Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

miércoles, 5 de febrero de 2025

RECUERDO DE MONSEÑOR WILLIAMSON

 

 

Quizás Dios se haya querido llevar a Monseñor Williamson antes de que pudiese ser testigo del colapso general que parece advenirse. En todo caso él advertía muy bien que los signos, humanamente hablando, son apabullantes. La Iglesia conciliar se hunde y pretende llevarse consigo, como el Titanic, a la Tradición católica en bloque, comenzando por la infiel FSSPX, arrastrando detrás todo lo que resiste a ese estado de caos, confusión y apostasía. Todas las cabezas parecen haberse salido de su sitio.

La Inglaterra parece ubicarse -¡cuándo no!- a la vanguardia del desquicio. La Ministra de Hacienda del Reino Unido, Rachel Reeves, ha colocado en su despacho una fotografía de Ellen Wilkinson, miembro fundador del Partido Comunista Británico, y anuncia nuevos impuestos previstos por el Gobierno laborista (socialista) británico, que podrían privar a las catedrales más famosas del Reino Unido de recursos para su mantenimiento y provocar el cierre de 1.000 edificios históricos. Reino Unido además ha completado un ensayo sobre la huella de carbono en el que asignaron 40kg de CO2 por persona. Por otro lado, el «arma milagrosa» rusa Oreshnik se desplegará en Bielorrusia de un día para otro, informa el Daily Express. Desde el territorio bielorruso, el misil podrá volar a Londres en menos de nueve minutos. Incluso sin carga nuclear, el «Oreshnik» es capaz de «vaporizar objetivos», y es imposible interceptar un misil hipersónico. Sin embargo, en clara señal de provocación, Gran Bretaña acaba de sellar una alianza con Ucrania, para continuar la guerra contra Rusia.

Definitivamente, Inglaterra no merece un obispo como Williamson. Nunca escuchado, a pesar de sus constantes advertencias, siempre fue marginalizado (“oh, el cura nazi”), empujado hacia el ostracismo. Va de suyo que con decir esto no pretendemos hacer del obispo que con tanto vigor defendió la fe católica y, en lo personal, tan deferente fue con nosotros en tantos encuentros que hemos tenido, una figura monolítica, incontrovertible, puesto que tuvo grandes aciertos pero también grandes errores. No nos parece, por eso mismo, acorde con la realidad ensayar la lisonja desorbitada, la desbordante zalamería, y menos la manipulación mediática. No faltará, por supuesto, quien caiga en eso.

Mons. Williamson vio nacer la resistencia contra la debacle traidora de los liberales que coparon la congregación fundada por Mons. Lefebvre, y tuvo el mérito de convertirse en su autoridad moral, pero no el de organizarla y estructurarla. Esto es un hecho, y que trae y traerá consecuencias negativas. Mas, se comprende en gran medida –aunque no se justifique- en el hecho de que Mons. Williamson fue, por sobre todas las cosas, un profesor y un intelectual destacadísimo, y no un estratega. En muchos casos, y es historia, se observa una distancia considerable entre la lección doctrinal brillante, y la operación en el terreno del combate. El papa León XIII es un ejemplo muy conocido de tal contraste.

Esta faceta de Mons. Williamson de gran profesor parece, por otra parte, no destacarse lo suficiente, pero sus clases y conferencias, particularmente diseccionando hasta el mínimo detalle el liberalismo y el modernismo conciliares, a partir de las enseñanzas de las encíclicas papales, que como pocos y siguiendo a Mons. Lefebvre, supo asimilar, han esclarecido a muchísimos clérigos y laicos. Particularmente su exposición sobre “Pascendi” resulta insuperable.

