Neutralización
del tercer secreto
de Fátima
Parte 1
por Frère Louis-Marie O.P.
Le Sel de la terre N° 53. ÉTÉ 2005
La cuestión que aquí se aborda es compleja y muy debatida. El siguiente artículo no pretende zanjarla definitivamente, sino aportar información y elementos de reflexión. Se inspira libremente en las obras públicas o privadas de diversos autores, entre los que queremos dar las gracias en particular a los Padres Fabrice Delestre, François Knittel y Gérard Mura, cualesquiera que puedan ser las divergencias de apreciación en los detalles.
Le Sel de la Terre.
Breve historia del secreto de Fátima
Tres partes
de un mismo secreto
Es
el 13 DE JULIO DE 1917, durante su tercera aparición en Cova de Iría, que
Nuestra Señora confía a los niños de Fátima lo que comúnmente se conoce como el Secreto de Fátima (sólo Lucía y Jacinta oyen las
palabras de Nuestra Señora; Francisco ve pero no oye).
En
julio-agosto de 1941, escribiendo su tercera
Memoria sobre las apariciones, Sor Lucía precisa, por primera vez, que ese
secreto contiene tres elementos diferentes: “El secreto
contiene tres cosas distintas, escribe ella, y yo develaré dos”.
Ella
da entonces la descripción de la visión del infierno
(primer elemento del secreto)
y después las palabras que pronunció la Virgen después de esta visión (segundo elemento[1]).
Unos
meses más tarde, sin embargo, en octubre-diciembre de 1941, redactando su
cuarta Memoria, Lucía añadió una
pequeña frase al final de las palabras de Nuestra Señora: "En Portugal se
conservará siempre el dogma de la verdadera fe" ("Em Portugal se conservará sempre o dogma da
fé"). Sigue a esta frase un "etc." que sin duda ocupa el lugar de la tercera
parte del secreto.
Esas palabras
hicieron correr mucha tinta. En primer lugar, por su significado implícito (tal promesa implica
que no será así en otros países [2]). Pero sobre todo por su proximidad a la
tercera parte. ¿Esta breve frase, difícil de relacionar con la parte anterior, anuncia el tema de lo que sigue?
Lucía redacta la tercera parte (enero de 1944)
Es
en 1944 que recién Sor Lucía pone por escrito el tercer secreto [3]. El 7 de octubre de 1941, presionada por el canónigo
Galamba, había respondido que aún no había recibido permiso del Cielo. Pero en
octubre de 1943, el obispo da Silva se lo ordenó
formalmente. Sor Lucía, dividida entre la obediencia al obispo y la obediencia al Cielo (que aún no había dado
su consentimiento), sufrió una terrible agonía durante casi tres meses. El 2 de enero de 1944, Nuestra Señora se
le
apareció en la
enfermería de Tuy, la
consoló y le confirma la autorización divina. Al día siguiente, Lucía escribe el
secreto. El 17 de junio, envía el
sobre que lo contiene al obispo da Silva. El obispo no se atrevió a abrirlo. El 8 de diciembre de
1945, introdujo el sobre de Sor Lucía en otro
sobre, lacrado, que guardó en la caja fuerte de la Curia Episcopal hasta 1957.
La fecha de 1960
¿Cuándo
debía ser revelada esta tercera parte del secreto? Sor Lucía dijo a varios testigos:
en 1960 [4]. ¿Por qué en esta fecha?
Sor Lucía respondió: "Porque la Santísima
Virgen así lo quiere". [5] Y al Cardenal Ottaviani,
que la visitó en Coimbra el 17
de mayo de 1955, Lucía le dijo: "Porque, entonces,
aparecerá más claro".
Se
acercaba la fecha fatídica y, a finales de 1956 o principios de 1957, el Santo Oficio exigió el manuscrito que Mons. da
Silva no había querido leer. En marzo de 1957, monseñor
Venancio llevó el sobre lacrado
que contenía el secreto al Nuncio Apostólico en Lisboa.
El sobre llegó al Vaticano el 4 de abril. Pío
XII no lo abrió, sino que lo guardó en su despacho personal, en un pequeño
cofre marcado Secretum Sancti Officii. Murió
el 9 de octubre de 1958, sin haber
leído el secreto.
Su sucesor,
Juan XXIII, que había anunciado
la convocatoria del Vaticano II el
25 de enero de 1959, se enteró del secreto en agosto. “Eso no concierne a los
años de mi pontificado”, declaró él inmediatamente.[6] Lo hace leer al cardenal Ottaviani
y decide no publicarlo. El 8 de febrero de 1960, un comunicado de la agencia
de noticias portuguesa A.N.I. anuncia: "El
Vaticano hace saber que el
secreto no será divulgado”.
Juan
XXIII denuncia a los "profetas de desgracias" en su discurso de
apertura del Concilio en 1962 y muere
el 3 de junio de 1963, sin haber hecho ninguna declaración pública
sobre el secreto.
Ese
mismo año, Luis Elrich publicó en el diario alemán Neues Europa una versión
falsa del secreto, que hablaba de una guerra terrorífica; se reprodujo en varios periódicos (Agora, de Lisboa; El Pueblo,
de Madrid; La Voz de España, de San Sebastián, etc.) y
se reeditará regularmente
(aún circula por Internet).
Pablo
VI lee el verdadero secreto el 27 de marzo de 1965, junto con el sustituto, monseñor Angelo Dell'Acqua;
decide no publicarlo. No se sabe si su sucesor,
Juan Pablo I tuvo tiempo de leerlo, pero él había estado muy marcado por la
entrevista que había tenido con Sor Lucía el 11 de julio de 1977, poco antes de
su elección al soberano pontificado.
Juan Pablo II, elegido Papa en 1978, ¿leyó personalmente el secreto antes del atentado del 13 de mayo de 1981? Los testimonios difieren. En cualquier caso, era consciente de su contenido, aunque no parece que le prestara mucha atención en aquel momento.[7] Interrogado por unos peregrinos en Fulda (Alemania), en noviembre de 1980, confesó:
Dada la gravedad de su contenido,
para no incitar a la potencia mundial del comunismo a realizar determinados actos, mis predecesores en el cargo de Pedro prefirieron
aplazar su publicación por diplomacia. […] ¡Cuántas veces la renovación de la Iglesia
se ha llevado a cabo con sangre!
Esta vez no será
diferente.[8]
El
13 de mayo de 1981, en la plaza de San Pedro, el terrorista turco Ali Agça disparó dos tiros contra Juan Pablo II. El
atentado atrajo la atención del Papa hacia
Fátima. En el hospital, leyó varios escritos de Sor Lucía y, durante el verano,
hizo que le trajeran el texto original
del secreto, junto con su traducción
al italiano. Antes de su peregrinación a Fátima, el 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II, visiblemente
intrigado, consultó a un sacerdote portugués
de la Curia e hizo traducir el secreto a los matices de la lengua. Él
habla con Sor Lucía, y decide
no revelarlo "por miedo a que fuera malinterpretado".
Sin embargo,
los reclamos son cada vez más apremiantes.
Un
especialista en Fátima, el padre Joaquín María Alonso, interrogándose sobre la persistente negativa de Roma a revelar
este tercer secreto, y constatando al mismo
tiempo la espantosa progresión de la crisis en la Iglesia, tiene la idea de que ambos hechos podrían estar
relacionados. Le confirma en esta hipótesis la
actitud de Sor Lucía, muy afectada por la pérdida de la fe, y que habla
a menudo de ello a sus visitantes. El
padre Alonso llega a pensar que el secreto podría
implicar incluso las responsabilidades de la jerarquía en esta crisis (lo que explicaría su silencio). Su tesis, expresada
ya en 1976, se resume en un pequeño
opúsculo titulado: La Verdad sobre el
secreto de Fátima [9].
Adoptada por muchos especialistas
en Fátima, esta opinión se popularizó
en los países francófonos y anglófonos por los trabajos del Hermano
Michel de la Sainte-Trinité, de la C.R.C. [Contre Révolution Catholique], y de su continuador, el Hermano François
de Marie-des-Anges.
Al
mismo tiempo, muchos fieles siguen pidiendo la consagración de Rusia, que Juan Pablo II nunca ha podido resolverse
a realizar en la forma pedida por Nuestra Señora. Fátima se revela así cada vez más como un polo de resistencia al Vaticano II, y Roma se emplea
en romper esta resistencia. Sor Lucía,
que había declarado repetidamente que la consagración no se había realizado como Nuestra Señora había
querido, recibió la orden de callar, e incluso,
a partir de 1989, de declarar explícitamente lo contrario[10]. El
P. Nicolas Grüner, que defiende
valientemente el mensaje de Fátima en Canadá y Estados Unidos, es perseguido por la jerarquía[11]. La persistente exigencia
de la consagración de Rusia y la revelación del tercer secreto
se refuerzan mutuamente. Para romperlas, el Vaticano
decidió finalmente cortar la hierba bajo los pies de los que llamaba
"fatimistas", empleando lo que probablemente era, en conjunto,
la mejor manera
de ocultar el secreto: revelarlo para enterrarlo mejor.
