Breve extracto de libro de Gérard Mura Fátima-Roma-Moscú,
la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María.
Este pasaje pone de relieve la incompatibilidad radical entre la petición
de la Santísima Virgen y las falsas opiniones teológicas combinadas con la
Ospolitik de la Roma conciliar actual.
La consagración de Rusia presupone el retorno de Roma. El día en que se
cumpla exactamente como lo pidió la Virgen, podremos creer que Roma se ha
convertido: «Simón, Simón, he aquí que Satanás te ha llamado para
cribarte como el trigo. He rezado por ti, para que tu fe no desfallezca. Cuando
hayas vuelto (conversus), confirma a tus hermanos» (Lc 22, 31-32).
Le Sel de la terre Nº 36, Printemps 2001.
La consagración, entendida como una condena
del comunismo
y de
la Ostpolitik
Mirando hacia atrás en el tiempo, es posible
ver en la consagración solicitada una estigmatización de las falsas opiniones
teológicas y de los errores de la diplomacia vaticana respecto a la actitud de
los últimos Papas hacia el comunismo. Una medida tan universal y solemne por
parte de la autoridad de la Iglesia contra el comunismo ruso, como implica la
consagración solicitada, representa una condena inequívoca del comunismo. Este
es ya el primer efecto de la consagración. El comunismo ateo ha sido señalado
al mundo como el problema número uno a escala global, un problema que ya no
puede ser resuelto por medios humanos. [Nota
de Agenda Fátima: Si bien el comunismo ya no vige en Rusia, el acto de
consagración en sí es una condenación del comunismo, que hoy puede ser llamado “Globalismo”
o “Nuevo Orden Mundial anticristiano”, del cual vimos un ensayo estremecedor
en los casi tres años de confinamiento “sanitario”. Pero todos los papas
conciliares han promovido un gobierno mundial, que no es el de Cristo Rey y la
preeminencia de su única Iglesia]
El Concilio Vaticano II rechazó tal condena.
Este rechazo se hizo evidente cuando la petición de una condena formal del
comunismo, firmada por 450 padres, desapareció en las mazmorras vaticanas. Esto
explica por qué los papas, desde el Concilio, no han llevado a cabo la
consagración. [Nota Agenda Fátima: Y
caído el comunismo soviético, sólo una manera de llevar a cabo el comunismo,
los conciliares encontraron un mayor motivo para negarse a realizar la
consagración tal como la pidió Nuestra Señora]
La consagración de Rusia es incompatible con
toda tentativa de Ostpolitik vaticana que se quisiera como una tentativa de resolución
del problema comunista con medios diplomáticos.
La consagración es incompatible con cualquier
intento puramente natural y humano de paz mundial. Se opone a las soluciones de
los grandes problemas mundiales que se basarían únicamente en la buena voluntad
de los hombres y en los medios diplomáticos ignorando a Nuestro Señor
Jesucristo y la acción sobrenatural de Dios en el mundo. [Nota Agenda Fátima: Es por eso que se anuncia una paz entre Rusia y
Ucrania mediada por el presidente USA Trump, que no dará resultado duradero,
pues no hay otro camino a la paz sino regresar a Dios, y los hombres de hoy son
todos, con sus variantes, liberales, por no hablar de las autoridades de la
Iglesia].
La consagración presupone una teología de un
verdadero
retorno a la fe de la Iglesia
El alcance de la consagración, y lo que
también la hace tan difícil, es el hecho de que presupone necesariamente
ciertas opiniones teológicas y se opone a otras. En este caso, se trata del
caballo de batalla de la teología progresista, a saber, el ecumenismo.
A. La consagración de Rusia y la conversión
prometida presuponen una teología de unión con las Iglesias orientales. Esto
significa que el objetivo de las relaciones con las Iglesias orientales es su
retorno al redil de la Iglesia católica. Y aquí es donde radica el problema, ya
que la política actual de la Iglesia, imbuida de un falso ecumenismo, es lo
contrario de esta actitud. La unión ecuménica que se busca hoy reconoce en la
Iglesia ortodoxa una «Iglesia hermana», no buscando su retorno a la Iglesia
romana, [sino] que al contrario, anima a los uniatas a unirse a Moscú.
Volveremos sobre eso más adelante.
El Papa Juan Pablo II abandonó a los
católicos uniatas, especialmente a la Iglesia ucraniana. Esto está muy claro en
el documento firmado en Balamand, que fue elogiado por el Papa.
B. La devoción al Inmaculado Corazón de
María, tal como es pedida en la consagración de Rusia, es fundamentalmente
antiecuménica. No agrada ni a los protestantes ni a los ortodoxos, porque sólo
se ha desarrollado en la Iglesia en los últimos siglos. La unión que hoy se
busca con los cismáticos y herejes se basa en unos pocos denominadores comunes,
negando en el proceso todas las verdades específicamente católicas.
El Cielo prometió la unión con los ortodoxos,
insinuando incluso el regreso de otros herejes (siempre mediante la
consagración). Pero el medio designado por el Cielo presupone poner en
evidencia estas verdades, que ninguna comunidad cismática o herética acepta,
verdades que no son cláusulas accidentales de la fe, sino verdades importantes
y sobrenaturalmente fecundas: la devoción al Corazón Inmaculado de María y al
Sagrado Corazón de Jesús, el primado de jurisdicción del Papa, la Inmaculada
Concepción, la mediación universal de gracias y la corredención de María; éstas
son las verdades connotadas por el acto de consagración de Rusia. Este es
también el catálogo de las verdades específicas de la Iglesia Católica Romana.
El pedido de consagración de Rusia al Corazón
Inmaculado de María y sus presupuestos teológicos nos revelan el antídoto
perfecto dado por el cielo contra el ecumenismo, antídoto al que van unidas
muchas promesas, sobre todo la de una posible y rápida «reunificación» de la
Iglesia.
Mientras la jerarquía eclesiástica siga
impregnada de modernismo y no esté dispuesta a volver a la verdadera fe, es
imposible que cumpla hasta el final las exigencias del Cielo.
[Fin
del extracto del libro Fátima-Roma-Moscú,
del Padre Mura, página VII].