Introducción al
libro Pawns in the game, del Comodoro William Guy Carr, 1958.
“La Tercera Guerra Mundial
debe ser fomentada gracias a las divergencias que los agentes de los Illuminati
atizarán entre los sionistas políticos y los dirigentes del mundo musulmán. La
guerra debe ser dirigida de modo que conlleve la destrucción del islam
(incluido el mundo árabe y la religión de Mahoma) y del sionismo político
(incluyendo al Estado de Israel). Al mismo tiempo, las demás naciones,
nuevamente divididas entre sí a causa de este conflicto, serán obligadas a
combatirse hasta llegar a un estado de destrucción física, mental, espiritual y
económica total. Cuando se razona sin deformaciones, ¿se puede negar que la
intriga actual en el Cercano, Medio y Lejano Oriente está destinada a cumplir
este designio diabólico?”
“La intriga que se
desarrolla actualmente en el Próximo y Medio Oriente prepara la Tercera Guerra
Mundial. Después de eso, a menos que lo impida el peso de una opinión pública
informada, vendrá el último cataclismo social. Resultará en una esclavitud
espiritual, mental y física absoluta”.
(Escrito en 1958)
“Nuestro complot será
revelado, las naciones se volverán contra nosotros con espíritu de venganza y
nuestro dominio sobre ellas nunca se realizará.”
El
luciferino palladista Albert Pike (Profecía
Prenatural...)
Si mis
revelaciones sorprenden e indignan al lector, que no se sienta culpable por
ello. Pero, con toda humildad, llevo desde 1911 intentando descubrir por qué el
género humano no puede vivir en paz y disfrutar de los bienes que Dios le
concede con tanta abundancia. Y no fue sino hasta 1950 que logré desentrañar el
secreto: las guerras y revoluciones que sacuden nuestras vidas, así como las
situaciones de caos que de ellas resultan, no son otra cosa que los efectos de
una Conspiración Luciferina que sigue en marcha.
Todo
comenzó originalmente en ese lugar del Universo que llamamos el Cielo, donde
Lucifer se opuso al Derecho de Dios de ejercer la autoridad suprema. Las
Sagradas Escrituras nos enseñan cómo la Conspiración Luciferina fue trasladada
desde ese mundo al Jardín del Edén.
Hasta que
comprendí que nuestra lucha no es solamente contra la carne y la sangre, sino contra
las fuerzas espirituales de las tinieblas que gobiernan a las personas que
ocupan altos "puestos" en esta Tierra (Efesios VI, 12), no podía
entender la lógica de todos los acontecimientos del mundo entero. No me
avergüenza reconocer que fue la Biblia la que me dio la “clave” para comprender
esa lógica.
Muy pocas
personas son conscientes del hecho de que Lucifer fue el Espíritu más brillante
e inteligente del Ejército Celestial y que, siendo un Espíritu puro, es
indestructible. Las Escrituras nos enseñan que su poder es tal que logró
arrebatarle a Dios la tercera parte de los Espíritus más inteligentes del
Ejército Celestial.
La
ideología luciferina declara que el poder es el derecho. Proclama que los seres
de verdadera inteligencia superior tienen el derecho de gobernar a los que
están menos dotados, porque las masas no saben lo que les conviene. Esta
ideología luciferina es lo que hoy llamamos un "totalitarismo".
El
Antiguo Testamento no es más que la historia de cómo Satanás se convirtió en el
Príncipe de este Mundo y sedujo a nuestros primeros padres para separarlos de
Dios. Explica cómo la Sinagoga de Satanás fue establecida en esta Tierra, cómo
ha trabajado desde entonces para impedir el Plan de Dios —que es gobernar el
universo— y cómo ese plan divino debe instaurarse en la Tierra [1].
Cristo
vino a nuestro mundo cuando la conspiración había alcanzado la fase en que,
según sus propias palabras, Satanás controlaba a todos los que ocupaban los
cargos más elevados. Describió a la Sinagoga de Satanás (Apocalipsis II, 9 y
III, 9), denunció a los que formaban parte de ella como Hijos del Diablo, a ese
Diablo al que fustigaba como Padre de la Mentira (San Juan VIII, 44) y Príncipe
del Engaño (II Corintios XI, 14). Fue categórico en su afirmación: aquellos que
constituían la Sinagoga de Satanás se decían judíos, pero no lo eran y mentían
(Apocalipsis II, 9 y III, 9). Consideraba a los Cambistas, los Escribas y los
Fariseos como los "Illuminati" (= Iluminados) de nuestra época.
Lo que
mucha gente parece olvidar es que Cristo vino a la Tierra para librarnos de los
lazos de Satanás, en los que estábamos cada vez más atrapados con el paso del
tiempo. Cristo nos dio la solución a nuestro problema cuando nos dijo que
debíamos seguir adelante y enseñar la verdad sobre esta conspiración (San Juan
VIII, 31-59) a todos los pueblos de las naciones. Nos prometió que, si hacíamos
esto, el conocimiento de la Verdad nos haría libres (San Mateo XVIII, 19).
