El significado de la profecía que ha quedado oculta en Fátima.
El mundo
se está volviendo cada vez más loco, como una película de ciencia ficción
apocalíptica, incluso a los ojos de los “dormidos”.
Nuestras
tendencias autodestructivas están convirtiendo la sociedad en una pesadilla.
La
opinión pública siente que los eventos globales están comenzando a salirse de
control.
Y en las
apariciones de Fátima, las más proféticas de la historia según la mayoría de
los cristianos, hay una profecía apocalíptica terrible; habla de que habrá una
aniquilación de naciones.
Aquí
interpretaremos qué podría haber querido decir Nuestra Señora con
aniquilamiento de naciones, si se trata de aniquilamiento físico de países o de
los habitantes de esos países, o se trata de aniquilamiento espiritual.
Hoy los
líderes de todo el mundo parecen estar contagiados de “fiebre de guerra”.
Los rusos
advierten abiertamente que podrían usar armas nucleares en su guerra contra
Ucrania.
Según las
Naciones Unidas, 2.400 millones de personas ya no tienen suficientes alimentos
para comer.
Las
pestilencias, las enfermedades e incluso las intervenciones para curarlas,
están causando estragos en todo el mundo, con excesos de muertes.
Los
medios se esfuerzan en demostrar que los patrones climáticos globales se han
vuelto locos.
Mientras la
contaminación de los océanos y del agua dulce siguen creciendo sin que haya una
política al respecto.
Cada vez
hay más confusión sobre el sexo, y la ciencia ha quedado sepultada sin que se
le otorgue opinión sobre esto.
La
tecnología continúa conquistando nuevos límites, y ahora amenaza con liquidar
gran cantidad de empleos y su trabajo es cada vez más intrusivo en la vida de
la gente.
Y los
científicos están en un plan cada vez más notorio de crear vida en el
laboratorio.
Mientras los
cristianos miran cada vez con mayor ansiedad la profecía del capítulo 24 de
Mateo que dice “muchos vendrán en mi nombre diciendo: ‘Yo soy el
Cristo’, y engañarán a muchos.
Oiréis
guerras y rumores de guerras; no os alarméis, porque es necesario que eso
suceda, pero aún no es el fin.
Porque se
levantará nación contra nación, y reino contra reino, y habrá hambres y
terremotos en diversos lugares. Todo esto es el principio de los dolores”.
De modo
que Jesús se refirió a esta etapa como el «principio de los dolores», y es la
puerta a la Gran Tribulación.
Y en
Fátima, Nuestra Señora hizo la más fuerte de todas las profecías, que ha
quedado como sepultada, por su terrible predicción.
Advirtió
que, si Sus peticiones no eran atendidas, Rusia “esparciría sus errores por
todo el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia.
Los
buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, y varias
naciones serán aniquiladas”.
En primer
lugar, Rusia esparció tanto sus errores por el mundo, que hasta las élites de
occidente ahora se han vuelto admiradoras del régimen comunista chino, porque
no hay revueltas de la población y pueden hacer sus negocios en paz.
Y en
segundo lugar, en esa profecía Nuestra Señora profetizó el
aniquilamiento de naciones.
¿A qué se
habrá querido referir con el término naciones? ¿A estados o a población con una
misma cultura?
¿Y qué
significaría el término aniquilamiento?
Aniquilación
viene de la raíz nihil, que significa nada, o sea reducido a la nada.
Pero ¿se
habrá referido a que vendría una desaparición de estados, de culturas o de
masas de población?
¿Y a una
aniquilación física o espiritual?
Los más radicales
le han dado la interpretación de que se trata del extermino de poblaciones.
Esto fue
reforzado por ejemplo, por las hoy dinamitadas Piedras Guía de Georgia.
Uno
monolito escrito en varios idiomas que mostraba el punto de vista de personas
poderosas en diez principios, que conducirían, según ellos, a la “nueva era de
la razón”.
El primer
principio decía, “Mantener a la humanidad por debajo de 500 millones, en
Perpetuo Equilibrio con la Naturaleza”.
Lo que
significaría aniquilar a 7400 millones, o sea al 94% de la población.
Esta
profecía de que Estados o grandes masas de población serían aniquilados, no ha
tenido lugar por ahora.
Pero sí
está teniendo lugar, por ejemplo, un exterminio paulatino de la cultura
occidental en Europa, debido a la inmigración de gente de otras culturas.
Se ha
visto que estos inmigrantes no se integran a la cultura occidental, producen
inestabilidad institucional mediante disturbios y obligan a cambiar secciones
enteras de la cultura, como por ejemplo respecto a la alimentación, a la
educación y a las normas morales.
Y por
otra parte, el mayor exterminio que sí ha sucedido ha sido el del
cristianismo, el de la fe.
El primer
mundo, y en especial Europa, ha sufrido una apostasía rápida y radical.
Por un
lado las nuevas generaciones ya no practican el cristianismo, se rebelan contra
él y contra sus normas morales.
Y por
otro lado, entre quienes aún permanecen llamándose cristianos, se está licuando
la fe enseñada por Jesucristo a los apóstoles.
Y vemos
como cada vez más cristianos abrazan la ideología del mundo y se siguen
llamando católicos.
Y para
completar el panorama, en la famosa entrevista de Sor Lucía con el Padre
Fuentes, en 1957, ella afirmó, “muchas veces la Santísima Virgen
nos dijo a mis primos y a mí, que muchas naciones desaparecerán de la faz de la
Tierra, y que Rusia será el instrumento de castigo escogido por el Cielo para
castigar al mundo”.
Pero
agregó, “el demonio tiene ganas de librar una batalla decisiva contra la
Santísima Virgen. Y el diablo sabe qué es lo que más ofende a Dios y lo que en
breve espacio de tiempo le ganará el mayor número de almas”.
“El
demonio hace todo lo posible para vencer a las almas consagradas a Dios, porque
de esta manera logrará dejar las almas de los fieles abandonadas por sus líderes,
y así se apoderará más fácilmente de ellos”.
De modo
que parecería, que si bien pudiera llegar a haber un aniquilamiento físico de
naciones y de poblaciones, el aniquilamiento central pasa por la apostasía, la
pérdida de la fe en las naciones.
Lo cual
fue confirmado por el obispo de Fátima, Alberto Cosme do Amaral.
Después
de consultar a Sor Lucía, sobre el Tercer Secreto, dijo que no se trata de
misiles, sino que se trata de la Fe.
Si un
país, por ejemplo, es aniquilado por misiles, ciertamente la gente muere; pero
si están en estado de gracia, van al Cielo y han cumplido su destino por toda
la eternidad.
En
cambio, si han apostatado, entonces su alma irá al Infierno por toda la
eternidad.
De modo
que la apostasía de una nación es mucho peor que la aniquilación de una
nación.
Y la
apostasía de un continente es peor que la apostasía de una nación.
Este es
el gran tema de la parte del Tercer Secreto de Fátima que ha quedado oculto,
habla de naciones enteras apostatando y perdiendo la Fe.
Y es aún
mucho peor, porque la apostasía sería cobijada por el vértice de la Iglesia,
como dicen las versiones que circulan de la parte del tercer secreto que no se
reveló.
Y para
reafirmarlo, en el segundo mensaje de Garabandal en 1965, Nuestra Señora afirmó
que, “muchos Cardenales, obispos y sacerdotes se van al Infierno y arrastran
muchas más almas con ellos”.
Es que la
traición a Cristo es una cosa terrible. Jesús le dijo a Judas que hubiera sido
mejor para él no haber nacido.
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