Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

martes, 5 de septiembre de 2023

RUSIA Y LA MADRE DE DIOS

 

LA DEVOCIÓN MARIANA EN RUSIA

 

 




La devoción mariana fue trasplantada a Rusia (en Kiev) por Bizancio, en el s. X, al tiempo del bautismo de Vladimir (año 988). A solo tres años de distancia de una tal conversión, unos arquitectos griegos se dedicaban ya a la construcción de la primera catedral de Kiev [1], solemnemente consagrada a la Asunción el 12 de marzo del año 996. El ejemplo de Kiev [2] fue bien pronto imitado por las diferentes ciudades, que después se convirtieron, sucesivamente, en capitales de la gran Rusia: Novgorod, Moscú y San Petersburgo. Tampoco tardó la corte de los zares en imitar los usos de la corte imperial de Bizancio: fastuosos cortejos, solemnes festejos públicos en honor de María, etc. La piedad del pueblo ruso fue después alimentada continuamente por la liturgia bizantina, tan rica en devoción mariana. Esta devoción está tan acentuada, que el escritor ruso Nicolás Berdiaev ha dicho, hiperbólicamente, que la religión entre los rusos, más que una religión de Cristo es una religión de María» (v. Gordillo, M., La divozione alla Madonna..., p. 11, v. bibl.). De casi mil monasterios existentes en Rusia en 1917, mucho más de la mitad estaban consagrados a la augusta Madre de Dios.

Son numerosísimos, en Rusia, los llamados iconos. Más de 260 de éstos son considerados como milagrosos (así vemos en el Calendario de la iglesia de Moscú de 1954). Se los encuentra (mejor dicho, se los encontraba) [3] en los caminos y en las plazas, en las casas privadas y en los edificios públicos. Los templos estaban repletos de ellos: se veían en las iconóstasis, en los atriles, en el recinto construido para ocultar a los cantores, en los muros. Delante de ellos arden pequeñas lámparas de día y de noche. Estos iconos presentan cuatro tipos: la imagen Orante, la «Bogoljubskaja» (que es la más común, la Virgen en pie a la derecha del Hijo, un poco inclinada hacia Él, en actitud de rogarle por la salvación del mundo), la “Odighitria” (Nuestra Señora con el Niño en el brazo izquierdo) y la «Kyrjiotissa» o “Nicopeia” (“Nuestra Madre celestial”, “Nuestra Señora de las Victorias”).

En todos los domicilios rusos, aun en los más pobres, jamás faltaba la imagen de María colocada en lugar preeminente (o sobre la cuna de los niños), siempre adornada con manteles o tapices bordados, y con flores, y una lámpara de aceite que continuamente ardía ante ella. Con ella solían los padres bendecir a sus hijos en las grandes separaciones de la vida (bodas, partidas para la guerra, etc.). Estos iconos milagrosos son designados con diferentes títulos, como, por ej., “la flor que nunca se marchita”, “la consolación”, “el regocijo”, “la salvación de los perdidos”, “el gozo de los afligidos”, “la veloz escuchadora”, “la enjugadora de lágrimas”, “el ojo vigilante”, “la médica”, etc. Ntra. Sra. de los Siete Dolores es conocida por los rusos bajo el título de “la ablandadora de los corazones malos” o “de las Siete Flechas”. En 1905, cuando el emperador Nicolás II concedía a los católicos la libertad de culto, los católicos de las pequeñas ciudades de Lipovetz (en Kiev) organizaron una peregrinación al santuario de Berdytchev, recorriendo a pie 80 km., llevando con ellos pequeñas imágenes de Nuestra Señora, y cantando el “avemaría” en latín. Se les fue uniendo, a lo largo del camino, una verdadera muchedumbre de “ortodoxos”. A la Virgen ha recurrido siempre, y no en vano, el pueblo ruso en los casos de emergencia de su historia. En tales ocasiones se postraba ante su icono gritando desde lo más profundo del alma: “¡Santísima Madre de Dios, salva a la tierra rusa!”. Pedro el Grande, en los albores del s. XVIII, antes de emprender la batalla decisiva contra los suecos, oró con todo su ejército ante el milagroso icono de Ntra. Sra. de Kazan. En los comienzos del siglo XIX la prodigiosa imagen de Smolensk siguió al ejército ruso que rechazó la invasión napoleónica.

