Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

martes, 13 de mayo de 2025

¿LEÓN XIV, EL SÉPTIMO PAPA, PUEDE SER EL PAPA DEL TERCER SECRETO DE FÁTIMA?

 



Por IGNACIO KILMOT

 

Hablamos en un reciente artículo EL SEPTIMO PAPA, antes del cónclave que eligió al cardenal Prevost ahora papa León XIV, de que sería elegido el papa número 7 de los conciliares o posteriores a Pío XII, último de probada ortodoxia católica.

Hicimos referencia al sentido simbólico del 7 en las Sagradas Escrituras, y a que es el número de lo “completo” o una “totalidad”.

También referimos que el ciclo de los “Papas de Aviñón” (exilio de la Iglesia) abarcó el pontificado de 7 Papas, y que ahora la Tradición católica está exiliada.

Notamos que el cónclave para elegir al papa número 7 de los conciliares, comenzaría un día 7. Fueron 133 cardenales electores, es decir: 1+3+3=7. Y Francisco murió el 21-4: 2+1+4=7. En 2029 se cumplirán 70 años de la convocatoria del Vaticano II. Parece, dijimos, y deseamos que se cierre un oprobioso ciclo que se completa.

Recordamos además que 70 años duró el cautiverio del Pueblo de Dios en Babilonia, y casi 70 años duró el comunismo de la Unión Soviética…también el Templo de Jerusalén fue destruido en el 70 AD. La guerra de Israel contra Gaza en Medio Oriente (guerra final para construir el “Gran Israel” y reconstruir el tercer templo) comenzó un día 7 (el día del Santo Rosario).

Queremos agregar ahora que, coincidentemente con lo expuesto, el apellido del cardenal elegido, Prevost, tiene 7 letras, y el nombre que éste eligió también (en español): León XIV.

Si solo son coincidencias banales, resultan notables.

En todo caso, si nos disponemos a ver los hechos a la luz del misterio y los mensajes de Fátima, donde el número clave es el 13, primero podemos observar que Francisco, que fue quien más cerca estuvo de realizar lo pedido por la Virgen –pero que como hemos explicado largamente no hizo la consagración de Rusia esperada-, se mantuvo bajo el signo del 13: fue elegido un día 13 (del año 13), y fue enterrado un día 26 (13 x 2). Un día 26 se dio a conocer el “tercer secreto” (aparentemente incompleto), donde Lucía habla de “algo parecido a como la gente se ve en un espejo cuando pasa", un obispo vestido de blanco, "tuvimos el presentimiento de que era el Santo Padre". Es un papa pasando ante un espejo, puede ser imagen de la vanagloria, de la doblez liberal, de un anti-papa que parece el papa, o algo más. Lo cierto es que el espejo duplica la imagen, y el 26 duplica el 13. Es curioso cómo Francisco ha sido el anti-Fátima cabal (hasta un 13 de octubre llevó la estatua de Lutero al Vaticano).

Ahora, el nuevo papa ha sido elegido el 8 del mes 5, números que sumados dan 13. Y la fumata blanca hizo su aparición a las 6 y 7 de la tarde, lo cual sumado resulta en 13. Dos veces 13.

Otras circunstancias interesantes rodean esta elección: ya se ha notado que fue en una doble fecha mariana (en el mes de María), particularmente Ntra. Señora de Luján [como curiosidad personal nuestra, muy curiosa, daremos la siguiente circunstancia: 30 de abril visitamos un cementerio en Argentina, y al poco rato de andar por allí nos encontramos con una gran imagen de Ntra. Sra. de Luján, a la cual le faltaba la cabeza. ¡Horrible sacrilegio! Lo curioso es que 7 días después, en la fiesta de Ntra. Sra. de Luján, fue elegido el nuevo papa, para una Iglesia que entonces estaba sin cabeza]. También se destacó a Ntra. Sra. del Rosario de Pompeya, y la aparición de San Miguel Arcángel, cuya oración impuso el papa León XIII al final de la misa: coincidentemente el nuevo papa se llama León.

Lo que no se observó, es que hay un suceso crucial ocurrido el jueves 8 de mayo de 1884 (jueves 8 de mayo fue la elección del nuevo papa): en aquella fecha fue la primera comunión de Santa Teresa del Niño Jesús. Desde entonces reafirmó su imparable caminito hacia la santidad, que ha iluminado la Iglesia en todo el siglo XX y nos guía en este siglo. No olvidemos que es “la santa más grande de los tiempos modernos” (según S. Pío X) y que además está muy vinculada tanto a Fátima como a Rusia. Pero de ese tema nos ocuparemos en otro artículo, si Dios quiere.

En todo caso, si vamos a los antecedentes del cardenal Prevost, no son los mejores precisamente, puesto que es un cabal representante de la neo-iglesia conciliar. Se han señalado al menos 5 cosas inquietantes:

-Durante el confinamiento COVID, Mons. Prevost impuso la aberrante comunión en la mano y la confesión por teléfono.

-También volvió a publicar un llamamiento para que las vacunas de la COVID-19 estuvieran «disponibles para todos» y un mensaje de la USCCB que calificaba la vacunación de «acto de amor».

-Dio su apoyo a la sinodalidad y a la “iglesia sinodal”.

-Como jefe de la Congregación para los Obispos, el arzobispo Prevost contribuyó decisivamente a destituir al obispo Strickland de Tyler, Texas, y al obispo Rey de su diócesis de Fréjus-Toulon, dos obispos conservadores –y débiles- que desagradaban a Francisco.

