Por
GIL DE LA PISA ANTOLÍN
Lo que parecía difícil , o sea, encontrar el modo
de suplir la desaparición de la revista “Siempre p’alante” que,
bajo la dirección del querido y admirado don José Ignacio Dallo –el sacerdote
navarro víctima de la indignidad de los obispos de Pamplona durante
cuatro décadas, por oponerse a la ineficaz “absolución colectiva” que ha
inutilizado los confesionarios, — contribuyó a la difusión de la
buena doctrina y del amor España desde principio de los años ochenta, ha
tenido un final feliz, con la aparición de la nueva publicación “Unidad
Católica”. Gracias al interés de los antiguos colaboradores y al
indudable espíritu de servicio de algunos, representados por el Director
de la misma, D. Pablo Gasco de la Rocha y al administrador D. José
Mª Beperet. Es el momento de felicitarnos todos –lectores, colaboradores,
gestores…—cuando ya llevamos un año y varios meses disfrutando de su llegada
puntual a nuestros hogares.
La guerra de los católicos y de los españoles que
sienten el orgullo de serlo, en defensa de sus valores, se ha convertido en una
“lucha de guerrilleros” contra el Ejército del Mal. Y
es que los traidores –infiltrados en la dirección del Ejército del Bien–
impidieron el presentar batalla por lo que el campo quedó libre al enemigo. Evidentemente
Dios, “que dirige los acontecimientos”, ha promovido
ese modo de batallar “individualmente o por pequeños grupos” de
verdaderos creyentes en su Religión y en su Patria. No somos muchos, pero
sí damos la cara; en cierto modo los mantenemos a raya y nos respetan.
Haré a continuación algunas reflexiones necesarias
a propósito del tema. La primera es que tanto los libros del Antiguo
Testamento, como los Evangelios y demás textos sagrados del Nuevo, dejan
muy claro que “la vida es milicia”. Sí, ya sé que está de moda
predicar la “paz” y estoy de acuerdo en que es querida por Dios –y Él
siempre nos la da y nos invita a fomentarla y repartirla–, pero esa actitud no
está reñida con la obligación de luchar contra la Sinagoga de
Satanás y sus lacayos. A Lucifer, el divino Maestro, lo
define clara y expresamente como “homicida” y “padre de la
mentira”– y la experiencia nos enseña que maneja
magistralmente el arte del engaño, haciendo que la gente sencilla y sin
formación tenga un embrollo mental y, como dice el pueblo “confunda la
velocidad con el tocino”.
Repito, nuestros enemigos infiltrados en el Estado
y en la Iglesia, han conseguido con maestría luciferina, vaciar de contenido
ciertos vocablos y los han “sustituido” por otros ajenos totalmente a lo que
realmente significan. Entre esas palabras están: “dialogo”, “consenso”, “paz”,
“progreso”… Por otra parte, a otras realidades repelentes y
criminales, les han cambiado el nombre por otro que a primera vista “lava
la parte criminal” como estas dos: “aborto” que
ellos llaman “interrupción del embarazo”, y “asesinar
ancianos indefensos” que llaman “eutanasia”…
Y, de paso, destruyen el idioma y de ese modo impiden a los hombres enterarse
de lo que pretenden hacer, convirtiendo el idioma en un perfecto instrumento de
guerra, “minando así el camino” de bombas que matan cuando no se espera…
Otra aclaración fundamental para entender cómo
debemos luchar –con inteligencia– los buenos españoles católicos es saber
que, nuestros intelectuales: ¡Desconocen la “Ley de la Historia”!
Ignoran lo que es imprescindible para poder hablar de la
Historia y de la actualidad… Es como
pretender enseñar Trigonometría, desconociendo las matemáticas. Algo imposible.
De ahí que, por más que se esfuercen los
tertulianos no consigan explicar los acontecimientos pasados y presentes.
En mi tesis de grado dejé claro que la “Ley de
la Historia” se expresa en pocas palabras, –exactamente siete–: “Guerra
a muerte entre las dos Ciudades” (La Civitas Dei versus la
Civitas Terrae.) Y, la definición de la Historia es igualmente
corta: “El balance periódico de esa guerra”. Ambas son
breves y definitivas.
Toda la Historia de la Humanidad, desde el Paraíso,
se explica con esa Ley y con una lección que vale la pena recordar: La
primera derrota del hombre se debe a un “diálogo”, de ahí
que la Ciudad de Satanás no se canse de “predicar el ’dialogo’”; es
una de sus armas preferidas. Los jóvenes no lo recuerdan, pero yo sí: Los
primeros ataques victoriosos contra el “franquismo” se iniciaron con “Cuadernos
para el diálogo”. Anzuelo que picaron gente inteligente como, en su
momento, el cardenal Marcelo… por dar un nombre. Es una prueba de lo listo
que es Lucifer. Ha conseguido hacer del “dialogo” casi un sacramento…
Corto porque me llevaría muy lejos este camino.
La “Ciudad de la Tierra” forma un cuerpo con la
“Sinagoga de Satanás” y está dirigida por esa organización sionista
bimilenaria, y ahora tiene un objetivo que han explicado amplia y claramente:
un “Nuevo Orden Mundial” absolutamente satánico. El Gobierno
de España asesorado –o más bien, dirigido– por ella, lo ha
hecho suyo y Pedro Sánchez es uno de los agentes más activos del mismo.
“Unidad Católica” tiene claro que, como
servidora de la “Civitas Dei”, de la Ciudad de Dios, ha de enfrentarse a ese
proyecto diabólico y a quienes trabajan para hacerlo triunfar.
Debemos empeñarnos en que los españoles vean claro
que sin la unidad religiosa, nuestra Patria caerá en manos de sus
enemigos y acabará destruida. Solo un milagro y con la ayuda de Dios
será posible conseguirlo. Debemos pues sacar las consecuencias y la primera de
todas es que pedirá años, fe y constancia:
Años, porque somos una minoría los
que aun creemos en la importancia de esa “unidad católica”; Fe porque,
humanamente, ya no hay horizonte y es fundamental pedirlo a Nuestro Señor
y a la Virgen del Pilar; y constancia, porque no se conseguirá en
una generación, es preciso hallar el modo de enrolar a las próximas
generaciones en el logro de ese objetivo.
Fuente:https://ntvespana.com/20/02/2023/unidad-catolica-y-nuevo-orden-mundial-por-gil-de-la-pisa-antolin/