EL FIN DE
LOS PERSEGUIDORES
Buenos
Aires, 6 de junio.
Por GIOVANNI
PAPINI
(De su obra
“El libro negro”)
En una
pequeña revista católica que cayó por casualidad entre mis manos, hallé un
curioso artículo, sin firma, que quiero copiar aquí para hacerlo leer a un
amigo norteamericano que halla sus deleites en investigar las leyes y los
misterios de la historia. El artículo se titula: El Fin de los Perseguidores.
»Con ese
título escribió el famoso Lactancio, en el siglo IV después de Cristo, un
pequeño tratado que es considerado por los modernos racionalistas como una
simple fantasía apologética. Pero, en nuestros tiempos, la verdad demostrada
por Lactancio en esa obra, o sea, que los enemigos del Cristianismo son
castigados casi siempre con un fin desdichado, es confirmada con numerosos
casos y ejemplos. Nos limitaremos a recordar cómo concluyeron, durante el siglo
XIX y en lo que va del nuestro, los más famosos adversarios de la religión y
especialmente del Cristianismo.
»El
Marqués de Sade, quien no fue únicamente un novelista obsceno y perverso, sino
también un ateo declarado, como lo demuestra su obra Dialogue entre un Prétre
et un moribond, murió loco, en Charenton, en el año 1814.
»El
célebre poeta Shelley, que en su juventud escribió una llameante Necesidad del
Ateísmo, murió ahogado en el mar Tirreno, en el año 1822, a la temprana edad de
treinta años.
»El
celebérrimo filósofo alemán Hegel, quien se jactaba de haber “superado” a la
religión con su sistema idealista, murió atacado de cólera en el año 1831, en
la plenitud de sus fuerzas, teniendo poco más de cincuenta años de edad.
»El
renombrado crítico ruso Belinski, enemigo acérrimo del Cristianismo, murió
tísico en el año 1848 y a los treinta, y ocho de edad.
»El
fundador del positivismo, también el “superador” y negador de las religiones
reveladas, se volvió loco delirante en los últimos años de su vida falleciendo
en el año 1857 a los cincuenta y nueve de edad.
»Isidoro
Ducasse, escritor famoso bajo el seudónimo de Conde de Lautreámont, autor de
los blasfemos Chants de Maldoror, una de las más alocadas acusaciones lanzadas
contra el Creador, murió miserablemente, tal vez asesinado, a la temprana edad
de treinta años, en 1870.
»El
profeta del superhombre, Federico Nietzsche, autor del Anticristo, se volvió
loco en 1888 y loco murió en 1900.
»El
popularísimo novelista francés Emilio Zola, que en sus obras hizo gala de un
bajo materialismo y denigró al Catolicismo en Lourdes y en Roma, murió
asfixiado mientras dormía en el año 1902.
»Roberto
Ardigó, el sacerdote que colgó los hábitos y abjuró de su fe para consagrarse a
la filosofía positivista, murió quitándose la vida con sus propias manos, en
1920.
»Lenin,
que aprobó y fomentó la asociación de los Sin— Dios, fue herido por la
parálisis progresiva en 1920 y murió en 1924.
»Su amigo
y compañero Trotzski, también el enemigo y perseguidor de la Iglesia Cristiana,
fue asesinado por sus enemigos políticos en 1940.
»Adolfo
Hitler, que pretendió restaurar en Alemania el viejo paganismo anticristiano,
concluyó suicidándose en el año 1945 en el momento de su derrota final.
»Alfredo
Rosemberg, amigo y colaborador del anterior, el teórico del racismo antisemita
y anticristiano, fue ahorcado en Nuremberg en el año 1946.
»Buscando
en la historia de estos últimos siglos y también de los precedentes, fácil sería
hallar otros ejemplos del triste fin reservado a los que, con sus escritos o
sus acciones, se propusieron abatir la fe cristiana. Como se ve por nuestra
enumeración, no se trata de hombres oscuros, de poca o ninguna importancia,
sino de hombres que tuvieron y tienen grandísima fama, que han dejado sus
nombres en la historia de la literatura, de la filosofía o de la política. Nos
parece que vale la pena meditar sobre tan pavorosa nómina, que además es una
inesperada prueba de la tesis sostenida ya en el año 317 por el doctísimo
escritor que se llamó Firmiano Lactancio.»