Otra característica williamsoniana ha sido la de no titubear a la hora de decir cosas que pudieren resultar políticamente incorrectas. Pero es sobre todo el defender sus convicciones sin hesitaciones lo que ha molestado a los mediocres que lo único que desean es seguir la “línea del partido”, sin importar qué torcida ésta pudiere estar. Por esto se entiende la hipócrita declaración de la Casa general de la Neo FSSPX a la muerte del obispo: “Con gran pesar recibimos la noticia del fallecimiento de Monseñor Richard Williamson”, afirman quienes no tuvieron “pesar” al expulsarlo injustamente tras cuarenta años de notable servicio a la congregación, por denunciar la deriva liberal que incluso otros dos obispos de la Fraternidad reconocieron en la famosa carta de los tres obispos al Superior general, que en su momento, al hacerse pública, evitó la trampa mortal de la prelatura personal que estaba a punto de cerrarse sobre la obra de Mons. Lefebvre. Y así ahora Menzingen afirma con un gris laconismo: “Lamentablemente, su camino y el de la Fraternidad se separaron hace muchos años”, una frase que podría decirse respecto de la actual Fraternidad y Monseñor Marcel Lefebvre.

En honor a la brevedad, la Neo Fraternidad se deshizo del obispo que no podía ser “kosher” para el acuerdo con Roma y le abrió sus puertas al obispo Vitus Huonder, que como Presidente delegado de la Conferencia Episcopal Suiza para la “Comisión de Discusión Judeo-Católica Romana” se ocupó de establecer el Dies Judaicus [Día del Judaísmo], celebrado primero en Suiza el año 2011, y que luego se ha ido extendiendo a otras naciones. Fue este mismo obispo enviado por Francisco para reconciliar a la Neo Fraternidad kosher, el que dijo con asepsia farisaica: “El Papa contempla a muchas personas de la Fraternidad que quieren vivir su fe. No se les puede culpar a todos por la persona Williamson. Eso sería culparlos colectivamente”. Muy lejos del breve y despreciable comunicado emitido en la muerte de Mons. Williamson, la Neo FSSPX, a la muerte del obispo Huonder, publicó un lujoso libro (en venta, desde luego) conmemorando su figura: 128 páginas en papel estucado, incluyendo 153 fotografías. Así pues, fue celebrado como si hubiese sido el fundador mismo de la congregación. La Roma modernista de Francisco, desde luego, tomó debida nota de que los neo lefebvristas, deseosos de mostrarse amigables y simpáticos, cumplen sus deberes. Ahora es tiempo de que les otorguen los obispos que andan urgentemente necesitando.

Las reacciones desdeñosas contra Mons. Williamson no se acaban allí, por supuesto. Un bloguero español, conocido como Pacopepe de la Cigoña, tilda de “cismático” al fallecido gran obispo, y apenas le dedica estas líneas –menos que la Neo Fraternidad-, diciendo con displicencia: “Vivo o muerto eclesialmente no tiene la menor importancia. Solo es una noticia curiosa” (en Infovaticana). Luego de leer semejante imbecilidad, falsedad y menosprecio, nos enteramos que el que tal dice “es el comentarista de asuntos eclesiales más leído de España. Su blog, La Cigüeña de la Torre, es el número uno de nuestro país en lo que a información eclesial se refiere y uno de los más leídos de Hispanoamérica. Es también el protagonista del libro Conversaciones con Paco Pepe, que actualmente se encuentra entre los 100 libros más vendidos de Amazon” (sic). ¿Puede sorprendernos, pues, el estado calamitoso de la Iglesia, y particularmente en España, cuando a la muerte de uno de los grandes defensores de la Tradición católica, el “comentarista de asuntos eclesiales más leído de España” incurre en tal exabrupto, muy propio de cualquier modernista o progresista encuadrado (nunca mejor dicho) con la demolición operada desde el Vaticano? Y eso a pesar de que alguien dice de este “Pacopepe” que la suya es "toda una vida quijotesca dedicada a desfacer entuertos inadmisibles generados incluso en las más altas instancias de la Jerarquía". "En el fondo, soy una hermanita de la caridad", dice el “Pacopepe”: pero acaba de demostrar que ni es hermanita ni tiene caridad. Para terminar, dice este personaje –no ofendamos a Cervantes llamándolo quijotesco- diciendo que se negó a ver “La Pasión de Cristo” de Mel Gibson y que se negará siempre: "Me negué a verla en su día y me negaré siempre" (sic). Y lejos de explicar por qué se niega a ver la película más católica de la historia, se nos invita a comprar su libro donde daría la respuesta. Creemos que el lector podrá sacar sus propias conclusiones, sin necesidad de leer el libro de este señor.

