Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

sábado, 25 de marzo de 2023

NEUTRALIZACIÓN DEL TERCER SECRETO DE FÁTIMA

 


    Neutralización 

    del tercer secreto 

 de Fátima


Parte 1


por Frère Louis-Marie O.P.

 

Le Sel de la terre N° 53. ÉTÉ 2005

 

 La cuestión que aquí se aborda es compleja y muy debatida. El siguiente artículo no pretende zanjarla definitivamente, sino aportar información y elementos de reflexión. Se inspira libremente en las obras públicas o privadas de diversos autores, entre los que queremos dar las gracias en particular a los Padres Fabrice Delestre, François Knittel y Gérard Mura, cualesquiera que puedan ser las divergencias de apreciación en los detalles.

Le Sel de la Terre.

   

Breve historia del secreto de Fátima

Tres partes de un mismo secreto

 

Es el 13 DE JULIO DE 1917, durante su tercera aparición en Cova de Iría, que Nuestra Señora confía a los niños de Fátima lo que comúnmente se conoce como el Secreto de Fátima (sólo Lucía y Jacinta oyen las palabras de Nuestra Señora; Francisco ve pero no oye).

En julio-agosto de 1941, escribiendo su tercera Memoria sobre las apariciones, Sor Lucía precisa, por primera vez, que ese secreto contiene tres elementos diferentes: “El secreto contiene tres cosas distintas, escribe ella, y yo develaré dos”.

Ella da entonces la descripción de la visión del infierno (primer elemento del secreto) y después las palabras que pronunció la Virgen después de esta visión (segundo elemento[1]).

Unos meses más tarde, sin embargo, en octubre-diciembre de 1941, redactando su cuarta Memoria, Lucía añadió una pequeña frase al final de las palabras de Nuestra Señora: "En Portugal se conservará siempre el dogma de la verdadera fe" ("Em Portugal se conservará sempre o dogma da fé"). Sigue a esta frase un "etc." que sin duda ocupa el lugar de la tercera parte del secreto.

Esas palabras hicieron correr mucha tinta. En primer lugar, por su significado implícito (tal promesa implica que no será así en otros países [2]). Pero sobre todo por su proximidad a la tercera parte. ¿Esta breve frase, difícil de relacionar con la parte anterior, anuncia el tema de lo que sigue?

 

Lucía redacta la tercera parte (enero de 1944)

 

Es en 1944 que recién Sor Lucía pone por escrito el tercer secreto [3]. El 7 de octubre de 1941, presionada por el canónigo Galamba, había respondido que aún no había recibido permiso del Cielo. Pero en octubre de 1943, el obispo da Silva se lo ordenó formalmente. Sor Lucía, dividida entre la obediencia al obispo y la obediencia al Cielo (que aún no había dado su consentimiento), sufrió una terrible agonía durante casi tres meses. El 2 de enero de 1944, Nuestra Señora  se le apareció en la enfermería de Tuy, la consoló y le confirma la autorización divina. Al día siguiente, Lucía escribe el secreto. El 17 de junio, envía el sobre que lo contiene al obispo da Silva. El obispo no se atrevió a abrirlo. El 8 de diciembre de 1945, introdujo el sobre de Sor Lucía en otro sobre, lacrado, que guardó en la caja fuerte de la Curia Episcopal hasta 1957.

 

La fecha de 1960

 

¿Cuándo debía ser revelada esta tercera parte del secreto? Sor Lucía dijo a varios  testigos: en 1960 [4]. ¿Por qué en esta fecha? Sor Lucía respondió: "Porque la Santísima Virgen así lo quiere". [5] Y al Cardenal Ottaviani, que la visitó en Coimbra el 17 de mayo de 1955, Lucía le dijo: "Porque, entonces, aparecerá más claro".

Se acercaba la fecha fatídica y, a finales de 1956 o principios de 1957, el Santo Oficio exigió el manuscrito que Mons. da Silva no había querido leer. En marzo de 1957, monseñor Venancio llevó el sobre lacrado que contenía el  secreto al Nuncio Apostólico en Lisboa. El sobre llegó al Vaticano el 4 de abril. Pío XII no lo abrió, sino que lo guardó en su despacho personal, en un pequeño cofre marcado Secretum Sancti Officii. Murió el 9 de octubre de 1958, sin haber leído el secreto.

Su sucesor, Juan XXIII, que había anunciado la convocatoria del Vaticano II el 25 de enero de 1959, se enteró del secreto en agosto. “Eso no concierne a los años de mi pontificado”, declaró él inmediatamente.[6] Lo hace leer al cardenal Ottaviani y decide no publicarlo. El 8 de febrero de 1960, un comunicado de la agencia de noticias portuguesa A.N.I. anuncia: "El Vaticano hace saber que el secreto no será divulgado”.

Juan XXIII denuncia a los "profetas de desgracias" en su discurso de apertura del Concilio en 1962 y muere el 3 de junio de 1963, sin haber hecho ninguna declaración pública sobre el secreto.

Ese mismo año, Luis Elrich publicó en el diario alemán Neues Europa una versión falsa del secreto, que hablaba de una guerra terrorífica; se reprodujo en varios periódicos (Agora, de Lisboa; El Pueblo, de Madrid; La Voz de España, de San Sebastián, etc.) y se reeditará regularmente (aún circula por Internet).

Pablo VI lee el verdadero secreto el 27 de marzo de 1965, junto con el sustituto, monseñor Angelo Dell'Acqua; decide no publicarlo. No se sabe si su sucesor, Juan Pablo I tuvo tiempo de leerlo, pero él había estado muy marcado por la entrevista que había tenido con Sor Lucía el 11 de julio de 1977, poco antes de su elección al soberano pontificado.

Juan Pablo II, elegido Papa en 1978, ¿leyó personalmente el secreto antes del atentado del 13 de mayo de 1981? Los testimonios difieren. En cualquier caso, era consciente de su contenido, aunque no parece que le prestara mucha atención en aquel momento.[7] Interrogado por unos peregrinos en Fulda (Alemania), en noviembre de 1980, confesó:

Dada la gravedad de su contenido, para no incitar a la potencia mundial del comunismo a realizar determinados actos, mis predecesores en el cargo de Pedro prefirieron aplazar su publicación por diplomacia. […] ¡Cuántas veces la renovación de la Iglesia se ha llevado a cabo con sangre! Esta vez no será  diferente.[8]

El 13 de mayo de 1981, en la plaza de San Pedro, el terrorista turco Ali Agça disparó dos tiros contra Juan Pablo II. El atentado atrajo la atención del Papa hacia Fátima. En el hospital, leyó varios escritos de Sor Lucía y, durante el verano, hizo que le trajeran el texto original del secreto, junto con su traducción al italiano. Antes de su peregrinación a Fátima, el 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II, visiblemente intrigado, consultó a un sacerdote portugués de la Curia e hizo traducir el secreto a los matices de la lengua. Él habla con Sor Lucía, y decide no revelarlo "por miedo a que fuera malinterpretado".

Sin embargo, los reclamos son cada vez más apremiantes.

Un especialista en Fátima, el padre Joaquín María Alonso, interrogándose sobre la persistente negativa de Roma a revelar este tercer secreto, y constatando al mismo tiempo la espantosa progresión de la crisis en la Iglesia, tiene la idea de que ambos hechos podrían estar relacionados. Le confirma en esta hipótesis la actitud de Sor Lucía, muy afectada por la pérdida de la fe, y que habla a menudo de ello a sus visitantes. El padre Alonso llega a pensar que el secreto podría implicar incluso las responsabilidades de la jerarquía en esta crisis (lo que explicaría su silencio). Su tesis, expresada ya en 1976, se resume en un pequeño opúsculo titulado: La Verdad sobre el secreto de Fátima [9]. Adoptada por muchos especialistas en Fátima, esta opinión se popularizó en los países francófonos y anglófonos por los trabajos del Hermano Michel de la Sainte-Trinité, de la C.R.C. [Contre Révolution Catholique], y de su continuador, el Hermano François de Marie-des-Anges.

