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viernes, 30 de mayo de 2025

NOTAS SOBRE LA GUERRA DE LA OTAN CONTRA RUSIA EN UCRANIA Y OTROS ESCENARIOS DE LA GEOPOLÍTICA MUNDIAL – 25 DE MAYO DE 2025

 


Por LUIS ALVAREZ PRIMO

 

     Donald J. Trump, siempre el showman optimista y ganador hombre de negocios, en cuanto gobernante se muestra inseguro, errático y contradictorio. Esa conducta no es un método de negociación sino una faceta de su personalidad, al frente de una tarea que lo supera y para la cual sus instintos mercantiles no alcanzan (la formación de un genuino estadista requiere otros hábitos, intelectuales y morales, otra cultura y otro cursus honorum). Al respecto, el respetado politólogo ruso Andrei Martyanov ha dicho: tenemos buenos psicólogos en Rusia y conocemos bien a Trump:  no sólo su narcisismo sino también una cierta esquizofrenia que caracteriza su ‘forma mentis’. Igualmente grave es el hecho de que Trump se rodea de un conjunto de ineptos e incompetentes, además de los que forman parte de los diversos estamentos del gobierno estadounidense, salvo excepción. Por ejemplo, dice Martyanov, el general Keith Kellog es tan inepto que en Rusia no podría conducir ni un batallón.

Trump se ha cansado de repetir el absurdo de que la guerra en Ucrania no es su guerra. Por un lado, parece desconocer la continuidad del Estado en cuanto institución cuyas obligaciones perduran más allá de los magistrados circunstanciales. También olvida Trump que no fue Obama sino él quien en el 2018 aportó los primeros misiles antitanques a Ucrania. Y aún sigue proveyendo armas e inteligencia al ilegítimo régimen de Kiev con lo cual no hace sino prolongar la guerra que él dice no ser la suya, y esto a pesar de sus promesas de paz, anteriores y posteriores a su reelección.

Luego del diálogo telefónico con Putin durante más de dos horas (la traducción fue consecutiva, no simultánea, de manera que Putin, quien sabe inglés, corrió con ventaja) se vio a Trump visiblemente consolado por la claridad y la finura argumentativa de Putin, por otra parte, repetida hasta el cansancio desde hace tiempo. Impresionado por la estatura de estadista del presidente ruso, quien tiene bien asumido el pasado y el destino de la Madre Rusia, Trump debió escuchar una vez más lo que la Federación de Rusia quiere y puede: por una parte, una paz duradera que remueva de raíz las causas del conflicto, esto es, la amenaza de la OTAN a la seguridad de Rusia, el respeto a la identidad cultural de la población rusa en Ucrania, y la desmilitarización de los ideólogos seguidores de Stephan Bandera en el gobierno de Zelensky. Por otro lado, Putin sabe que ha ganado la guerra que la OTAN le impuso usando cobardemente “hasta el último ucraniano” (ya han muerto cerca de 1.5 millones). Putin también sabe y ha advertido a Trump y al régimen de Kiev que cuanto más demoren en conseguir una paz negociada, más territorio va a perder Ucrania: a las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, se sumarán las de Sumy y otras hasta Odessa con lo cual una amplia zona de amortiguamiento (buffer zone) quedará cerrada, cual la semi boca de un caldero.

Tan visiblemente impresionado quedó Trump con la conversación con Putin que amenazó a sus socios de la OTAN y a Zelensky con apartarse de la mediación si no se sentaban a negociar la paz. (Se espera próximamente el intercambio de sendos memorandums en Istabul). Trump necesita el fin de la guerra en Ucrania y no tolera la probabilidad de un fracaso de su peculiar gestión “mediadora”. Tampoco quiere seguir cargando con el peso de una guerra que complica y altera sus planes de gobierno internos y externos. A los globalistas belicistas judíos estadounidenses que impulsaron la guerra, la gestión de Trump les tiene sin cuidado. Como tampoco les importa la suerte de Ucrania o de Europa, que se castiga a sí misma imponiendo sanciones a Rusia u oponiéndose a la reconstrucción del gasoducto Nord Stream, cuya destrucción terrorista por la CIA toleraron, con el consabido y desastroso aumento de los costos de la energía. Lo que los cínicos burócratas europeos necesitan es la continuación de la guerra, sin lo cual les llegará el momento de rendir cuentas. El objetivo de fragmentar Rusia no sólo fracasó, sino que produjo el efecto contrario: fortaleció a Rusia en todas las áreas (política, militar, económica, tecnológica, comercial, diplomática, cultural) y aceleró la decadencia del imperio judeo-masónico angloestadounidense. Hoy los BRICS liderados por Rusia y China están en franco crecimiento y todo el sur global encuentra en esa asociación una oportunidad para el desarrollo y la colaboración solidaria.

No obstante ello, los alucinados cocainómanos de la UE y la OTAN, cleptócratas, psicópatas y ruso-fóbicos, hoy día están agitando peligrosamente un fantasma de desinformación y propaganda mediática escandaloso a fin de hacer creer a los idiotizados europeos que Rusia se prepara para invadir Europa una vez que la guerra en Ucrania concluya. Da vergüenza asistir a esa cacofonía de estupideces. Los males reales que la Unión europea enfrenta son de su propia factura. Hace décadas que se están cocinando a fuego lento en el caos masónico-liberal que ellos mismos han generado al repudiar las raíces cristianas de Europa. Amordazados por la “narrativa del holocausto”, el colectivo occidental no ve ni quiere ver (la Iglesia católica incluida) que el problema es el espíritu revolucionario de los judíos que los domina, controla y avasalla.

Así las cosas, el inmenso dolor y sufrimiento del pueblo palestino en Gaza clama al Cielo y sirve para abrir los ojos de muchos. El genocidio y la limpieza étnica de los palestinos impulsados por el régimen psicópata de Netanyahu en Israel con el apoyo del gobierno estadounidense y el lobby de Israel en Washington que lo controla, mil veces peor que lo peor del nazismo, no pasará. El ex general del ejército israelí Yair Gólan (1962) denunció que los soldados israelíes son entrenados para practicar tiro al blanco con los niños palestinos como si esto fuera un hobby. Una de mis hijas conversó hace pocos días en un hostal en Brasil con un soldado israelí quien justificó el hecho denunciado diciendo que “esos niños palestinos luego crecen y se convierten en terroristas”. El genocidio palestino no pasará. Ni debemos permitir que pase. Que cada uno haga lo que pueda. Si es unidos, mejor. 

Tal como lo hizo este viernes por otro asunto la juventud de la Falange española por las calles de Madrid. ¡El legado de José Antonio sigue vivo!

¡Que viva la Patria! ¡Que Viva España! ¡Que viva el pueblo palestino!

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