Por CORNELIA R. FERREIRA
Revisión del
libro “Blood on the Altar” (Sangre Sobre el Altar)
Publicado en
el periódico Catholic Family News, agosto de 2005: Niagara
Falls; New York; EE.UU. y Periódico Patria Argentina Nº 220,
Buenos Aires, marzo 2006.
En el momento en que se daba comienzo al Concilio
Vaticano II (Octubre de
1962), una sociedad secreta muy poco conocida, la Ordo Templis
Orientis (Orden del Templo de Oriente) (OTO), realizó
una ceremonia a fin de celebrar la apertura del Concilio. El icono oculto
de la OTO, el “Stele of Revealing” (Estela de Revelación)[1], fue llevado
desde Hamburgo a través de Alemania hasta Zurich y luego hacia Stein, donde se
lo guardó en la capilla de la OTO, mientras resonaban las campanas, llamando a
un ritual gnóstico (Pág. 103).
Simplemente, ¿qué es esta Orden de los Templarios Orientales? Y ¿qué
conocimiento previo tenía de los planes del Concilio que los llevó a celebrar
su apertura? Estas preguntas están contestadas en el libro Blood on
the Altar, ya que Craig Heimbichner desenmaraña la historia y el
funcionamiento de lo que él denomina la sociedad secreta más peligrosa del
mundo, el poder detrás del Gobierno Invisible o Criptocracia
(Crypto-cracy).
La Criptocracia está involucrada en la
transformación o “el procesamiento alquímico” de la conciencias de las masas,
mediante la manipulación psicológica de la mente. Con la ayuda de las
sociedades secretas, se
realizan pruebas, se miden los resultados y se
“diseñan” los acontecimientos mundiales (Págs. 5-6, 15, 137). El objeto es que
las masas vivan de manera controlada, como si fueran títeres del Nuevo Orden Mundial
Masónico. La OTO, instituida hace un siglo, conforma el “colegio de graduados”
de la masonería, y se autodenomina la “Academia de la Masonería”. Contiene a
todos los grados de la masonería y del iluminismo y es la más alta sociedad
secreta para la elite de la masonería. Como organización internacional, la OTO
es una organización religiosa que, en EE. UU., se encuentra exenta de
impuestos (Págs. 13-14, 25, 76,
87, 91-92). Los escritos de quien por mucho tiempo
fue su cabeza, el agente de inteligencia británico y satanista Aleister
Crowley (fallecido en 1947), quien se hacía llamar la Gran
Bestia 666, reveló que la OTO se funda en el satanismo [2].
Crowley llamaba a Satán “mi señor” y decía, refiriéndose a la OTO: “No tenemos escrúpulos en restaurar la "adoración al diablo" (Pág. 28). Sin embargo, en la OTO, la adoración al diablo no se realiza abiertamente bajo el nombre de Satán, sino subrepticiamente bajo el nombre del ídolo satánico con cabeza de cabra: Bafomet. También denominado León y Serpiente, Bafomet es adorado como Dios en las misas gnósticas, que es la liturgia central de la OTO (Págs. 29-30).
La misa gnóstica, ideada por Crowley, no es una
misa negra, es decir, una Misa Católica invertida, sino una parodia blasfema de la Misa Católica
(Pág. 15). Es muy importante entender que las raíces de la masonería se entrelazan
con el judaísmo, lo cual nos
ayuda a ver la mano de la masonería detrás de los judaizantes
de la Iglesia Católica.
Heimbichner afirma que toda la masonería está
subordinada al judaísmo. Un “operativo clave” en la institución de la OTO, fue
un miembro activo de la B’nai B’rith [3], que es la
masonería judía (Pág. 89). La esencia de la masonería, declara Heimbichner
(Págs. 8-9) se remonta a la adoración sumeria de Satán (“Shaitan”), que también
pasó por el Antiguo Egipto y Babilonia. Las antiguas formas de adoración satánica
fueron más tarde preservadas y transmitidas por tradición oral, mediante los
rabinos judíos, como las “tradiciones de los antiguos o ancianos” fuertemente
condenadas por Nuestro Señor Jesucristo (Mc. 7:1-13. Mt. 15:1-9).