Al mismo tiempo, muchos fieles siguen pidiendo la consagración de Rusia, que Juan Pablo II nunca ha podido resolverse a realizar en la forma pedida por  Nuestra Señora. Fátima se revela así cada vez más como un polo de resistencia al Vaticano II, y Roma se emplea en romper esta resistencia. Sor Lucía, que había declarado repetidamente que la consagración no se había realizado como Nuestra Señora había querido, recibió la orden de callar, e incluso, a partir de 1989, de declarar explícitamente lo contrario[10]. El P. Nicolas Grüner, que defiende valientemente el mensaje de Fátima en Canadá y Estados Unidos, es perseguido por la jerarquía[11]. La persistente exigencia de la consagración de Rusia y la revelación del tercer secreto se refuerzan mutuamente. Para romperlas, el Vaticano decidió finalmente cortar la hierba bajo los pies de los que llamaba "fatimistas", empleando lo que probablemente era, en conjunto, la mejor manera de ocultar el secreto: revelarlo para enterrarlo mejor.

 

Un entierro de primera clase

 

De repente, el 13 de mayo de 2000, llegó la noticia que ya no se esperaba: el cardenal Sodano anunció, por orden de Juan Pablo II, que la tercera parte del secreto de Fátima sería hecha pública en los próximos días por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Incluso antes de que se diera a conocer el texto, se encargó de proporcionar la interpretación: el secreto anunciaba las persecuciones contra la Iglesia y, en particular, el atentado del 13 de mayo de 1981 contra Juan Pablo II. Insiste en lo que es, para él, lo esencial: "Las situaciones referidas en la tercera parte del secreto de Fátima parecen pertenecer ahora al pasado". Esta es la razón por la que la revelación tiene lugar en el año 2000: se trata de poner fin a Fátima, que sólo se refería al siglo XX. Ahora que ya se ha dicho todo sobre el tema (se ha realizado la consagración, se ha revelado el secreto y Rusia se ha convertido), podemos pasar página y abordar serenamente el siglo XXI.

Sin embargo, el comentario que debe preparar la Congregación para la Doctrina de la Fe parece plantear más dificultades de las previstas, ya que el 15 de junio se anunció que la conferencia de prensa prevista para darlo a conocer se había aplazado al 26 de junio.

El padre Christian Duquoc revela en La Croix el verdadero objetivo perseguido con esta publicación del secreto: "Su publicación pretende, de manera cortés y fina, quitarle todo poder”[12].

El cardenal Ratzinger, en su comentario, también insiste mucho en el hecho de que el secreto se refiere a hechos pasados. Considera útil citar de nuevo al cardenal Sodano sobre este punto:

[Llegamos así a una pregunta final: ¿qué significa el "secreto" de Fátima en su conjunto (en sus tres partes)? ¿Qué nos dice? En primer lugar, debemos afirmar con el Cardenal Sodano: "Las situaciones referidas en la tercera parte del "secreto" de Fátima parecen pertenecer ahora al pasado". En la medida en que se describen acontecimientos particulares, éstos pertenecen ya al pasado. Los que esperaban emocionantes revelaciones apocalípticas sobre el fin del mundo y el curso futuro de la historia se sentirán decepcionados [...].[13]

Mons. Bertone, en la introducción del documento, hace lo mismo: "La decisión del Papa Juan Pablo II de hacer pública la tercera parte del 'secreto' de Fátima cierra un período de la historia" (el subrayado es nuestro).

¿Qué podemos pensar de la interpretación propuesta en tales condiciones? Esto es lo que veremos más adelante. Antes hay que responder a otra pregunta: ¿Qué crédito puede darse al texto así revelado por el Vaticano? Y esta pregunta puede a su vez descomponerse en otras dos:

1.                 - ¿El texto dado el 26 de junio de 2000 es auténtico?

2.                 - Y entonces, ¿está completo?

Pero antes de cualquier análisis, empecemos por examinar el texto tal como fue revelado el 26 de junio de 2000 [14] :

 

El texto revelado el 26 de junio de 2000

 

J.M.J.

La tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cova de Iria - Fátima.

Te escribo en obediencia a ti, Dios mío, que me lo ordenas por medio de su Exc. Rev. Mi Monseñor el obispo de Leiria y de tu santísima Madre, que también es la mía.

Después de las dos partes que ya he expuesto, vimos a la izquierda de Nuestra Señora, un poco más alto, un ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; brillaba y emitía llamas que, al parecer, debían incendiar el mundo; pero ellas se apagaron al contacto con el esplendor que emanaba de la mano derecha de Nuestra Señora hacia él; el ángel, señalando la tierra con la mano derecha, dijo en alta voz: ¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia! Y vimos en una luz inmensa que es Dios: "Algo parecido a como la gente se ve en un espejo cuando pasa", un obispo vestido de blanco, "tuvimos el presentimiento de que era el Santo Padre". Otros varios obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subieron a una montaña escarpado, en cuya cima había una gran cruz hecha de troncos toscos, como si fueran de alcornoque con la corteza puesta; antes de llegar a ella, el Santo Padre atravesó una gran ciudad medio en ruinas y, medio tembloroso, con pasos vacilantes, afligido por el sufrimiento y el dolor, rezó por las almas de los cadáveres que encontró a su paso; cuando llegó a la cima de la montaña, postrado de rodillas al pie de la gran cruz, fue asesinado por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros y flechas [15] ; y del mismo modo, uno tras otro, murieron obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, hombres y mujeres de diferentes clases y categorías sociales. Bajo los dos brazos de la cruz había dos ángeles, cada uno con una regadera de cristal en la mano, en la que recogían la sangre de los mártires y con la que irrigaban las almas que se acercaban a Dios.

Tuy - 3-1-1944.

[Fin del texto de Sor Lucía revelado el 26 de junio de 2000 por el Vaticano].

 

 

¿Tenemos el verdadero secreto?

¿El texto es auténtico?

 

Primera pregunta: ¿es auténtico este texto? ¿Las garantías ofrecidas (revelación solemne hecha por los más altos cardenales de la curia, en vida de Sor Lucía, y con publicación del texto original en facsímil) permiten compensar la legítima desconfianza que sienten los católicos hacia la Roma conciliar?

De hecho, la autenticidad fue inmediatamente impugnada, con argumentos de muy desigual valor. Laurent Morlier, en un folleto publicado por el D.F.T.[16], defiende la idea de una "falsa Hermana Lucía" empleada por el Vaticano para autentificar el "falso secreto".[17] Algunos de los argumentos se basan de forma demasiado evidente en paralogismos o interpretaciones arbitrarias como para merecer una refutación detallada.[18] Pero no es el caso de todos ellos. Varias demostraciones se limitan a repetir las tesis desarrolladas, antes del 13 de mayo de 2000, por los mejores especialistas en Fátima (tesis popularizadas en Francia por los trabajos del C.R.C.). Ellas merecen, por lo tanto, ser tomadas en serio. Si se acepta que el texto revelado en 2000 por el Vaticano es auténtico, es necesario explicar cómo y por qué todos los especialistas pudieron, antes de esta revelación, llevar a los fieles por una pista falsa.

Así, hemos distinguido once argumentos principales, que primero esbozaremos y luego examinaremos en detalle.

 

Once argumentos contra la autenticidad

 

1-El texto publicado por el Vaticano es "apenas comprensible" y "no se ajusta al contenido y al estilo de las dos primeras partes" (p. 23 [19]).

2-El texto no añade nada nuevo al segundo secreto, que ya hablaba de persecuciones contra la Iglesia y de sufrimientos por el Papa; es, pues, inútil, y Dios no hace nada inútil. "Es de la más elemental lógica que el tercer secreto contenga el anuncio de acontecimientos muy diferentes de los ya descritos en el segundo secreto" (p. 25). Además, el padre Alonso, experto en Fátima, declaró: "Hambre, guerra, persecuciones para la Iglesia y para el Santo Padre, nada de esto se repetirá en el texto de la tercera parte" (pp. 26-27).

3- El texto publicado por el Vaticano no explica la misteriosa y terrible agonía experimentada por Lucía durante los tres meses en que tuvo que escribir el secreto (pp. 43-44).

4-El tema de este texto no corresponde al miembro de la frase que Sor Lucía había añadido en 1941 al texto del segundo secreto: "En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe". Sin embargo, "es seguro que Sor Lucía no la insertó allí a la ligera, sino con la intención expresa de dejar traslucir veladamente el contenido esencial del tercer secreto" (p. 30). Así parece confirmarlo la propia Lucía, que en 1943 declaró que "en cierto modo, lo había dicho"[20]. Hay que señalar, además, que el Vaticano, avergonzado por esta frase de la cuarta memoria, se refiere a ella en una nota, sin ninguna explicación (nota 7) [21].

5-Esta frase en parece inacabada. Sin embargo, no encontramos la continuación en el secreto revelado por el Vaticano.

