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lunes, 21 de febrero de 2022

EL TERCER SECRETO Y EL CONCILIO


EL TERCER SECRETO Y EL CONCILIO




Por MONS. DOM TOMÁS DE AQUINO, OSB

11 de febrero de 2017

  

Los que estudian seriamente Fátima, saben que la llamada “revelación del Tercer Secreto” es una falacia.

Entre varios argumentos en apoyo de lo que digo, hay uno al cual me gustaría referirme y del cual, desgraciadamente, se habla poco: la causa por la que los Papas desde Juan XXIII hasta Francisco se negaron a revelarlo.

Indaguemos con toda simplicidad cuál sería el contenido allí existente que los haría callar tan obstinadamente.

¿Cuál es la “niña de los ojos” de estos Papas? ¿Acaso no es, evidentemente, el concilio Vaticano II? Sí, estimado lector, y eso es lo que quiero decir: estoy personalmente convencido de que en el Tercer Secreto está la “palabra mágica” “concilio”. Y ciertamente esta palabra figura allí en términos no elogiosos, sino como siendo la causa de la “desorientación diabólica” (1) en la cual vivimos; ese concilio, sin embargo, es considerado por los Papas mencionados como la “primavera de la Iglesia” (y ¡ay de aquel que lo cuestione! ¡¡¡ Aunque sea la Madre de Dios !!!).

 Sepa también el lector que esta convicción personal mía no es gratuita ni sin fundamento. Aduzco a su favor dos testimonios de dos personas de gran peso: el cardenal Oddi y Sor Lucía.

El Cardenal Oddi dijo: “Conforme a lo que conozco, está escrito que aproximadamente en 1960 el Papa convocaría un concilio del cual, contrariamente a lo que se esperaba, se derivarían muchas dificultades para la Iglesia” (2). A las palabras “conforme a lo que conozco”, con toda seguridad podríamos añadirles: “por lo que escuché de los que leyeron el Secreto”.   

La Hermana Lucía, respondiendo a las preguntas que le hicieron, acerca de si el Secreto tenía que ver con el concilio y sus consecuencias, ella respondió: “No puedo decirlo, no puedo hablar”. “Leí algunos documentos del concilio, pero no todos.” “Leí sobre algunos problemas, pero no leí todo” (3). Respuestas evasivas de quien no quiere responder a lo preguntado. ¿Por qué no lo haría? Si la respuesta fuese “no” sería muy simple de hacerlo. Pero si la respuesta fuese “sí” ella estaría ante dos problemas: 1) Ella no podía desobedecer a quienes tenían autoridad sobre ella, los cuales con toda certeza eran defensores acérrimos del Vaticano II y le tenían prohibido decirlo; 2) ella no podía mentir. De allí sus respuestas típicamente evasivas.

¡Qué bueno sería si todos los católicos estuviesen convencidos de la realidad de la tesis que defiendo! Por respeto y obediencia a las palabras de Nuestra Señora rechazarían el Vaticano II y las reformas posconciliares y volverían a lo que la Iglesia siempre enseñó antes del concilio y se adherirían a la Tradición bimilenaria.

Quiera Dios que así sea con la contribución de este modesto artículo.

 

U.I.O.G.D.

 

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1- Palabras de la Hermana Lucía, citadas en “Fátima joie intime événement mondial”, pág. 409.

2- 30 Giorni, noviembre de 1990.

3- Cf. Controverses, abril de 1995.

Fuente:http://syllabus-errorum.blogspot.com/2017/02/mons-tomas-de-aquino-osb-la-voz-de.html

  

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