Después de la destrucción del Segundo Templo en el
70 D.C., la tradición oral fue escribiéndose gradualmente en lo que llegó a ser
el Talmud y la Kábala, la última es totalmente gnóstica y llena de magia negra,
fundamentada en el judaísmo, una religión “totalmente distinta” de la de los
israelitas del Antiguo Testamento. El judaísmo es “una secta
sobreestructurada, con tradición inbíblica, artificial y superstición pagana”.
Heimbichner cita a autoridades judías sobre la Kábala y a expertos en el
simbolismo ocultista, para exponer el hecho de que ciertos ritos cabalistas se
corresponden con las técnicas ocultas del yoga tántrico hindú de magia sexual.
Estos rituales depravados son una continuación de la magia de templo de los
cananitas, babilonios y de otras naciones que desataron la ira de Dios. Su
objetivo en el judaísmo es amalgamar los aspectos femenino y masculino de la
divinidad para obtener un judío andrógino equilibrado, “totalmente masculino”,
el “cuerpo de Dios”, llamado Adam Kadmon.
Una autoridad de la Kábala citado por Heimbichner
expresa que “El deber de los judíos piadosos”, es recitar diariamente la
formula kabalística para promover místicamente esta unidad (Págs. 77-78, 86,
136). La Enciclopedia Judía admite, declara Heimbichner, que el gnosticismo
judío incluye la magia oculta y que ésta inspiró el gnosticismo cristiano (Pág.
88). Este ocultismo también fue transmitido a través de los maniqueos, los cátaros
y otros grupos, finalmente corrompió a los Caballeros Templarios del
Siglo XII, transformándolos
en una orden oculta. La Iglesia condenó y prohibió la orden por adorar a
Bafomet, y practicar la sodomía — lo que los ocultistas consideraban magia
sexual “avanzada” (Págs. 9, 80).
La tradición templaría se introdujo en la
masonería, y la magia sexual “se encuentra
en el corazón de los grados más altos de la masonería, tal como existe en la
OTO”. Este es el “secreto supremo” de la masonería, sólo conocido por masones
de alto grado (Págs. 77, 81, 95)[4]. Existe la
magia sexual en el octavo y noveno grado de la OTO y la homosexualidad en el
onceavo, su grado más alto. Inclusive, en los grados más bajos de la Masonería,
las Logias Azules, enseñan la negación gnóstica de Dios y la afirmación del
hombre como Dios, gobernante de sí mismo, una divinidad “que va creciendo” —es
decir, una especie de Anticristo (Págs. 81-82).
La Mente Dual
Craig Heimbichner revela que esta enseñanza es un
engaño típico de la masonería/OTO. Albert Pike, Soberano Gran Comandante de la
masonería del Rito Escocés, confesó en 1871 en su libro Moral y
Dogma, que es la “declaración dogmática definida de las creencias
masónicas”, que se engaña deliberadamente a los miembros de las Logias Azules
respecto al significado de los símbolos masones. Sólo los “Adeptos” o
“Elegidos” llegan a conocer los secretos ocultos. Pike afirma que el objetivo
de la masonería es “ocultar la Verdad, que se la llama Luz” a los grados más
bajos (Págs. 56-58). Como lo resalta Heimbichner “la ilusión del auto gobierno
y de la divinidad se usa como una droga embriagadora para inyectarla en las
víctimas inocentes, tanto dentro como fuera de las logias para que se crean
omnipotentes y omniscientes”, por encima de todo engaño o esclavitud posible
(Pág. 82).
