LA
OBSESIÓN DE LOS INTELECTUALES
Y
DALE CON DUGIN…
Por FLAVIO MATEOS
Miembros
de la línea media brasilera se muestran atemorizados –o quizás sólo muito preocupados- con el “ideólogo más
peligroso del planeta”, como llamara a Alexander Dugin un “prestigioso” medio
periodístico occidental, el cual, por supuesto, nuevamente es presentado, ahora
por un conferencista de manera inapelable como “el gran ideólogo de Vladimir
Putin”. Así, el Centro Dom Bosco nos propone una video-aula titulada: “Prof. Taiguara Fernandes comenta sobre a
nova ideologia que a Rússia tem tentado exportar para o resto do mundo”
(sic) (https://www.youtube.com/watch?v=j2pnhE7sn1k).
Sin dudas toda una advertencia a temer: Putin desea, acaso como Hitler,
esparcir su “ideología” por todo el mundo, para conquistarnos a nosotros
sudamericanos, volviéndonos euroasiáticos o quizás tenebrosos feligreses de la
ortodoxia cristiana rusa. La preocupación se extiende a otra conversación de
intelectuales, donde el mismo profesor, cómodamente posado, afirma que “os eurasianos tem campanha
intelectual no Brasil”. Claro, Dugin que es sinónimo de Rusia, dio conferencias
en Brasil (como también en Argentina), entonces Brasil (y todo sitio donde
Dugin osó exhibir su larga barba eslava) corre el riesgo de plegarse a la
ideología eurasiana.
Permítannos
los hermanos brasileños lanzarles una zurra, un mandoble que estimamos mucho
más justo y caritativo que el del mundialmente famoso negro Smith en la entrega
de los alicaídos Oscar hollywoodenses: más allá del notable Gustavo CorÇao, el
Brasil jamás se ha caracterizado por tener intelectuales destacados. Es una
realidad. Entonces, ¿por qué algunos insisten en meterse en un terreno donde no
pueden hacer pie? Si sólo se pretendiese hacer periodismo, bueno, lo
entendemos, es periodismo. El periodismo suele andar a las corridas, tiene
desajustes que las exigencias de lo inmediato le imponen. Sí, ojalá lo
excepcional se volviese corriente, pero lo que vemos es más bien esfuerzos intelectuales
bien producidos (medios técnicos no faltan) –sin dudas bien intencionados- pero
deslucidos y simplones, o a veces deliberadamente acometedores y polémicos,
para ofrecer conferencias del “pensamiento católico” tradicional. El problema
es cuando se pretende que por ser católico, cualquier cosa es “pensamiento”.
Sostiene el
intelectual brasileño en la citada conferencia que “Hoy Rusia tiene una nueva
ideología”. Es una nueva ideología que se llama eurasianismo, esa ideología fue
establecida exactamente después de la caída de la Unión Soviética, afirma. “Un
grupo de intelectuales empezó a pensar, de los cuales el más prominente es el
señor Alexander Dugin, que es el gran ideólogo de Vladimir Putin”.
Vamos a ver eso. Pero antes de seguir, aclaremos algo: si bien Dugin dice unas cuantas verdades, lo cual no se puede negar, no concordamos en absoluto con sus escritos o sus tendencias intelectuales. Lo que nos interesa dilucidar acá, a partir de su figura, es la manera en que los intelectuales o los periodistas tratan esta cuestión, de manera por demás superficial, esquemática y poco responsable. En este caso, parecería que porque la casi absoluta totalidad de la prensa occidental dice que “Dugin es el cerebro de Putin”, el “Rasputín de Putin”, “el gran ideólogo de Putin”, “el gurú de Putin”, el “profeta fascista de Putin” (The New York Times subió más la apuesta que los demás), entonces ¡debe ser verdad! ¡Por supuesto, la prensa no miente! Gracias a la Covid-19, todos nos hemos enterado de ello, ¿verdad?
No sabemos hasta qué punto Putin comparte las ideas de Dugin, no negamos que puedan tener coincidencias importantes, aunque no tenemos ninguna constancia de que así sea. Lo que sí nos interesa muito es que nos informen en qué se basan para decir lo que dicen, cuáles son sus fuentes, que nos presentaran los discursos del presidente de Rusia donde lo cite o muestre que está repitiendo las ideas de su asesor o “cerebro”. Porque hasta ahora no lo han hecho. Sí en cambio sabemos cuáles son los intelectuales a los que gusta citar y con los que más coincide Putin, puede enterarse el lector en este artículo, donde ni siquiera se menciona al famoso “gurú fascista”: https://agendafatima.blogspot.com/2022/03/filosofia-de-putin.html
Un poco después, el profesor brasileño afirma: “Dugin tiene su razón, de cómo va a establecer esa ideología eurasiana, en otro cidadano, llamado René Guenón. Mirando para el pensamiento de René Guenón, él hace unos injertos de otras cosas, y establece el propio pensamiento, la propia ideología llamada eurasiana, de la cual uno de los componentes es el establecimiento de una religión nacional”.
