"Si alguna vez -lo decimos por pura hipótesis- la Roma
material se derrumbara; si alguna vez esta Basílica vaticana, símbolo de la
única invencible y victoriosa Iglesia católica, sepultara bajo sus ruinas sus
tesoros históricos y las tumbas sagradas que contiene, ni siquiera entonces la
Iglesia se derrumbaría o resquebrajaría. La promesa de Cristo a Pedro
permanecería siempre verdadera, el Papado perduraría siempre, como también la
Iglesia, una e indestructible, fundada sobre el Papa vivo en ese momento".
Pío XII,
29 de enero de 1949.