Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

viernes, 30 de mayo de 2025

CON LEÓN XIV LA “AMERICANIZACIÓN” DE LA IGLESIA LLEGA A SU CÚSPIDE

 


Made it to the top.

 

 

Por IGNACIO KILMOT

 

Dicen que León XIV tomó el nombre de León debido a la doctrina social de León XIII. Cabe dudar si no habrá sido por el “Ralliement” o acomodo que tantos perjuicios le trajo a Francia y Europa entera. ¿Puede tenerse la esperanza de que en tanta ambivalencia, el nuevo papa termine cerrando el ciclo malvado del Vaticano II, iniciado por aquellos demonios que vio su predecesor el 13 de octubre –fecha de Fátima- de 1884?

“A partir del Concilio Vaticano II la penetración americanista en el seno de la Iglesia aceleró su ritmo y destru­yendo las viejas estructuras teológicas de la Iglesia la prepara para una útil conversación con el mundo moder­no”. Esto es lo que muy bien decía el maestro Calderón Bouchet, en el escrito que incluimos en entrada aparte de nuestro blog (LA AMERICANIZACIÓN DE LA IGLESIA).

Y continúa nuestro autor: “En los EE.UU. esto corría de suyo y no traía, como inmediata consecuen­cia, actitudes subversivas en el seno de la cristiandad. Muchos creyeron, no estoy seguro de la sinceridad pues­ta en esa fe, que en Europa ocurriría algo semejante. Muerto el fascismo, la democracia podría discurrir sobre un cauce limpio y cristalino. La ayuda norteamericana levantaría el nivel económico de los pueblos puestos bajo su protección, como efectiva­mente ocurrió, y esto haría entender a Rusia los errores de su planteo colectivista y las bases falsas sobre las que asentaba su política. Con un poco de buena voluntad y la colaboración de- las Iglesias, habría democracia para exportar hasta la Siberia”.

En efecto, ese americanismo, incluso de manera simbólica, queda patente ante nuestros ojos. Allí mismo en un museo de Washington, la capital mundial de la Democracia, se exhibe como una antigualla la tiara papal que Pablo VI depuso y mediante la cual oficialmente descoronó a Nuestro Señor Jesucristo, para adoptar la democracia en la Iglesia (conciliar). El papa Juan Pablo II, por su parte, visitó los EE.UU. nada menos que siete veces. Benedicto XVI también visitó Washington y propició a través de un documento la necesidad de un gobierno mundial. Y allí en Washington, Francisco fue el primer papa recibido en el Capitolio, entre vítores y aplausos. No podía terminar esto sino directamente con un papa (norte)americano. Aspiración a que el “orden” instaurado tras el fin de la Segunda Guerra Mundial –bipolar- sea hegemónico en cuanto a la idea ecumenista global. A pesar de lo cual la insistencia de tal proyecto sigue estrellándose contra un muro (que no el de los “Lamentos” de Jerusalén).

Ayer como hoy, pero hoy con mayor éxito, el copamiento del Vaticano por parte de los yanquis es indudable. Ahora que han llegado a colocar un papa de los suyos, parecen tocar el cielo –o la luna- con las manos. El reciente encuentro entre el vicepresidente estadounidense y el papa, dejó en claro que la indeleble marca liberal a los yanquis no se les borra con nada (ver el ejemplo de Vance explicado por él mismo: https://x.com/i/status/1925403500139438192).

Se dice que Vance ha sentenciado la multipolaridad y los expertos en geopolítica –que de religión no entienden nada- vaticinan contentos que estamos ante “el regreso de las grandes civilizaciones frente a la barbarie que prohijó la decadente y derrotada globalización financierista que sólo dejó ruinas a su alrededor y que para conservar su nefario modelo estaba dispuesta a desencadenar una tercera guerra mundial nuclear” (como sentencia Jalife Rahme). Si la China ultramaterialista que adora la tecnología es una gran civilización, estamos fregados. Nos dice este analista: “Hoy el renacimiento de facto del nacionalismo cristiano que prosigue Trump 2.0, se percibe como una gran coalición que engloba al proyectado renacimiento del nuevo catolicismo del papa León XIV agustino/estadunidense/peruano, al unísono de los católicos anti-globalistas, el vicepresidente JD Vance y el secretario de Estado Marco Rubio, cuando el catolicismo, quizá hereje (ya lo decretarán los exegetas teólogos de siempre) de Biden/John Kerry (agenda verde) /Nancy Pelosi fue secuestrado por la nefaria soroscracia (Alexander Dugin dixit). No hay nada más geopolítico que la estructura del catolicismo que impera desde el emperador romano Constantino desde el siglo IV d.C. ¿Viene la gran coalición del nacionalismo cristiano entre el “guadalupanismo”, eminentemente mexicano, católico, y los WASP (White AngloSaxon Protestant) con Trump 2.0?”. Lenguaje periodístico efectista pero vacuo: quien no tiene en cuenta las vistas teológicas, la conjuración anticristiana, el mensaje de Fátima y el Apocalipsis seguirá tanteando a oscuras, y de hecho los pasos rocambolescos de Trump ayudan a esa falta de definiciones respecto del futuro. El papel que se le da a la Iglesia en la historia, no es un detalle más, y la existencia o no de un “katejon” configura la situación global.

Precisamente, del otro lado, el obstáculo: Rusia, aunque, en este caso, otra Rusia de aquella. Una que le está destinada a Nuestra Señora, para cumplir su obra de apostolado con la Europa devastada y apóstata, tras la exitosa “pax americana”. Seguramente el diablo sabe esto y, al empujar a esa Europa masonizada hacia la guerra suicida contra Rusia, no columbra que en realidad está acelerando el triunfo del Corazón Inmaculado.

Otro hubiese sido el cantar de haber triunfado la maniobra de exportar esa democracy americana hasta Siberia, en los años 1990. Sin embargo, el Cielo tenía dispuesta otra cosa. La democracy allí no cuajó –los oligarcas judíos se cebaron con los pobres rusos, que no los toleraron- y el ecumenismo cato-protestante encontró un muro, no el de Berlín ya caído, sino el del Kremlin. De allí que el problema para el Occidente liberal anglosionista, es uno solo: Rusia.

Quizás León XIV, el séptimo papa, sea finalmente el papa del “Tercer secreto” de Fátima.

No hay que olvidar que con los yanquis en acción siempre tenemos garantizado un clamoroso espectáculo.


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