[El famoso etc.] viene de la propia Sor Lucía, para mostrar que la frase tiene una continuación. Si ella hubiera querido indicar con esto otra visión anexa, sin relación con esta frase, habría colocado este "etc." bien después de su frase, después del punto que cierra su frase, y con E mayúscula: "En Portugal se conservará siempre el dogma de fe". Etc. [Laurent Morlier [22]].

6- El tercer secreto debe necesariamente contener palabras, y no una simple visión, ya que, inmediatamente después, Nuestra Señora dijo a Lucía y Jacinta: "Podéis decírselo a Francisco" (13 de julio de 1917). "Si el tercer secreto pudo ser dicho a Francisco, fue porque no contenía una visión [...]. Un argumento decisivo que, por sí solo, convence al Vaticano de una mentira". (p. 47). "Ahora podemos comprender mejor por qué Francisco se vio privado de la gracia de oír a la Santísima Virgen. La razón permanecía misteriosa hasta ahora. Ahora este "impedimento" sirve para revelar una enorme impostura" (p. 46). Además, "el comunicado de prensa emitido por la agencia A.N.I. el 8 de febrero de 1960, anunciando que "el secreto no sería publicado", afirmaba, como "tercera razón aducida para justificar su no divulgación", que "aunque la Iglesia reconoce las apariciones de Fátima, no desea asumir la responsabilidad de garantizar la verdad de las palabras que los tres pastorcitos dijeron que Nuestra Señora les había dirigido"".

7- Según Mons. Venancio (que, en 1957, miró por transparencia el sobre que contenía el secreto) y el cardenal Ottaviani (que leyó el secreto), el texto redactado por Lucía estaba en una sola hoja de papel (el hermano Francisco de María de los Ángeles concluyó que debía contener entre veinte y veinticinco líneas [23]). Sin embargo, el texto publicado por el Vaticano tiene cuatro páginas (es decir, al menos dos hojas) y contiene 62 líneas.

8- En noviembre de 1984, el periodista italiano Vittorio Messori publicó en la revista Jesús, página 79, una entrevista con el cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la que éste declaraba, a propósito del tercer secreto: "Sí, lo he leído". - "¿Por qué no se revela?"-"Porque, según el juicio de los papas, no añade nada más a todo lo que un cristiano debe saber de la Revelación: una llamada radical a la conversión, la gravedad absoluta de la historia, los peligros que amenazan la fe y la vida del cristiano, y por tanto del mundo, y luego la importancia de los últimos tiempos" [...]". Ahora bien, dieciséis años más tarde no encontramos ninguna de estas cuatro observaciones en el dossier preparado por el mismo cardenal Ratzinger.

9- La fecha de 1960, cuando el secreto debía ser revelado porque, en palabras de Sor Lucía, "aparecerá más claro", no parece tener ninguna relación con el secreto revelado.

10- Los mejores expertos en Fátima (el Padre Alonso, el Padre Sebastian Martins dos Reis, el Padre Antonio Martins S.J.), y otros aún menos buenos como el Padre Laurentin, han admitido que el tercer secreto debería referirse a la crisis de fe. El obispo de Leiria-Fátima, monseñor do Amaral, lo confirmó el 10 de septiembre de 1984: "Su contenido concierne sólo a nuestra fe. Identificar el secreto con anuncios catastróficos o con un holocausto nuclear es distorsionar el sentido del mensaje. La pérdida de la fe de un continente es peor que la aniquilación de una nación; y es cierto que la fe disminuye continuamente en Europa”. El Hermano Miguel de la Santísima Trinidad podría comentar: "El último secreto de Nuestra Señora no anuncia el fin del mundo ni la guerra atómica: se refiere a nuestra fe, la fe católica; y más precisamente a la pérdida de esta fe, 'a perda da fé', nos dice el Obispo de Fátima. Para nosotros, ésta es ahora no sólo una hipótesis sólidamente fundada, y de hecho la única plenamente plausible, sino una verdad en la que podemos confiar con certeza, porque es rigurosamente demostrable. ¿Cómo? Por el simple análisis de lo que se nos ha revelado del secreto” [24].

11.- Por último, Laurent Morlier cita un análisis grafológico disponible en un  sitio web estadounidense, que tiende a considerar que el documento publicado en facsímil por el Vaticano es una falsificación [25].

 

Examen de los once argumentos

 

1.                          - ¿Difieren el estilo y el contenido del tercer secreto en relación a los dos primeros? Parece que tal apreciación es más fruto de la sorpresa causada por un secreto inesperado (esperábamos palabras de la Virgen, y nos encontramos con el relato de dos visiones sucesivas) que de un examen objetivo de la realidad. En efecto, como bien ha señalado el padre Delestre [26], Sor Lucía habla, en su primera presentación pública del secreto, no de tres partes, sino de tres cosas distintas:

El secreto tiene tres cosas distintas ("três coisas distintas"), y voy a revelar dos.

 La primera fue la visión del infierno. [...]

Entonces miramos a Nuestra Señora, que nos dijo con bondad y tristeza [...] [27].

En otras palabras, el secreto contiene tres cosas de distinta naturaleza, aunque formen un todo armonioso. Esto es lo que nos encontramos tras la publicación del último texto el 26 de junio de 2000:

Primera parte: Una visión, la del infierno.

Segunda parte: palabras de Nuestra Señora, que presentan al mundo los medios de salvación ofrecidos por la infinita misericordia de Dios para nuestro tiempo; si no se utilizan estos medios, Dios, ofendido, hará caer sobre el mundo los terribles castigos de su justicia.

Tercera parte: dos visiones sucesivas, la segunda de las cuales se ve "en una luz inmensa que es Dios".

En cuanto al estilo, también encontramos el de Sor Lucía, incluso en sus intentos de describir -de forma necesariamente inadecuada- ciertas realidades sobrenaturales con las que se vio confrontada. El texto publicado el 26 de junio de 2000 utiliza la comparación del "espejo" (espelho en portugués), en una explicación un tanto embarazosa:

Y vimos en una luz inmensa que es Dios - "algo así como la gente se ve en un espejo al pasar"- a un obispo vestido de blanco [...].

Esta comparación es clásica en Lucía [28]. Se la encuentra, por ejemplo, en el decimotercer punto del interrogatorio que el padre José Pedro da Silva hizo a Lucía en julio de 1947:

-¿Puede describir de algún modo la luz que Nuestra Señora "puso en su  pecho" (segunda aparición, 13 de junio de 1917)?

-No puedo, porque no conozco palabras que lo describan.

-¿De dónde procede?

-De las manos de Nuestra Señora.

-¿De qué color era? ¿Era un azabache fuerte?

-No puedo describir exactamente cómo fue.

-¿Cómo te veías en Dios... ¿Cuál era esa luz...?

-No puedo describirlo.

-¿Has visto a Dios de forma sensible, o sólo has experimentado una sensación de presencia, una unión íntima de casi identificación con él?

-Nos vimos reflejados en él. Cómo: no cómo explicarlo.

-¿Cómo os veíais a vosotros mismos en esta luz "que permaneció largo tiempo sobre la tierra"?

-No vi que permaneciera largo tiempo, ni vi que permaneciera corto; sólo vi que estaba en la luz que se extendía sobre la tierra.

-¿Fue una iluminación en la mente lo que acompañó a esta visión, o fue alguna voz sensible?

-Me parece que no era ni lo uno ni lo otro. Nos veíamos a nosotros mismos en esa luz, que sentíamos que era Dios, algo así como cuando nos vemos en un espejo. La explicación no es exacta, pero me parece que da la mejor idea. Con la diferencia de que en un espejo, vemos nuestra figura; y en esa luz nos vemos y nos sentimos personalmente en ella [29].

Sor Lucía utiliza también la comparación del espejo en sus Memorias, hablando de la aparición del 13 de mayo de 1917:

Primero abrió sus manos y nos comunicó, como por un resplandor que emanaba de ellas, una luz tan intensa que, penetrando en nuestros corazones y en lo más profundo de nuestras almas, nos hacía vernos en Dios, que era esa luz, con más claridad de la que nos vemos en el mejor de los espejos.[30]

La expresión sigue utilizándose en su último libro, Apelos da Mensagem de Fátima, publicado en portugués el 13 de diciembre de 2000 [31].

Del mismo modo, el texto publicado el 26 de junio de 2000 se refiere dos veces al "Santo Padre" para designar al Papa. Cabe señalar que éste es también  el término utilizado por Nuestra Señora en la segunda parte del secreto del 13 de julio de 1917, y que es el que Lucía utiliza siempre en sus Memorias, - con exclusión de "papa", que sí existe en portugués [32].