Pike enseñaba que la verdadera “luz” que los
masones prometen buscar, y que se encuentra en los más altos grados de la masonería,
debe ser recibida de Lucifer, el “Portador de la Luz”. Expresa, asimismo, que
la búsqueda de la Luz conduce de vuelta a la Kábala, y Crowley también lo
afirma, declarando que la Kábala es el “total fundamento” de la OTO. Al
respecto, Heimbichner concluye señalando que “La masonería es el jardín de
infantes del Luciferismo desde donde se eligen los candidatos prometedores
(para los grados más altos), mientras que se aparta a otros y se los deja para
siempre en la oscuridad, satisfechos de explotar sus viejas conexiones de buen
chico y jugar su farsa caritativa”. (Págs. 58, 116-17)
Siendo Satán el padre de las mentiras, la
“caridad” masónica es una chapa que esconde el verdadero propósito de la
masonería, que no es otro más que el control totalitario del mundo según los
principios de la Kábala. Heimbichner marca que “la identificación masónica
con Lucifer es un intento de invocar las fuerzas sobrenaturales que activan
el gobierno tiránico”, y cita pasajes de la Escritura que compara a los
reyes tiránicos con Satán. En los tiempos modernos, tenemos la Revolución
Francesa y el Comunismo, ambos “impuestos en nombre de los más elevados ideales
de fraternidad e igualdad, y las promesas judeo-bolcheviques [5] del
paraíso para los trabajadores y campesinos” (Págs. 59-60).
Heimbichner hace una observación importante
relacionada al intento Kabalista de amalgamar una divinidad masculina y una
femenina, como también combinar los dos pilares opuestos en su Árbol de la
Vida: el de la Misericordia y el de la Severidad, lo que indica su naturaleza
intrínsecamente contradictoria - de hecho dialéctica. Esto produce una “Mente
Dual”, que así como fue practicada por los discípulos
masones/OTO, genera “una hipnosis de confusión pero convincente de doble
discurso” (Pág. 6l). Los lectores indudablemente recordarán la descripción que
hace George Orwell en su libro “1984”, referida a la locura del
pensamiento, característica de una sociedad totalitaria. Se
consigue el control mental completo de las personas cuando se logra que,
simultáneamente, sostengan dos ideas contradictorias como igualmente válidas.
El andrógino
Bafomet, adorado por la OTO, simboliza la Mente Dual, es decir, la duplicidad
de dos caras. Esto explica el engaño practicado sobre los mismos masones. Pero la
OTO, en búsqueda del control mundial total, ha extendido el doble pensamiento
en la sociedad y en la Iglesia, intentando controlar tanto el pilar Izquierdo
del liberalismo y del hedonismo radical, como el pilar Derecho y sus
preferencias de un gobierno oligárquico autoritario y de una cultura clásica.
Heimbichner siguió el rastro de la infiltración de
los miembros de la OTO en el gobierno y entre los militares norteamericanos,
en la NASA, Hollywood, el FBI, los grupos “patrióticos” de derecha y los
movimientos de la New Age. Da ejemplos de cómo su amplia influencia en la
elite, le ha permitido transformar las masas, “diseminando la ‛energía de
Satán’ por todo el planeta” (Págs. 17, 119-29). Usa el ejemplo del líder de la
OTO, James Wasserman, a fin de ilustrar cómo la OTO se infiltra en la Derecha,
y declara que él y otros investigadores han recopilado pruebas de los agentes
ocultos hasta en el movimiento por la Misa Tradicional (Págs. 35-40,44).
Por cierto, que este crítico ha encontrado
tradicionalistas con mente duales que promueven un ocultismo “católico”, incluso
sugiriendo que la Misa Negra podría ser lícita. Otros Tradicionalistas
profundizan las “profecías” de Nostradamus, o buscan constantemente videntes
modernos no calificados. Y tradicionalistas que desean saber si San Juan en la
pintura de “La Última Cena” no es en realidad María Magdalena, cuestión que ha
sido preparada alquímicamente por el libelo blasfemo contra Jesucristo y su
Iglesia en el “Código Da Vinci”. Fuera del movimiento tradicionalista, la
transformación tiene un éxito maravilloso. Las indicaciones más claras son las
negaciones de los neo-conservadores a criticar el sincretismo del Papa
Juan Pablo II y las Misas
llenas de sacrilegios, sabiendo, sin embargo, que estas acciones están mal;
así como el intento de canonizarlo como mártir, a pesar de que murió
pacíficamente en su cama y amado por todo el mundo.