La
Conspiración Luciferina se ha desarrollado hasta una fase casi final (San Mateo
XXIV, 15-34) porque no hemos puesto en práctica el consejo que nos dio el Hijo
de Dios, Jesucristo.
En 1784,
la Providencia permitió que el Gobierno de Baviera se hiciera con pruebas que
establecían la existencia real de la Conspiración luciferina. Adam Weishaupt,
antiguo alumno de los jesuitas y profesor de Derecho Canónico, abandonó el
cristianismo y abrazó la ideología luciferina mientras enseñaba en la
universidad de Ingolstadt. En 1770, los “prestamistas” (que recientemente
habían fundado la Casa Rothschild) lo contrataron para revisar y modernizar los
antiguos Protocolos destinados a proporcionar a la Sinagoga de Satanás la
dominación mundial definitiva.
Tenían la intención de imponer la ideología
luciferina sobre lo que quedara de la Raza Humana después del último cataclismo
social, mediante el uso del despotismo satánico [2].
Weishaupt terminó su trabajo el 1.º de mayo
de 1776. El plan preveía la destrucción de todos los gobiernos y religiones
existentes [3]. El objetivo debía alcanzarse dividiendo a las masas, que él
denominaba "Goyim" (= Ganado Humano), en partidos opuestos y en
número cada vez mayor en los ámbitos político, social, económico, racial, etc.
Esos partidos así enfrentados debían ser luego armados, y un “incidente”
provocado los obligaría a combatirse y debilitarse mutuamente, destruyendo a la
vez los Gobiernos Nacionales [4] y las Instituciones Religiosas.
En 1776, Weishaupt organizó a los
"Illuminati" (= Iluminados) para poner en ejecución el complot. La
palabra Illuminati deriva
del término Lucifer y significa "Portadores de la Luz". Usando la
mentira de que su objetivo era lograr la constitución de un Gobierno Mundial
que permitiera a los hombres con las capacidades mentales necesarias gobernar
el mundo, logró reclutar aproximadamente a dos mil adeptos. Entre ellos estaban
los hombres más inteligentes en los campos de las Artes y las Letras, la
Educación, las Ciencias, las Finanzas y la Industria.
Estableció luego las Logias del Gran Oriente, que eran sus cuarteles generales secretos. El plan revisado de Weishaupt exigía a sus Illuminati cumplir con los siguientes puntos para la realización de su propósito:
1. Usar la corrupción monetaria y la depravación sexual [5] para
obtener el control de personas que ya ocupaban altos cargos en todos los
niveles, en todos los gobiernos y en todos los demás ámbitos de la actividad
humana. Una vez que una persona influyente caía, mediante las mentiras,
calumnias y tentaciones de los Illuminati, quedaba sólidamente atrapada: por
medio de chantajes políticos u otros, miedo a la ruina financiera, al escándalo
público, a amenazas físicas e incluso al asesinato de ella misma o de sus seres
queridos.
2. En los colegios y universidades, los Illuminati debían
recomendar a estudiantes con capacidades intelectuales excepcionales,
pertenecientes a buenas familias con conexiones internacionales, para recibir
un entrenamiento muy especial en internacionalismo. Esa formación debía
ofrecerse otorgándoles becas a los estudiantes así seleccionados. Estaba previsto
adoctrinarlos en la “Idea” de que solo un Gobierno Mundial pondría fin a las
guerras y a las tribulaciones interminables [6]. Se les debía enseñar y
convencer de que los hombres con capacidades especiales, los “Cerebros”, tenían
el derecho de gobernar a los menos dotados, ya que los “Goyim” (la masa del
pueblo) no saben lo que les conviene en los planos físico, mental y espiritual
[7].
3. Las personas influyentes que cayeran bajo el control de los
Illuminati y los estudiantes especialmente educados y entrenados debían ser
utilizados como agentes y colocados entre bastidores en todos los gobiernos
como “Expertos” y “Especialistas”. De ese modo podrían aconsejar y persuadir a
los gobernantes de adoptar políticas que, a largo plazo, servirían a los planes
secretos de los globalistas y conducirían a la destrucción final de los
gobiernos y religiones que decían servir.
4. Los Illuminati debían obtener el control de la prensa y de
las demás agencias que difunden información al público. Las noticias debían ser
distorsionadas de tal manera que nosotros, los “Goyim”, acabáramos creyendo que
el Gobierno Mundial es la única solución a nuestros múltiples y diversos
problemas [8].
Gran Bretaña y Francia eran las dos mayores
potencias a finales del siglo XVIII. Weishaupt ordenó a los Illuminati fomentar
guerras coloniales para debilitar al Imperio Británico y organizar la Gran
Revolución para debilitar al Imperio Francés. Preveía su inicio en 1789.
Un autor alemán llamado Zwack escribió un
libro sobre la versión revisada de Weishaupt, aquella de la antigua
conspiración, y lo tituló «Einige
Original-Schriften» — «Algunos
Escritos Originales». En 1784, se envió un ejemplar de este
documento a los Illuminados que Weishaupt había delegado para fomentar la
revolución francesa. El mensajero fue mortalmente alcanzado por un rayo
mientras cabalgaba cerca de Ratisbona. La policía encontró los documentos
subversivos en su cuerpo y los envió a las autoridades gubernamentales
competentes.