El facsímil publicado por el Vaticano contiene incluso las habituales faltas de ortografía de Sor Lucía (aprendió a leer y escribir muy tarde). El padre Delestre hace un meticuloso censo de ellos, y puede concluir:

Por lo que se refiere a la ortografía y la gramática, la comparación con otros manuscritos publicados de Lucía de aproximadamente los mismos años (las cuatro primeras Memorias fueron escritas entre diciembre de 1935 y diciembre de 1941, el texto publicado el 26 de junio de 2000 fue redactado el 3 de enero de 1944) muestra las mismas faltas, la misma caligrafía fonética, las mismas expresiones o dificultades para anotar el lenguaje hablado, lo que demuestra claramente que la misma persona redactó estos diferentes escritos [33].

En definitiva, no sólo no hay motivos para dudar de la autenticidad del texto publicado el 26 de junio de 2000 sobre este punto, sino que un examen atento revela varias marcas difíciles de imitar.

2.                        - ¿Se limita el tercer secreto a repetir de forma diferente lo que ya decía el segundo? Esto podría argumentarse si se siguiera la interpretación del Vaticano (el tercer secreto representaría las persecuciones del siglo XX y el atentado del 13 de mayo de 1981). Pero se trata de una interpretación muy poco objetiva, como veremos. En cualquier caso, este tipo de argumento, si pudiera servir para dar mayor o menor verosimilitud a tal o cual hipótesis antes de que se revele el secreto, no podría tener ninguna fuerza vinculante. ¿Acaso la Virgen no tiene derecho a repetirse cuando quiere insistir sobre un tema - y no lo hizo varias veces (hablando, por ejemplo, del rosario en cada una de sus apariciones)?

3.               - La terrible agonía experimentada por Sor Lucía antes de la redacción del tercer secreto se ha presentado a menudo como una prueba del carácter particularmente dramático de este secreto. Y como el segundo secreto ya anunciaba terribles persecuciones contra la Iglesia, se concluyó que el tercer secreto debía referirse a un mal de gravedad aún mayor: debía ser la actual terrible crisis de la fe[34]. En realidad, sin  embargo, no hay ningún texto que pruebe que los problemas de Sor Lucía fueran causados directamente por el contenido del tercer secreto. Se explica muy bien por el dilema de sor Lucía, dividida entre la obediencia al Cielo, que aún no le había dado permiso para revelarlo, y la obediencia a su obispo, que la apremiaba a hacerlo. El 2 de enero de 1944, una aparición de la Virgen la liberó de esta perplejidad, y al día siguiente escribió el texto.[35]

4.              - La frase "En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe" es difícil de interpretar, no en sí misma (es, en sí misma, muy clara [36]), sino en su relación con el contexto. Hasta el año 2000, cuatro indicios parecían convertirla en la clave del tercer secreto: 1) el hecho de que tuviera poco que ver con lo que le precedía (se concluía, por tanto, que debía tener algo que ver con lo que le seguía); 2) el hecho de que Sor Lucía no lo citara cuando reveló por primera vez el segundo secreto, sino que lo añadiera más tarde (se deducía que el texto no pertenecía realmente al segundo secreto); 3) el hecho de que la crisis de la Iglesia se agravara de manera alarmante en el momento mismo en que el secreto debería haber sido revelado (1960); 4) mientras que Roma se sumía en un persistente silencio al respecto.

En retrospectiva, podemos comprender mejor la fragilidad de estas presunciones, que con demasiada frecuencia se han presentado como certezas ("Es seguro que Sor Lucía no lo puso ahí a la ligera, sino con la intención expresa de dejar pasar veladamente el contenido esencial del tercer secreto"[37]). Consideremos primero la cronología de los hechos y la psicología de Sor Lucía. Si en 1943 tuvo largas crisis de escrúpulos antes de decidirse a poner por escrito el tercer secreto, y si fue necesaria la intervención de la Virgen para que se decidiera a hacerlo, ¿cómo imaginar que revelara voluntariamente su contenido esencial en 1941 (aunque sólo fuera pronunciando la primera frase)?

Además, una reflexión lógica sobre las dos primeras pistas mencionadas lleva a una conclusión similar. ¿Por qué Lucía no mencionó la frase sobre Portugal cuando reveló por primera vez el texto del segundo secreto (en su tercera Memoria, terminada el 31 de agosto de 1941)? Se puede admitir fácilmente que fue probablemente porque esta frase no tenía ningún vínculo visible con lo que la precedía. Pero si es así, ¿cómo se explica que Lucía la añadiera a la cuarta Memoria, cuando se le había instado a escribir un nuevo relato de las apariciones lo más preciso y completo posible? ¿No parece evidente que esta frase un tanto misteriosa, pensándolo bien, tenía aún menos que ver con lo que seguía, que era el tercer secreto?

Sin culpar a nadie (¡siempre es fácil criticar a posteriori!), también podemos ver que las mismas personas que dieron tanta importancia a un argumento basado principalmente en la ubicación de esta pequeña frase (es porque la frase sobre la conservación de la fe está situada justo antes del tercer secreto que debe indicar su tema) se daban al mismo tiempo la libertad de mover la misma pequeña frase a su antojo, para las necesidades de su demostración. Tanto el Padre Alonso como el Hermano Miguel de la Santísima Trinidad tropezaban, en efecto, con las dos promesas que Lucía había colocado al final del segundo secreto: "Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y se concederá al mundo un cierto tiempo de paz". ¿Cómo se explica que este anuncio -que parece una conclusión general- se anteponga al tercer secreto? Si el tercer secreto contiene una visión - y no las palabras de Nuestra Señora - esto es perfectamente comprensible. Pero si uno se empeña en encontrar en el tercer secreto otras palabras de Nuestra Señora y un anuncio explícito de la crisis en la Iglesia, entonces todo está perdido. Nuestros autores se ven obligados, por tanto, a trasladar su famosa "frase decisiva" a un lugar anterior a este anuncio del triunfo final. Y justifican este audaz traslado por la "evidencia" de su necesidad:

En su cuarta Memoria, al revelar discretamente la primera frase del tercer secreto, Sor Lucía no la colocó en su lugar lógico. Ella la añadió al final del secreto, mientras que su lugar real es obviamente [énfasis añadido] entre la segunda parte y la conclusión general [38].

Gracias a esta traslación, la frase se sitúa ahora en el contexto que permite entenderla correctamente: el anuncio de los castigos. Y el Hermano Michel puede concluir:

Así, el sentido oblicuo de las primeras palabras del tercer secreto consideradas en su contexto inmediato es apenas dudoso [39].

Para reforzar la idea de que esta frase sobre Portugal anuncia efectivamente el tema del tercer secreto, a los partidarios de esta tesis les gusta recordar  cómo, cuando Monseñor da Silva le pidió que escribiera el tercer secreto, Sor Lucía respondió que "en cierto modo, lo había dicho"[40] . Pero nada indica que Sor Lucía se refiriese a la frase sobre Portugal. Podría haberse referido igualmente al anuncio ya contenido en la segunda parte del secreto: "Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir".

En definitiva, si el texto revelado el 26 de junio de 2000 deja algunas zonas grises (en particular sobre el alcance exacto y la razón de ser de la frase sobre Portugal), él no tiene nada de inadmisible. No implica ninguna contradicción con los datos de que disponemos en otros lugares. Y a este respecto es, en definitiva, más verosímil que la hipótesis de que Lucía, ya en 1941, expusiera el tema esencial del tercer secreto en una pequeña frase deliberadamente sacada de contexto "para no llamar la atención antes del momento oportuno".

5.               - En cuanto al hecho de que el "etc." que concluye la frase sobre Portugal vaya precedido de una coma y no de un punto (lo que probaría, según Laurent Morlier, que la frase de Nuestra Señora está inacabada, y que la continuación debe encontrarse en el tercer secreto), podemos descartarlo de plano: Sor Lucía no era una correctora profesional, sopesando las comas y los puntos y comas. La expresión "etc.", normalmente destinada a cerrar una enumeración, va, en este caso, sistemáticamente precedida de una coma (al menos así lo recomiendan los buenos gramáticos[41]). La vidente de Fátima la utiliza aquí, con cierta torpeza, para indicar que interrumpe su relato de la aparición y que la continuación pertenece al tercer secreto. No es de extrañar que, como es norma general, lo preceda de una coma.