Es decir,
que Putin seguiría a Dugin, que a su vez sigue a Guenón, el cual establece la
necesidad de una religión nacional, de la cual Putin vendría a ser el jefe. El
único problema es que en Rusia la religión nacional –la llamada ortodoxia cristiana
rusa- existe desde hace mil años, mucho antes de que el gnóstico Guenón viera
la luz de este mundo. Y la “nueva ideología eurasiana” que habría aparecido en
Rusia tras la caída del comunismo, en realidad tiene de nueva por lo menos cien
años. Y el eurasianismo puede ser tanto una ideología como una simple
estrategia de supervivencia geopolítica, cuando los países europeos a los que
Putin ha querido acercarse, lo empujan hacia el Oriente.
Por
supuesto, todos los esquemas funcionan muy bien en la cabeza de los
intelectuales, pero la realidad es menos maleable y más complicada. Caramba, no
estamos buscando dejar sin trabajo a los expositores del “pensamiento
católico”, sino, por el contrario, hacerlos trabajar más (y mejor).
Pero
vayamos a las pruebas testimoniales, cosa que los temerosos del eurasianismo
que Rusia querría “exportar para o resto do mundo” no presentan. ¿Putin
sostiene alguna ideología?
Dice
Dugin en una entrevista:
“Pero yo
no creo que Putin sea un ideólogo. Es un hombre que se adapta a las
circunstancias. Todo lo que se puede decir es que a partir del momento en que
él defiende a Rusia como entidad independiente y soberana, entonces se apoya
automáticamente en valores que contradicen los de los medios mundialistas
(individualismo, teoría de género, deconstrucción de los Estados, destrucción
de la familia, inmigración masiva, etc.).”
“Putin es
un patriota pragmático; en absoluto es un intelectual y pienso incluso que su
cultura es fragmentaria. La gente de su entorno le sugiere, sin duda, leer a
tal o cual autor. ¿Lo hace? Lo ignoro. Todo lo más que puedo pensar es que él
tiene una simpatía natural por ciertas ideas conservadoras. En cuanto a Ilyin,
presentarlo como una suerte de “pensador oficial” no tiene ningún sentido”.
https://elmanifiesto.com/entrevistas/681181412/Quien-es-Vladimir-Putin-I.html
Eso no es
todo, continúa el llamado “Rasputín de Putin”:
“Putin es
un jefe de Estado realista. Está, además, intelectualmente más cerca de los
europeos que de los chinos, los cuales pertenecen a una civilización
completamente distinta. A Putin le hubiera gustado convertirse en aliado de una
Europa independiente en el contexto de un mundo multipolar, pero Europa está,
efectivamente, comprometida por completo con el atlantismo, colonizada por los
norteamericanos”.
“Siendo
realista, Putin no tiene otra opción que buscar aliados fuera de Europa, en
China, por ejemplo. No creo que esté feliz haciéndolo, pero no puede hacer otra
cosa porque la Europa política no existe todavía”.
https://elmanifiesto.com/entrevistas/13523404/Quien-es-Vladimir-Putin-y-II.html
Ampliemos
un poco esta cuestión, a partir de un artículo muy interesante de alguien que
conoce bien la situación de Rusia:
“Rusia es
una nación post-ideológica y Putin a menudo ha enfatizado su compromiso con
este curso de desarrollo. En otras palabras, cuando Putin habla de que
Rusia es un “país normal” en sus videos dirigidos a Occidente, se refiere a un
país que no está comprometido con una teoría política/económica mesiánica u
otra como, digamos, Estados Unidos, que es comprometida con la cruzada por su
religión Liberal de Derechos Humanos Democracia Libertad en todo el
mundo. "Normal" simplemente significa un país que actúa en
interés de sí mismo y de su gente ante todo y trata de llevarse bien con otros
países también. Incluso se podría llamar a esto "nacionalismo"
si así se quisiera, pero la sociedad civil rusa tiene aversión a esta palabra,
prefiriendo marcar a sus enemigos con ella (…)… la ideología puede unir y
motivar a las personas a grandes alturas de fanatismo que pueden ser
aprovechadas por el estado o un grupo de personas inteligentes para lograr
objetivos que cambien el mundo. Pero la ideología es una espada de doble
filo que corta la mano que la empuña en el momento en que su poseedor comienza
a comprometerse realmente a creer en ella acríticamente. Putin claramente
no quiere una nueva ideología mesiánica que cambie el mundo para Rusia porque
Putin probablemente vio lo que sucedió con la URSS y ve lo que le está
sucediendo a los Estados Unidos en este momento y ha sacado algunas
conclusiones. Sin embargo, tendrá que idear una nueva plataforma cívica
para que el Kremlin la promueva eventualmente”. (Rolo Slavskiy, https://www.unz.com/article/the-kremlins-post-soviet-state-ideology/)
Dugin puede ser llamado sin dificultad un “ideólogo”,
pero no Putin. Ese es el inconveniente para los que, como Bernard Henry Lévy,
afirman que “hay un viento malo y oscuro de nihilismo en su sentido propio, que
es un sentido nazi y fascista, que está soplando en la gran Rusia”. Si fue la
ideología la que llevó a diversos nacionalismos a crear estados totalitarios
(comunismo, nazismo, fascismo) que impusieron al mundo la guerra, entonces para
identificar a Rusia como un estado totalitario, debe achacársele una ideología.