Un entierro de primera clase
De
repente, el 13 de mayo de 2000, llegó la noticia que ya no se esperaba: el cardenal Sodano anunció, por orden de Juan
Pablo II, que la tercera parte del secreto
de Fátima sería hecha pública en los próximos días por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Incluso antes
de que se diera a conocer el texto, se encargó de proporcionar la interpretación: el secreto anunciaba
las persecuciones contra la Iglesia y, en particular, el atentado del
13 de mayo de 1981 contra Juan Pablo II. Insiste
en lo que es, para él, lo esencial: "Las situaciones referidas en la
tercera parte del secreto de Fátima
parecen pertenecer ahora al pasado". Esta es la razón por la que la revelación tiene lugar en el año 2000: se
trata de poner fin a Fátima, que sólo
se refería al siglo XX. Ahora que ya se ha dicho todo sobre el tema (se ha realizado la consagración, se ha revelado el secreto
y Rusia se ha convertido), podemos
pasar página y abordar
serenamente el siglo XXI.
Sin embargo,
el comentario que debe preparar
la Congregación para la Doctrina de la Fe parece plantear más
dificultades de las previstas, ya que el 15
de junio se anunció que la conferencia de prensa prevista para darlo a
conocer se había aplazado
al 26 de junio.
El padre Christian Duquoc revela en La Croix el verdadero objetivo
perseguido con esta publicación del secreto: "Su
publicación pretende, de manera cortés y
fina, quitarle todo poder”[12].
El
cardenal Ratzinger, en su comentario, también insiste mucho en el hecho de que el secreto se refiere a hechos pasados. Considera útil citar de nuevo
al cardenal Sodano sobre este punto:
[Llegamos así a una pregunta final:
¿qué significa el "secreto" de Fátima en su conjunto (en sus tres partes)? ¿Qué nos dice? En primer lugar,
debemos afirmar con el Cardenal Sodano:
"Las situaciones referidas
en la tercera parte del "secreto"
de Fátima parecen pertenecer ahora al pasado". En la medida en que se describen acontecimientos particulares,
éstos pertenecen ya al pasado. Los que esperaban
emocionantes revelaciones apocalípticas sobre el fin del mundo y el curso futuro
de la historia se sentirán
decepcionados [...].[13]
Mons.
Bertone, en la introducción del documento, hace lo mismo: "La decisión del Papa Juan Pablo II de hacer
pública la tercera parte del 'secreto' de Fátima
cierra
un período de la historia" (el subrayado es nuestro).
¿Qué
podemos pensar de la interpretación propuesta en tales condiciones? Esto es lo que veremos
más adelante. Antes hay que responder a otra pregunta:
¿Qué crédito puede darse al texto así revelado por el Vaticano? Y esta pregunta puede
a su vez descomponerse en otras
dos:
1.
- ¿El texto dado el 26
de junio de 2000 es auténtico?
2.
- Y entonces, ¿está
completo?
Pero
antes de cualquier análisis, empecemos por examinar el texto tal como fue revelado el 26 de junio de 2000 [14] :
El texto revelado
el 26 de junio de 2000
J.M.J.
La tercera parte del secreto
revelado el 13 de julio de 1917 en la Cova de Iria - Fátima.
Te escribo en obediencia a ti, Dios
mío, que me lo ordenas por medio de su Exc.
Rev. Mi Monseñor el obispo de Leiria y de tu santísima Madre,
que también es la mía.
Después de las dos partes
que ya he expuesto, vimos a
la izquierda de Nuestra
Señora, un poco más alto, un ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; brillaba y emitía llamas
que, al parecer, debían incendiar el
mundo; pero ellas se apagaron al contacto con el esplendor que emanaba de la mano derecha de Nuestra Señora hacia él;
el ángel, señalando la tierra con la mano
derecha, dijo en alta voz: ¡Penitencia!
¡Penitencia! ¡Penitencia! Y vimos en una
luz inmensa que es Dios: "Algo parecido a como la gente se ve en un espejo cuando
pasa", un obispo vestido de blanco, "tuvimos el presentimiento de que era el Santo Padre". Otros varios obispos,
sacerdotes, religiosos y religiosas
subieron a una montaña escarpado, en cuya cima había una gran cruz hecha de troncos toscos, como si fueran de
alcornoque con la corteza puesta; antes
de llegar a ella, el Santo Padre atravesó una gran ciudad medio en ruinas y, medio tembloroso, con pasos vacilantes,
afligido por el sufrimiento y el dolor, rezó
por las almas de los cadáveres que encontró a su paso; cuando llegó a la cima de la montaña, postrado
de rodillas al pie de la gran cruz, fue asesinado por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros y flechas [15] ; y del mismo modo, uno tras otro, murieron obispos,
sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, hombres y mujeres de diferentes clases y categorías
sociales. Bajo los dos brazos de la
cruz había dos ángeles, cada uno con una regadera de cristal en la mano, en la que recogían la sangre de
los mártires y con la que irrigaban las almas que se
acercaban a Dios.
Tuy - 3-1-1944.
[Fin del texto de Sor Lucía revelado el 26 de junio de 2000 por el Vaticano].
¿Tenemos el verdadero secreto?
¿El texto es auténtico?
Primera pregunta:
¿es auténtico este texto? ¿Las garantías ofrecidas
(revelación solemne hecha por los más altos cardenales de la curia, en
vida de Sor Lucía, y con publicación del texto original en facsímil) permiten
compensar la legítima
desconfianza que sienten
los católicos hacia la Roma
conciliar?
De
hecho, la autenticidad fue inmediatamente impugnada, con argumentos de muy desigual valor. Laurent Morlier, en
un folleto publicado por el D.F.T.[16], defiende la idea de una "falsa
Hermana Lucía" empleada por el Vaticano para autentificar el "falso secreto".[17] Algunos de los argumentos
se basan de forma demasiado evidente
en paralogismos o interpretaciones arbitrarias como para merecer una refutación detallada.[18] Pero
no es el caso de todos ellos. Varias demostraciones se limitan a repetir las tesis desarrolladas, antes del 13 de mayo de 2000, por los mejores
especialistas en Fátima (tesis popularizadas en Francia por los trabajos del C.R.C.). Ellas merecen, por lo
tanto, ser tomadas en serio. Si se
acepta que el texto revelado en 2000 por el Vaticano es auténtico, es necesario explicar cómo y por qué todos
los especialistas pudieron, antes de esta revelación, llevar a los fieles por una pista falsa.
Así, hemos distinguido
once argumentos principales, que primero esbozaremos y luego examinaremos en detalle.
Once argumentos contra
la autenticidad
1-El
texto publicado por el Vaticano es "apenas comprensible" y "no
se ajusta al contenido y al estilo de las dos primeras partes" (p. 23
[19]).
2-El
texto no añade nada nuevo al segundo secreto, que ya hablaba de persecuciones contra la Iglesia y de
sufrimientos por el Papa; es, pues, inútil, y
Dios no hace nada inútil. "Es de la más elemental lógica que el
tercer secreto contenga el anuncio de acontecimientos muy diferentes de los ya descritos en el segundo
secreto" (p. 25). Además, el padre Alonso,
experto en Fátima,
declaró: "Hambre, guerra, persecuciones para la Iglesia y para el
Santo Padre, nada de esto se repetirá en el texto de la tercera parte" (pp. 26-27).
3- El
texto publicado por el Vaticano no explica la misteriosa y terrible agonía experimentada por Lucía durante
los tres meses en que tuvo que escribir el secreto (pp. 43-44).
4-El tema
de este texto no corresponde al miembro de la frase que Sor Lucía había añadido
en 1941 al texto del segundo secreto:
"En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe". Sin
embargo, "es seguro que Sor Lucía no la insertó allí a la ligera, sino con la intención expresa de dejar
traslucir veladamente el contenido
esencial del tercer secreto" (p. 30). Así parece confirmarlo la propia Lucía, que en 1943 declaró que
"en cierto modo, lo había dicho"[20]. Hay que señalar, además, que el Vaticano,
avergonzado por esta frase de la cuarta memoria, se refiere a ella
en una nota, sin ninguna
explicación (nota 7) [21].
5-Esta frase en sí parece inacabada. Sin embargo, no encontramos la continuación en el secreto revelado
por el Vaticano.
[El
famoso etc.] viene de la propia Sor Lucía, para mostrar que la frase tiene una continuación. Si ella hubiera querido
indicar con esto otra visión anexa, sin relación con esta frase,
habría colocado este "etc." bien después de su frase, después del punto que cierra su frase, y con E mayúscula: "En Portugal se conservará siempre
el dogma de fe". Etc. [Laurent Morlier [22]].