En el ángulo opuesto, unas sentidas palabras dio a conocer Mons. Viganò: “Un querido Amigo, un venerable hermano en el episcopado, un compañero de batallas ha concluido su peregrinación terrenal y ha pasado a la eternidad”, así comienza su texto. Si bien no todo lo que dice es exacto, en relación a la “construcción” de la resistencia (tema harto complejo de dilucidar fuera de sus líneas y trincheras), destacamos especialmente las siguientes palabras, que tanto honran a Mons. Williamson:Fue un ferviente devoto de la Santísima Virgen y especialmente de Nuestra Señora de Fátima. Su convicción de la victoria del Inmaculado Corazón, según las promesas de Nuestra Señora, fue el faro de su vida interior y de su acción, y el rezo fiel del Santo Rosario fue su arma invencible”.

Mucho deberían agradecer a Mons. Williamson, asimismo, los fieles “tradi-conservadores”, si de defender la verdad se trata. Pero, lamentablemente en general ha primado un silencio previsible, como más previsible lo es el de los caracterizados fariseos (en general de la sedevacancia) que nunca han escondido su profunda y arraigada aversión por el obispo de Kent.

Concluyamos estas líneas con unas palabras que creemos muy atendibles de Mons. Viganò, hacia el final de su elogio fúnebre:

“Esta asimilación del Sacrificio no puede limitarse a ser meramente ritual. Toda alma sacerdotal —se lo digo a ustedes, queridos hermanos clérigos— debe hacerse también víctima mística, según el modelo de la Víctima pura, santa e inmaculada, para realizar plenamente en su propia carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para el bien de su cuerpo, que es la Iglesia (Col 1, 24). Esto es lo que ha hecho monseñor Williamson, que aceptó sufrir la persecución y el exilio por amor a Cristo y para no renegar de los solemnes compromisos asumidos en la plenitud del sacerdocio.

En el Paraíso, reunidos en adoración al Cordero y a la Santísima Trinidad en la eterna Liturgia celestial, todos los Santos de todos los tiempos están unidos por el amor al Sacrificio perfecto. Recemos para que monseñor Williamson sea bienvenido entre las huestes celestiales, y que desde allí nos vea repetir los gestos sagrados y las palabras santas que tuvo en sus labios hasta pocos días antes de dejarnos”.

 

P. Flavio Mateos, SAJM

 

 

P.S.: Puede ser útil dar un repaso por algunos destacados Comentarios Eleison, para reflexionar un poco sobre los temas candentes de la vida eclesial y el mundo moderno:

http://syllabus-errorum.blogspot.com/2021/10/comentarios-eleison-la-sabiduria-de.html#more

http://syllabus-errorum.blogspot.com/2021/08/comentarios-eleison-gran-reseteo.html

http://syllabus-errorum.blogspot.com/2021/07/mons-williamson-sobre-francisco-y-el.html

http://syllabus-errorum.blogspot.com/2017/12/comentarios-eleison-liberalismo-religion.html#more

http://syllabus-errorum.blogspot.com/2017/06/comentarios-eleison-fatima-es-crucial-i.html#more

http://syllabus-errorum.blogspot.com/2017/06/comentarios-eleison-fatima-es-crucial-ii.html#more

http://syllabus-errorum.blogspot.com/2016/09/comentarios-eleison-contra-el-nom.html

http://syllabus-errorum.blogspot.com/2016/06/comentarios-eleison-la-argucia-del-anti.html

https://castigatridendomoreselrustico.blogspot.com/2016/09/lindo-queso.html

  

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