Tras examinar cuidadosamente los documentos, el Gobierno de Baviera ordenó a la policía registrar las logias del Gran Oriente que Weishaupt había establecido recientemente, así como los domicilios de algunos de sus asociados más influyentes, entre ellos el Barón Bassus, en Sandersdorf. La información adicional hallada convenció a las autoridades de que los documentos constituían una prueba auténtica de una conspiración de la Sinagoga de Satanás, que controlaba a los Illuminati desde la cúpula, y que planeaba utilizar guerras y revoluciones para establecer una suerte de Gobierno Mundial cuyo poder esperaban usurpar en cuanto se instaurara.
En 1785, el Gobierno de Baviera declaró a
los Illuminati fuera de la ley y cerró las logias del Gran Oriente. En 1786,
publicó los documentos de la conspiración. El título en inglés es “The Original Writings of The Order and
Sect of the Illuminati” (Los
escritos originales de la Orden y Secta de los Illuminati). Se
enviaron ejemplares de esta conspiración a los dirigentes de la Iglesia y del
Estado. El poder de los Illuminati era tan grande que se ignoró esta
advertencia, al igual que se ignoraron las que Cristo había dado al mundo.
Los Illuminati pasaron entonces al
“trasfondo”. Weishaupt dio instrucciones a sus Iluminados para infiltrarse en
las logias de la Masonería Azul y formar una sociedad secreta dentro de las
sociedades secretas. Solo los masones que dieran pruebas de su
internacionalismo y aquellos cuya conducta demostrara que se habían apartado de
Dios eran iniciados en los Illuminati. Así, los conspiradores usaban la fachada
de la filantropía para ocultar sus actividades revolucionarias y subversivas.
Para infiltrar las logias masónicas
británicas, los Iluminados invitaron a John Robison a Europa. Era un masón de
alto grado del Rito Escocés, profesor de Filosofía Natural en la Universidad de
Edimburgo y secretario de la Sociedad Real de Edimburgo. John Robison no cayó
en sus planes ni en la mentira de que el objetivo de los globalistas era
establecer una dictadura benévola. Guardó sus impresiones para sí y se le
confió un ejemplar de la conspiración revisada de Weishaupt para estudiarlo en
un lugar seguro.
Los dirigentes de la Iglesia y del Estado
en Francia ignoraron los avisos dados. Resultado: la revolución estalló en
1789. Para prevenir a otros gobiernos de un peligro similar, John Robison
publicó en 1797 un libro titulado “Proofs
of a Conspiracy Against All the Religions and Governments of Europe”
(Pruebas de una Conspiración para
destruir todos los Gobiernos y las Religiones). Fue impreso en
Londres por T. Madell Jr. y W. Davies, y por W. Creech en Edimburgo. Se pueden
encontrar ejemplares de esta obra en museos, y dos amigos del autor, que vivían
en América, poseían también copias. Pero sus advertencias fueron igualmente
ignoradas.
Thomas Jefferson se había convertido en
adepto de Weishaupt y en uno de sus más ardientes defensores cuando fue
declarado fuera de la ley por su gobierno. Jefferson y sus amigos Illuminati se
infiltraron en las logias recién fundadas del Rito Escocés en Nueva Inglaterra.
Esta información sorprenderá a muchos estadounidenses, por lo que deseo
corroborarla con los siguientes hechos:
En 1789, John Robison advirtió a los
dirigentes masones que los Illuminati se habían infiltrado en sus logias. El 19
de julio de 1798, David Pappen, presidente de la Universidad de Harvard,
reiteró la misma advertencia a las clases superiores y les dio una conferencia
sobre la influencia que estaba tomando el iluminismo en la política y la
religión estadounidense.
John Quincy Adams, quien había organizado
las logias masónicas de Nueva Inglaterra, decidió en 1800 oponerse a Jefferson
en las elecciones presidenciales. Escribió tres cartas al coronel William L.
Stone exponiendo la manera en que Jefferson utilizaba las logias masónicas con
fines subversivos. La información contenida en esas cartas permitió a Adams
ganar las elecciones. Esas cartas se conservan en la Biblioteca de Rittenburg
Square, en Filadelfia.
En 1826, otro masón, el capitán William
Morgan, decidió que era su deber informar sinceramente a sus compañeros de
logia y al gran público sobre los Illuminati, sus planes secretos y sus
verdaderas intenciones. Entonces se recurrió a los servicios de Richard Howard,
un Iluminado inglés, quien ejecutó la sentencia: “Que Morgan sea eliminado como
traidor”. Alguien advirtió al capitán Morgan del peligro. Intentó huir a
Canadá, pero Howard lo interceptó en la frontera y lo asesinó cerca de las
Cataratas del Niágara.