6-
El tercer secreto debe necesariamente contener palabras, y no una simple visión, ya que, inmediatamente después,
Nuestra Señora dijo a Lucía y Jacinta: "Podéis decírselo
a Francisco" (13 de julio de 1917). "Si el tercer secreto
pudo ser dicho a Francisco,
fue porque no contenía una visión [...]. Un argumento decisivo que, por sí solo, convence al Vaticano de una mentira".
(p. 47). "Ahora podemos
comprender mejor por qué Francisco se vio privado de la gracia de oír a la Santísima Virgen.
La razón permanecía misteriosa hasta ahora. Ahora este
"impedimento" sirve para revelar una enorme impostura" (p. 46). Además, "el comunicado de
prensa emitido por la agencia A.N.I. el 8 de
febrero de 1960, anunciando que "el secreto
no sería publicado", afirmaba, como
"tercera razón aducida para justificar su no divulgación", que
"aunque la Iglesia reconoce las
apariciones de Fátima, no desea asumir la responsabilidad de garantizar la verdad de las palabras que los tres pastorcitos
dijeron que Nuestra Señora
les había dirigido"".
7- Según Mons.
Venancio (que, en 1957, miró por transparencia el sobre que contenía el secreto) y el cardenal Ottaviani (que leyó
el secreto), el texto redactado por Lucía estaba
en una sola hoja de papel (el hermano
Francisco de María de los Ángeles concluyó que debía contener entre veinte y veinticinco líneas [23]). Sin embargo, el texto publicado por el Vaticano tiene
cuatro páginas (es decir, al menos dos hojas)
y contiene 62 líneas.
8- En
noviembre de 1984, el periodista italiano Vittorio Messori publicó en la revista Jesús, página 79, una entrevista con el cardenal Ratzinger,
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la que éste declaraba, a propósito del tercer secreto: "Sí,
lo he leído". - "¿Por qué
no se revela?"-"Porque, según el juicio de los papas, no
añade nada más a todo lo que un cristiano
debe saber de la Revelación: una llamada radical a la conversión, la gravedad absoluta de la historia, los
peligros que amenazan la fe y la vida del cristiano, y por tanto del mundo, y luego la importancia de los últimos
tiempos" [...]". Ahora bien, dieciséis años más tarde no
encontramos ninguna de estas cuatro
observaciones en el dossier preparado por el mismo cardenal Ratzinger.
9- La fecha de 1960, cuando el secreto
debía ser revelado
porque, en palabras de Sor Lucía, "aparecerá más
claro", no parece tener ninguna relación
con el secreto revelado.
10- Los
mejores expertos en Fátima (el Padre Alonso, el Padre Sebastian Martins
dos Reis, el Padre Antonio Martins S.J.), y otros aún menos buenos como el Padre
Laurentin, han admitido que el tercer secreto debería referirse a la crisis de
fe. El obispo de Leiria-Fátima,
monseñor do Amaral, lo confirmó el 10 de septiembre de 1984: "Su contenido concierne sólo a nuestra fe.
Identificar el secreto con anuncios catastróficos o con un holocausto nuclear
es distorsionar el sentido
del mensaje. La pérdida de la fe de un continente es peor que la aniquilación
de una nación; y es cierto que la fe disminuye continuamente en Europa”. El Hermano
Miguel de la Santísima Trinidad podría comentar: "El último secreto de Nuestra Señora no anuncia el fin del mundo ni la guerra atómica:
se refiere a nuestra fe, la fe católica; y más
precisamente a la pérdida de esta fe, 'a
perda da fé', nos dice el
Obispo de Fátima. Para nosotros, ésta es ahora no sólo una hipótesis sólidamente fundada, y de hecho
la única plenamente plausible, sino una
verdad en la que podemos confiar con certeza, porque es rigurosamente demostrable. ¿Cómo? Por el simple análisis
de lo que se nos ha revelado del secreto” [24].
11.- Por
último, Laurent Morlier cita un análisis grafológico disponible en un sitio
web estadounidense, que tiende a considerar que el documento publicado en facsímil
por el Vaticano es una falsificación [25].
Examen de los once argumentos
1.
- ¿Difieren el estilo y el
contenido del tercer secreto en relación a los dos primeros? Parece que tal apreciación es más fruto de la sorpresa causada por
un secreto inesperado (esperábamos palabras de la Virgen, y nos encontramos con el relato de dos visiones sucesivas) que de un examen objetivo
de la realidad. En efecto, como bien ha señalado el padre Delestre [26], Sor Lucía habla, en su primera presentación pública del
secreto, no de tres partes, sino de tres cosas distintas:
El secreto tiene tres cosas
distintas ("três coisas distintas"),
y voy a revelar dos.
La primera
fue la visión del infierno. [...]
Entonces miramos a Nuestra
Señora, que nos dijo con bondad y tristeza [...] [27].
En otras palabras, el secreto contiene
tres cosas de distinta naturaleza, aunque formen un todo armonioso. Esto es lo que nos encontramos
tras la publicación del último texto el 26 de junio
de 2000:
Primera parte: Una visión, la del infierno.
Segunda parte: palabras
de Nuestra Señora,
que presentan al mundo los medios
de salvación ofrecidos por la infinita misericordia de Dios para nuestro tiempo;
si no se utilizan estos medios, Dios, ofendido, hará caer sobre el mundo los
terribles castigos de su justicia.
Tercera parte:
dos visiones sucesivas, la segunda de las cuales se ve "en una luz inmensa
que es Dios".
En
cuanto al estilo, también encontramos el de Sor Lucía, incluso en sus intentos de describir -de forma
necesariamente inadecuada- ciertas realidades
sobrenaturales con las que se vio confrontada. El texto publicado el 26
de junio de 2000 utiliza la comparación del "espejo" (espelho
en portugués), en una explicación un tanto embarazosa:
Y vimos en una luz inmensa que es
Dios - "algo así como la gente se ve en un espejo al pasar"- a un obispo vestido
de blanco [...].
Esta
comparación es clásica en Lucía [28]. Se la encuentra, por
ejemplo, en el decimotercer punto del
interrogatorio que el padre José Pedro da Silva hizo a Lucía en julio de 1947:
-¿Puede describir de algún modo la luz que
Nuestra Señora "puso en su pecho" (segunda aparición, 13
de junio de 1917)?
-No puedo, porque
no conozco palabras
que lo describan.
-¿De dónde procede?
-De las manos de Nuestra
Señora.
-¿De qué color era? ¿Era un azabache fuerte?
-No puedo describir exactamente cómo fue.
-¿Cómo te veías en
Dios... ¿Cuál era esa luz...?
-No puedo describirlo.
-¿Has visto a Dios de forma sensible, o sólo has experimentado una sensación de presencia,
una unión íntima de casi identificación con él?
-Nos vimos reflejados en él. Cómo: no sé cómo explicarlo.
-¿Cómo os veíais a vosotros mismos
en esta luz "que permaneció largo tiempo sobre
la tierra"?
-No vi que permaneciera largo
tiempo, ni vi que permaneciera corto; sólo vi que estaba en la luz que se extendía sobre la tierra.
-¿Fue una iluminación en la mente
lo que acompañó a esta visión, o fue alguna voz sensible?
-Me parece que no era ni lo uno ni
lo otro. Nos veíamos a nosotros mismos en
esa luz, que sentíamos que era Dios, algo así como cuando nos vemos en un espejo. La explicación no es exacta, pero
me parece que da la mejor idea. Con la diferencia de que
en un espejo, vemos nuestra figura;
y en esa luz nos vemos y nos sentimos personalmente en ella [29].
Sor Lucía utiliza también
la comparación del espejo en sus Memorias, hablando de la aparición del 13 de
mayo de 1917:
Primero abrió sus manos y nos comunicó, como por un resplandor que emanaba
de ellas, una luz tan intensa que, penetrando en nuestros corazones y en lo
más profundo de nuestras almas, nos hacía vernos en Dios, que
era esa luz, con más claridad de la que nos vemos en el mejor
de los espejos.[30]
La
expresión sigue utilizándose en su último libro, Apelos da Mensagem de Fátima, publicado en portugués el 13 de diciembre
de 2000 [31].
Del
mismo modo, el texto publicado el 26 de junio de 2000 se refiere dos veces al "Santo Padre" para designar al Papa. Cabe señalar que éste es también
el
término utilizado por Nuestra Señora en la segunda parte del secreto del 13 de julio de 1917, y que es el que Lucía
utiliza siempre en sus Memorias, - con exclusión de "papa", que sí existe
en portugués [32].