En todos los distritos de Rusia se hacían, durante la estación del estío, solemnes procesiones en las que se transportaba de ciudad en ciudad, de aldea en aldea, alguno de los iconos más venerados, particularmente el de Kazan. Toda ciudad y toda aldea salían al encuentro de la celestial Visitante entre el festivo sonido de las campanas, entre el ardiente entusiasmo de los fieles. Era una verdadera y propia «Peregrinatio Mariae» (Cf. Tchetverikoff, Piété Orthodoxe, t. III, n. 8, pp. 462-463).

La liturgia de la misa y del oficio está totalmente esmaltada de alabanzas e invocaciones a María. Para darse una idea, baste notar que solamente para los meses de octubre y noviembre los libros litúrgicos contenían no menos de mil fórmulas y expresiones de alabanzas marianas; y para el período del llamado Triodion (correspondiente a la Cuaresma y al tiempo pascual) contienen más de 700. Casi todas las fiestas marianas de la Iglesia latina se celebran también en la Iglesia rusa y en idénticos días. Y hay, además, otras fiestas particulares, entre las cuales la del primero de octubre, consagrado a la protección de María. Entre todas las fiestas tiene la primacía la de la Anunciación (23 de marzo). Es la fiesta más solemne, en la tierra y en el cielo, después de la fiesta de Pascua. En dicho día se observa un rigurosísimo descanso festivo, en torno al cual han florecido muchas aunque significativas leyendas. Son numerosos los cantos populares en honor de María, especialmente entre los ucranianos y rusos blancos [4]. En un himno nacional la Virgen es invocada como «Purísima Virgen, Madre de la tierra rusa».

Es digno de particular mención el rito de la llamada «elevación de la Panaguia», muy frecuente, especialmente en los tiempos pasados, en los monasterios y en las casas privadas, después de la cena. El superior, en los monasterios, y el padre de familia, en las casas privadas, toma con una mano un pedazo de pan en forma de triángulo (para significar la Santísima Trinidad, por nosotros conocida a través del parto virginal de María) y lo eleva diciendo: «¡Gloria a la Santa Trinidad! ¡Madre de Dios, toda santa, ayúdanos!» Y la familia responde: «Todas las generaciones te engrandecen...» Con dicho pedazo de pan, conservado en cajitas adornadas con piedras preciosas llamadas «panaguiarias», se bendecía a los viajeros a su partida, la casa y los reclutas antes de iniciar el servicio militar.





La revolución bolchevique se ha valido y se vale de todos los medios para alejar del alma rusa la imagen de Nuestra Señora, pero no lo consigue. Pío XII, en 1942, en el acto de consagración de la Iglesia y de todo el género humano al Corazón Inmaculado de María, no dejaba de recordar la tierna devoción mariana del pueblo ruso: «A los pueblos separados por el error —decía— y por la discordia, especialmente a aquellos que os profesan singular devoción, donde no había casa que no ostentase vuestro venerando icono, hoy acaso escondido y reservado para mejores días, dadles la paz y reconducidlos al único redil de Cristo, bajo el único y verdadero pastor.»[5] Y de una manera todavía más explícita, el mismo Sumo Pontífice volvía al argumento en la carta apostólica a los pueblos de Rusia, donde decía: «...Sabemos... con grandísima esperanza y consuelo grandísimo del alma, que vosotros (los pueblos rusos) obsequiáis y amáis con intensísima piedad a la Virgen María, Madre de Dios, y que veneráis sus sagradas imágenes. Sabemos que en la misma fortaleza de la ciudad moscovita fue erigido un templo —en el cual hoy, ¡oh dolor!, enmudece el culto divino—, un templo, decimos, dedicado a la Asunción de la Santísima Virgen María; lo cual, por cierto, es testimonio patentísimo del amor de vuestros mayores y del vuestro también a la alma Madre de Dios.» Es sabido cómo, el 13 de mayo de 1947, volaba hacia Rusia una imagen de la Virgen de Fátima, procedente de la Cova di Iría. Después de cuatro años de continua peregrinación a través de tres continentes, en enero de 1951 encontraba finalmente su nido al lado de las torres del Kremlin, en una habitación que mira a la plaza Roja [6].