Una investigación exhaustiva reveló que un
tal Avery Allyn declaró bajo juramento, en Nueva York, haber escuchado a
Richard Howard relatar en una reunión de Caballeros Templarios en St. John’s
Hall (Nueva York) cómo había “ejecutado” a Morgan. El mismo Allyn explicó luego
cómo se habían llevado a cabo negociaciones secretas para permitir que Howard
regresara a Inglaterra sin ser molestado.
Muy pocas personas saben hoy que este
incidente provocó una reprobación casi general. Cerca del 40 % de los masones
de la jurisdicción norte de Estados Unidos se separaron. Poseo ejemplares de
las actas de una reunión celebrada para tratar este asunto en particular.
Podemos hacernos una idea del poder de los
dirigentes de la Conspiración Luciferina contra Dios y contra el hombre si
consideramos la gran capacidad de sus agentes para impedir que estos hechos
extraordinarios de la Historia se enseñen en nuestras escuelas.
En 1829, los Illuminati organizaron una
reunión en Nueva York que fue dirigida por un iluminado británico llamado
Wright. Se declaró a los presentes que los Illuminati tenían la intención de
federar a los grupos nihilistas y ateos con todas las demás organizaciones
subversivas para constituir una organización internacional que sería conocida
bajo el nombre de Comunismo. Esta fuerza destructora debía permitir a los
Illuminati fomentar las guerras y revoluciones futuras. Clinton Roosevelt
(antepasado directo de Franklin Delano Roosevelt), Horace Greeley y Chas Dana
formaron un comité para reunir los fondos necesarios para esta nueva empresa.
Los fondos así reunidos sirvieron para financiar a Karl Marx y Engels cuando
escribieron «El Capital» y el «Manifiesto del Partido Comunista» en Soho,
Inglaterra.
En 1830, Weishaupt murió. Afirmó en su
lecho de muerte que los Illuminati desaparecían con él y, para convencer a sus
consejeros espirituales, fingió arrepentirse y volver a la Iglesia. Según la
versión revisada de Weishaupt, la de la antigua conspiración, los Illuminati
debían organizar, financiar, dirigir y controlar todas las organizaciones
internacionales y todos los movimientos, colocando a sus agentes en puestos
clave del más alto nivel. Así, mientras Karl Marx escribía el Manifiesto
Comunista bajo la dirección de un grupo de iluminados, el profesor Karl Ritter,
de la Universidad de Fráncfort, redactaba su antítesis bajo la dirección de
otro grupo de iluminados para que los dirigentes de la Sinagoga de Satanás
pudieran utilizar las divergencias de ambas ideologías para dividir cada vez
más a los hombres en bandos opuestos. Así, una vez armados, llegarían a
enfrentarse y destruirse mutuamente, y destruir junto con ellos sus
instituciones políticas y religiosas.
El trabajo que Ritter realizó fue
continuado por el supuesto filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche
(1844-1900), quien fundó el nietzscheísmo. El nietzscheísmo dio origen al
fascismo y, más tarde, al nazismo. Fue utilizado para permitir a los agentes de
los Illuminati fomentar la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
En 1834, los Illuminati eligieron al
italiano Giuseppe Mazzini para dirigir su programa revolucionario mundial,
cargo que ocupó hasta su muerte en 1872. En 1840, el general Albert Pike perdió
su puesto de oficial cuando el presidente Jefferson Davis disolvió sus tropas
indias auxiliares bajo el pretexto de que habían cometido atrocidades durante
hechos de guerra legítimos. Bajo la influencia de Mazzini, de quien era el
"protegido", Pike aceptó la idea de un Gobierno Mundial y se
convirtió posteriormente en dirigente del Sacerdocio Luciferino.
Entre 1859 y 1871, afinó todos los detalles
de un plan militar concerniente a tres guerras mundiales y tres grandes
revoluciones. Creía que llevarían la conspiración a su fase final durante el
siglo XX. Pike realizó la mayor parte de su trabajo en la mansión de trece
habitaciones que hizo construir en Little Rock (Arkansas) en 1840.
Cuando los Illuminati y las logias del Gran
Oriente se volvieron sospechosos por las actividades revolucionarias de Mazzini
en Europa, Pike organizó el Rito Paladiano Nuevo y Reformado. Estableció tres
Supremos Consejos: uno en Charleston (Carolina del Sur), otro en Roma y el
último en Berlín. Mazzini creó veintitrés consejos subordinados en posiciones
estratégicas en todo el mundo. Estos fueron los cuarteles generales secretos
del Movimiento Revolucionario Mundial, que se han mantenido hasta la
actualidad.
Mucho antes de que Marconi inventara la
radio, los científicos miembros de los Illuminati habían proporcionado a Pike y
a los líderes de sus consejos un medio para comunicarse en secreto. Fue el
descubrimiento de este secreto lo que permitió a los oficiales de los servicios
de inteligencia comprender cómo "incidentes" aparentemente no
relacionados ocurrían simultáneamente en el mundo, se agravaban y se transformaban
en guerras o revoluciones.
