Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

miércoles, 5 de febrero de 2025

LA GUERRA DE LA OTAN CONTRA RUSIA EN UCRANIA Y OTROS ESCENARIOS DE LA POLÍTICA MUNDIAL. 02/02/2025

 





Por LUIS ÁLVAREZ PRIMO

 

     Desde nuestra última nota del 15 de diciembre del 2024 nada demasiado significativo ha ocurrido en la escena geopolítica mundial excepto la incorporación de un nuevo protagonista, Donald  J. Trump,  como presidente de los Estados Unidos, luego del desastroso  gobierno del  corrupto Joe Biden, quien a último momento realizó su último acto inmoral de gobierno ejerciendo la potestad del indulto  preventivo para librar de cárcel segura  a varios de los delincuentes e inmorales que lo acompañaron, empezando por  su propio hijo Hunter  y otros  miembros de su propia familia hasta el cínico logiado responsable de la seudo pandemia COVID 19, Anthony Fauci.  Vergonzoso.  Los reinos sin justicia son grandes latrocinios, diría San Agustín.

     Desde su asunción, Trump ha integrado su administración con funcionarios políticos cuyo denominador común es su declarada militancia sionista al servicio de Israel, y se ha dedicado a firmar decretos para deconstruir el legado de Biden de una cultura política basada en las aberraciones de la ideología de género y el empoderamiento de minorías,  por encima y con desprecio  de toda idoneidad o mérito  para los cargos llamada DEI  ( diversidad, igualdad e inclusión), la cual ha llevado al caos administrativo nacional estadounidense. Así mismo, Trump también procura revertir la caótica política de inmigración promovida por Biden con el fin de favorecer la promoción electoral del partido Demócrata en diversos estados. En ese contexto, el histriónico agente inmobiliario neoyorquino devenido presidente de los EE.UU. por segunda vez en el marco de una compleja situación judicial, no ha podido o mejor, no ha sabido aún abordar su principal desafío internacional: la relación con Rusia y la paz en Ucrania. Trump no se sabe si por error o por método, hace declaraciones contradictorias, o bien da información equivocada o amenaza con nuevas sanciones, completamente improcedentes frente a un gigante de la cultura y el arte de la gran política como es Rusia bajo el gobierno de Vladimir Putin. El nuevo presidente estadounidense y su entorno parecen desconocer el ABC de la diplomacia: por ejemplo, mal puede querer negociar con Putin si no da el “placet” al Embajador ruso en Washington D.C.  Putin le va marcando suavemente la cancha, como si guiara a un niño para que no se equivoque: así, por ejemplo, le recuerda que Volodymyr Zelenski carece de toda legitimidad, lo cual lo inhabilita para firmar cualquier acuerdo. Al parecer, EE.UU. y la OTAN ya están comprendiendo que han perdido la guerra en Ucrania y que deberán aceptar todas y cada una de las condiciones de Rusia. Trump sabe que la inicua guerra promovida por los fanáticos neoconservadores judíos del corrupto gobierno de Biden en combinación con la cleptocracia de la Unión Europea no es su guerra. Lo único que le interesa, en la medida de lo posible, es evitar la humillación de la derrota y una pérdida aún mayor del alicaído prestigio de los EE.UU. Su secretario de Estado, Marco Rubio, está dando alguna señal de realismo al reconocer que ya no se debe hablar de un orden mundial unipolar sino multipolar.  Mientras tanto, Putin observa con toda calma y seriedad, como diciendo: Donald nosotros te vamos a guiar para salir de este marasmo para que no caigas ni lleves al mundo al abismo. Pero cuidado: tenemos los mejores misiles hipersónicos del mundo, imposibles de detener para los EE.UU. y el mejor ejército del mundo. Rusia obra conforme a derecho y no acepta políticas imperialistas ni ninguna que comporte una amenaza existencial para el pueblo ruso.