-Ha colocado a obispos abiertamente heterodoxos en sedes episcopales de todo el mundo. El más famoso es el cardenal McElroy, instalado como arzobispo de Washington a pesar de su implicación en el encubrimiento de los abusos sexuales cometidos por el ex cardenal McCarrick.

Es obvio, pues, que Prevost es un producto de la nueva teología surgida del Vaticano II, por lo que ha de creer a pie juntillas estar en lo correcto. Repite lo que le han enseñado desde su primera juventud. Dios sabe qué clase de responsabilidad personal pueda tener en todo ello. No podemos meternos en su fuero interno. ¿Sirve a alguna logia, o lo han colocado allí para evitar males mayores? ¿Lo usarán para avanzar la Revolución más discretamente que Francisco, o significa un retroceso de la misma?

En todo caso, como papa tiene una autoridad que no tenía antes. ¿Podrían unas circunstancias extremas, peligrosas y un teatro de guerra mundial, disponerlo a abrir los ojos ante la realidad de la Iglesia y del mundo?

No es infrecuente que alguien que parece –y es- un liberal y un personaje aparentemente anodino y nada peligroso para las élites gobernantes, termina cambiando de parecer y actuando diestramente. Se señala en la Iglesia a Pío IX y León XIII. Si vamos a la política, el caso de Putin es paradigmático: lo eligieron de compromiso ante la debacle del derrumbado borrachín Yeltsin, pensando así los oligarcas judíos que seguirían desangrando Rusia a piacere. Pero “el tiro les salió por la culata”. Cuando Dios dispone algo, ni toda la conspiración del mundo puede impedirlo. No afirmamos por ello que sea eso lo que va a ocurrir, mas permanecemos abiertos a lo que Dios quiera. Por lo pronto, Prevost no tiene el perfil inicuo de Jorge Mario Bergoglio (una visión apenas superficial podría haber calibrado que se pasaba de un chabacano papa de la TV argentina a un bien producido papa de Netflix, pero, desde luego, el trasfondo es mucho más profundo y misterioso, en todo caso no olvidamos que estamos atravesando el misterio de iniquidad).

Por supuesto que enseguida han salido a las pantallas de internet muchos comentaristas, blogueros e incluso sacerdotes a explicar al detalle todo lo que va a hacer el nuevo papa, aunque este lleve pocas horas con la sotana blanca. Nadie se quedó sin decir su veredicto. Ellos, como grandes intelectuales que son, nunca tienen dudas. El poder en las sombras lo abarca todo así que Dios no puede obrar con “materiales de desecho”. ¡Qué va!

Normalmente todo debería seguir siendo un desastre (o sea anormal), de acuerdo, pero ¿y si mejor dejamos que las cosas pasen primero, para luego “condenar”? ¿Y si mejor rezamos para que vayan como deben ser? Lejos de ser esta una actitud ingenua, es la actitud realista de quien cree que es la Providencia quien al fin y por detrás de los poderes de este mundo, gobierna las cosas. Esto no nos lleva a cerrar los ojos y dejar de examinar críticamente lo que va ocurriendo. Pero hay que hacerlo tratando de no caer en el típico celo amargo que es una de las “especialidades de la casa” en las huestes tradicionalistas.

De los papólatras conservadores, que ahora aparecen exultantes, nos sería muy penoso decir alguna cosa. Su resobado “antilefebvrismo” los condena. Y de la estulticia, soberbia y desesperación de la postura sedevacantista,, ya se ha dicho suficiente. Basta considerar que Mons. Lefebvre la consideraba un error al que combatir.

Más allá de eso, y yendo al tema que más nos interesa, Fátima: por lo pronto Prevost no ha visitado nunca el santuario de Fátima, lo cual no es auspicioso, pero ya afirman desde allí que podría hacerlo en octubre próximo. ¿Ha de continuar la malandanza bergogliana, o dejará que la gracia toque su corazón? ¿Habrá escuchado en Genazzano el consejo que Ntra. Señora del Buen Consejo le habrá dado?

Hoy sigue siendo imperioso que Rusia se convierta. Más allá de los buenos oficios de Putin en la crisis mundial, Rusia está cerca pero al margen del Arca de salvación. Leímos en un sitio informativo que “el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha destacado que las relaciones con la Santa Sede siempre se han basado «en los valores cristianos que nos unen a todos» y confía en que el nombramiento del estadounidense Robert Prevost como nuevo Papa León XIV continúe esa estela de «diálogo respetuoso» y «entre iguales». Es claro que no puede haber igualdad entre un mandatario –aunque tenga los misiles más poderosos del mundo- y el Sumo Pontífice Romano. Sólo la consagración bien hecha, al Corazón Inmaculado de María, podría poner las cosas en orden.

Que el nuevo papa, lo imploramos rosario en mano, escuche la voz de Dios, ya fuere un susurro que pasa en su despacho solitario, o una señal ante el bramido de los misiles y los tanques asediando Roma. Entonces devendrá el papa mártir, que la Iglesia necesita para resurgir de su pasión, al fin erguida, luminosa y rozagante.

Lo pedimos también, en este 13 de mayo, a quien se llama como el nuevo papa Roberto: san Roberto Belarmino, en la excelente oración colecta de su misa:

Oh Dios, que para repeler las insidias de los errores y para defender los derechos de la Sede Apostólica, decoraste con admirable sabiduría y fortaleza a tu santo Pontífice y Doctor Roberto; por sus méritos e intercesión concédenos crecer en el amor a la verdad, y que los corazones de los extraviados vuelvan a la unidad de tu Iglesia.

 

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