La ley de Thelema
Intentando destruir la moralidad cristiana, la
cabeza de la OTO, Aleister Crowley predicó la Ley de Thelema: “Haz
tu voluntad” o “haz lo que quieras”, o como se lo
conoce más corrientemente “hacé la tuya”. Influyó mucho
en el movimiento hippie y en el uso de drogas psicodélicas. Crowley fue famoso
gracias a los Beatles y a otras estrellas del rock, de Hollywood y a las más
importantes librerías (Págs. 48-50, 130). Su compromiso con los sacrificios de
animales y su pedido de sacrificios humanos, pudieron haber sido un factor en
los asesinatos de la masonería (Págs. 18-22).
Junto al discípulo Gerald Gardner, creó el sistema
moderno de Wicca o “brujería blanca”, que no es la brujería
tradicional, sino la “brujería” y adoración a las diosas, practicado por las
feministas y monjas católicas modernistas. Las películas y los libros de Harry
Potter, que promueven la concepción del "brujo bueno", han sido
reconocidos por la Federación Pagana de Inglaterra por inculcar a miles de
jóvenes el interés en la brujería.
Las películas de Disney, los shows de televisión y
las estrellas famosas de la música pop, también presentan Wicca a los jóvenes,
observa Heimbichner (Págs. 16, 52-54). Las cartas de Tarot de Aleister Crowley
no solo insertan a los jóvenes en la OTO, sino que también son la base de
juegos de computadoras dramatizados, que cada vez más está introduciendo temas
oscuros, sangrientos y los demonios de OTO (Págs. 24-27). Dado que él mismo usó de la magia sexual, el bisexual Crowley predicaba
que todas las perversiones deberían ser abiertamente practicadas, y que “todos
los niños deberían acostumbrarse desde la infancia a ver cualquier tipo de
acto sexual”. Heimbichner comenta que “la industria del espectáculo de
Hollywood tomó en serio su consejo, también lo hicieron las casas editoras de
Nueva York”, mientras que otros miembros de la OTO han promovido el “amor entre
hombre y niño”.
Agrega, además, que el conocido ‛sexólogo’ Alfred
Kinsey (fallecido en 1956), cuya influencia en la educación sexual ayudó a
erosionar la moralidad norteamericana, era amigo de Crowley, a quien cita como
a su “inspiración más importante”. Kinsey “era un pederasta que usó a cientos
de niños en actos sexuales relacionados con su famosa "investigación
médica", y que fue glorificado en una película de Hollywood de los Estudios
Fox en el 2004 (Págs. 16-17, 117).
Heimbichner resalta aquí dos puntos interesantes. Por un lado su investigación muestra que
las raíces del difundido cáncer de la pedofilia, que incluso ha enlodado a los
clérigos católicos, en realidad no nacen de Crowley o de la OTO, sino que se
halla en el Talmud (Pág. 114). Por otro lado, el disgusto de los medios
por la homosexualidad clerical, dada la promoción personal que hacían de la
inmoralidad, ha traicionado su Mentalidad Dual y su rol en la hipnosis de las
masas. El doble pensamiento de los medios en cualquier contexto “prueba el
estado de trance del pueblo”, es decir, lo que las masas aceptarán como
noticia o explicación oficial. El programa de la transformación de las mentes
se va ajustando en relación a las respuestas (Pág. 112).
