Por
GIL DE LA PISA ANTOLÍN
26/03/2023
Ese excelente entrevistador que es el periodista
–y amigo– Javier Navascués y subdirector de este medio publica una
entrevista al conocido intelectual y tertuliano Miguel Ángel Quintana Paz
sobre el proyecto conocido como “ciudades 15 minutos”. Como
todos los proyectos diabólicos, de entrada parecen una broma o un chiste de mal
gusto, pero encierran siempre veneno letal. Quintana Paz con la penetración que
conocemos nos hace ver toda la maldad que encierra. Y en mí ha provocado
la decisión de tocar un tema que hace tiempo tenía pensado comentar y no es
otro que la última explicación de cuanto ocurre en el mundo, es
decir, de la Historia que sabemos echó a andar en el Paraíso Terrenal.
Aunque tengo explicado centenares de veces
que la historia empieza como consecuencia de un “dialogo”:
el de la astuta serpiente con la cándida mujer de Adán… Por otra
parte, desde ese diálogo nada ha cambiado en la táctica satánica y ha
demostrado ser…: “¡un enamorado del DIALOGO!” (Amor
y encandilamiento que infunde a sus fieles y leales servidores;
les invito a recordar a aquel primer traidor a la Cruzada que
sirvió a su amo, con la revista “Cuadernos para el diálogo”).
No les extrañe pues considerar de interés iniciar el tema con el breve
comentario precedente que nos ayudará a conocer mejor al “enemigo del
hombre” como llama San Ignacio al ángel caído.
Antes de seguir adelante vamos a elegir una imagen
que nos sirva para “situarnos” rápidamente. Y, de ese
modo copio al autor de los Ejercicios Espirituales quien siempre aconseja
que nos ayudemos en la meditación con una imagen que llama “composición de
lugar”. En nuestro caso no parece complicada la elección y, el plan de
Dios, lo vamos a representar mediante las “tablas de la
Ley” y el plan de Satanás, con una foto del
“Boletín Oficial del Estado” (el “BOE”). Difícilmente
encontraremos nada mejor para mostrar la infinita distancia entre las pocas
limitaciones divinas a la Libertad del hombre y las casi infinitas trabas que
van inventando sin parar los hijos de Satanás. Imposible hallar mejores
símbolos para, sin gran esfuerzo, intuir la esencia diferencial de
los dos “planes”.
La infinita Sabiduría de Dios considera que con solo diez mandamientos tienen los hombres marcados los límites de lo permitido y el campo de su Libertad. Por el contrario, Satanás tiene muy claro que al hombre hay que “inmovilizarlo” con centenares de miles de “leyes” y “prohibiciones”. Él “odia la Libertad” que el Creador ha regalado a su criatura predilecta –el ser humano—y el objetivo final diabólico es hacer del hombre un “esclavo inmovilizado”.
Cuando uno llega a mi edad, –a cincuenta y ocho
días de cumplir noventa y cinco años—ha tenido tiempo para aprender muchas
cosas que únicamente enseña la vida. Y la más importante es no
perder “nunca” de vista la razón de ese regalo de Dios o
sea, la existencia en sí misma, y su objetivo final. He
aprendido también que tenemos la obligación de trasmitir ese
conocimiento a todo el mundo y, en especial, a los más próximos.
Entremos ahora en el tema. No podemos ignorar la
existencia de dos planes o proyectos para la propia existencia,
porque sentimos en nuestra carne la presión de los mismos y nos invita a
pensar en ello. San Pablo lo expresó muy bien cuando dijo que, en
ocasiones, “hacía lo que no quería”. Experiencia que,
seguramente, no nos es ajena y no hacemos lo que quisiéramos y,
por el contrario, caemos en fallos no deseados.
Pero esos dos planes son totalmente
diferentes en todo: en la finalidad, en los métodos, en los resultados
para nosotros… El plan divino busca nuestra felicidad, siempre emplea la
verdad para guiarnos y proporciona paz al alma y alegría de vivir. El
demoníaco por el contrario busca nuestra desgracia, aquí y en el más allá,
intenta engañarnos siempre y lleva la tristeza al alma. Son antagónicos en todo
y lo comprobaremos si tomamos un tiempo para analizar su forma de actuar.
Bastará con tomar como muestra la
realidad que se esconde tras los símbolos que hemos elegido
para representarlos… Es aleccionador el hecho de que la
Sabiduría infinita de Dios nos dictó sólo “diez leyes” para
regir nuestras vidas y las conocemos como “los diez
mandamientos”. Por otra parte, su Iglesia, sólo nos impuso
otras cinco. En total, quince leyes por parte del Creador. Sin embargo el
“príncipe de este mundo” –así llama Cristo al diablo– nos va imponiendo sin
parar, no decenas sino millares de leyes de tal modo que los
Parlamentos, los gobiernos nacionales, regionales y demás instituciones, tienen
tal “diarrea legislativa” que no paran ni una semana de “engordar
el Boletín Oficial del Estado” y no hay
día que no se inventen un motivo para sacar una nueva prohibición de
tal modo que ya no tenemos espacio para movernos, sin chocar con una
“Ley”…
Pero lo más desalentador resulta comprobar que ante
semejante forma de esclavizarnos el pueblo no parece enterarse de nada y
consiente que lo esclavicen sin la menor protesta. Y aún más penosa
resulta la forma de tratarnos a quienes intentamos abrirle los ojos a ese
pueblo aborregado: Nos tildan de reaccionarios, bunker, medievales es
decir “gente del pasado que no quiere progresar” es decir para
ellos la esclavitud es el colmo del progreso.
Una conclusión absolutamente pesimista pues
demuestra que la inteligencia humana es de una talla preocupante, ¿me
pueden decir si son muchos los que demuestran ser inteligentes y
han captado lo que llevamos expuesto o, más bien, viven en el mundo despreocupados
por lo que nos espera? Les aseguro que siendo yo persona de naturaleza
optimista, no consigo encontrar motivos de esperar que cambie el rumbo que
lleva el mundo hacia la degeneración mientras avanza la técnica a velocidad de
vértigo. Sólo encuentro una explicación y la pueden hallar en el Evangelio, en la
frase del divino Maestro: “Los hijos de las tinieblas son más
sagaces que los hijos de la luz”.
FUENTE:
https://ntvespana.com/26/03/2023/dos-planes-el-de-dios-y-el-de-satanas-por-gil-de-la-pisa-antolin/