 

FUENTE: Diccionario Mariano, P. Gabrielle M. Roschini, O.S.M. Editorial Litúrgica Española, 1964, PP. 552 a 554.

BIBL.: Spiaguin A. Il culto della Madre di Dio presso il popolo russo, en Rivista Mariana «Mater Dei», a. 1932, pp. 156-162; Tyszkiewicz, S., S. J.. La dévotion des saints Russes á Marie, en Du Manoir. III, pp. 697-710; Ramponi, C., Le icone russe, en “Scuola Catt.”. 79 (1951) pp. 454-462; ,C arr., A., O. F. M. Conv., Mary and Russia's Mother-Soil, en «Amer. Eccl. Rev.», 129 (1953) pp. 88-94; Gordillo, M.. S. J.. La devozione della Madonna tra i popoli della Russia. en «Unitas» (1953) pp. 5-12; Tyszkiewicz, S., S. Í-. Il culto di María presso gil “ortodossi” russi, en «Vita cristiana», 23 (1954) pp. 546-555; Floridi, U. A., Il culto della «Bogorodica» nella Russia di ieri e di oggi, en «Civ. Cait.». 1954, I, pp. 637-647; Rivera, A., C M. F., Una exposición de Iconos rusos, en «Eph. Mar.», 5 (1955) pp, 470-472; Herochko, L.. Le culte de Notre-Dame en Biélorussie, en Du Manoir, IV, np 729-744; Koren, A.. S. J., Russia e la Madonna, en «María e la Chiesa de! silenzío», Roma 1957, pp. 87-90.

 

NOTAS DE AGENDA FÁTIMA:

[1] Es decir, en el año 991. Exactamente 1.000 años más tarde, en 1991, se desmoronaba el imperio de los soviets, la URSS, primer país comunista de la historia.

[2] Nótese que Kiev es el comienzo de la devoción mariana en Rusia, y es también ahora el epicentro de la guerra que lleva adelante Satanás, pero que puede llevar al mundo a un cambio radical, retornando, a través del triunfo del Corazón Inmaculado, a la devoción mariana. La geopolítica cobra así sentido, vista según la teología de la historia. Piénsese también que tanto los autores de la revolución comunista como los actuales actores de la guerra en Kiev contra Rusia son judíos.

[3] Este texto fue escrito en 1961, cuando Rusia sufría aún el yugo comunista.

[4] El actual presidente de Ucrania, Zelensky, es judío y ha afirmado su voluntad de querer hacer de Ucrania “un nuevo Israel”. Por lo tanto, ha de desterrar al cristianismo de esa tierra. Los niños cantan el himno nacional del país en inglés.

[5] Gracias a Dios, hoy eso ha cambiado y los iconos han vuelto en todo su esplendor. Hasta el presidente Vladimir Putin tiene uno en su despacho del Kremlin.

[6] Está pendiente aún la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María. Entonces Rusia se convertirá al catolicismo y será dado al mundo un tiempo de paz. Estamos viviendo los tiempos previos a esa dichosa conversión, antes de la cual llegará un gran castigo para el mundo apóstata y la “Iglesia conciliar”.

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