El plan de Pike era simple y resultó
eficaz. Era necesario que el comunismo, el nazismo, el sionismo político y
otros movimientos internacionales fueran organizados y utilizados para fomentar
las tres guerras generales y las tres grandes revoluciones:
1.
La
Primera Guerra Mundial
debía permitir a los Illuminati derrocar el poder de los zares en Rusia y
transformar ese país mediante la imposición del comunismo ateo. Las
divergencias "naturales", alimentadas por los agentes de los
Illuminati entre los imperios británico y alemán, debían servir para fomentar
esta guerra. Una vez terminado el conflicto, el comunismo debía constituirse y
ser utilizado para destruir otros gobiernos y debilitar las religiones.
2.
La
Segunda Guerra Mundial
debía ser fomentada aprovechando las divergencias entre fascistas y sionistas
políticos. Esta guerra debía permitir la destrucción del nazismo y aumentar el
poder del sionismo político, de modo que el Estado soberano de Israel pudiera
establecerse en Palestina. Durante la Segunda Guerra Mundial, el poder del
comunismo internacional debía alcanzar un nivel comparable al de toda la
cristiandad. Una vez logrado esto, debía ser contenido y reservado para su uso
en el último cataclismo social. ¿Puede alguien bien informado negar que
Roosevelt y Churchill pusieran en marcha esta política?
3.
La
Tercera Guerra Mundial
debe ser fomentada gracias a las divergencias que los agentes de los Illuminati
atizarán entre los sionistas políticos y los dirigentes del mundo musulmán. La
guerra debe ser dirigida de modo que conlleve la destrucción del islam
(incluido el mundo árabe y la religión de Mahoma) y del sionismo político
(incluyendo al Estado de Israel). Al mismo tiempo, las demás naciones,
nuevamente divididas entre sí a causa de este conflicto, serán obligadas a
combatirse hasta llegar a un estado de destrucción física, mental, espiritual y
económica total. Cuando se razona sin deformaciones, ¿se puede negar que la
intriga actual en el Cercano, Medio y Lejano Oriente está destinada a cumplir
este designio diabólico?
El 15 de agosto de 1871, Pike explicó a
Mazzini que, una vez terminada la Tercera Guerra Mundial, aquellos que
aspiraban al dominio mundial absoluto provocarían el mayor cataclismo social
que el mundo haya experimentado. Reproducimos sus palabras (extraídas de la
carta registrada en la Biblioteca del Museo Británico de Londres):
«Liberaremos a los nihilistas y a los ateos
y provocaremos un formidable cataclismo social que mostrará a las naciones, en
toda su horrorosa magnitud, el efecto del ateísmo absoluto, origen de la más
sangrienta barbarie y del más espantoso trastorno. Entonces, en todas partes,
obligados a defenderse contra la minoría revolucionaria, los ciudadanos
exterminarán a esos destructores de la civilización. Y la multitud,
desilusionada del cristianismo, cuyos fieles estarán en ese momento
desorientados y sin dirección en su búsqueda de un ideal, sin saber hacia dónde
dirigir su adoración, recibirá la verdadera luz a través de la manifestación universal
de la pura doctrina de Lucifer. Finalmente se revelará al público, esta
manifestación que será consecuencia del movimiento reaccionario general que
seguirá a la destrucción simultánea del cristianismo y del ateísmo, ambos
vencidos y aniquilados al mismo tiempo.»
Cuando Mazzini murió en 1872, Pike eligió
como sucesor a otro dirigente revolucionario italiano, Adriano Lemmi. La
sucesión de Lemmi pasó después a Lenin y Trotsky. Las actividades
revolucionarias de estos hombres fueron financiadas por banqueros
internacionales franceses, británicos, alemanes y estadounidenses. El lector
debe recordar que los banqueros internacionales actuales, como los cambistas de
la época de Cristo, no son más que herramientas o agentes de los Illuminati.
Se ha hecho creer al gran público que el
comunismo era un movimiento obrero (soviético) destinado a destruir el
capitalismo. Pawns in the Game
("Peones en el tablero") y The
Red Fog over America ("La niebla roja sobre América"),
continuación de Pawns in the Game,
muestran cómo oficiales de los servicios secretos británicos y estadounidenses
obtuvieron pruebas irrefutables que establecen formalmente que los capitalistas
internacionales, actuando a través de sus bancos internacionales, han
financiado ambos bandos en cada guerra y cada revolución desde 1776.
Los que hoy conforman la Sinagoga de
Satanás dirigen nuestros gobiernos mediante la usura. Los hacen participar en
guerras y revoluciones, según los planes de Pike: llevar al mundo a esa fase de
la conspiración en la que el comunismo ateo y la cristiandad entera se
enfrenten en una guerra total tanto interna como internacionalmente.
Numerosos documentos prueban que Pike, como
Weishaupt, era el jefe del Sacerdocio Luciferino de su época: además de la
carta que dirigió a Mazzini en 1871, escribió otra a los líderes de sus
Consejos Paladianos el 14 de julio de 1889. Esta cayó en manos de otras
personas distintas a las destinatarias. Había sido escrita para explicar el
dogma luciferino, en particular la adoración de Satanás y de Lucifer. Pike
declaraba en parte:
«Decimos al público: “adoramos a Dios”.
