“Que la
influencia del Rosario sea considerable en el mismo orden temporal, la victoria
de Lepanto nos lo demuestra. Fue ese mismo día, cuando todos los fieles del Rosario,
todas las cofradías, todas las asociaciones unánimemente empezaron a rezar, a
pedido del Papa dominico San Pío V, el domingo 7 de octubre de 1571, cuando fue
rota en Lepanto la gran ofensiva de los turcos, y desbandada su aterrorizadora
flota. Desde ese día, las naciones de la cristiandad comprendieron que el poder
otomano no era invencible, que su dominación no tenía nada de fatal. Lo que
advino en 1571 para el Islamismo advendrá un día también para el comunismo,
cualesquiera sean la perfección de sus mentiras y la amplitud de sus medios; el
modernismo a su vez no se escapará a su derrota; su hipócrita intento de
subversión de la Iglesia será reducido a nada. La Virgen del Rosario no ha
terminado de obtener victorias. Para eso espera de nosotros solamente un fervor
redoblado, una confianza más filial, un coraje sin fallas”.
Roger-Thomas Calmel O.P., “El
Rosario de Nuestra Señora”, Editorial Iction, Buenos Aires, 1980.