El Padre Pío llegó a San
Giovanni Rotondo en septiembre de 1916: aquella sería su morada definitiva
durante más de cincuenta años, hasta su muerte, en 1968. Hacía pocas semanas
que había llegado, cuando tuvo una nueva visión, que años más tarde refirió al
padre Tarcisio da Cervinara, pero llamándola, por humildad, “sueño”.
«Parecía que me encontraba
en la ventana del pequeño coro de la iglesita de S. Giovanni Rotondo y, en la
plazuela que está delante, estaba apiñada una multitud inmensa. Después de
haber observado toda aquella innumerable multitud de personas, asomándome a la
ventana del coro, pregunto: “¿Quiénes sois? ¿Qué queréis?”. Y toda esa
muchedumbre, en coro, con voz estentórea y ensordecedora, grita a voz en
cuello: “¡La muerte del Padre Pío!”. ¡¡¡Me di cuenta de que eran todos
demonios!!! A estas palabras, volví al coro para orar. Enseguida me vino al
encuentro la Virgen que, con dolorida mirada materna y con gesto decidido, me
puso entre las manos un “Arma” diciéndome: “¡Con esta “Arma” eres tú quien
vencerá!” La usé desde la ventana del coro y toda aquella gente cayó
fulminantemente al suelo quedando aturdida. Me desperté. Después me dormí de
nuevo y me encontré en la misma ventana. Vi de nuevo una numerosa muchedumbre.
Maravillado, y no sin una cierta desilusión, dije gritando: “¡Ah!, ¿no estáis
muertos?”. Y de nuevo pregunté: “¿Quiénes sois?”… Responden: “¡Somos
cristianos!”. Aliviado, digo a todos: “Sois hijos de Jesús… Entonces, ¡venid
conmigo! ¡Seguidme y obedecedme! ¡Y jamás nadie os hará daño!”. Y añadí:
“Estrechad siempre en vuestra mano el “Arma de María” y obtendréis siempre y en
todas partes victoria sobre los enemigos infernales”».
(Del
libro PADRE PÍO CONTRA SATANÁS, de Marco Tosatti, Homo Legens, 2018)