Por
MONSEÑOR WILLIAMSON
18
de marzo de 2023
Si las
almas hubieran rezado por la Consagración de Rusia,
¡Cuántos males se habrían evitado a
todas las naciones!
El P. Chad Ripperger es un sacerdote católico y
exorcista desde hace muchos años que goza de buena reputación en la
archidiócesis de Denver, EE.UU., y todavía no ha sido “cancelado” a pesar de
que está diciendo muchas verdades desde el púlpito. La Nuevaiglesia debe estar
deseando cancelarlo, como han hecho en los últimos años con tantos buenos
sacerdotes en todo el mundo, pero tal vez no se atreve a hacerlo porque él
conoce demasiados de sus secretos ocultos. Sea como fuere, he aquí a
continuación una adaptación y resumen de muchos puntos que expuso en un sermón
titulado «Sobre el estado del mal en el mundo» y que está accesible en Youtube,
salvo que también haya sido cancelado. Exponemos el problema del P. Ripperger en la Iglesia y el
Estado, y luego su solución para los católicos sufrientes –
En la Iglesia: la toma de control de la Iglesia oficial por los modernistas en los años 60 ha resultado ser un desastre sin atenuantes, a pesar de lo cual el Vaticano II sigue siendo oficialmente el elefante en la habitación, que ningún sacerdote puede mencionar sin correr el grave riesgo de ser «cancelado», o privado de cualquier posición o actividad en la Nuevaiglesia (no es el término propio del P. R., más bien la llamaría «Iglesia Profunda»). Aquí los modernistas se están volviendo cada vez más draconianos, porque ya no tienen más argumentos, y sólo les queda hacer uso de la fuerza para hacerle tragar ese desastre a los católicos. La Iglesia está en modo de supervivencia, se está haciendo cada vez más pequeña, y si los acontecimientos empeoran, entonces aún más católicos se darán por vencidos. Que los altos eclesiásticos son positivamente malvados, se demuestra por sus frutos que invariablemente maximizan el daño que hacen a la Iglesia. Las propias palabras de Nuestro Señor a Sus apóstoles, «Id y enseñad a todas las naciones» (Mt. XXVIII, 19–20), significan claramente que el Estado no tiene poder sobre la Iglesia o sobre su doctrina, pero los obispos conciliares se doblegan bajo las autoridades del Estado, como lo hicieron con el scamdémico Covid, y guardan silencio incluso ante horrores como la transexualidad, dejando a los laicos sin orientación para salvar sus almas. Como resultado, los católicos se comportan igual que los no católicos y ya no pueden distinguirse del mundo. Ahora bien, si el 98% de los laicos siguen practicando la anticoncepción, tal como lo demostró un estudio hace 30 años, con la aprobación silenciosa de obispos y sacerdotes, entonces Dios podría quitar a los católicos sus dones espirituales para dárselos a otros que los merezcan más, y los laicos podrían perder incluso a sus buenos sacerdotes. Los malos sacerdotes pueden ser un castigo de Dios.
En
el Estado: los cuatro pecados que la Iglesia enseña que claman venganza al
cielo, ¡son moneda corriente! El asesinato deliberado en el aborto, la
eutanasia y la cultura de la muerte. Defraudar al trabajador en su salario
legal se encuentra en los impuestos excesivos del gobierno, que cobra mucho más
allá del diezmo bíblico, o una décima parte de los ingresos de sus súbditos. En
cuanto a la sodomía, ni siquiera en Sodoma se alardeaba y promovía el
matrimonio entre personas del mismo sexo como hoy. Por último, un ejemplo de la
opresión de los pobres se puede ver en cómo el comunismo elimina en todas
partes la clase media. Aquí el Estado Profundo muestra su control, al poder
cerrar la economía mundial en dos semanas, y silenciar eficazmente a los que
dicen la verdad, al igual que en la Iglesia Profunda paralela, o Nuevaiglesia.
Nuestros supuestos líderes políticos no son otro que marionetas del mal,
pero este triunfo actual del mal sólo puede significar que el triunfo del bien
está por llegar. Si las malas predicciones pueden hacerse realidad, también las
buenas …
La
buena noticia del P. Ripperger: En Fátima, Nuestra Señora prometió una era de
paz, un incomparable y glorioso triunfo de la Iglesia. Vemos ya gracias
preventivas que preparan las gracias venideras. Los demonios saben que se
acerca su hora, cuando Dios dirá: «¡Basta!». Muchos de los clérigos más jóvenes
son más católicos que sus mayores. Los gobiernos no persuaden a la gente, sino
que nos fuerzan a tragar su maldad. Muchos sacerdotes jóvenes quieren la
doctrina, la liturgia y la verdad católicas. La generación mayor, fijada en la
revolucionaria década de 1960, se está extinguiendo. Cuanto más sufran los
sacerdotes anulados y silenciados, más ortodoxos serán. Muchos jóvenes casados
vuelven a tener familias numerosas. Las cosas están cambiando lentamente. El remanente será más sólido. Los
que perseveren bajo la persecución llegarán alto en el cielo. Sufrir es un
signo del favor de Dios. Nuestra Señora ha dicho que cuando el comunismo
parezca haber triunfado, entonces Dios intervendrá. El castigo será para
nuestra santificación. Debemos centrarnos en Dios, y la paz y la alegría serán
nuestras.
Kyrie eleison