Pero se trata del Dios que se adora sin superstición. La religión debería
mantenerse, para todos nosotros, iniciados de altos grados, en la pureza de la
doctrina luciferina. ¡Sí! Lucifer es Dios. Y por desgracia, Adonay (el nombre
dado por los luciferinos al Dios que adoramos —n. del a.) también es Dios...
porque lo absoluto sólo puede existir como una dualidad divina. Así, la
doctrina del satanismo es una herejía: la verdadera y pura religión filosófica
es la creencia en Lucifer, igual a Adonay. Pero Lucifer, Dios de la Luz y de la
Bondad, lucha por la humanidad contra Adonay, el Dios de las Tinieblas y del
Mal.»
La propaganda puesta en marcha por los
dirigentes de la Conspiración Luciferina ha hecho creer al público que quienes
se oponen al cristianismo son ateos. Es una mentira deliberada, difundida para
ocultar los planes secretos de los grandes sacerdotes de la falsa fe luciferina
que dirigen la Sinagoga de Satanás. Su objetivo es que la humanidad llegue a
considerar imposible el establecimiento en esta tierra del plan de Dios: el
orden del universo tal como lo explicó a nuestros primeros padres en el Jardín
del Edén, según el Génesis.
Los grandes sacerdotes de la falsa fe
luciferina actúan en las tinieblas y se mantienen tras bastidores. Conservan su
identidad y su verdadero propósito en secreto incluso frente a la mayoría de
aquellos a quienes engañan haciéndolos cumplir su voluntad y seguir sus planes
y fines ocultos. Saben que el éxito final depende de su capacidad para mantener
su identidad y su propósito verdadero en secreto hasta que ninguna inteligencia
ni poder pueda impedirles coronar a su Déspota-Rey como gobernante del mundo
entero.
El éxito final de su conspiración es la
usurpación de los poderes del Gobierno Mundial. Las Sagradas Escrituras han
predicho que lo que Weishaupt y Pike planeaban ejecutar conduciría al control
de esta tierra por parte de las fuerzas espirituales del Mal. El Apocalipsis,
en el capítulo XX, nos enseña cómo, una vez que se hayan desarrollado los
acontecimientos que hemos descrito, Satanás será atado por mil años. No
pretendo saber lo que el término “mil años” significa en “medida de tiempo”.
Pero según lo que he podido aprender sobre la Conspiración Luciferina, a la luz
de las Sagradas Escrituras, he llegado a la conclusión de que la neutralización
de Satanás y de las fuerzas satánicas en esta tierra puede producirse mucho más
rápidamente si toda la verdad sobre la existencia de la Conspiración Luciferina
se revela lo antes posible a todos los pueblos de todas las naciones.
Se han encontrado cartas de Mazzini que
revelan cómo los Grandes Sacerdotes de la falsa fe luciferina mantenían en
secreto su identidad y su verdadero propósito. En una carta que Mazzini
escribió a su asociado revolucionario, el doctor Breidenstein, pocos años antes
de su muerte, decía:
«Constituimos una asociación de hermanos repartidos por todos los puntos del
globo. Queremos romper todos los yugos. Sin embargo, hay uno invisible que
apenas se siente y pesa sobre nosotros. ¿De dónde viene? ¿Dónde está? Nadie lo
sabe o quiere decirlo. Ese yugo es secreto incluso para nosotros, los veteranos
de las sociedades secretas».
En 1925, Su Eminencia el Cardenal Caro y
Rodríguez, Arzobispo de Santiago de Chile, publicó un libro titulado El Misterio de la Masonería Desvelado,
con el fin de exponer cómo los Illuminati, los satanistas y los luciferinos
habían constituido una sociedad secreta dentro de una sociedad secreta.
Proporcionaba una gran cantidad de pruebas que mostraban que incluso los
masones de los grados 32° y 33° no sabían lo que ocurría en las Logias del Gran
Oriente, en las del Rito Palladiano Nuevo y Reformado de Pike, así como en las
Logias de Adopción donde se iniciaba a las mujeres conspiradoras.
En la página 108, cita a una autoridad en
la materia, Margiotta, para demostrar que antes de que Pike seleccionara a
Lemmi para suceder a Mazzini como Director del Movimiento Revolucionario Mundial,
Lemmi ya era un satanista furibundo y confirmado, pero no fue iniciado en la
ideología luciferina hasta después de haber sido elegido.
El hecho de que los Grandes Sacerdotes de
la falsa fe luciferina hayan introducido la adoración a Satanás en los primeros
grados de las Logias del Gran Oriente y de los Consejos del Rito Palladiano, y
luego hayan iniciado a los elegidos en el Gran Secreto —que Lucifer es Dios, el
igual de Adonay— intrigó a muchos historiadores e investigadores.
Las Sagradas Escrituras mencionan a Lucifer
solamente unas pocas veces: en Isaías XIV, en San Lucas X, 18, y en el
Apocalipsis IX, 1-11.
