Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

miércoles, 6 de abril de 2022

ADORAR, AGRADECER, REPARAR Y REZAR

 

ADORAR, AGRADECER, REPARAR Y REZAR

 

 


 

“Cuando el hombre es ingrato con Dios, y rechaza el Evangelio que es Fuerza, Redención, Vida y elevación de todo creyente, que es como potencia que enseña a captar los bienes eternos, que es invitación al sacrificio y la inmolación para merecerlos, que es alas que le da al alma los vuelos del águila, elevando al hombre a la nobleza de imagen de Dios, entonces de sus mismas acciones y sus desvíos son como formados y realizados los flagelos que lo afectan. Estos flagelos llegan irresistibles, como caballos que galopan hacia la meta, que en el torbellino de la actividad humana rebasan la meta puesta de la Misericordia de Dios como último límite de su maternal tolerancia, y derriban a los pecadores.

Estos flagelos vienen en esa época de la historia del mundo y de la Iglesia en la cual el mal rebasa todo límite, llega hasta el trono de Dios, y es tan irreparable que necesita un cataclismo para ser destruido. Incluso cuando no parece derrotado por el flagelo, éste es siempre una reparación hecha social e individualmente a la Justicia de Dios y sirve para purificar y recoger a los elegidos dispersados en la tierra. Nosotros no lo vemos, porque tenemos la vista muy corta, pero Dios sabe sacar inmensos bienes de los mismos males que afectan a la tierra. Sólo debemos ante Él doblar nuestra frente, adorar, agradecer, reparar y rezar. No podemos ser los jueces de hechos que trascienden tanto nuestra capacidad”.

 

Padre Dolindo Ruotolo, Comentario al Apocalipsis, capítulo 6.


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