Heimbichner da ejemplos del doble discurso del
Talmud y de las leyes judías creadas por los hombres respecto a las “sanciones
rabínicas por abusos sexuales a menores”, incluso a niñas menores de tres
años. No es sorprendente que la “sodomía en la sinagoga sea un secreto bien
guardado”, expresa Heimbichner. Cita un reportaje que realizó no hace mucho
tiempo el diario israelí Ha’aretz, “que por décadas la sodomización
de los estudiantes (en las escuelas de Talmud de sexo masculino), fue permitida
y los más grandes de los rabinos ultra ortodoxos la encubrían”. Por supuesto,
los medios controlados de occidente no levantaron ninguna protesta clamorosa
(Págs. 114-16) [6]. Mientras tanto, nuestras antiguas ciudades
cristianas han sido “transformadas” a fin de que acepten la perversidad sexual
como un derecho humano, y la ins-titucionalización de las relaciones perversas
como “matrimonio”. Sólo es cuestión de
tiempo y una posterior reeducación, antes de que la pedofilia sea permitida
porque, “Crowley consideró toda separación de homosexuales y pederastas como
artificial y absurda” y rechazó limitarse. Pensaba que la restricción es un
pecado. Heimbichner observa que ahora influyentes educadores
norteamericanos, periodistas y precisamente jueces, ven “al ‛pecado de la
restricción’” del modo que lo veía Crowley. (Págs. 117-18).
Ahora, resulta bastante obvio que el mundo moderno
está completamente orientado hacia la juventud. Las leyes aseguran que la
juventud no sea disciplinada. La educación está “centrada en los niños”. Las
modas, la música, y los entretenimientos están dirigidos hacia el consumidor
joven. Los partidos políticos tienen secciones de juventudes, la edad
para votar se va reduciendo, y los gobiernos y las Naciones Unidas buscan la
aprobación de la juventud. Incluso la Iglesia Católica ha entrado en
el juego al predicar a los jóvenes la ley del Thelema de Crowley: haz
tu voluntad. Existen
“misas” de niños o jóvenes muy corrompidas como para recurrir a ellas. Se
alienta a la juventud a que discuta y critique las creencias y las prácticas de
la Iglesia. En lugar de enseñarles
a cumplir los mandamientos de Dios y de la Iglesia, se les enseña a descubrir
sus propios valores e idear su propia espiritualidad. Esta complacencia
thelémica culmina en las extravagancias salvajes llamadas las Jornadas
Mundiales de la Juventud.
Justo sucede lo que Aleister Crowley predijo (Págs.
50-51) que el avance del “Crowleinismo” en la cultura mediática dominante engendrará
el “Siglo de Horus”, la edad del Niño Coronado y Conquistador, que derrocaría
al “Siglo de Osiris”, la era del Dios agonizante. En otros términos, declara
Heimbichner, la Nueva Era de Crowley es
aquella en que “Dios Padre es reemplazado por Horus, el Niño”, mientras que
emerge una cultura joven rebelde (Como lo explicaba el Papa León XIII en su condena a la Masonería, Humanum Genus,
la masonería controla las masas, especialmente la juventud, mediante su “evangelio
del placer”).
Crowley además planeó que tanto la rebelión de la
“Izquierda”, como la reacción de la “Derecha” serían controladas por la OTO. Entonces,
por ejemplo, tenemos a ambas -la sociedad y la Iglesia a nivel diocesano-
mediante programas para padres de jóvenes supuestamente homosexuales,
lavándoles el cerebro para que acepten el “estilo de vida” pecaminoso de sus
hijos (ya se ganó la batalla para lograr que acepten la cohabitación).
Sangre sobre
el altar
A principios del siglo veinte, la OTO por poco
logra poner uno de sus miembros satanistas en el trono papal. El
Secretarlo de Estado de la época de León XIII, el Cardenal
Mariano Rampolla, fue elegido para el papado luego de la muerte de
León XIII. Sólo gracias
al antiguo privilegio del emperador austrohúngaro, Francisco José, de vetar una
elección papal, se logró la remoción de Rampolla y la elección del Papa San
Pío X. Pero a través de Rampolla, que “influyó sobre hombres
claves”, “la OTO tuvo la oportunidad de aconsejar, plantar sus semillas y
finalmente formar una política dentro del Vaticano” en las décadas
subsiguientes. Respecto a esto último, Heimbichner
siguió el rastro de la influencia de Rampolla, hasta llegar al masón Arzobispo
Annibale Bugnini, arquitecto de la destrucción de la Misa Tridentina (Págs.