El
facsímil publicado por el Vaticano contiene incluso las habituales faltas de ortografía de Sor Lucía
(aprendió a leer y escribir muy tarde). El padre Delestre
hace un meticuloso censo de ellos, y puede concluir:
Por lo que se refiere a la
ortografía y la gramática, la comparación con otros manuscritos publicados de Lucía de aproximadamente los mismos
años (las cuatro primeras
Memorias fueron escritas entre diciembre de 1935 y diciembre de 1941, el texto publicado el 26 de
junio de 2000 fue redactado el 3 de enero de
1944) muestra las mismas faltas,
la misma caligrafía fonética, las mismas expresiones
o dificultades para anotar el lenguaje hablado, lo que demuestra claramente que la misma persona redactó
estos diferentes escritos [33].
En definitiva, no sólo no hay motivos
para dudar de la autenticidad del texto publicado
el 26 de junio de 2000 sobre este punto, sino que un examen atento
revela varias marcas difíciles de imitar.
2.
- ¿Se limita el tercer secreto a
repetir de forma diferente lo que ya decía el
segundo? Esto podría argumentarse si se siguiera
la interpretación del Vaticano
(el tercer secreto representaría las persecuciones
del siglo XX y el atentado del 13 de mayo de 1981). Pero se trata
de una interpretación muy poco objetiva, como veremos. En cualquier caso, este tipo de argumento, si pudiera servir para dar mayor o menor verosimilitud a tal o
cual hipótesis antes de que se revele el secreto, no podría tener ninguna fuerza vinculante.
¿Acaso la Virgen no tiene derecho a repetirse cuando quiere insistir sobre un tema - y no lo hizo varias veces
(hablando, por ejemplo, del rosario en cada una de sus apariciones)?
3.
- La terrible agonía
experimentada por Sor Lucía antes de la redacción del tercer secreto se ha presentado a menudo como una prueba del carácter
particularmente dramático de este secreto.
Y como el segundo secreto
ya anunciaba terribles persecuciones
contra la Iglesia, se concluyó que el tercer
secreto debía referirse
a un mal de gravedad
aún mayor: debía ser la actual
terrible crisis de la fe[34]. En realidad, sin embargo, no hay ningún texto que pruebe
que los problemas de Sor Lucía fueran
causados directamente por el contenido del tercer secreto. Se explica muy bien por el dilema de sor Lucía,
dividida entre la obediencia al Cielo, que aún no le había dado permiso para revelarlo,
y la obediencia a su obispo, que la
apremiaba a hacerlo. El 2 de enero de 1944, una aparición de la Virgen la liberó
de esta perplejidad, y al día
siguiente escribió el texto.[35]
4.
- La frase "En Portugal se
conservará siempre el dogma de la fe" es difícil de interpretar, no en sí misma (es, en sí misma, muy clara [36]), sino en su relación con el contexto. Hasta el año 2000,
cuatro indicios parecían convertirla en la clave
del tercer secreto: 1) el hecho de que tuviera poco que ver con lo que le precedía (se concluía, por tanto, que
debía tener algo que ver con lo que le seguía); 2) el hecho de que Sor Lucía no lo citara cuando
reveló por primera
vez el segundo secreto, sino que lo añadiera más tarde (se deducía que
el texto no pertenecía realmente al
segundo secreto); 3) el hecho de que la crisis de la Iglesia se agravara
de manera alarmante
en el momento mismo en que el secreto
debería haber sido revelado (1960); 4) mientras que Roma se sumía en un persistente silencio al respecto.
En retrospectiva, podemos comprender mejor la fragilidad de estas presunciones, que con demasiada frecuencia
se han presentado como certezas ("Es
seguro que Sor Lucía no lo puso ahí a la ligera, sino con la intención expresa de dejar pasar veladamente el
contenido esencial del tercer secreto"[37]). Consideremos primero la cronología de los hechos y la psicología
de Sor Lucía. Si en 1943
tuvo largas crisis de escrúpulos
antes de decidirse a poner por escrito el tercer secreto, y
si fue necesaria la intervención de la Virgen para que se decidiera a hacerlo, ¿cómo imaginar que revelara voluntariamente su contenido esencial
en 1941 (aunque sólo fuera pronunciando la primera frase)?
Además,
una reflexión lógica sobre las dos primeras pistas mencionadas lleva a
una conclusión similar. ¿Por qué Lucía no
mencionó la frase sobre Portugal cuando reveló por primera vez el
texto del segundo secreto (en su tercera Memoria, terminada
el 31 de agosto de 1941)? Se puede admitir
fácilmente que fue probablemente porque esta frase no tenía ningún
vínculo visible con lo que la
precedía. Pero si es así, ¿cómo se explica que Lucía la añadiera a la cuarta Memoria,
cuando se le había instado a escribir un nuevo
relato de las apariciones lo más preciso
y completo posible?
¿No parece evidente que esta frase un tanto
misteriosa, pensándolo bien, tenía aún menos
que ver con lo que
seguía, que era el tercer
secreto?
Sin
culpar a nadie (¡siempre es fácil criticar a posteriori!), también podemos ver que las mismas personas que dieron
tanta importancia a un argumento basado
principalmente en la ubicación de esta
pequeña frase (es porque la frase sobre
la conservación de la fe está situada justo
antes del tercer secreto que debe indicar
su tema) se daban al mismo tiempo la libertad de mover la misma pequeña frase a su antojo, para las
necesidades de su demostración. Tanto el Padre
Alonso como el Hermano Miguel de la Santísima Trinidad tropezaban, en efecto, con las dos promesas que Lucía
había colocado al final del segundo secreto:
"Al final, mi Corazón Inmaculado
triunfará. El Santo Padre me
consagrará Rusia, que se convertirá,
y se concederá al mundo un cierto tiempo de paz". ¿Cómo se explica que este anuncio -que parece una
conclusión general- se anteponga al tercer secreto? Si el tercer secreto
contiene una visión - y no las palabras de Nuestra
Señora - esto es perfectamente comprensible. Pero si uno se empeña en encontrar en el tercer secreto otras
palabras de Nuestra Señora y un anuncio explícito
de la crisis en la Iglesia, entonces todo está perdido. Nuestros autores se ven obligados, por tanto, a trasladar
su famosa "frase decisiva" a un lugar anterior a este
anuncio del triunfo final. Y justifican este audaz traslado por la "evidencia" de su necesidad:
En su cuarta Memoria, al revelar
discretamente la primera frase del tercer secreto,
Sor Lucía no la colocó en su lugar lógico. Ella la añadió al final del secreto,
mientras que su lugar real es obviamente
[énfasis añadido] entre la segunda
parte y la conclusión general [38].
Gracias
a esta traslación, la frase se sitúa ahora en el contexto que permite entenderla correctamente: el anuncio de
los castigos. Y el Hermano Michel puede concluir:
Así, el sentido oblicuo
de las primeras palabras del tercer secreto
consideradas en su contexto inmediato es apenas dudoso [39].
Para
reforzar la idea de que esta frase sobre Portugal anuncia efectivamente el tema del tercer secreto,
a los partidarios de esta tesis les gusta recordar
cómo, cuando Monseñor da Silva le
pidió que escribiera el tercer secreto, Sor Lucía
respondió que "en cierto modo, lo había dicho"[40] . Pero
nada indica que Sor Lucía se refiriese
a la frase sobre Portugal.
Podría haberse referido
igualmente al anuncio
ya contenido en la segunda
parte del secreto:
"Los buenos serán martirizados, el Santo
Padre tendrá mucho que
sufrir".
En
definitiva, si el texto revelado el 26 de junio de 2000 deja algunas zonas grises (en particular sobre el alcance
exacto y la razón de ser de la frase sobre Portugal), él no tiene nada de inadmisible. No implica
ninguna contradicción con los datos de
que disponemos en otros lugares. Y a este respecto es, en definitiva, más verosímil que la hipótesis de que Lucía,
ya en 1941, expusiera el tema esencial del
tercer secreto en una pequeña frase deliberadamente sacada de contexto "para no llamar la atención antes del momento oportuno".
5.
-
En cuanto al hecho de que el "etc." que concluye la frase sobre
Portugal vaya precedido de una coma y
no de un punto (lo que probaría, según Laurent
Morlier, que la frase de Nuestra
Señora está inacabada, y que la continuación debe encontrarse en el tercer secreto), podemos descartarlo de
plano: Sor Lucía no era una
correctora profesional, sopesando las comas y los puntos y comas. La expresión "etc.", normalmente
destinada a cerrar una enumeración, va, en este caso, sistemáticamente precedida
de una coma (al menos así lo recomiendan
los buenos gramáticos[41]).
La vidente de Fátima la utiliza aquí, con cierta
torpeza, para indicar que interrumpe su relato de la aparición y que la
continuación pertenece al tercer secreto. No es de extrañar que, como es norma
general, lo preceda de una coma.
6.