6.               - El hecho de que el comunicado de prensa de la A.N.I. del 8 de febrero de 1960 mencionara "palabras" de Nuestra Señora que contendría el tercer secreto, sólo prueba una cosa: su autor creía (como todo el mundo en aquella época) que el secreto contenía tales palabras. Pero como este autor permaneció en el anonimato, y nada permite suponer que él haya tenido acceso al secreto, el argumento carece de peso. En cuanto a la instrucción de Nuestra Señora: "A Francisco se lo puedes decir", no hay ninguna razón de peso para relacionarla exclusivamente con la tercera parte del secreto. Podría muy bien referirse a las palabras pronunciadas por Nuestra Señora durante la segunda parte [42]. Por tanto, el argumento es, una vez más, irrelevante.

7.                        - Los autores que intentaron adivinar el contenido del tercer secreto antes del año 2000 se apoyaron en el testimonio de Mons. Venancio y del cardenal Ottaviani para afirmar que estaba contenido en una sola hoja. Sin embargo, ignoraron la declaración del secretario de Juan XXIII, el arzobispo Capovilla, que lo leyó con el Papa en 1960 y luego explicó a la prensa que contenía “cuatro o cinco pequeñas páginas”[43]. Ahora bien, este testimonio procede de un hombre que no sólo pudo ver con certeza cuántas páginas contenía el secreto, sino que además quiso decir expresamente lo que había visto. Esta doble cualidad subraya la fragilidad de los otros dos testimonios: monseñor Venancio no veía bien, mientras que el cardenal Ottaviani no mostró su voluntad de responder a esta pregunta.

Mons. Venancio sólo podía palpar y mirar por transparencia a través de dos sobres (el sobre grande del obispo y el interior de Lucía). Por lo tanto, era muy fácil para él equivocarse y ver sólo una hoja de papel doblada, donde había dos dobladas juntas. Por lo tanto, su testimonio carece de peso. Las dimensiones del papel, sin embargo, son fiables, ya que pudo distinguirlas con certeza y las anotó cuidadosamente.[44] Ahora bien, las dimensiones que anotó corresponden exactamente a las del documento publicado por el Vaticano.

En cuanto al Cardenal Ottaviani, se contentó con decir de pasada que Sor Lucía, en obediencia a la Santísima Virgen, había "escrito sobre una hoja, en portugués" el famoso secreto (conferencia del 11 de febrero de 1967). Ante un juez de instrucción, semejante frase habría dado lugar inmediatamente a una petición de aclaración: "¿El secreto estaba escrito en una sola hoja de papel?", y el testigo lo habría confirmado o negado. De hecho, no se formuló ninguna pregunta. Por tanto, nadie puede garantizar que el cardenal (que obviamente utilizó el artículo indefinido ['una'], no el adjetivo numeral) pretendiera realmente afirmar la unicidad de la hoja de papel y no utilizara el singular en aras de la simplificación y la comodidad de lenguaje.

Por favor, ¡que no se quiera ver ahí una escapatoria! Cualquiera que haya tenido que enfrentarse a testimonios a lo largo de su vida sabe la cautela que hay que tener en estos asuntos. El cardenal Ottaviani, a pesar de su alta autoridad, no es una excepción a la regla. Es un hecho que su intervención del 11 de febrero de 1967 sobre el secreto de Fátima careció de rigor. También es divertido constatar que el mismo Hermano Miguel de la Santísima Trinidad que invoca la autoridad del cardenal para afirmar que el secreto está en una hoja [45] critica ferozmente, unas páginas más adelante, las inexactitudes, errores, infidelidades históricas e invenciones del mismo prelado ("Una vez más, el cardenal inventa[46]"). En efecto, ¡nos sorprende oír al viejo cardenal presentar a Lucía como hermana de Francisco y Jacinta! Cuando a continuación afirma que Lucía, en obediencia a la Santísima Virgen, "escribió sobre una hoja, en portugués, lo que la Santísima Virgen le había pedido que dijera al Santo Padre", el Hermano Miguel de la Santísima Trinidad sigue la frase con un "sic" de desaprobación, porque sabe bien (es uno de los grandes temas de su libro) que el secreto de Fátima no estaba destinado exclusivamente al Santo Padre. ¿Quién, pues, en esas condiciones, puede garantizar que la expresión “sobre una hoja” sería más rigurosa? Este argumento está realmente construido sobre arena.

8.              - La entrevista que el Cardenal Ratzinger concedió a Vittorio Messori en 1984 fue citada a menudo por quienes intentaban adivinar su contenido. El Cardenal dijo: "Esto no añade nada más a lo que un cristiano debe saber sobre el Apocalipsis: una llamada radical a la conversión, la gravedad absoluta de la historia, los peligros que amenazan la fe y la vida del cristiano, y por tanto del mundo, y luego la importancia de los últimos tiempos"[47]. No hay nada en estas palabras que contradiga el texto publicado el 26 de junio de 2000 (sobre todo si se tiene en cuenta que el Cardenal no tenía ninguna intención de revelar el secreto, sino, al contrario, de eludir la cuestión). Por otra parte, es obligado constatar que el Hermano Miguel de la Santísima Trinidad, que tanta importancia dio a estas palabras del Cardenal Ratzinger (queriendo incluso ver  en ellas "una confirmación de nuestras manifestaciones"[48]), desechó en cambio con un gesto de la mano otros testimonios que iban en sentido contrario: los dados por el Cardenal Ottaviani en 1967 y por Juan Pablo II en 1980.

El cardenal Ottaviani - que sin duda sabía de qué hablaba, pues ya había leído el tercer secreto, pero que trató de presentar las cosas como si no lo hubiera leído, basándose únicamente en las palabras de Sor Lucía - comentó así la afirmación de Sor Lucía de que en 1960 el secreto aparecería más claro:

Esto me hace pensar que el mensaje tenía un tono profético, porque las profecías, como vemos en la Sagrada Escritura, están recubiertas por un velo de misterio. Generalmente no se expresan en un mensaje claro y manifiesto que pueda ser comprendido por todos. […] Es verdad, sin embargo, como vemos en tantas profecías - porque imagino que el mensaje de Fátima tiene un tono profético, ya que Lucía dijo que en 1960 aparecería más claro - que hay allí un signo que está como velado, no es un lenguaje completamente manifiesto y  claro.[49]

Tal pasaje es bastante comprensible si el cardenal Ottaviani ha leído el mismo texto que nosotros, el que fue revelado el 26 de junio de 2000: al leerlo, experimenta las mismas dudas e interrogantes que cada uno de nosotros, y las expresa. Pero esto no corresponde a la tesis del Hermano Miguel de la Santísima Trinidad; por eso, al mismo tiempo que lo cita honestamente, se propone desacreditar este testimonio: "Buscando visiblemente engañar a sus oyentes, el cardenal mezcla a gusto la verdad y las insinuaciones erróneas”[50].

Juan Pablo II estuvo en Fulda en noviembre de 1980. Fue abordado por un grupo de peregrinos que le preguntaron por el secreto de Fátima. La revista alemana Stimme des Glaubens relató así la respuesta del Papa:

Dada la gravedad de su contenido, para no incitar a la potencia mundial del comunismo a realizar determinados actos, mis predecesores en el cargo de Pedro prefirieron aplazar su publicación por diplomacia. [...] Debemos prepararnos para pasar por grandes pruebas que pronto exigirán de nosotros la disposición a sacrificar incluso nuestra propia vida, y una sumisión total a Cristo y por Cristo. Con vuestra oración y la mía, todavía es posible atenuar esta prueba, pero ya no es posible evitarla, porque sólo así puede renovarse eficazmente la Iglesia. ¡Cuántas veces la renovación de la Iglesia se ha llevado a cabo con sangre! Esta vez no será diferente. Debemos ser fuertes, debemos prepararnos, debemos confiarnos a Cristo y a su Madre santísima, debemos ser asiduos, muy asiduos a la oración del Rosario[51].