100-102).
Cabe destacar que, además de incluir a Rampolla en
su lista de miembros en el Manifiesto de 1917, la judaizante OTO también
reconoció, como “iniciados de los más altos grados”, a los jefes de muchas
Órdenes de Caballeros Católicas. Entre estos se encontraban los Caballeros de
San Juan, de Malta y del Santo Sepulcro (Págs. 91-92).
Esto nos
conduce a preguntarnos el motivo por el cual la OTO celebró la apertura del
Concilio Vaticano II. Obviamente
tenían un conocimiento previo de la judaización, el ocultismo y la
thelemización de la Iglesia que ahora tendrían lugar abiertamente. La
demolición de la Iglesia verdadera y la erección de una Contra-Iglesia falsa y
anticatólica, que apenas notan los gradualmente hipnotizados fieles
católicos, muestra que no era inadecuada la fe que tenía la OTO en el Concilio
Vaticano II. De hecho, en
1970, describe Heimbichner un retrato pintado por un alemán luterano que
representa un Pablo VI
“repulsivo, malvado”, sosteniendo una daga y destrozando la Basílica de
San Pedro, rodeado de símbolos satánicos e iluministas.
El pontífice fríamente comentó que el retrato era
“un reflejo de la situación de la Iglesia de hoy” y que “uno necesita casi una
nueva filosofía para alcanzar a comprender el significado de esto en su
contexto”. Esta nueva filosofía es la filosofía de Thelema o de la propia
voluntad, comenta Heimbichner, mientras que el contexto de la destrucción de la
Iglesia es el Aeón de Horus, en el cual la New Age satánica y masónica remplaza
el Cristianismo (Págs. 106-7, 136).
El Aeón final proclamado por Crowley será el Aeón
de Maat, la era del Anticristo o del falso Mesías judío. En ese momento, expresa
Heimbichner. “los líderes masones esperan completar finalmente su ritual del
Tercer Grado, al construir el Templo de Salomón de modo tal que la sangre
volverá a fluir sobre el altar de Jerusalén, revirtiendo y anulando
desafiantemente, en la mente talmúdica y ocultista, la sangre de Cristo”.
Como exclamó Crowley a un rabino judío: “dejemos
que el Anticristo se levante, permitámosle que anuncie a Israel su integridad”.
La OTO está preparando el camino para el esperado sueño judeo-masónico
de reconstruir el Templo de Salomón de modo tal
que la sangre de los animales sea una vez más presentada en el
altar rabínico”. ¿Cuánto falta para que esto suceda? Bueno, Heimbichner cita a
un rabino que dice que la tradición judía demanda el restablecimiento del
Sanedrín judío como “condición necesaria para la reconstrucción del Templo”.
A continuación cita un reportaje de un diario
israelí del 14 de octubre del 2004, que anunciaba “luego de preparaciones
reservadas durante más de un año, el Sanedrín... reanudará sus operaciones
luego de 1.500 años” (Págs. 125-26, 129-30)[7].
Craig Heimbichner concluye su libro aconsejándonos
sacrificar nuestro tiempo y nuestras energías en búsqueda de la verdad, Debemos
rechazar la Mente Dual, deshacernos del trance thelémico y revertir el proceso
alquímico-hipnótico de manera tal que no seamos sacrificados en el altar de la
OTO, por nuestra perdición (Pág. 135). Por supuesto, como católicos, el modo
de evitar tener una Mente Dual es aferramos firmemente a la Tradición,
rechazar toda novedad, y lo fantástico.
NOTAS:
[1] Estela: Una losa de
piedra o un trozo de madera con una inscripción o diseño que fue usado como un
monumento o jalón de una sepultura.
