Dado que algunos de nuestros artículos han resultado
polémicos o controversiales para algunos lectores, consideramos pertinente
hacer ciertas aclaraciones:
-Cuando utilizamos expresiones que pueden sonar
fuertes o contundentes, incluso ásperas, las usamos de manera objetiva y no
subjetiva, esto es, no juzgamos intenciones ni el fuero interno de nadie, y si
así lo parece lo dejamos ahora aclarado. Juzgamos objetivamente que se está afirmando
algo errado y damos las razones para ello. De allí que no creemos ser
objetivamente injustos. Pero este juicio nuestro no es inmune de ser contradicho
por quien así lo desee.
-Para definir la verdad y para defenderla, “sin duda
la tranquila exposición de la verdad es, en sí, preferible; nuestros ilustres
predecesores lo han declarado muchas veces. Sin embargo la necesidad de los
tiempos los precipitó a ellos mismos, frecuentemente, en la controversia.
Cuando se leen sus obras se reconoce que la polémica figura en la mayor parte”
(Cardenal Pie).
-No obstante lo anterior, en lo opinable dejamos
sentado que estamos sujetos a que se nos contradiga y lo aceptamos sin la menor
dificultad de nuestra parte.
-El celo por la Santísima Virgen hace que a veces podamos
ser severos en nuestras apreciaciones, particularmente porque sigue sin
prestársele atención al mensaje de Fátima en su totalidad. Por otra parte, Fátima,
nos o guste o no, es siempre un tema polémico, y digno de seguir siendo
considerado. Por lo tanto, la controversia debería servir para hacernos pensar
más y mejor respecto del mensaje de Fátima, no para altercar personalmente,
cosa que no buscamos. Lo único que nos preocupa es que se niegue, rechace,
omita, ignore o mutile el mensaje de la Santísima Virgen. Somos susceptibles
respecto de Nuestra Señora, no respecto de nuestra pobre y miserable persona.
-En cuanto al punto central de mayor debate y
discusión, o lo que consideramos tal, se trata de uno de los puntos centrales
del mensaje de Nuestra Señora y es éste que aparece en el banner de nuestro
blog: “Por fin, mi Inmaculado
Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y
será concedido al mundo algún tiempo de paz”. Este mensaje es
insoslayable, y no se lo puede omitir, negar o cambiar su sentido sin afectar
en cierto modo el mensaje total de Fátima. A eso han apuntado nuestras saetas
en lo que escribimos. Con respecto a la explicación –en sí polémica- de que ese
texto no sería claramente un mensaje profético sino que quizás podría tratarse
de un modo de hablar imperativo, ya explicamos por qué no es así y se desprende
de las mismas palabras de la Sma. Virgen el 13 de julio. Agregamos ahora que,
explica San Basilio (Cat. Aurea, s. Luc. 22, 34-38) que muchas veces en la
Sagrada Escritura se da una frase imperativa en lugar de una profética, pero
hasta donde sabemos no ocurre jamás al revés, esto es, que haya una frase
profética que sea en verdad imperativa. Y en el mensaje de Fátima, por el
contexto y la integralidad del mensaje del 13 de julio, eso no es posible.
-De tal manera y de acuerdo
a lo que hemos dicho, la consagración y conversión de Rusia es una parte
fundamental del mensaje de Fátima y hacerlo a un lado no nos ha traído sino
desgracia tras desgracia. Por lo tanto quienes difunden el mensaje de Fátima,
no deberían omitirlo.
-Concedemos que el tema de
Fátima pueda ser revisado en ciertos aspectos, de hecho el artículo que
recientemente publicamos sobre el Tercer secreto, del dominico padre
Louis-Marie, polemiza y contradice cierta tesis del prestigioso Hno. Michel de
la Sainte Trinité.
¡Viva el Sagrado Corazón de
Jesús y el Corazón Inmaculado de María!
Flavio
Mateos