Por MONS. VIGANO
Los titulares de la semana lo cuentan todo. Un
altar acoge al cardenal Burke para la misa tradicional, con permiso. Otro altar
recibe a James Martin y sus peregrinos arcoíris, con permiso. En Castel
Gandolfo, León construye un altar a la ecología. Permitir la tradición no es
victoria. Es contención. Permitir el pecado es promoción. Y la ecoaldea es el
santuario de la nueva religión que los engloba a ambos. La decisión no es si
obsesionarse con los titulares papales. La decisión es si reconocer que el
propio papado se está transformando en el motor de la apostasía.
https://x.com/CarloMVigano/status/1965101580849758462
«En los primeros años de su pontificado
(2013-2014), Jorge Mario Bergoglio solía hacer declaraciones escandalosas en
las entrevistas que concedía periódicamente a Eugenio Scalfari. Inmediatamente
después llegó el "conservador" de turno (en aquel momento se
destacaba en La Bussola, entre otros, Massimo Introvigne) que tuvo que
tranquilizar a las masas y nos explicó que el pobre Bergoglio había sido
engañado por Scalfari, que cada vez falsificaba sus pensamientos. Cuando
Bergoglio recogió en un libro sus entrevistas con Scalfari, hasta los más
tontos comprendieron que éste no había falsificado nada. Ahora Robert Prevost
usa el mismo método con James Martin y Monseñor Savino. Los envía a declarar
que el Papa apoya las causas LGBTQ+. El Vaticano no solo no lo niega en
absoluto, sino que, de hecho, organiza el circo arcoíris que Bergoglio deseaba
y que Prevost podría haber evitado. Y eso ya lo explica todo. Prevost no
comenta directamente el asunto, porque si lo hiciera, perdería inmediatamente
parte del bando conservador del papado. Pero, al mismo tiempo, se cuida de no
contradecir a los Martin y los Savino. Esta ambigüedad entre la verdad y la
mentira es repugnante. Prevost es un Bergoglio con rostro humano. El estilo es
diferente, la esencia es la misma.
Prof. Martino Mora.
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