También en este caso, la correspondencia con el texto revelado el 26 de junio de 2000 es sorprendente; leído en 1980, en plena guerra fría, este texto podía parecer el anuncio de una invasión de Roma por los rusos, que semi destruirían la ciudad antes de martirizar al Papa, a los obispos y a los cristianos, cuya sangre, recogida por los ángeles, regeneraría la Iglesia. Las palabras atribuidas a Juan Pablo II encajan perfectamente en tal perspectiva. ¿Son auténticas? Se ha discutido sobre ello, y la oficina de prensa de la Santa Sede ha intervenido para rebatirlo, pero la redacción de Stimme des Glaubens mantuvo firmemente la autenticidad de las palabras, de las que disponía de una grabación.[52] Por otra parte, el cardenal Ratzinger, interrogado a este respecto por Vittorio Messori en 1984, no dudó en absoluto de la autenticidad de estas palabras; se citan en la versión definitiva de las Entrevistas sobre la fe, que fueron, sin embargo, objeto de una profunda revisión antes de su publicación. Estas palabras gozan, pues, de una fuerte presunción de autenticidad, y uno se ve obligado a constatar, a posteriori, que corresponden sorprendentemente bien al texto revelado en el año 2000. Pero no corresponden, en cambio, a la tesis del Hermano Michel de la Trinité. También este último las califica de "discurso inverosímil", y las rechaza sobre esta base[53]. Hay que concluir, una vez más, que no hay nada en las declaraciones de quienes leyeron el secreto antes del año 2000 que ponga en duda el texto revelado por el Vaticano. Al contrario, las declaraciones del cardenal Ottaviani (1967) y de Juan Pablo II (1980) parecen más bien confirmar esta versión.

9.               - En cuanto a la fecha de 1960, hay que distinguir dos cosas. El hecho de que la Santísima Virgen misma haya inspirado esta fecha para la revelación del secreto parece seguro. El canónigo Barthas refiere la respuesta que Sor Lucía le dio al respecto en 1946: "Porque la Santísima Virgen así lo quiere.[54] Pero otra cosa es la respuesta que Sor Lucía dio al Cardenal Ottaviani el 17 de mayo de 1955:

Le pregunté a Sor Lucía: "¿Por qué esta fecha? Y ella me contestó: "Porque entonces aparecerá más claro”.

Aquí Sor Lucía no pretende transmitir una explicación que recibió tal cual de boca de Nuestra Señora. Su respuesta, "Entonces aparecerá más claro", parece más bien un reflejo del sentido común ante una pregunta cuya repetición se hacía pesada. Como si dijera: la Virgen sabe lo que hace. Si pidió su revelación en 1960, es porque para entonces será útil.

Conviene no dar a esta frasecita más autoridad de la que tiene. Parece exagerado pretender que sea, como la C.R.C., la base de una demostración.

Queda, evidentemente, el primer hecho: la fecha de 1960 indicada por la Virgen. Pero no hay ninguna garantía de que esta fecha corresponda al comienzo del cumplimiento de la profecía [55]. Bien podría referirse únicamente al momento en que la jerarquía de La Iglesia necesitará esta advertencia para evitar seguir un camino que la conducirá (quizá mucho más tarde) a la perdición anunciada[56]. En esta perspectiva, la fecha de 1960 parece clara. Sin entrar siquiera en la interpretación del secreto, basta observar que su tono general no va en absoluto en el sentido de la euforia conciliar. Su revelación en 1960 habría frenado sin duda -y quizá incluso impedido- la "apertura al mundo" preconizada por el Vaticano II. Pero Juan XXIII prefirió, en su discurso inaugural, fustigar a los “profetas de desgracias”.

10- El hecho de que la hipótesis del Padre Alonso fuera adoptada por muchos de los mejores expertos en Fátima no altera el valor de los argumentos en los que se basaba, y que acabamos de examinar. Como conjetura, y dadas las pruebas disponibles en aquel momento, era razonable. Pero seguía siendo una mera conjetura, basada en indicios y presunciones, no en pruebas vinculantes.

El gran error de la C.R.C. fue presentarlo como una certeza absoluta. Las obras del Hermano Miguel de la Santísima Trinidad (y su resumen por el Hermano Francisco de María de los Ángeles) han hecho -nadie puede negarlo- un bien inmenso, tanto en Francia como en los países de lengua inglesa.[57] Han dado a conocer Fátima y la han hecho amar; han iluminado toda la historia del siglo XX a la luz de esta aparición; han suscitado en muchas almas la devoción al Corazón Inmaculado de María. Pero no han escapado (sobre todo el tercer volumen) a este espíritu "tesista" que marca incluso las mejores obras del abad de Nantes. La seductora hipótesis del padre Alonso fue abrazada y defendida de forma demasiado sistemática, con el deseo de doblegar por la fuerza la realidad a ella. Era necesario demostrar a toda costa que el tercer secreto denunciaba explícitamente la responsabilidad de la jerarquía actual en la crisis de fe. Para ello, no sólo se retomaron los argumentos del padre Alonso, sino que se potenciaron. Cuando, por ejemplo, se limitó a sugerir, en relación con el secreto: "Quizá haya incluso una referencia a los fallos de la alta jerarquía de la Iglesia", no faltó el señalar la frase en negrita y precederla de una frase que diga que el autor "nos sugiere que sabe mucho más sobre este tema de lo que puede decirnos"[58] (lo que cambiaba claramente el alcance de la afirmación).

Hoy, la C.R.C. ha cambiado de tesis. Ahora sostiene -con el mismo espíritu sistemático- que el tercer secreto se referiría, en conjunto, al Papa Juan Pablo I. Sin embargo, no se ha molestado en llevar a cabo una crítica metódica de su trabajo anterior; los argumentos que había difundido masivamente durante veinte años en defensa de su tesis anterior siguen circulando, retomados y utilizados por todos aquellos que cuestionan la autenticidad del secreto del año 2000. Pero el simple hecho de que esta construcción argumentativa, aparentemente tan coherente y bien construida, haya sido abandonada tan bruscamente por los mismos que la habían construido, ¿no basta para privarla de gran parte de su verosimilitud?

11- El último argumento de los "negacionistas": un análisis grafológico disponible en un sitio web estadounidense [59]. El autor estudia la forma en que son formadas  la N y la S mayúsculas, la sigla "J.M.J. [Jesús, María, José], las g y las h minúsculas, etc. En cada caso, proporciona, uno al lado del otro, extractos del texto revelado el 26 de junio de 2000 y extractos de otras cartas de Sor Lucía. Hay que admitir que, a primera vista, y cuando sólo se dispone de los elementos así proporcionados, la comparación puede suscitar dudas, tan numerosas son las desemejanzas. Sin embargo, estas dudas desaparecen en cuanto uno se toma la molestia de consultar, por ejemplo, el facsímil de la cuarta memoria de Sor Lucía (escrita en 1941) [60] : uno se da cuenta entonces de que, en esta cuarta memoria, todas las letras en cuestión (N y S mayúsculas, la abreviatura "J.M.J.", g y h minúsculas, etc.) coinciden completamente con las del tercer secreto publicado por el Vaticano. Uno se pregunta cómo Laurent Morlier, que conoce esta edición de los manuscritos de Sor Lucía (hace referencia a ella), no se dio cuenta de ello. En cualquier caso, la investigación grafológica tiende, al final, a demostrar lo contrario de lo que nos han asegurado sus patrocinadores. Estos últimos presentaron un segundo estudio, mucho menos detallado que el primero (y sin indicar siquiera el nombre de su autor)[61]. Este estudio concluye (sin aportar ninguna prueba real) que puede tratarse de una falsificación y, para confirmarlo, afirma que el texto parece haber sido escrito por una persona que aprendió a escribir siendo adulta. Se trata de una aclaración sorprendente y valiosa, porque... ¡este es precisamente el caso de Sor Lucía!

 

Conclusión: el texto es auténtico

 

Al término de esta investigación, y teniendo en cuenta tanto las críticas externas como las internas, nos parece poder afirmar con certeza, al igual que el padre Delestre, que el texto publicado el 26 de junio de 2000 por el Vaticano es auténtico. ¿Está íntegro? Esta es otra cuestión que estudiaremos a continuación; pero la autenticidad parece segura. De los diez argumentos contra la autenticidad, sólo uno tiene peso: la extrañeza de la frase "En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe" insertada por Sor Lucía entre el segundo y el tercer secreto. Pero una dificultad de interpretación no puede ser razón suficiente para rechazar un texto. En cualquier caso, esta frase un tanto oscura no figura en el texto revelado el 26 de junio, sino en la cuarta Memoria de Sor Lucía. Si hay un problema, es un problema de exégesis relativo a la cuarta Memoria de Sor Lucía; nada más.

Para los que aún tengan dudas, nos gustaría añadir dos argumentos:

         En primer lugar, el texto en cuestión fue publicado en vida de Sor Lucía, cinco años antes de su muerte. Independientemente de las severas restricciones impuestas a las comunicaciones con Sor Lucía desde 1955, y de su escrupulosa obediencia a la jerarquía, la publicación solemne de una falsificación habría sido una grave imprudencia por parte del Vaticano. Existía un peligro demasiado grande de que se filtrara la verdad o, al menos, de que se notara la desaprobación de Sor Lucía. Las autoridades vaticanas no podían correr semejante riesgo. Al menos en este aspecto, estaban necesariamente seguras de los hechos.