Y allí aparece el personaje perfecto, Dugin, para que a través suyo se le
impute a Putin una ideología, la cual amenaza al mundo como antes lo hicieron
las mencionadas ideologías totalitarias. Dice otro medio de prensa liberal
occidental: “En la guerra actual sin duda Putin es el agresor, eso nadie lo
pone en duda. Detrás suyo están esos intelectuales reaccionarios nostálgicos e
inmisericordes”. Si Rusia es el agresor, debe encontrársele el motivo, la
oscura y malévola motivación, y esa proviene de los ideólogos que manejan al
pobre Putin.
Pero esto, mal que les pese a los intelectuales
(liberales o católico conservadores), no es exactamente así.
De modo
que una cosa es el sentido religioso mesiánico que ha existido en Rusia y no
dudamos siga existiendo ahora, otra cosa cierta utilización
ideológica-geopolítica que algunos intelectuales quieran realizar para impulsar
su propia agenda, y otra cosa la política que hasta la fecha ha venido
sosteniendo oficialmente Rusia y su presidente, en muchos aspectos disímil y
muy contradictoria, pero nada ideológica.
Despejemos
otra cuestión. ¿Dugin es el “cerebro” o el “gran asesor” de Putin? Los medios
occidentales vienen repitiendo desde hace mucho tiempo lo que afirmó en 2014
–cuando estalló la crisis en Ucrania- Foreign
Affairs, el medio de prensa del CFR (Council of Foreign Relations), de
Henry Kissinger y demás globalistas, con el fin de volcar todas las sospechas
sobre Rusia. The Washington Post es otro medio que se ha caracterizado por
difundir tal aserto. Por no hablar del portal judío pro-norteamericano Infobae,
el cual, como todo el mundo sabe, se caracteriza por su gran preocupación por difundir la verdad… Por supuesto que cualquier
personaje o situación es buena para intentar alertar al lector occidental de la
gran amenaza rusa para la democracia occidental, y un personaje nada simpático
como Dugin, con su inmensa y anacrónica barba, es el candidato ideal a exhibir.
El fascismo se encuentra siempre a la vuelta de la esquina (y eso que Putin
tiene fluidas relaciones con una gran parte de la comunidad judía, curioso
porque a Dugin se lo acusa de antisemita). Pero hurgando un poco, encontramos
que el sitio oficial de noticias ruso Sputnik, en las pocas oportunidades donde
menciona a Dugin, lo llama “un analista ruso”, en ningún momento lo llama
“asesor” o “cerebro” o cosa parecida del presidente Putin. El sitio de noticias
RT en español lo llama “ultraconservador” o pensador “de extrema derecha”, lo
cual no sería muy halagador ni conveniente, si se tratase del “gran ideólogo”
de Putin. RT en ruso contiene apenas un puñado de artículos de Dugin, el último
de los cuales data de hace dos años, y allí se lo señala como filósofo y
escritor. Por supuesto, el profesor Fernandes podría defenderse diciendo que
“Dugin es el principal asesor de Putin, lo que pasa es que nadie lo dice porque
no le conviene”. Entraríamos allí –o, mejor dicho, ahondaríamos más- en el
terreno de las especulaciones literarias, porque, ¿cómo sabría el profesor que
Dugin es el principal asesor de Putin?
No pedimos una declaración jurada de Dugin o del Kremlin, sólo una
fuente creíble, para de ese modo poder entender toda la realidad de lo que
Rusia es hoy en día, según creen entenderla algunos intelectuales. Sí, una
ideología parece explicarlo todo satisfactoriamente, pero, ¿y si no existe tal
ideología, cómo explica el intelectual lo que está sucediendo?
Por
cierto, y como digresión, el mencionado profesor afirma que la consagración de
Rusia por Francisco fue hecha, así que, todo el mundo tranquilo…
La
realidad de lo que ocurre en la guerra actual, y la realidad misma de Rusia es
complejísima, como para poder explicarla mediante un simple esquema o… un
“meme”. Hay los que quieren intelectualizar la realidad, y si ésta no se deja,
sólo tienen que ajustarla un poco para que quepa en su mind map, y así de ese modo no sentirse frustrados al no obtener
respuestas clarificadoras que halaguen su sed de conocer la realidad.
Así como
el intelectual, figura surgida en el mal llamado Renacimiento, se atribuye –y
de hecho se le designa- un papel crucial en la formación de la ciudad llamada
Utopía, de igual modo hay quienes creen que, en sentido opuesto, es el
intelectual el más prominente agente restaurador de la Ciudad Católica. Pero
intelectual y sabio no son la misma cosa.
¡Viva el
Sagrado Corazón de Jesús y el Corazón Inmaculado de María!