La doctrina luciferina, sin embargo, afirma firmemente que Lucifer dirigió la
rebelión celestial; que Satanás es el “hijo mayor” de Dios (Adonay) y el
hermano de San Miguel, quien derrotó la Conspiración Luciferina en el Cielo. Las
enseñanzas luciferinas proclaman también que San Miguel vino a la Tierra en la
persona de Jesucristo para intentar de nuevo lo que había logrado en el Cielo…
pero fracasó.
Lucifer, Satanás, el diablo (llámese como
se quiera), es el padre de la mentira; por tanto, está claro que estas fuerzas
espirituales tenebrosas engañan a muchísimos supuestos intelectuales y los
hacen cumplir su voluntad como ya lo hicieron en el Cielo.
Lo importante que debemos recordar es que,
según la Revelación, debe haber un juicio final. Satanás romperá sus ataduras o
será liberado de sus cadenas que lo mantenían sujeto durante mil años. Volverá
a traer el caos a esta Tierra. Entonces Cristo intervendrá en favor de los
elegidos, y Dios separará a los corderos de las cabras.
Se nos advirtió que los que se han apartado
de Dios serán conducidos al caos y a la confusión final por Lucifer, Satanás o
el Demonio por toda la eternidad; odiarán a sus amos, a sí mismos y a los demás
porque se darán cuenta de que fueron engañados al apartarse de Dios y, sobre
todo, porque habrán perdido para siempre Su amor y Su amistad.
Es fácil para el lector de los dos libros Peones en el Juego y La Niebla Roja sobre América
comprender que el combate actual no es de naturaleza temporal ni “de este
mundo”. Su origen fue en ese lugar del universo que llamamos “el mundo
celestial”. Su objetivo es ganar y arrancar las almas humanas al Dios
Todopoderoso.
Teólogos eruditos han declarado que
Lucifer, Satanás o el diablo es un espíritu puro, por lo tanto indestructible.
Sabiendo que es mentiroso, está siempre inclinado a llevar al infierno al mayor
número posible de almas para que compartan su desesperación. Establecido este
hecho, nuestro deber es claro: debemos dar a conocer la verdad sobre esta
cuestión a nuestros semejantes lo más rápido posible para que puedan evitar las
trampas y engaños dispuestos por quienes sirven los designios del Demonio. Pero
también para ver con claridad las mentiras y los engaños de aquellos que
recorren el mundo para consumar la ruina de las almas.
Las guerras y las revoluciones le dan al
Demonio sus mayores cosechas de almas humanas, porque “Muchos son los llamados
y pocos los escogidos” (San Mateo XX, 16; XXII, 14).
Se oye decir a menudo que lo que sucede hoy
en el mundo no es más que una “guerra para conquistar las mentes de los
hombres”. Eso es sólo una media verdad, peor que una mentira.
El complot de Weishaupt prevé:
1.
La
abolición de todos los gobiernos nacionales.
2.
La
abolición de la herencia.
3.
La
abolición de la propiedad privada.
4.
La
abolición del patriotismo.
5.
La
abolición del hogar individual y de la vida familiar, célula a partir de la
cual se ha construido toda civilización.
6.
La
abolición de todas las religiones establecidas y existentes para imponer la
ideología luciferina del totalitarismo a toda la humanidad.
Los Cuarteles Generales de la Conspiración
hacia fines del siglo XVIII estaban en Fráncfort, Alemania, donde se había
establecido la casa Rothschild y donde unían a otros financieros
internacionales que literalmente “habían vendido sus almas al diablo”. Después
del descubrimiento de la conspiración por parte del Gobierno de Baviera en
1786, los Grandes Sacerdotes de la fe luciferina establecieron sus cuarteles en
Suiza.
Desde la Segunda Guerra Mundial, los
Cuarteles Generales se han instalado en el edificio Harold Pratt de Nueva York.
Los Rockefeller han reemplazado a los Rothschild en las manipulaciones
financieras.
En la fase final de la conspiración, el
gobierno será representado por un Rey-Déspota, el de la Sinagoga de Satanás, y
algunos multimillonarios, economistas y científicos que hayan demostrado su
devoción a la Causa Luciferina. Todo el resto será integrado en una especie de
conglomerado de humanidad mestiza, gracias a la inseminación artificial
practicada a escala internacional.
En las páginas 49-51 de El Impacto de la Ciencia en la Sociedad,
Bertrand Russell declara que se usará menos del 30 % de la población femenina y
el 5 % de la masculina para funciones reproductivas. Éstas estarán
estrictamente limitadas y se fijarán cuotas para satisfacer las necesidades del
Estado.
Concluiré mi introducción citando algunos
pasajes de una conferencia pronunciada a comienzos de este siglo ante los
miembros de la Logia del Gran Oriente de París por un alto dirigente del Rito
Palladiano de Pike. Decía:
«Bajo nuestra influencia, la aplicación de las leyes de los Goyim ha sido
reducida al mínimo. El prestigio de la ley ha sido vaciado de su sentido por la
intromisión de interpretaciones liberales. En los asuntos más importantes y
fundamentales, los jueces deciden según lo que les dictamos, es decir, examinar
estas materias a la luz de nuestra interpretación para la administración de los
Goyim. Por supuesto, lo hacemos a través de personas que son nuestros
instrumentos y no aparecemos de ningún modo. Incluso el Senado y la Alta
Administración aceptan nuestros consejos...»