     Todas las sanciones de EE.UU.  y la UE impuestas a Rusia además de fracasar, la han fortalecido. Rusia no está sola. Tiene una muy sólida relación con la China de Xi Jinping y lidera los BRICS, la avanzada comercial y demográfica del mundo.  La derrota de EE. UU. y la OTAN en Ucrania no tiene parangón en la historia de los desaciertos geopolíticos mundiales de este siglo. Cuanto más tarden los EE.UU. y la cleptocracia europea en reconocer la debacle de la OTAN en Ucrania, tanto peor será para ellos y, en especial, para el régimen de Zelenski que sigue perdiendo territorio a medida que sus fuerzas armadas se desintegran y se desangran (las bajas ucranianas superan el millón de hombres): miles de soldados desertan a diario (más de 150.000 en los últimos meses) y los que están en el frente están agotados y no tienen reemplazo. Es patético ver a los bravucones reclutadores de las fuerzas de seguridad ucranianas cazando hombres jóvenes en las calles como si fueran gatos o perros.  Los criminales de guerra neonazis del régimen títere del payazo judío Zelenski, dirigidos por agentes mercenarios de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, impotentes y desesperados, solo atinan a atacar objetivos civiles de la población rusa en Kursk y otras regiones del territorio ruso, generando respuestas demoledoras inmediatas de la fuerzas armadas rusas como el reciente golpe asestado con un nuevo misil ISKANDER al Hotel Bristol de Odesa, donde un nutrido grupo de esos asesores de la OTAN quedaron sepultados.

      Mientras tanto, la crisis energética europea por falta de gas y petróleo ruso golpea y divide a la UE que se apresta a sufrir el duró látigo de las nuevas exigencias de Trump. Es el destino de todos los vasallos que no tienen la hombría de defender su dignidad. Los europeos creen que su problema es la inmigración musulmana. No ven las causas profundas del mal. Son sus propias políticas belicistas y genocidas en el norte de África y en Medio Oriente, inspiradas por la judeo-masonería globalista, las que la han promovido.  Es el odio masónico ilustrado a las raíces cristianas de Europa el que ha traído esos lodos.  Entre los payasos al estilo de Macrón, Boris Johnson, Pedro Sánchez, Scholz, Ursula von Der Leyen, Kaya Callas, Meloni, títeres puestos por la plutorcracia judía a su servicio, tal como dijo Putin, falta cerebro y la altura de políticos europeos de antaño como Chirac o Shroeder, sin ir más lejos. La maniobra para instalar democráticamente a esos payasos (también en la Argentina) tiene un nombre: “disidencia controlada”. Mediante esta técnica de manipulación el sistema maneja la opinión pública idiotizada por los medios.  Así, por ejemplo, el pueblo alemán, que desde el fin de la segunda guerra mundial ha sido sometido al más brutal proceso de ingeniería social que se conozca, tiene hoy como nueva alternativa electoral a un partido (AfD) que está liderado por una lesbiana, Alice Weidel, quien cría dos niños adoptados con su pareja. ¿Qué se puede esperar? Volveré a este importante asunto en otra nota.

    La otra gran derrota de los EE.UU. está teniendo lugar en Israel donde el “cese del fuego” es frágil. Israel no comprendió que, en un enfrentamiento entre un ejército convencional y una fuerza insurgente, si esta sobrevive el tiempo suficiente se lleva la victoria. La liberación de rehenes por parte de Hamas ha asestado al régimen genocida judío un espectacular golpe propagandístico: los rehenes israelíes liberados por Hamás  se muestran en perfecto estado de salud, sonrientes y con múltiples manifestaciones públicas de agradecimiento a Hamás, lo cual comporta un fenomenal contraste con los prisioneros palestinos liberados por  el gobierno de Netanyahu luego de meses y años en las mazmorras del sionismo, brutalmente tratados por sus carceleros,  y con el telón de fondo de destrucción en Gaza, lo cual ha comportado la muerte de más de 100.000 palestinos, muchos niños, jóvenes y mujeres. Los mismos rehenes israelíes se preguntan por la racionalidad de la reacción bélica del gobierno de Netanyahu ante los hechos del 7 de octubre del 2023. ¿Fue necesario? ¿Fue proporcionado? ¿Fue justo?  Nadie puede justificar el genocidio palestino subsiguiente ni el régimen de apartheid que oprime injustamente a dicho pueblo desde hace décadas: una vez más la injusticia y la brutalidad judía ha quedado expuesta ante la opinión pública mundial.

Lo cierto es que Israel ha sufrido una derrota estratégica, quizá la más grande desde su creación en 1948. ¿Cuál es el destino de este estado sionista judío? Difícil decirlo. Veremos que logra Netanyahu en su visita a Trump en Washington D.C.  Netanyahu debe presentarse todas las semanas a rendir cuentas ante la justicia en Israel.  Se lo ve debilitado. Tiene instalado un marcapasos.  Ariel Sharon, otro gran genocida israelí, vivió los últimos 8 años de su vida en estado vegetativo. ¿Cuál es el futuro de B. Netanhyahu? ¿Vivirá para preparar la llegada del Anticristo?

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