- El hecho de que el comunicado
de prensa de la A.N.I. del 8 de febrero de
1960 mencionara "palabras" de Nuestra
Señora que contendría el tercer
secreto, sólo prueba una
cosa: su autor creía (como todo el mundo en aquella época) que el secreto contenía tales palabras.
Pero como este autor permaneció en el anonimato, y nada
permite suponer que él haya tenido acceso al secreto, el argumento
carece de peso. En cuanto a la instrucción de Nuestra Señora: "A Francisco se lo puedes decir", no hay
ninguna razón de peso para relacionarla exclusivamente
con la tercera parte del secreto. Podría muy bien referirse a las palabras pronunciadas por Nuestra Señora
durante la segunda parte [42]. Por tanto,
el argumento es, una vez más, irrelevante.
7.
- Los autores que intentaron
adivinar el contenido del tercer secreto antes
del año 2000 se apoyaron en el testimonio de Mons. Venancio y del
cardenal Ottaviani para afirmar que estaba contenido
en una sola hoja. Sin embargo, ignoraron la declaración del
secretario de Juan XXIII, el arzobispo Capovilla,
que lo leyó con el Papa en 1960 y luego explicó a la prensa que contenía “cuatro o cinco pequeñas páginas”[43]. Ahora bien, este testimonio procede de un hombre que no sólo pudo ver con certeza cuántas páginas contenía el secreto,
sino que además quiso decir expresamente lo que había visto. Esta doble cualidad subraya la fragilidad de
los otros dos testimonios: monseñor
Venancio no veía bien, mientras
que el cardenal Ottaviani no mostró
su voluntad de responder a esta pregunta.
Mons.
Venancio sólo podía palpar y mirar por transparencia a través de dos sobres (el sobre grande del obispo y el interior de Lucía).
Por lo tanto, era muy fácil para él equivocarse
y ver sólo una hoja de papel doblada, donde había dos dobladas juntas. Por lo tanto, su testimonio carece
de peso. Las dimensiones del papel,
sin embargo, son fiables, ya que pudo distinguirlas con certeza y las anotó cuidadosamente.[44] Ahora
bien, las dimensiones que anotó corresponden
exactamente a las del documento publicado por el Vaticano.
En
cuanto al Cardenal Ottaviani, se contentó con decir de pasada que Sor Lucía, en obediencia a la Santísima
Virgen, había "escrito sobre una hoja, en portugués" el famoso
secreto (conferencia del 11 de febrero de 1967). Ante un juez de instrucción, semejante frase habría dado lugar
inmediatamente a una petición de
aclaración: "¿El secreto estaba escrito en una sola hoja de papel?", y el testigo lo habría confirmado o
negado. De hecho, no se formuló ninguna pregunta.
Por tanto, nadie puede garantizar que el cardenal (que obviamente utilizó el artículo indefinido ['una'], no
el adjetivo numeral) pretendiera realmente
afirmar la unicidad de la hoja
de papel y no utilizara el singular
en aras de la simplificación y la comodidad de lenguaje.
Por
favor, ¡que no se quiera ver ahí una escapatoria! Cualquiera que haya tenido que enfrentarse a testimonios a lo largo
de su vida sabe la cautela que hay que tener en estos asuntos.
El cardenal Ottaviani,
a pesar de su alta autoridad, no es
una excepción a la regla. Es un hecho que su intervención del 11 de febrero de 1967 sobre el secreto
de Fátima careció
de rigor. También
es divertido constatar que el mismo Hermano Miguel de la Santísima Trinidad
que invoca la autoridad del cardenal para afirmar
que el secreto está en una hoja [45] critica ferozmente, unas páginas más adelante, las inexactitudes, errores,
infidelidades históricas e invenciones del mismo prelado ("Una vez
más, el cardenal inventa[46]"). En efecto, ¡nos
sorprende oír al viejo cardenal presentar a Lucía
como hermana de Francisco y Jacinta! Cuando a continuación afirma que Lucía, en obediencia a la Santísima
Virgen, "escribió sobre una hoja, en portugués,
lo que la Santísima Virgen le había pedido que dijera al Santo
Padre", el Hermano Miguel de la Santísima Trinidad sigue la frase
con un "sic" de desaprobación, porque sabe bien (es
uno de los grandes temas de su libro) que el secreto de Fátima no estaba destinado
exclusivamente al Santo Padre. ¿Quién, pues, en esas condiciones, puede garantizar que la expresión “sobre una hoja” sería más rigurosa? Este argumento está realmente
construido sobre arena.
8.
- La entrevista que el Cardenal Ratzinger
concedió a Vittorio Messori en 1984
fue citada a menudo por quienes intentaban adivinar su contenido. El Cardenal dijo: "Esto no añade nada
más a lo que un cristiano debe saber sobre el
Apocalipsis: una llamada radical a la conversión, la gravedad absoluta de la historia, los peligros que amenazan la fe
y la vida del cristiano, y por tanto del mundo,
y luego la importancia de los últimos tiempos"[47]. No hay nada en estas palabras que contradiga el texto publicado
el 26 de junio de 2000 (sobre todo si se
tiene en cuenta que el Cardenal no tenía ninguna intención de revelar el secreto, sino, al contrario, de eludir la
cuestión). Por otra parte, es obligado constatar que el Hermano
Miguel de la Santísima Trinidad,
que tanta importancia dio a estas palabras del
Cardenal Ratzinger (queriendo incluso ver en ellas "una confirmación de
nuestras manifestaciones"[48]), desechó en cambio con un gesto de la mano otros testimonios
que iban en sentido contrario: los dados por el
Cardenal Ottaviani en 1967 y por Juan
Pablo II en 1980.
El
cardenal Ottaviani - que sin duda sabía de qué hablaba, pues ya había leído el tercer secreto, pero que trató de
presentar las cosas como si no lo hubiera
leído, basándose únicamente en las palabras de Sor Lucía - comentó así la afirmación de Sor Lucía de
que en 1960 el secreto aparecería
más claro:
Esto me hace pensar que el mensaje tenía un tono profético, porque las profecías, como vemos en la Sagrada
Escritura, están recubiertas por un velo de misterio.
Generalmente no se expresan en un mensaje claro y manifiesto que pueda ser comprendido por todos. […] Es
verdad, sin embargo, como vemos en tantas profecías
- porque imagino
que el mensaje de Fátima tiene un tono profético, ya que Lucía dijo que en 1960
aparecería más claro - que hay allí un signo que está como velado, no es un lenguaje completamente manifiesto y claro.[49]
Tal pasaje es bastante
comprensible si el cardenal Ottaviani
ha leído el mismo
texto que nosotros, el que fue revelado el 26 de junio de 2000: al leerlo, experimenta las mismas dudas e
interrogantes que cada uno de nosotros, y las
expresa. Pero esto no corresponde a la tesis del Hermano
Miguel de la Santísima
Trinidad; por eso, al mismo tiempo que lo cita honestamente, se propone desacreditar este testimonio:
"Buscando visiblemente engañar a sus oyentes, el cardenal
mezcla a gusto la verdad
y las insinuaciones erróneas”[50].
Juan
Pablo II estuvo en Fulda en noviembre de 1980. Fue abordado por un grupo de peregrinos que le preguntaron por
el secreto de Fátima. La revista alemana
Stimme
des Glaubens relató así la respuesta del Papa:
Dada la gravedad de su contenido,
para no incitar a la potencia mundial del comunismo a realizar determinados actos, mis predecesores en el cargo de Pedro prefirieron aplazar
su publicación por diplomacia. [...] Debemos prepararnos para pasar por grandes pruebas
que pronto exigirán de nosotros la disposición a sacrificar incluso
nuestra propia vida, y una sumisión total a Cristo y por Cristo. Con vuestra oración
y la mía, todavía es posible atenuar esta prueba, pero ya no es posible
evitarla, porque sólo así puede renovarse eficazmente la Iglesia. ¡Cuántas veces la
renovación de la Iglesia se ha llevado a cabo con sangre! Esta vez no será diferente. Debemos ser fuertes,
debemos prepararnos, debemos
confiarnos a Cristo y a su Madre santísima, debemos ser asiduos, muy asiduos
a la oración del Rosario[51].
También
en este caso, la correspondencia con el texto revelado el 26 de junio de 2000 es sorprendente; leído en 1980, en
plena guerra fría, este texto podía parecer
el anuncio de una invasión de Roma por los rusos, que semi destruirían la ciudad antes de martirizar al Papa, a
los obispos y a los cristianos, cuya sangre,
recogida por los ángeles, regeneraría la Iglesia. Las palabras atribuidas a Juan Pablo II encajan perfectamente en
tal perspectiva. ¿Son auténticas? Se ha discutido
sobre ello, y la oficina de prensa de la Santa Sede ha intervenido para rebatirlo, pero la redacción de Stimme des Glaubens
mantuvo firmemente la autenticidad de las palabras, de las que disponía de una grabación.[52] Por otra parte,
el cardenal Ratzinger, interrogado a este respecto
por Vittorio Messori en 1984, no dudó en absoluto de la autenticidad de estas palabras;
se citan en la versión
definitiva de las Entrevistas sobre la fe, que fueron,
sin embargo, objeto
de una profunda revisión antes de su publicación. Estas palabras gozan,
pues, de una fuerte presunción de autenticidad, y uno se ve
obligado a constatar, a posteriori, que corresponden sorprendentemente bien al
texto revelado en el año 2000. Pero no corresponden, en cambio, a la tesis del Hermano Michel de la Trinité.