         Además -y sólo este argumento, en sí, nos parece decisivo- el texto del secreto corresponde tan poco a lo que el comentario oficial quiere que diga, contiene detalles tan inesperados -y que los intérpretes vaticanos encuentran tan difíciles de eludir- (por ejemplo, el uso de flechas contra el "obispo de blanco") que parece imposible que fuera falsificado para la ocasión.

 

Fin parte 1

 

NOTAS:



[1] “Habéis visto el infierno al que van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendremos paz. Terminará la guerra. Pero si no se deja de ofender a Dios, bajo el reinado de Pío XI, empezará otra aún peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, mediante la guerra, hambre y persecución contra la Iglesia y el Santo Padre. Para evitarlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si mis peticiones son escuchadas, Rusia se convertirá y tendréis paz. Si no, extenderá sus errores por todo el mundo, provocando guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, muchas naciones serán aniquiladas. Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y se concederá al mundo un cierto tiempo de paz.” - Algunos autores proponen una división ligeramente diferente del primero y del segundo secretos: habiendo notado que las dos primeras frases de Nuestra Señora comentan la visión del infierno, las unen a esta visión para constituir la primera parte del secreto. El resultado es una división temática muy lógica, que puede legítimamente ser utilizada para resaltar el orden del mensaje de Fátima (como hizo, por ejemplo, el Padre José de Santa María O.C.D.), pero que no es la de Sor Lucía. En su tercera Memoria, Sor Lucía no distingue tres partes, cada una con su propio tema, sino tres "cosas", la primera de las cuales es una visión y la segunda un discurso de Nuestra Señora.

[2] El padre Joaquín María Alonso, gran especialista de Fátima, no deja de señalarlo. Ver Joaquín-María ALONSO, “Fátima y el Corazón Inmaculado de María, Historia y sentido de las revelaciones”, en la obra colectiva María bajo el símbolo del corazón, nuevos documentos. Contribución de seis expertos al conocimiento de Fátima, Paris, Téqui, 1973, p. 65 – Joaquín-María Alonso (1913-1981), claretiano español, fue encargado en 1966 por el obispo de Fátima de emprender el estudio crítico completo de Fátima: obra imponente (veinticuatro tomos de 800 páginas cada uno) de los cuales solamente cuatro volúmenes han sido editados hasta este día.

[3] Por comodidad de lenguaje, emplearemos a veces la expresión “tercer secreto” en este artículo, ahí donde deberíamos decir, en rigor: “la tercera parte del secreto”.

[4] Ver Hermano MICHEL DE LA SAINTE-TRINITÉ, Toute la vérité sur Fatima, t. 3, Le troisième secret, Saint-Parres-lès-Vaudes, CRC, 1985 pp. 314-319.

[5] Sor Lucía al canónigo Barthas. Citado en su libro, Fatima, merveille du XXe siècle, Fatima-éditions, 1952, p. 83.

[6] Se reconoce el optimismo irenista del Papa Juan.

[7] Según el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, Juan Pablo II conocía el secreto desde los primeros días de su acceso al papado en 1978 (Declaración del 13 de mayo de 2000). (Monseñor Tarcisio Bertone, en cambio, sugirió a los periodistas que el Papa leyó el secreto por primera vez después del atentado del 13 de mayo de 1981. En realidad, es posible que Juan Pablo II sólo tuviera el contenido del tercer secreto revelado ya en 1978, sin tomarse la molestia de leerlo personalmente. Sus declaraciones en Fulda en noviembre de 1980 y el hecho de que relacionara inmediatamente el atentado de 1981 con el secreto de Fátima parecen indicar que ya tenía al menos cierto conocimiento del mismo.

[8] Stimme des Glaubens nº 10, octubre de 1981, ed. Vox Fidei. Citado por Fr. MICHEL DE LA SAINTE-TRINITÉ, ibid, pp. 442-443.

[9] - Joaquín-María ALONSO, La Verdad sobre el secreto de Fátima, Fátima sin mitos, Madrid, 1976 (2ª ed., 1988). Edición francesa por Téqui en 1979, con el título La Vérité sur le secret de Fatima.

[10] Monseñor do Amaral, Obispo de Fátima, reveló al Hermano Francisco de María de los Ángeles que había recibido instrucciones del Cardenal Secretario de Estado para transmitir a Sor Lucía esta instrucción expresa de las autoridades romanas: decir en adelante que la consagración había sido hecha. (Hermano FRANÇOIS DE MARIE-DES-ANGES, Juan Pablo I, le pape du secret [Toute la vérité sur Fatima, t. 4], Saint-Parres-lès-Vaudes, CRC, 2003, p. 452)

[11] El padre Grüner recibirá la suspensión a divinis en 2001. Véase Sel de la Terre 39, p. 249.

[12] Christian DUQUOC O.P., en La Croix de 28 de junio de 2000, p. 3.

[13] Cardenal RATZINGER, Comentario teológico al Tercer Secreto. Este texto - así como todo el dossier elaborado por el Vaticano para la publicación del tercer secreto - fue publicado en la Documentation catholique, 2000, p. 671-683. También puede c o n s u l t a r s e en

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000 626_m essage-fatima_es.html

[14] “En la traducción, se ha respetado el texto original, incluso en las imprecisiones de puntuación, que no impiden sin embargo la comprensión de lo que la vidente ha querido decir” (Nota de la congregación para la Doctrina de la fe – Reproducimos acá la traducción oficial francesa que corregimos sin embargo sobre un punto: ver la nota siguiente. NDLR)

[15] La traducción francesa distribuida por el Vaticano dice: "tirèrent plusieurs coups avec une arme à feu et des flèches". Da a entender, pues, que los disparos se hicieron con una sola arma, lo que tiene la ventaja de corresponder al atentado del 13 de mayo de 1981, pero... no es el sentido del portugués. Como señaló el Padre Delestre, el texto original no utiliza un sustantivo para un arma de fuego (que podría ser singular o plural), sino que utiliza el verbo portugués "disparar", que significa disparar (con un arma); como se trata de un "grupo de soldados" que "dispararon [en plural] varios tiros", ¡la visión incluía ciertamente varias armas, no una sola! (NOTA DEL EDITOR)

[16] Laurent MORLIER, Le troisième secret de Fatima publié par le Vatican le 26 juin 2000 est un faux. En voici les preuves, Argentré-du-Plessis, D.F.T., 2001. - Para una visión de conjunto de la cuestión, véase la encuesta de Jean-Louis MANGIN y Camille PIERRON publicada en Internet (http://www.fatima.be/fr/fatima/secret/index.html). Estos autores son favorables a las tesis del C.R.C.

[17] De esta hipótesis rocambolesca se reía la familia de Sor Lucía, que siguió visitándola regularmente hasta su muerte, y que la reconocía perfectamente. - Laurent Morlier, que dedica todo un capítulo a esta tesis de la "falsa Sor Lucía" (pp. 128-143), se basa principalmente en las extrañas palabras que Sor Lucía habría pronunciado en 1992 y 1993 en presencia de Carlos Evaristo. Pero ya hemos demostrado en Le Sel de la terre (nº 35, pp. 64-88) que el informe de Carlos Evaristo no merece ningún crédito.

