Por
ALFREDO JALIFE RAHME
De las diferentes placas tectónicas que sacuden al
planeta entero, como consecuencia de la singularidad de la guerra en Ucrania,
una de las principales las representan las guerras geoeconómicas (en su
modalidad geoenergética) y la guerra geofinanciera de la desdolarización en
curso, al unísono del probable lanzamiento de la “divisa BRICS” el 22 de agosto
en Johannesburgo (https://bit.ly/45ZXPCM).
China, máximo miembro geoeconómico/geofinanciero
del BRICS, atempera los ánimos en los plazos inmediato y corto sobre el declive
ineluctable del dólar, y propone cinco (sic) años como su horizonte probable.
Más allá de la reciente sacudida de la placa
tectónica en los órdenes geoeconómico/geopolítico –“Audaz acercamiento del
mundo árabe a China y temeraria visita de Irán al Caribe (https://bit.ly/3CBgc3B)”–,
el tremendo fracaso de la “contraofensiva” del comediante jázaro (https://amzn.to/2MR0PfM)
Zelensky ha desembocado en el endurecimiento del canciller ruso, Sergei
Lavrov: “El mundo será diferente cuando concluya el conflicto en Ucrania… La
guerra por encargo de Occidente con Rusia es un conflicto geopolítico, en el
que EEUU intenta eliminar a un poderoso competidor y preservar su posición
hegemónica por todos los medios… El intento es fútil y todos lo sabemos… Cuando
se resuelva el conflicto en Ucrania, Kiev habrá aceptado la pérdida de sus
anteriores territorios, y la globalización que encabeza Occidente habrá muerto (https://bit.ly/3NhXoeH)”.
El legislador ruso Anatoly Aksakov, mandamás del
Comité de los Mercados Financieros de la Duma, aseveró a Izvestia, durante el
Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPEIF, por sus siglas en
inglés), que “EEUU cesará de existir como potencia económica global en
10 años”, debido a “su creciente deuda” y a su adicción a propinar
sanciones que “han puesto en peligro su credibilidad como socio económico” y
que pronto puede despedazar su imagen como potencia financiera global (https://bit.ly/42OwtwG).
A propósito, el presidente de Emiratos Árabes
Unidos, Mohamed bin Zayed, quien asistió al SPEIF, se reunió con el presidente
Putin, a quien confesó que, con su presencia, boicoteada por Occidente, había
tomado un “riesgo calculado (https://bit.ly/3pdpJuA)”.
A juicio de Aksakov, la participación de EEUU en la
rotación del comercio global declina con bastante celeridad, como reflejo de
una tendencia que continuará en los próximos años: “Se ha retrotraído desde 70
por ciento, debido en parte a las sanciones contra Rusia que socavaron la confianza
en la divisa de EEUU”. Ahora se encuentra en 60 por ciento, cuando una
diferencia de “10 por ciento en tan corto tiempo” es altamente significativa, y
alude que “EEUU cesará de existir como gran potencia financiera, no en uno o
dos años, sino en 10 años”.
Anatoly Aksakov no cita para nada a Gran Bretaña,
que inventó el jueguito geofinanciero desde el triunfo de los banqueros jázaros
Rothschild en Waterloo hace 208 años.
Aksakov hizo notar que, aparte de los errores
consustanciales a su política exterior, EEUU se encuentra plagado con problemas
como consecuencia de sus políticas económicas domésticas cuando uno de estos
días puede dejar colgado de la percha a todo mundo “debido a que no pueda pagar
efectivamente sus deudas”: su “PIB es menor a sus deudas que acumula y lo que
gana no será suficiente para pagarlas”, mientras EEUU “sigue pidiendo prestado
en todo el mundo y paga acumulando su deuda doméstica”. Así que “advendrá
un tiempo cuando habrá tanta deuda que será imposible cumplir sus obligaciones.
Entonces colapsará”.
La secuencia que vaticina Aksakov es consecuencia
del colapso económico en 10 años que llevaría al fin del dólar como
divisa hegemónica.
Otros economistas y financieros operan una
secuencia diferente cuando la emergencia de la “divisa BRICS” y la
desdolarización en curso desembocarían en el colapso de la economía de EEUU.
Quizá la realidad se encuentre a la mitad de los
caminos de ambas secuencias, como sucedió con el desvanecimiento de la libra
esterlina y del florín.