También este último las
califica de "discurso inverosímil", y las rechaza sobre esta base[53]. Hay que concluir,
una vez más, que no hay nada en las declaraciones de quienes leyeron
el secreto antes del
año 2000 que ponga en duda el texto revelado por el Vaticano.
Al contrario, las declaraciones del cardenal Ottaviani (1967) y de Juan Pablo II (1980) parecen más bien confirmar esta versión.
9.
- En cuanto a la fecha de 1960,
hay que distinguir dos cosas. El hecho de que
la Santísima Virgen misma haya inspirado esta fecha para la revelación del secreto parece seguro. El canónigo
Barthas refiere la respuesta que Sor Lucía le
dio al respecto en 1946: "Porque la Santísima Virgen así lo quiere.[54] Pero otra cosa es la respuesta que Sor Lucía dio al
Cardenal Ottaviani el 17 de mayo de 1955:
Le pregunté a Sor Lucía:
"¿Por qué esta fecha? Y ella me contestó:
"Porque entonces aparecerá
más claro”.
Aquí
Sor Lucía no pretende transmitir una explicación que recibió tal cual de boca de Nuestra Señora. Su respuesta,
"Entonces aparecerá más claro", parece más bien un reflejo del sentido común ante una pregunta cuya repetición se hacía pesada. Como si dijera: la Virgen sabe lo
que hace. Si pidió su revelación en 1960, es porque para entonces será útil.
Conviene
no dar a esta frasecita
más autoridad de la que tiene.
Parece exagerado pretender
que sea, como la
C.R.C., la base de una demostración.
Queda, evidentemente, el primer hecho: la fecha de 1960 indicada por la Virgen.
Pero no hay ninguna garantía
de que esta fecha corresponda al comienzo del cumplimiento de la profecía [55]. Bien podría referirse
únicamente al momento en que
la jerarquía de La Iglesia necesitará esta advertencia para evitar
seguir un camino que la conducirá (quizá mucho más tarde) a la perdición
anunciada[56].
En esta perspectiva, la fecha de 1960 parece clara. Sin entrar siquiera en la
interpretación del secreto, basta observar que su tono general no va en
absoluto en el sentido de la euforia conciliar. Su revelación en 1960 habría
frenado sin duda -y quizá incluso impedido- la "apertura al mundo"
preconizada por el Vaticano II. Pero Juan XXIII prefirió, en su discurso
inaugural, fustigar a los “profetas de desgracias”.
10-
El hecho de que la hipótesis del Padre Alonso fuera adoptada por muchos de los
mejores expertos en Fátima no altera el valor de los argumentos en los que se
basaba, y que acabamos de examinar. Como conjetura,
y dadas las pruebas disponibles en aquel momento, era razonable. Pero
seguía siendo una mera conjetura, basada en indicios y presunciones, no en
pruebas vinculantes.
El
gran error de la C.R.C. fue presentarlo como una certeza absoluta. Las obras
del Hermano Miguel de la Santísima Trinidad (y su resumen por el Hermano
Francisco de María de los Ángeles) han hecho -nadie puede negarlo- un bien
inmenso, tanto en Francia como en los países de lengua inglesa.[57] Han dado a conocer Fátima y la han
hecho amar; han iluminado toda la historia del siglo XX a la luz de esta
aparición; han suscitado en muchas almas la devoción al Corazón Inmaculado de María.
Pero no han escapado (sobre todo el tercer volumen) a este espíritu
"tesista" que marca incluso las mejores obras del abad de Nantes. La
seductora hipótesis del padre Alonso fue abrazada y defendida de forma
demasiado sistemática, con el deseo de doblegar por la fuerza la realidad a
ella. Era necesario demostrar a toda costa que el tercer secreto denunciaba
explícitamente la responsabilidad de la jerarquía actual en la crisis de fe.
Para ello, no sólo se retomaron los argumentos del padre Alonso, sino que se
potenciaron. Cuando, por ejemplo, se limitó a sugerir, en relación con el
secreto: "Quizá haya incluso una referencia a los fallos de la alta
jerarquía de la Iglesia", no faltó el señalar la frase en negrita y
precederla de una frase que diga que el autor "nos sugiere que sabe mucho
más sobre este tema de lo que puede decirnos"[58] (lo que cambiaba
claramente el alcance de la afirmación).
Hoy,
la C.R.C. ha cambiado de tesis. Ahora sostiene -con el mismo espíritu
sistemático- que el tercer secreto se referiría, en conjunto, al Papa Juan
Pablo I. Sin embargo, no se ha molestado en llevar a cabo una crítica metódica
de su trabajo anterior; los argumentos que había difundido masivamente durante
veinte años en defensa de su tesis anterior siguen circulando, retomados y
utilizados por todos aquellos que cuestionan la autenticidad del secreto del
año 2000. Pero el simple hecho de que esta construcción argumentativa,
aparentemente tan coherente y bien construida, haya sido abandonada tan
bruscamente por los mismos que la habían construido, ¿no basta para privarla de
gran parte de su verosimilitud?
11-
El último argumento de los "negacionistas": un análisis grafológico
disponible en un sitio web estadounidense [59]. El
autor estudia la forma en que son formadas la N y
la S mayúsculas, la sigla "J.M.J. [Jesús, María, José], las g y las h minúsculas, etc. En cada caso, proporciona, uno al lado del otro,
extractos del texto revelado el 26 de junio de 2000 y extractos de otras cartas
de Sor Lucía. Hay que admitir que, a primera vista, y cuando sólo se dispone de
los elementos así proporcionados, la comparación puede suscitar dudas, tan
numerosas son las desemejanzas. Sin embargo, estas dudas desaparecen en cuanto
uno se toma la molestia de consultar, por ejemplo, el facsímil de la cuarta
memoria de Sor Lucía (escrita en 1941) [60] : uno se da cuenta entonces de que, en
esta cuarta memoria, todas las letras en cuestión (N y S mayúsculas, la
abreviatura "J.M.J.", g y h
minúsculas, etc.) coinciden completamente con las del tercer secreto
publicado por el Vaticano. Uno se pregunta cómo Laurent Morlier, que conoce
esta edición de los manuscritos de Sor Lucía (hace referencia a ella), no se
dio cuenta de ello. En cualquier caso, la investigación grafológica tiende, al
final, a demostrar lo contrario de lo que nos han asegurado sus patrocinadores.
Estos últimos presentaron un segundo estudio, mucho menos detallado que el
primero (y sin indicar siquiera el nombre de su autor)[61].
Este estudio concluye (sin aportar ninguna prueba real) que puede tratarse de una falsificación y,
para confirmarlo, afirma que el texto parece haber sido escrito por una persona
que aprendió a escribir siendo adulta. Se trata de una aclaración sorprendente
y valiosa, porque... ¡este es precisamente el caso de Sor Lucía!
Conclusión: el texto es auténtico
Al
término de esta investigación, y teniendo en cuenta tanto las críticas externas
como las internas, nos parece poder afirmar con certeza, al igual que el padre
Delestre, que el texto publicado el 26 de junio de 2000 por el Vaticano es
auténtico. ¿Está íntegro? Esta es otra cuestión que estudiaremos a
continuación; pero la autenticidad parece segura. De los diez argumentos contra
la autenticidad, sólo uno tiene peso: la extrañeza de la frase "En
Portugal se conservará siempre el dogma de la fe" insertada por Sor Lucía
entre el segundo y el tercer secreto. Pero una dificultad de interpretación no
puede ser razón suficiente para rechazar un texto. En cualquier caso, esta
frase un tanto oscura no figura en el texto revelado el 26 de junio, sino en la
cuarta Memoria de Sor Lucía. Si hay
un problema, es un problema de exégesis relativo a la cuarta Memoria de Sor Lucía; nada más.
Para
los que aún tengan dudas, nos gustaría añadir dos argumentos:
—
En primer lugar, el texto en
cuestión fue publicado en vida de Sor Lucía, cinco años antes de su muerte.
Independientemente de las severas restricciones impuestas a las comunicaciones
con Sor Lucía desde 1955, y de su escrupulosa obediencia a la jerarquía, la
publicación solemne de una falsificación habría sido una grave imprudencia por
parte del Vaticano. Existía un peligro demasiado grande de que se filtrara la
verdad o, al menos, de que se notara la desaprobación de Sor Lucía. Las
autoridades vaticanas no podían correr semejante riesgo. Al menos en este aspecto, estaban
necesariamente seguras de los hechos.
