Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

jueves, 26 de junio de 2025

EL CORAZÓN DE JESÚS, FUENTE DE LA REDENCIÓN

 


Por R.P. JEAN-BAPTISTE AUBRY

 

¡Corazón de Jesús, nos habéis amado hasta el fin! Es decir, tanto como es posible amar, con los efectos más grandes que el amor puede producir, y dándonos la prueba suprema del amor: ¡morir por nosotros!

Vuestro amor reclama el nuestro. También nosotros debemos amaros hasta el fin, en los dos mismos sentidos. Además, la primera necesidad de nuestro corazón —creado y renovado a imagen del vuestro— es también amar; y solo Vos podéis satisfacerlo. Pero, porque somos carnales, casi no podemos amar sino por medio de los sentidos; por eso, primero, estamos constantemente tentados de entregar nuestro corazón a las criaturas, y de malgastar, en torno a objetos indignos, nuestra capacidad de amar; segundo, nos cuesta mucho volvernos hacia Vos, apegarnos a Vos, amaros de verdad, Vos que no caéis bajo nuestros sentidos materiales. Por eso, ya en la Encarnación, os mostrasteis bajo forma humana, para que pudiéramos veros y amaros; por eso también nos proponéis vuestro Corazón como objeto de nuestra devoción. Concedednos la gracia de comprenderlo bien, de contemplarlo, de meditarlo; y llenadnos de vuestro amor hacia este Corazón tan amable, mediante una efusión sobrenatural de vuestra gracia: ¡Corazón de Jesús, abrasado de amor por nosotros, inflama nuestro corazón con vuestro amor!

 

I

 

El Corazón de Jesús no es solo el símbolo, sino también la sede y el órgano del amor que nos tiene.

1.     Todo hombre necesita ser amado; es nuestra primera y más imperiosa necesidad. Incluso, el corazón humano es tan carnal que necesita amar por los sentidos, y ser amado de igual modo, ser amado por un corazón humano. Las afecciones intelectuales, puramente espirituales y suprasensibles, aunque son las más elevadas, no le bastan; necesita ser amado por la carne, por un corazón humano.

Ahora bien, he aquí que Dios, conociendo nuestra naturaleza, halló el medio de adaptarse a esta necesidad de la naturaleza humana, y se hizo hombre para acercarse a nosotros, habitar entre nosotros, ser semejante a nosotros, ser visto por nuestros ojos, tocado por nuestras manos y percibido por nuestros sentidos, a fin de amarnos a nuestra manera y atraer nuestro amor.

2.    Además del amor que nos tuvo como Dios —que es una operación divina, infinita, suprasensible, a la cual somos casi incapaces de corresponder, y ciertamente incapaces de hacerlo dignamente—, como hombre y por las operaciones de su naturaleza humana, con su corazón humano divinizado por la unión hipostática pero conservado humano, carnal incluso, aunque infinitamente puro y noble, Jesucristo nos tuvo otro amor: un amor humano y físico, aunque sobrenaturalizado y divinizado, como todas las afecciones del Salvador por la unión hipostática. Es decir, que nos amó con su corazón de hombre, como sufrió con su cuerpo humano, como derramó su sangre humana, lloró lágrimas, padeció, como nosotros, con sus sentidos. Esta doctrina es la del Evangelio.

3.    En efecto, no solo Jesucristo es nuestro Dios, no solo nos creó, no solo nos ama como a sus criaturas; no solo nos ha perdonado como Dios; sino que también es nuestro Salvador, es hombre, es uno de los nuestros, y nos ha redimido por sus sufrimientos; por consiguiente:

4.    Ese amor físico y humano que nos tuvo, lo llevó hasta el fin, es decir:

1.º Tanto como puede un corazón humano amar, Jesucristo nos amó con su corazón humano; y a la potencia de afecto que el corazón humano ya posee por sí mismo, la unión hipostática añadía aún la potencia divina. El Verbo se encarnó por nosotros; por eso tomó una naturaleza humana soberanamente tierna y amante, para amarnos aún más.

2.º Nos amó con los efectos más grandes que el amor puede producir y mediante los cuales puede manifestarse: a saber, la Encarnación, la Pasión y la Eucaristía.

 

II

 

El Corazón de Jesús es también la fuente y el principal órgano de la Redención.

1.     Hemos sido salvados por la naturaleza humana unida a la naturaleza divina. La naturaleza humana fue el órgano total de nuestra Redención, proporcionando la materia de los méritos que fueron el precio de nuestra salvación. Cada parte de esta naturaleza divinizada fue órgano parcial de nuestra Redención; y la parte respectiva de cada uno de estos órganos está en proporción con su función y con su participación de sangre en la composición del hombre. Pues bien, el corazón tiene, entre los órganos, una función central, y por eso lo consideramos, ante todo, como la fuente y el órgano de este misterio.

2.    Además, fue al Corazón de Jesús, creado por nosotros y que solo nos amaba a nosotros, al que fue confiado el decreto de Dios para nuestra salvación; fue en este Corazón donde fue como depositado, el día de la Encarnación; allí fue conservado, preparado, elaborado y finalmente ejecutado el día de la Redención.

3.    La Redención se realizó mediante los sufrimientos meritorios de Jesucristo. Ahora bien, si Jesucristo sufrió en toda su naturaleza humana, fue sobre todo en su Corazón donde sufrió: sufrió por sus padecimientos físicos, sufrió por las decepciones causadas por los pecados de los hombres, por las injurias de los judíos, y en fin, por todos los sufrimientos morales que vemos especialmente presentes en su Pasión.

4.    Sobre todo, fue su Corazón la víctima de la caridad, herido por nuestro amor: Corazón víctima del amor, herido de amor por nosotros.

Recordemos que, si el Corazón de Jesús es el órgano del amor que nos tuvo, debe ser también el objeto del amor que le debemos. Pidamos a nuestro Salvador tanto que se haga amar por nosotros como que nos anime con su amor; y resumamos esta correlación entre el amor de Jesús, que merece y atrae el nuestro, con esta expresión que encontramos a menudo en nuestras oraciones:
¡Corazón de Jesús, abrasado de amor por nosotros, inflama nuestro corazón con vuestro amor!

 

“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”

  “ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”           Por FLAVIO MATEOS   El Padre Nicholas Gruner, tenaz apóstol hasta su muerte del mensaje ...