
narcotizada por la propaganda Covid de los mass media e inmunizada contra toda
forma de pensamiento realista, tras largas décadas de democracia liberal
anticristiana, que es la religión que casi todo el mundo ha adoptado y que nos
traído hasta aquí. Una de las consecuencias de la actual “pandemia”, además, es
la división y enfrentamiento en las sociedades y en las familias, una astuta y nueva
“lucha de clases” comunista. Incluso muchos “antisistema” se prestan a este
juego, cayendo en la sectaria mentalidad de repeler a cualquiera que haya
recibido la vacuna. El falso enfrentamiento dialéctico propuesto por el
enemigo, no conduce a nada. Ya lo dijimos más arriba: hay solo dos banderas.
No creemos en la
inacción, por supuesto, creemos que tenemos el deber de combatir y de hacerlo con
entusiasmo, pues sabemos además que estamos del lado de los vencedores. La
propuesta de Viganò es estimulante, pero creemos que la misma debe tener su
base sólida y ésta se encuentra únicamente en lo religioso. Simplemente porque
todo esto ha venido por la apostasía de las naciones, que han dicho “No
queremos que éste reine sobre nosotros” y por la apostasía de la Iglesia que en
el Vaticano II ha destronado a Nuestro Señor, es porque hay que volver sobre
nuestros pasos. “La primera medicina es conocer la enfermedad”. Nuestro Señor
lo dijo: “Sin Mí no podéis nada”.
Sería fantástico
que las naciones convocadas respondieran a esta convocatoria que dice: “Convoco a las naciones cristianas de Oriente
y Occidente e invito a los jefes de estado y las fuerzas sanas de las
instituciones, la economía, los sindicatos, las universidades, la sanidad, el
sistema de salud y los medios de comunicación a aunarse en un proyecto común
que desbarate los esquemas y deje de lado las hostilidades deseadas por los
enemigos de la humanidad en nombre del divide et impera. Llamo a las naciones y a sus ciudadanos a
aunar fuerzas bajo la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, único Rey y Salvador y
Príncipe de la Paz. In hoc signo
vinces”. Eso debería implicar, aunque no lo dice abiertamente, una opción
decidida por Cristo Rey, y eso significa la guerra total, frontal y terrible
contra los enemigos de Dios. Ahora bien, en esta guerra no puede prescindirse
de la Iglesia, por el contrario ésta debe jugar un papel preponderante, cosa
que por el momento no es posible, como todo el mundo comprende, ya que su
jerarquía –especialmente el papa- se ha colocado del lado de los enemigos. Un
blog tradicionalista francés dice que Mons. Viganò en este llamamiento “Invita
a formar una alianza internacional antiglobalización para establecer un orden
social católico”. Pues no, no es eso lo que ha dicho Viganò, en ningún momento
ha hablado de un orden social católico. Menciona el cristianismo y a
Nuestro Señor, pero no a los católicos y mucho menos a la Sma. Virgen María (a
pesar de que su alocución en video lo muestra con un icono de la Madre de Dios a
sus espaldas). ¿Acaso porque se dirige también a los protestantes y se prefiere
“evitar lo que separa”? Como fuere, ¿es que Ella no tiene ningún papel en este combate? ¿No es
la que aplasta la cabeza de la serpiente? ¿No ha sido el Santo Rosario lo que
ha dado a la Iglesia las más resonantes victorias en los tiempos modernos? ¿Y acaso
no vendrá la paz a raíz de la consagración de Rusia? Esta omisión nos parece
grave.
Veamos lo que Ella mismo nos dijo en dos de sus apariciones del siglo
XX:
“Quiero que continuéis rezando el rosario todos los días, en honor
de Nuestra Señora del Rosario para obtener la paz del mundo y el fin de la
guerra, porque sólo Ella os puede ayudar”. (La Santísima
Virgen María, en Fátima, 13 julio 1917).
"Reza mucho
las oraciones del Rosario. Solo yo puedo todavía salvarles de las
calamidades que se acercan. Aquellos que ponen su confianza en mí se
salvarán. ("La Santísima Virgen María, en Akita,
13 de octubre de 1973).
Sus palabras no pueden ser más claras. Sólo en Ella reside nuestra
esperanza.
De modo tal que la “Alianza antimundialista”, por más buenos que fueren
los que la integren, no funcionará, y las siguientes palabras del destacado
Arzobispo nos lo confirma:
“Fundemos esta alianza antimundialista, dotémosla
de un programa claro y sencillo y libremos a la humanidad de un régimen
totalitario que reúne en sí todos los horrores de las peores dictaduras de
todos los tiempos”.
No, que se
entienda que el hombre no va a liberar al hombre. Nosotros no vamos a librar a la humanidad de nada, ya hemos hecho
demasiados desastres. No hay que decir “libremos”, hay que decir imploremos
para que Ella, la Inmaculada, la Madre de Dios, Nuestra Señora del Rosario de
Fátima, el Corazón Inmaculado de María, Ella que es el Auxilio de los
cristianos, la Omnipotencia Suplicante, nos libre y haga que la Iglesia vuelva
a relucir y a salvar almas en todo el mundo. Porque sólo en Ella, en nuestra
Libertadora, y no en los hombres ni en una alianza de quienes fueren, por más
bien intencionados que sean quienes la integren, sólo en Ella se encuentra la solución
a esta guerra espantosa, dramática y final, de la cual la jerarquía de la
Iglesia forma parte. Si la Iglesia no vuelve al orden, el mundo no puede volver
al orden. Y es a través de la Santísima Virgen, que mediante el papa cumplirá
su promesa, que podrá detenerse este infernal avance de las fuerzas del mal. El
camino ya está trazado. Nosotros debemos seguirlo colaborando a través de la
devoción al Corazón Inmaculado, la oración, el sacrificio y cumpliendo lo mejor
que podamos nuestro deber de estado.
Hemos llegado a un
punto donde humanamente ya no es posible vencer al enemigo. En verdad, jamás ha
sido posible una solución humana, si no hay la Voluntad divina. Pues bien, la Virgen
nos ha dicho cuáles eran los dos últimos recursos con que contábamos, y ya no
habrá otros: la devoción al Corazón Inmaculado y el Santo Rosario. Eso es lo
que nos atraerá la intervención misericordiosa de Dios a través de lo que ha
prometido: la victoria del Corazón Inmaculado. Sólo así, todas las
iniciativas de acción social, política o económica, serán provechosas para
salir victoriosos en esta guerra total contra el poder de las tinieblas.
“Pero la humilde María triunfará siempre
sobre aquel orgulloso, y con victoria tan completa que llegará a aplastarle la
cabeza, donde reside su orgullo. María descubrirá siempre su malicia de
serpiente, manifestará sus tramas infernales, desvanecerá sus planes diabólicos
y defenderá hasta el fin a sus servidores de aquellas garras mortíferas”
(San Luis María Grignion de Montfort)
¡Viva el Sagrado
Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María!