—
Además -y sólo este argumento, en
sí, nos parece decisivo- el texto del secreto corresponde tan poco a lo que el
comentario oficial quiere que diga, contiene detalles tan inesperados -y que
los intérpretes vaticanos encuentran tan difíciles de eludir- (por ejemplo, el
uso de flechas contra el "obispo de blanco") que parece imposible que
fuera falsificado para la ocasión.
Fin parte 1
NOTAS:
[1] “Habéis visto el infierno al que
van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer
en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Si se hace lo que os voy a
decir, se salvarán muchas almas y tendremos paz. Terminará la guerra. Pero si
no se deja de ofender a Dios, bajo el reinado de Pío XI, empezará otra aún
peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la
gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes,
mediante la guerra, hambre y persecución contra la Iglesia y el Santo Padre.
Para evitarlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado
y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si mis peticiones son
escuchadas, Rusia se convertirá y tendréis paz. Si no, extenderá sus errores
por todo el mundo, provocando guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los
buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, muchas
naciones serán aniquiladas. Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará. El Santo
Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y se concederá al mundo un cierto
tiempo de paz.” - Algunos autores proponen una división ligeramente diferente
del primero y del segundo secretos: habiendo notado que las dos primeras frases
de Nuestra Señora comentan la visión del infierno, las unen a esta visión para
constituir la primera parte del secreto. El resultado es una división temática
muy lógica, que puede legítimamente ser utilizada para resaltar el orden del
mensaje de Fátima (como hizo, por ejemplo, el Padre José de Santa María
O.C.D.), pero que no es la de Sor Lucía. En su tercera Memoria, Sor Lucía no
distingue tres partes, cada una con su propio tema, sino tres
"cosas", la primera de las cuales es una visión y la segunda un discurso
de Nuestra Señora.
[2] El padre Joaquín María Alonso,
gran especialista de Fátima, no deja de señalarlo. Ver Joaquín-María ALONSO,
“Fátima y el Corazón Inmaculado de María, Historia y sentido de las
revelaciones”, en la obra colectiva María
bajo el símbolo del corazón, nuevos documentos. Contribución de seis expertos
al conocimiento de Fátima, Paris, Téqui, 1973, p. 65 – Joaquín-María Alonso
(1913-1981), claretiano español, fue encargado en 1966 por el obispo de Fátima
de emprender el estudio crítico completo de Fátima: obra imponente
(veinticuatro tomos de 800 páginas cada uno) de los cuales solamente cuatro
volúmenes han sido editados hasta este día.
[3] Por comodidad de lenguaje,
emplearemos a veces la expresión “tercer secreto” en este artículo, ahí donde
deberíamos decir, en rigor: “la tercera parte del secreto”.
[4] Ver Hermano MICHEL DE LA
SAINTE-TRINITÉ, Toute la vérité sur Fatima, t. 3, Le troisième secret,
Saint-Parres-lès-Vaudes, CRC, 1985 pp. 314-319.
[5] Sor Lucía al canónigo Barthas.
Citado en su libro, Fatima, merveille du XXe siècle, Fatima-éditions, 1952, p.
83.
[6] Se reconoce el optimismo irenista
del Papa Juan.
[7] Según el portavoz del Vaticano,
Joaquín Navarro-Valls, Juan Pablo II conocía el secreto desde los primeros días
de su acceso al papado en 1978 (Declaración del 13 de mayo de 2000). (Monseñor
Tarcisio Bertone, en cambio, sugirió a los periodistas que el Papa leyó el
secreto por primera vez después del atentado del 13 de mayo de 1981. En
realidad, es posible que Juan Pablo II sólo tuviera el contenido del tercer
secreto revelado ya en 1978, sin tomarse la molestia de leerlo personalmente.
Sus declaraciones en Fulda en noviembre de 1980 y el hecho de que relacionara
inmediatamente el atentado de 1981 con el secreto de Fátima parecen indicar que
ya tenía al menos cierto conocimiento del mismo.
[8] Stimme des Glaubens nº 10, octubre
de 1981, ed. Vox Fidei. Citado por Fr. MICHEL DE LA SAINTE-TRINITÉ, ibid, pp.
442-443.
[9] - Joaquín-María ALONSO, La Verdad
sobre el secreto de Fátima, Fátima sin mitos, Madrid, 1976 (2ª ed., 1988).
Edición francesa por Téqui en 1979, con el título La Vérité sur le secret de
Fatima.
[10] Monseñor do Amaral, Obispo de Fátima,
reveló al Hermano Francisco de María de los Ángeles que había recibido
instrucciones del Cardenal Secretario de Estado para transmitir a Sor Lucía
esta instrucción expresa de las autoridades romanas: decir en adelante que la
consagración había sido hecha. (Hermano FRANÇOIS DE MARIE-DES-ANGES, Juan Pablo
I, le pape du secret [Toute la vérité sur Fatima, t. 4],
Saint-Parres-lès-Vaudes, CRC, 2003, p. 452)
[11] El padre Grüner recibirá la suspensión a divinis en 2001. Véase Sel de la Terre
39, p. 249.
[12] Christian DUQUOC O.P., en La Croix de 28
de junio de 2000, p. 3.
[13] Cardenal RATZINGER, Comentario teológico
al Tercer Secreto. Este texto - así como todo el dossier elaborado por el
Vaticano para la publicación del tercer secreto - fue publicado en la
Documentation catholique, 2000, p. 671-683. También puede c o n s u l t a r s e
en
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000
626_m essage-fatima_es.html
[14] “En la traducción, se ha respetado el
texto original, incluso en las imprecisiones de puntuación, que no impiden sin
embargo la comprensión de lo que la vidente ha querido decir” (Nota de la
congregación para la Doctrina de la fe – Reproducimos acá la traducción oficial
francesa que corregimos sin embargo sobre un punto: ver la nota siguiente.
NDLR)
[15] La traducción francesa distribuida por el
Vaticano dice: "tirèrent plusieurs coups avec une arme à feu et des
flèches". Da a entender, pues, que los disparos se hicieron con una sola
arma, lo que tiene la ventaja de corresponder al atentado del 13 de mayo de
1981, pero... no es el sentido del portugués. Como señaló el Padre Delestre, el
texto original no utiliza un sustantivo para un arma de fuego (que podría ser
singular o plural), sino que utiliza el verbo portugués "disparar",
que significa disparar (con un arma); como se trata de un "grupo de
soldados" que "dispararon [en plural] varios tiros", ¡la visión
incluía ciertamente varias armas, no una sola! (NOTA DEL EDITOR)
[16] Laurent MORLIER, Le troisième secret de
Fatima publié par le Vatican le 26 juin 2000 est un faux. En voici les preuves,
Argentré-du-Plessis, D.F.T., 2001. - Para una visión de conjunto de la
cuestión, véase la encuesta de Jean-Louis MANGIN y Camille PIERRON publicada en
Internet (http://www.fatima.be/fr/fatima/secret/index.html). Estos autores son
favorables a las tesis del C.R.C.
[17] De esta hipótesis rocambolesca se reía la
familia de Sor Lucía, que siguió visitándola regularmente hasta su muerte, y
que la reconocía perfectamente. - Laurent Morlier, que dedica todo un capítulo
a esta tesis de la "falsa Sor Lucía" (pp. 128-143), se basa principalmente
en las extrañas palabras que Sor Lucía habría pronunciado en 1992 y 1993 en
presencia de Carlos Evaristo. Pero ya hemos demostrado en Le Sel de la terre
(nº 35, pp. 64-88) que el informe de Carlos Evaristo no merece ningún crédito.
[18] Ejemplos: "¿Cómo podría el Santo
Padre consagrar finalmente Rusia si antes muere bajo las balas y las flechas?