En particular
la Estela de Revelación es un objeto religioso egipcio
que data de la época de la dinastía 26a. Se trata de una de una
madera (de 31 x 51.5 cm), revestida con estuco y pintado con escenas
mitológicas y escritura jeroglífica. Fue hecho para conmemorar la muerte de
un sacerdote de Tebas, consagrado al Dios Mentu, llamado Ankh-f-n-khonsu. Aunque
muchos objetos fueran típicamente sellados dentro de la tumba junto con el
cuerpo, objetos funerarios como éste fueron colocados fuera de la tumba como
un punto focal para los ofrecimientos dados por amigos y parientes del
difunto. Después de descubrir este Stele en un museo en El Cairo, Crowley
recibió la comunicación mística conocida como el Libro de la
Ley (http:// www,thelemal01.com/liber-al.html)
[2] Aleister Crowley “ha sido
una referencia constante en determinados ambientes de la contracultura
anglosajona contemporánea. Por ejemplo, en el ámbito musical, donde los
Beatles, Rolling Stones, Ozzy Osbourne o Daryl Hall han reivindicado su figura
y/o su mensaje a través de sus canciones”. (Koch, Paul H.; “Illuminati”; Ed.
Planeta; Buenos Aires; Pág. 146 y 147).
[3] Se refiere a Felix
Lazerus Pinkus (1881-1947), quien además se desempeñó como presidente de la
Unión de Sionistas de Zurich.
[4] El autor Paul H. Koch,
relata en la obra citada anteriormente, que en una discusión en una noche
londinense de 1912, entre el alemán Theodor Reuss, que había reemplazado por
fallecimiento al fundador de la OTO (Kart Kellner) y Aleister Crowley, el
primero le recrimina a Crowley haber “publicado alegremente el secreto más
exclusivo de la orden, el grado noveno”. Ante la negativa del acusado, Reuss
tomó el libro que había publicado Crowley, “Líber 333 - El libro de
las mentiras” y señaló la frase que decía: “‛...Bebed el
Sacramento y pasáoslo los unos a los otros’. Este sacramento, según él mismo
reconocería después, no era otra cosa que el semen vertido por el mago en la
vagina de la sacerdotisa durante determinado ritual mágico, que después era
recogido de los genitales femeninos y consumido por los asistentes” (Pág. 147).
[5] Esta afirmación surge del
pasaje en que el autor del libro comenta sobre los estudios de Tomás Molnar,
respecto al hilo conductor de las revoluciones francesa y rusa, respectivamente.
No obstante,
entre muchos otros testimonios, conviene que los lectores tengan conocimiento
de lo que escribiera en relación a este tema, por ejemplo, el honorable Winston
S. Churchill, en el Illustrated Sunday Herald, en
el artículo que publicara el 8 de febrero de 1920, Pág. 5: “Sionismo
vs bolchevismo - Una lucha por el alma del pueblo judío”, reproducción
parcial):
“No hay
ninguna necesidad de exagerar el papel jugado en la creación de Bolchevismo y
en la actual causa de la Revolución Rusa: por estos internacionales y en su mayor
parte Judíos ateos. Esto es seguramente muy significativo; probablemente pesa
más que todos los otros. Con la excepción notable de Lenín, la mayoría de las
figuras principales son judíos. Además, la inspiración principal y el poder
conductor vienen de los líderes judíos. Así Tchitcherin, un ruso puro, es
eclipsado por su subordinado nominal Litvinoff, y la influencia de rusos como
Bukharin o Lunacharski no puede ser comparado con el poder de Trotsky, o de
Zinovieff el Dictador de la Ciudadela Roja (Petrogrado), o de Krassin o Radek
- todos Judíos. En las instituciones soviéticas el predominio de judíos es
aún más asombroso. Y el prominente, si no de hecho el rol principal, en lo
relacionado con el sistema de terrorismo aplicado por las Comisiones Extraordinarias
para Combatir la Contrarrevolución, ha sido asumida por Judíos, y en algunos
casos notables por Judías”.
[6] Periódico Ha’aretz, 1
de Febrero de 2000 (Blood on the Altar; Pág. 115).
[7] Periódico Maaravi, 14
de octubre de 2004 (Blood on the Altar; Pág. 130).
FUENTE:
https://syllabus-errorum.blogspot.com/2013/01/que-hay-mas-alla-de-la-masoneria.html