Esto explicaría el incidente de “Little
Rock”, ocurrido medio siglo después.
¿Es posible que una persona que reflexione aunque sea un poco niegue el hecho
de que la conspiración revisada por Weishaupt hacia fines del siglo XVIII y los
planes establecidos por Pike hacia fines del siglo XIX han evolucionado
exactamente como estaba previsto?
Los imperios de Rusia y Alemania fueron
destruidos.
Los de Gran Bretaña y Francia reducidos a
potencias de tercera categoría.
Las coronas cayeron como frutos demasiado
maduros.
La población mundial ha sido dividida dos
veces en bandos opuestos como consecuencia de la propaganda llevada a cabo por
los Illuminati.
Dos guerras mundiales vieron a los
cristianos matarse eficazmente por decenas de millones.
El combatiente implicado en este conflicto
no tenía la menor animosidad hacia su adversario.
Dos de las grandes revoluciones, las de
Rusia y China, han realizado estos objetivos y el comunismo ha alcanzado un
poder equivalente al de toda la cristiandad.
La intriga que se desarrolla actualmente en
el Próximo y Medio Oriente prepara la Tercera Guerra Mundial. Después de eso, a
menos que lo impida el peso de una opinión pública informada, vendrá el último
cataclismo social. Resultará en una esclavitud espiritual, mental y física
absoluta.
¿Es posible que una persona informada
niegue el hecho de que el comunismo es tolerado en los llamados países libres?
La rama especial de los servicios secretos
británicos; la Gendarmería Real del Canadá y el FBI estadounidense podrían
arrestar a todos los dirigentes comunistas en veinticuatro horas si recibieran
la orden. Pero no tienen autorización. ¿Por qué?
La respuesta es simple: el comunismo está
“contenido” a nivel de los gobiernos nacionales e internacionales por consejo
de agentes de los Illuminati, quienes luego producen muchas excusas poco
convincentes sobre la política actual de Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos
respecto al comunismo internacional y nacional.
Y aunque el FBI o la Gendarmería Real
actuaran, los jueces de las Cortes Supremas de ambos países encontrarían
razones jurídicas para liberar a los arrestados.
Esta situación sería ridícula si se
ignorara que el comunismo debe ser “contenido” para servir al último cataclismo
social.
¿No ha llegado el momento para los
cristianos de reconocer este peligro realizado?
¿No ha llegado el momento para los padres
de negarse a que sus hijos sean usados como carne de cañón de la Causa
Luciferina?
La Federación de Laicos Cristianos, que
tengo el honor de presidir, ha hecho lo necesario para que el conocimiento
adquirido hasta hoy sobre los diferentes aspectos de la conspiración esté
disponible.
Hemos publicado Peones en el Juego y La Niebla Roja sobre América en forma de libros,
así como otros folletos.
Mantenemos informados a quienes han leído
nuestros libros sobre los avances de la conspiración mediante una carta mensual
titulada Noticias Detrás de las
Noticias.
Nuestras predicciones sobre los
acontecimientos venideros se basan en nuestro conocimiento de la existencia de
la conspiración. Y nuestras predicciones han resultado asombrosamente exactas,
al punto de haber suscitado el interés de personas bien pensantes en todo el
mundo.
Los invitamos a unirse a nosotros.
Tómense la molestia de adquirir un
conocimiento completo de los diversos aspectos de la conspiración y transmitan
luego ese conocimiento a otros.
Hagan esto, y el poder de una opinión pública informada se convertirá en la
mayor fuerza sobre esta tierra.
Les ruego que se organicen en ligas de
ciudadanos cristianos o en agrupaciones similares.
Utilícenlas como grupos de estudio.
Úsenlas para elegir hombres que sean
ciudadanos leales.
Pero antes de seleccionar a un candidato para un cargo público, asegúrense de
que conozca los distintos aspectos de la Conspiración Internacional a nivel de
los gobiernos municipales, regionales y federales.
No todos los mundialistas servirían a la
Sinagoga de Satanás si estuvieran iluminados por la Verdad.
Es su deber informarles la Verdad.
Las ligas cívicas cristianas no deben tener
partido ni estar clasificadas a la derecha o a la izquierda.
Su objetivo debe ser el restablecimiento de
Dios en la política, de manera que podamos establecer el gobierno según Su plan
de dirección del universo, tal como nos lo reveló en las Escrituras por medio
de Su Hijo único, Nuestro Señor Jesucristo.
Sólo entonces se cumplirá Su voluntad en la
tierra como en el Cielo.
En mi humilde opinión, Dios no intervendrá
a nuestro favor hasta que esto se haya cumplido y las palabras del Padre
Nuestro se hayan realizado.
William Guy Carr
Clearwater, Florida
13 de octubre de 1958