[18] Ejemplos: "¿Cómo podría el Santo Padre consagrar finalmente Rusia si antes muere bajo las balas y las flechas? (Laurent MORLIER, ibid. p. 29) - "Esta descripción recuerda a los malos westerns" (Michèle REBOUL en Monde et Vie, 13 de julio de 2000, nº 670) - "[Otro] elemento que arroja fuertes dudas sobre la autenticidad del texto es la expresión "el obispo vestido de blanco", porque en todas las apariciones, la Santísima Virgen utiliza la expresión "el Santo Padre". Por supuesto, se podría pensar que la imposición de la tiara por Pablo VI, el 13 de noviembre de 1964, como signo de renuncia a la soberanía del Romano Pontífice, daría legitimidad al supuesto tercer secreto, ya que el Papa está vestido de blanco; sin embargo, sigue siendo el Soberano Pontífice, y por tanto cabeza de la Iglesia y Papa. Por lo tanto, no puede ser considerado obispo, aunque esté 'vestido de blanco'" (http://www.fatima.be/fr/fatima/secret/analyse.html). - "La gran cruz es de troncos toscos, como si estuviera hecha de alcornoque con la corteza puesta", por tanto sin Cristo. Los mártires lo han sustituido. Ya no es la religión católica, con su cáliz y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo, sino que es la religión humana, con su regadera y la sangre de los mártires, la que el Vaticano está estableciendo a través del "mensaje de Fátima": esta religión humana, en la que el ecumenismo tiene un gran lugar puesto que los mártires ya no son hombres que sufrieron la muerte antes que negar su fe en Cristo y su divinidad, sino "señores y señoras de diverso rango y condición", lo que implica: ¡de todas las religiones! o incluso ¡de ninguna religión! Es, pues, la culminación del gran sueño de la Francmasonería que vemos realizarse ante nuestros ojos. (Ibid.) - "Al final de su declaración, el cardenal Sodano comete un grave error [...]. Afirma que "la tercera parte del secreto de Fátima parece pertenecer al pasado", olvidando en su arrebato que las palabras de la Santísima Virgen datan de 1917 y que en aquella época tenían un carácter profético. Si el Cardenal Sodano estuviera comunicando el verdadero tercer secreto, se habría situado en 1917 y no en el año 1981. (ibid.).

[19] Salvo que se indique lo contrario, las frases entrecomilladas y las referencias de esta sección remiten a la obra de Laurent Morlier.

[20] Véase Hermano MICHEL DE LA SAINTE-TRINITÉ, ibid, p. 458.

[21] En la introducción al documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Mons. Bertone anuncia: "Por lo que se refiere a la descripción de las dos primeras partes del "secreto", ya publicadas en otros lugares y por tanto conocidas, hemos elegido el texto escrito por Sor Lucía en la tercera Memoria del 31 de agosto de 1941; en la cuarta Memoria del 8 de diciembre de 1941, ella ha añadido algunas anotaciones". (DC, 2000, pp. 671-683).

[22] Laurent MORLIER, Vrai ou faux secret de Fatima. Réponse au tome IV de " Toute la Vérité sur Fatima ", Argentré-du-Plessis, D.F.T., 2004, p. 17.

[23] Hermano FRANÇOIS DE MARIE-DES-ANGES, Fatima, joie intime, événement mondial, Saint- Parres-lès-Vaudes, CRC, 1991, p. 291.

[24] Hermano MICHEL DE LA SAINTE-TRINITÉ, ibid, p. 457

[25] http://www.tldm.org/NEWS/LUCYS_writing.htm

[26] Nos inspiramos, aquí como después, en el estudio de M. l'abbé DELESTRE publicado en las Nouvelles de Chrétienté nº 7 (noviembre-diciembre de 2002).

[27] Memorias de Sor LUCIA, 2ª edición francesa, mayo de 1991, reimpresa en 1997, 3ª Memoria.

[28] También en este caso seguimos a M. l'abbé DELESTRE, ibid.

[29] Citado en el libro del Padre Sebastião MARTINS DOS REIS: A vidente de Fátima dialoga e responde pelas Aparições, Braga, 1970, p. 59.

[30] Memorias de Sor Lucía, IVª Memoria, p. 166.

[31] Parte I: Bajo la mirada de Dios - I) Las familias de los pastorcitos, p. 26 (p. 42 en la edición francesa, Appels du message de Fatima, 2003).

[32] Ver Memorias de Sor Lucía, 1ª Memoria, p. 35; 3ª Memoria p. 113-114, etc.

[33] Abbé DELESTRE, ibid.

[34] P. ALONSO, La Verdad sobre el Secreto de Fátima, p. 75; P. MICHEL, ibid, pp. 425, 429, etc.

[35] Fr. MICHEL, ibid, pp. 35-39.

[36] Sor Lucía aclara que la expresión "el dogma de fe" se refiere a la fe auténtica, la verdadera.

[37] Laurent Morlier, ibid, p. 30.

[38] Fr. MICHEL, ibid, p. 459. El hermano precisa en una nota que esta ilógica era, en su opinión, intencionada: "[Lucía] prefirió dejar la nueva frase al final del párrafo para no llamar la atención sobre ella antes del momento oportuno. Funcionó a la perfección.”

[39] Ibid.

[40] Citado, por ejemplo, por el Hermano MICHEL, ibid, p. 458.

[41] Ejemplo: "La locución etc. va siempre precedida de una coma y seguida de un punto". Jean GIRODET, Dictionnaire Bordas. Pièges et difficultés de la langue française, París, Bordas, 1986, p. 295.

[42] Lo mismo hay que decir de los pasajes en los que Sor Lucía hablaba del secreto (en su conjunto) refiriéndose a las "palabras" de Nuestra Señora. Esto no significa que todo el secreto esté constituido por las palabras de Nuestra Señora, y la mejor prueba de ello es que la primera parte del secreto ya consistía en una visión, la del infierno.

[43] Mons. Loris CAPOVILLA en La Stampa, 20 de octubre de 1997. Citado por el Hermano FRANÇOIS DE MARIE-DES-ANGES, Juan Pablo I, le pape du secret (Toute la vérité sur Fatima, t. IV), Saint- Parres-lès-Vaudes, C.R.C., 2003, p. 22.

[44] Véase Aura MIGUEL, Le Secret de Jean-Paul II, París, Mame-Plon, 2000, p. 167-168

[45] Hermano MICHEL DE LA SAINTE-TRINITÉ, ibid, p. 437.

[46] Hermano MICHEL DE LA SAINTE-TRINITÉ, ibid, p. 487. Véase todo el pasaje en las pp. 483- 493, muy severo para el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

[47] Cardenal RATZINGER (entrevistado por Vittorio Messori) en la revista italiana Jesus, noviembre de 1984, p. 79.

[48] p. 568.

[49] Cardenal OTTAVIANI, conferencia del 11 de febrero de 1967, DC, 19 de marzo de 1967, col. 542, 545.

[50] Fr. MICHEL, ibid, p. 446.

[51] Stimme des Glaubens nº 10, octubre de 1981, ed. Vox Fidei. Citado por el Hermano MICHEL, ibid, p. 442-443.

[52] Las palabras del Papa pronto se difundieron por todo el mundo. Dom Putti publicó una traducción italiana en Roma, y el padre M. Crowdy publicó una versión inglesa en la revista escocesa Approaches Magazine (editada por el comunista converso Hamish Fraser).

[53] Hermano MICHEL, ibid, p. 563.

[54] Véase Hermano MICHEL, ibid, pp. 314-319.

[55] Por el contrario, el Hermano Michel afirmó que "la profecía del tercer secreto se cumple ante nuestros ojos desde 1960", basándose en el principio de que "la única razón que puede hacer más clara una profecía a partir de una fecha dada es, sin duda, el comienzo de su cumplimiento" (pp. 428-429).

[56] Se puede también concebir que el castigo anunciado en ese tercer secreto sea condicional: tendría lugar si los jefes de la Iglesia no obedecen a las demandas del Cielo. En su bondad, Dios envía un cierto número de advertencias sucesivas para los papas que se suceden, volviendo el anuncio del castigo más y más manifiesto: Pío XII se ha beneficiado de la reproducción del milagro del sol; Juan Pablo II será golpeado por el atentado del 13 de mayo de 1981. Entre tanto, Juan XXIII y Pablo VI reciben el tercer secreto. Todo se pasa como si la Providencia divina quisiera constreñir a todos los papas que se sucedieron a inclinarse personalmente hacia Fátima. (Benedicto XVI no escapa a la regla puesto que él ha debido, antes mismo de ser elegido papa, redactar un comentario del tercer secreto).

[57] Aún indicando en el mismo artículo los defectos de la C.R.C., Jean MADIRAN notaba en 1986: “Los tres volúmenes aparecidos [de frère Michel de la Sainte-Trinité] provocan un cambio en el paisaje católico. Aportan un despertar, un esclarecimiento; las brumas se disipan. Se distingue claramente lo que se presentaba vagamente en la niebla. A menudo se aprende lo que no se sabía […] Un trabajo monumental de crítica histórica” (Itinéraires 305, julio-agosto 1986, p. 7-8).

[58] Frère Michel, ibid, p. 472.

[59] http://www.tldm.org/NEWS/LUCYS_writing.htm

[60] El texto manuscrito de esta cuarta Memoria es reproducido en facsímil en la obra Memorias e cartas da Irma Lucia (edición realizada por el P. Antonio María MARTINS sj.), Porto, 1973, p. 242-396.

[61] http://www.tldm.org/news/response1.htm

 


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