(Laurent MORLIER, ibid. p. 29) - "Esta descripción recuerda a los malos
westerns" (Michèle REBOUL en Monde et Vie, 13 de julio de 2000, nº 670) -
"[Otro] elemento que arroja fuertes dudas sobre la autenticidad del texto
es la expresión "el obispo vestido de blanco", porque en todas las
apariciones, la Santísima Virgen utiliza la expresión "el Santo
Padre". Por supuesto, se podría pensar que la imposición de la tiara por
Pablo VI, el 13 de noviembre de 1964, como signo de renuncia a la soberanía del
Romano Pontífice, daría legitimidad al supuesto tercer secreto, ya que el Papa
está vestido de blanco; sin embargo, sigue siendo el Soberano Pontífice, y por
tanto cabeza de la Iglesia y Papa. Por lo tanto, no puede ser considerado
obispo, aunque esté 'vestido de blanco'"
(http://www.fatima.be/fr/fatima/secret/analyse.html). - "La gran cruz es
de troncos toscos, como si estuviera hecha de alcornoque con la corteza puesta",
por tanto sin Cristo. Los mártires lo han sustituido. Ya no es la religión
católica, con su cáliz y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo, sino que es la
religión humana, con su regadera y la sangre de los mártires, la que el
Vaticano está estableciendo a través del "mensaje de Fátima": esta
religión humana, en la que el ecumenismo tiene un gran lugar puesto que los
mártires ya no son hombres que sufrieron la muerte antes que negar su fe en
Cristo y su divinidad, sino "señores y señoras de diverso rango y
condición", lo que implica: ¡de todas las religiones! o incluso ¡de
ninguna religión! Es, pues, la culminación del gran sueño de la Francmasonería
que vemos realizarse ante nuestros ojos. (Ibid.) - "Al final de su
declaración, el cardenal Sodano comete un grave error [...]. Afirma que
"la tercera parte del secreto de Fátima parece pertenecer al pasado",
olvidando en su arrebato que las palabras de la Santísima Virgen datan de 1917
y que en aquella época tenían un carácter profético. Si el Cardenal Sodano
estuviera comunicando el verdadero tercer secreto, se habría situado en 1917 y
no en el año 1981. (ibid.).
[19] Salvo que se indique lo contrario, las
frases entrecomilladas y las referencias de esta sección remiten a la obra de
Laurent Morlier.
[20] Véase Hermano MICHEL DE LA SAINTE-TRINITÉ,
ibid, p. 458.
[21] En la introducción al documento de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, Mons. Bertone anuncia: "Por lo que
se refiere a la descripción de las dos primeras partes del "secreto",
ya publicadas en otros lugares y por tanto conocidas, hemos elegido el texto
escrito por Sor Lucía en la tercera Memoria del 31 de agosto de 1941; en la
cuarta Memoria del 8 de diciembre de 1941, ella ha añadido algunas
anotaciones". (DC, 2000, pp. 671-683).
[22] Laurent MORLIER, Vrai ou faux secret de
Fatima. Réponse au tome IV de " Toute la Vérité sur Fatima ",
Argentré-du-Plessis, D.F.T., 2004, p. 17.
[23] Hermano FRANÇOIS DE MARIE-DES-ANGES,
Fatima, joie intime, événement mondial, Saint- Parres-lès-Vaudes, CRC, 1991, p.
291.
[24] Hermano MICHEL DE LA SAINTE-TRINITÉ, ibid,
p. 457
[25] http://www.tldm.org/NEWS/LUCYS_writing.htm
[26] Nos inspiramos, aquí como después, en el
estudio de M. l'abbé DELESTRE publicado en las Nouvelles de Chrétienté nº 7
(noviembre-diciembre de 2002).
[27] Memorias de Sor LUCIA, 2ª edición
francesa, mayo de 1991, reimpresa en 1997, 3ª Memoria.
[28] También en este caso seguimos a M. l'abbé
DELESTRE, ibid.
[29] Citado en el libro del Padre Sebastião
MARTINS DOS REIS: A vidente de Fátima dialoga e responde pelas Aparições,
Braga, 1970, p. 59.
[30] Memorias de Sor Lucía, IVª Memoria, p.
166.
[31] Parte I: Bajo la mirada de Dios - I) Las
familias de los pastorcitos, p. 26 (p. 42 en la edición francesa, Appels du
message de Fatima, 2003).
[32] Ver Memorias de Sor Lucía, 1ª Memoria, p.
35; 3ª Memoria p. 113-114, etc.
[33] Abbé DELESTRE, ibid.
[34] P. ALONSO, La Verdad sobre el Secreto de
Fátima, p. 75; P. MICHEL, ibid, pp. 425, 429, etc.
[35] Fr. MICHEL, ibid, pp. 35-39.
[36] Sor Lucía aclara que la expresión "el
dogma de fe" se refiere a la fe auténtica, la verdadera.
[37] Laurent Morlier, ibid, p. 30.
[38] Fr. MICHEL, ibid, p. 459. El hermano
precisa en una nota que esta ilógica era, en su opinión, intencionada:
"[Lucía] prefirió dejar la nueva frase al final del párrafo para no llamar
la atención sobre ella antes del momento oportuno. Funcionó a la perfección.”
[39] Ibid.
[40] Citado, por ejemplo, por el Hermano
MICHEL, ibid, p. 458.
[41] Ejemplo: "La locución etc. va siempre
precedida de una coma y seguida de un punto". Jean GIRODET, Dictionnaire
Bordas. Pièges et difficultés de la langue française, París, Bordas, 1986, p.
295.
[42] Lo mismo hay que decir de los pasajes en
los que Sor Lucía hablaba del secreto (en su conjunto) refiriéndose a las
"palabras" de Nuestra Señora. Esto no significa que todo el secreto
esté constituido por las palabras de Nuestra Señora, y la mejor prueba de ello
es que la primera parte del secreto ya consistía en una visión, la del
infierno.
[43] Mons. Loris CAPOVILLA en La Stampa, 20 de
octubre de 1997. Citado por el Hermano FRANÇOIS DE MARIE-DES-ANGES, Juan Pablo
I, le pape du secret (Toute la vérité sur Fatima, t. IV), Saint-
Parres-lès-Vaudes, C.R.C., 2003, p. 22.
[44] Véase Aura MIGUEL, Le Secret de Jean-Paul
II, París, Mame-Plon, 2000, p. 167-168
[45] Hermano MICHEL DE LA SAINTE-TRINITÉ, ibid,
p. 437.
[46] Hermano MICHEL DE LA SAINTE-TRINITÉ, ibid,
p. 487. Véase todo el pasaje en las pp. 483- 493, muy severo para el Prefecto
de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
[47] Cardenal RATZINGER (entrevistado por
Vittorio Messori) en la revista italiana Jesus, noviembre de 1984, p. 79.
[48] p. 568.
[49] Cardenal OTTAVIANI, conferencia del 11 de
febrero de 1967, DC, 19 de marzo de 1967, col. 542, 545.
[50] Fr. MICHEL, ibid, p. 446.
[51] Stimme des Glaubens nº 10, octubre de
1981, ed. Vox Fidei. Citado por el Hermano MICHEL, ibid, p. 442-443.
[52] Las palabras del Papa pronto se
difundieron por todo el mundo. Dom Putti publicó una traducción italiana en
Roma, y el padre M. Crowdy publicó una versión inglesa en la revista escocesa
Approaches Magazine (editada por el comunista converso Hamish Fraser).
[53] Hermano MICHEL, ibid, p. 563.
[54] Véase Hermano MICHEL, ibid, pp. 314-319.
[55] Por el contrario, el Hermano Michel afirmó
que "la profecía del tercer secreto se cumple ante nuestros ojos desde
1960", basándose en el principio de que "la única razón que puede
hacer más clara una profecía a partir de una fecha dada es, sin duda, el
comienzo de su cumplimiento" (pp. 428-429).
[56] Se puede también concebir que el castigo
anunciado en ese tercer secreto sea condicional: tendría lugar si los jefes de la Iglesia no obedecen a
las demandas del Cielo. En su bondad, Dios envía un cierto número de
advertencias sucesivas para los papas
que se suceden, volviendo el anuncio del castigo más y más manifiesto: Pío XII
se ha beneficiado de la reproducción del milagro del sol; Juan Pablo II será
golpeado por el atentado del 13 de mayo de 1981. Entre tanto, Juan XXIII y
Pablo VI reciben el tercer secreto. Todo se pasa como si la Providencia divina
quisiera constreñir a todos los papas que se sucedieron a inclinarse
personalmente hacia Fátima. (Benedicto XVI no escapa a la regla puesto que él
ha debido, antes mismo de ser elegido papa, redactar un comentario del tercer
secreto).
[57] Aún indicando en el mismo artículo los
defectos de la C.R.C., Jean MADIRAN notaba en 1986: “Los tres volúmenes
aparecidos [de frère Michel de la Sainte-Trinité] provocan un cambio en el
paisaje católico. Aportan un despertar, un esclarecimiento; las brumas se
disipan. Se distingue claramente lo que se presentaba vagamente en la niebla. A
menudo se aprende lo que no se sabía […] Un trabajo monumental de crítica
histórica” (Itinéraires 305, julio-agosto 1986, p. 7-8).
[58] Frère Michel, ibid, p. 472.
[59] http://www.tldm.org/NEWS/LUCYS_writing.htm
[60] El texto manuscrito de esta cuarta Memoria
es reproducido en facsímil en la obra Memorias e cartas da Irma Lucia (edición
realizada por el P. Antonio María MARTINS sj.), Porto, 1973, p. 242-396.
[61] http://www.tldm.org/news/response1.htm